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El Sacrificio del Dragón por Soushi chan 25

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Notas del capitulo:

 


 

Las olas chocaban con entero fervor en el barco que se consiguió Isogai y su hermano Kurokawa. El Mata dragones estaba reacio a perder a su prometido.


 


-Hermano, la bruma a nuestro alrededor no nos está ayudando, probablemente Souishi ya esté..


 


-No lo creo, Kurokawa. Él es demasiado resistente y juro por los dioses que en cuanto le encuentre reanudaremos la ceremonia de casamientolas palabras, más que salir de lo que pensaba era amor, Kurokawa las podía describir como mera expresión del orgullo de hombre y de Mata dragones.


 


-Isogai...se que estás preocupado por Souishi, pero aún así, debemos planear una mejor manera de salir de aquí. Ni siquiera se pueden ver las estrellas para guiarnos de mejor manera.Isogai estaba consciente de que su hermano le intentaba convencer de que pararan por hoy.


 


No era nada alejado de las advertencias que Soujin le dio a su futuro yerno tras salir a toda prisa en la búsqueda de su prometido. Las inmersas olas que golpeaban con brusquedad el barco además de la bruma que se hacía cada vez más densa conforme avanzaban. Kurokawa al final dejó de insistir de regresar a Nango y seguir buscando a Souishi.


 


...


 


Cuando desperté, el agua salina entró en mis fosas nasales haciéndome levantarme de inmediato.


 


-Ahg! Maldita agua de mar...!-cerca de dónde me encontraba estaba el dragón, inconsciente. La marea comenzaba a subir conforme la luna se posicionaba en la punta más alta del cielo. Miré a todos lados y solo había más rocas y el mar; que cada que gritaba por auxilio ahogaba mis gritos con el chocar de las mismas.


 


-AUXILIO!!! ALGUIEN!!! AQUÍ ESTOY!!-grité y grité hasta que chispas danzaban en el aire salino; era el dragón, que se convertía de nuevo en Mori.


 


Estaba furioso mi corazón se sentía traicionado en más de una forma; no supe en que momento me acerqué para intentar matarle con mis propias manos.


 


-(Bastardo, es tu maldita culpa que esto te pasara!!)un chillido me sacó de mi lapsus, era el maldito gato extraño que parecía que iba atacarme¡No te acerques maldito intento de gato!


 


Para cuando o dije, dicho anima pasó de largo acercándose a Mori, que comenzaba a hundirse en el mar.


 


-Bien...esto no será mio...el mar, el mar también ha matado personas...-me decía para convencerme de no cometer una estupidez.


 


Las olas comenzaban a golpearle el rostro y yo solo podía pensar en dejarlo tirado ahí hasta que el mar se lo tragara, por otra parte observaba al gato extraño intentar jalarlo a un punto más alto, gruñía y paraba a verme de vez en vez


 


-No te ayudaré, no me convencerás!


 


Al darle la espalda, los lamentos del animal seguían y seguían, ya no pude soportarlo y me acerqué a jalarlo a la orilla.


 


-De todas las cosas...¿me toca ayudar al encargado de tanta miseria en mi pueblo?decía cuando finalmente lo acerqué a la orilla.


 


Caí al suelo luego del último jalón, pude ver que el animal raro traía consigo una enorme tela; había olvidado que el tipo estaba completamente desnudo.


 


Solo me di a la tarea de ponerlo por encima y jalarlo a una zona más seca.


 


-¿Se...supone que debo agradecerle por salvarme de esa gran caída? ¿Luego de que él fuera quien me secuestrara? Y para colmo, me arrojara a un agujero donde no hay nada más que piedras?!-no entendía de ninguna manera el porqué me quejaba con el mugroso gato que solo pasaba de gruñirme en lo que subíamos lentamente a un área más seca.


 


-Ya verás, ¡haré que te recuperes y te obligaré a que me regreses a casa!


 


...


 


Luego de unos minutos de arrastrarle sobre las rocas, Souishi finalmente pudo encontrar un lugar lo suficientemente seco. Se arrojó al suelo, justo a lado de Mori, pidiendo un momento de descanso.


 


-Por...favor...mata al dragón, ahora que puedes...hazlo-decía entre balbuceo Mori que aún dormía, el peliplata se puso de pie para reafirmar lo sucedido.


 


-No idiota, aún te necesito con vida...yo--pero la impotencia y el miedo aumentaron al ver que el peliazul de algún modo dejó el suelo y su cuerpo se cubrió en llamas.


 


La tela que le acobijaba  fue incinerada casi completa; Souishi dio un brinco del susto y tropezó, solo para observar los ojos brillantes de Mori volver a perderse en sus párpados, cayendo de nuevo en la inconsciencia.


 


-(Aquí ya no me quedaré un minuto más)


 


Bajó de nuevo hacia la costa para probar suerte , gritando, pidiendo ayuda.


 


-¡¿Hay alguien?! Ayudaaaaa!!!...Isogai!!!!...mierda


 


Poco a poco la esperanza de ser salvado se le hacía cada vez más lejana hasta que recordó ver escombros de madera sobre la orilla.


 


Corrió hasta hundirse hasta la rodillas del agua salina; moviendo madera y restos de trampillas para peces pudo notar que había un pequeño bote entre todo eso.


 


Finalmente podía salir de ese horrible lugar y alejarse en definitiva del dragón. Sin embargo...


 


>>BROOOOOOOMM<<


 


Nubes tan negras como la misma noche se avistaban muy cerca y las olas comenzaban a levantarse más alto.


 


Resignado regresó a dónde había dejado al inconsciente peliazul el cual se encontraba tal cual desde que había huido.


 


Tomándole más importancia a refugiarse de la lluvia se acercó a un cúmulo de escombro que estaban ahí mismo encontrándose con una enorme tela que colgaba del mástil de un barco destruido.


 


-Muy bien...ahora debo de alarle con cuidadoooo....-tan solo al primer jaloneo, el mástil cayó estrepitoso al suelo, tapándolo por completo.


 


Con prisa y sin nada de quejas a causa de la fatiga, tomó la tela y comenzó a cubrir por encima de él y de Mori.


 


Terminando con su cometido, entró al refugio improvisado, observando una enorme herida en la espalda del peliazul.


 


-Ya...tengo un nombre...Mori...Souishi me nombró Mori...-se escuchaba balbucear nuevamente al peliazul a lo que el peliplata se arrodillaba para ver más de cerca la herida de su espalda.


 


Nuevamente se puso de pie, pues recordó las hierbas que el peliazul le había ofrecido para tratarse las heridas, recordó con el olfato cuales eran y las molió hasta crear la misma consistencia que usó.


 


-Debes recuperarte Mori, aun debes llevarme a casa-decía en lo que cubría las heridas con las hierbas un trozo de una de las mangas de su vestimenta.


 


Al girarlo para limpiar las heridas del pecho se detuvo un instante, el mirar detalladamente el rostro inconsciente del peliazul lo llenó de algo que no sabía como describir. Pero de nuevo un espasmo hizo reaccionar a Mori, su pecho brillaba y provocó un sobresalto a Souishi.


 


-Tranquilo...solo...tranquilo.


 


Entre tantas ideas para mitigar lo que posiblemente provoque el despertar precipitado del dragón, Souishi recordó una nana que le cantaba su madre a él y a sus hermanos.


 


Tartamudeando a causa del frío y la lluvia, comenzó susurrante.


 


~Se calmaron el viento y el bosque~


 


~Hasta el amanecer...te voy a esperar~


 


Siguió hasta que el peliazul finalmente había cedido sus brazos a mundo de los sueños. Girándolo para poder dormir un poco, Souishi tosía y estornudaba, era claro que a causa de la lluvia podía haberse resfriado.


 


-(Que...frío...)se decía medio adormilado; no tenía de otra, si necesitaba calor debía acercarse a Mori.


 


Con cuidado, acercó su espalda hacia la de él, la calidez que emanaba le calmó no solo la mente, también el corazón.


 


Olvidando, por un momento, toda su desventura.


 


...


 


La luz de otro día comenzaba a molestarme, me levanté y me percaté que había una tela cubriéndome.


 


Había calidez en ese espacio que la noche anterior solo era lluvia y azote de las olas.


 


-Tengo hambre...-dije tras llevar mi mano al estómago, al voltear hacia abajo pude ver una deliciosa fruta.


 


Sin pensarlo mucho la llevé a mi boca y mordí con suma rapidez, estaba más que deliciosa, quizás por no haber probado nada tras todo lo acontecido.


 


Me levanté y salí cerca del camino de rocas y pude notar a Mori en la costa pescando. Era preciso saber el porqué me ayudó, bajé de inmediato sin que él voltease en ningún momento.


 


-Buen día Mori...


 


-...


 


-Me gustaría saber porque tu cambio drástico de opinión, me dejaste alimento,cobijo e incluso calentaste el lugar.


 


-...


 


Esa actitud tan infantil que tomaba al ignorar todas mi palabras comenzaba a molestarme, por lo que tomé medias más drásticas.


 


-¿Acaso eres sordo? Cada vez te entiendo menos! Hasta apenas ayer me habías salvado, ahora pareciera que ni existo para ti...¿qué demonios te ocurre?!pero ni eso lo hizo girar de su sitio.


 


El gato horrible que le acompañaba hizo ruido para llamar la atención y con eso solo se volteó para lanzar un pez. Era el colmo, si así quería llevar las cosas por mi se puede ir al infierno!Patee un recipiente que tenía ya varios peces en él, dejándolo caer de la roca en la que estaba. Eso fue suficiente para que se girara a verme fijo.


 


-Puedo seguir fastidiándote todo lo que quiera, al fin y al cabo no me vas a hacer regresar!


-Estúpido humano...ahora comprendo el porqué mi ancestro los mataba... para no dejarlos hablar...-se expresó de una manera tan amarga que solo pude pensar que eso no parecía salir de su boca.


 


Como si alguien más hablara por él.


 


-No...no creo que tu quieras matarme, siendo así no encuentro ninguna razón por la que me sigas reteniendo aquí, llévame a casa!


 


-No puedo...no es tan sencillo-decía acercándose a mi altura


 


-Entonces dime, tal vez si me lo cuentas podemos encontrar una solucióncon esa simple oración, Mori se puso sobre una roca y mirar hacia el infinito mar.


 


-Esta bien...te contaré, pero esto no te gustará...


 


-No creas que soy tan débil de mente, torpe Moridije para que dejara de mostrarse tan melancólico.


 


...


 


Si bien lo que cuentan las leyendas del dragón Naga y como sus rebosantes alas cubrían el cielo suenan a lo más fantasioso de la vida. Esta era otra más, perdida y cruda.


 


Fue hace muchos años, cuando era pequeño vivía en esta isla, hecha con los restos de nuestro primer ancestro.


 


Mi padre, Naga, era un dragón; le admiraba y quería crecer rápido para ser como él.Un día, el mar trajo de entre la bruma un cofre con algo que nunca había visto, hasta hoy no he sabido lo que es...


 


Pero lo sentía tan familiar y desconocido al mismo tiempo, provocando que algo dentro de mi cambiara; sin embargo, mi padre lo descubrió y me alejó de dichas cosas para enseñarme finalmente el cómo convertirme en dragón.


 


Tenía miedo...no quería hacerlo así que me negué. Mi padre no me dijo nada; más aún comprendía que no había manera de alejarme de la voluntad de nuestros antecesores.Ese mismo día, las aguas se encontraban en completa calma que un pequeño navío entró a la isla...un hombre desembarcó y mató a mi padre.


 


Enfurecí, la ira me consumía y en un acto inconsistente salté de lo alto. Fue entonces que me convertí en dragón.


 


Las voluntades, los recuerdos, las emociones de cada uno de mis ancestros me invadió completamente. Durante siglos, todos ellos han secuestrado novias debido al ritual de tu pueblo y al cántico del dragón.


 


Tu gente había sacrificado sus novias al dragón...delante de mi pude ver la muerte de todas ellas, como si yo mismo las hubiera matado...Entonces entendí que mi padre y toda mi estirpe han sido unos monstruos...y que yo también había despertado ese monstruo.


 


Fue entonces que juré extinguir a los dragones haciendo solo lo que estaba a mi alcance, luchar contra el dragón.


 


En las grietas de la isla, hay una en particular que solo da cupo para que un humano pueda atravesarla, pero un dragón no.


 


Las ocasiones en las que me dominaba la voluntad del dragón siempre me hacía encerrarme ahí hasta que pasara. Creí que por fin luego de mucho tiempo lo había dominado.


 


Luego ustedes cantaron la canción del dragón y...no recuerdo que sucedió después de eso.Todo lo sentía como una pesadilla, todo mi cuerpo fue arrastrado a los impulsos de mis ancestros, al único heredero de Naga. Después solo pude ver como el dragón traía entre sus garras a un humano.


 


Luché, mi voluntad peleaba contra las miles que estabán detrás para poder soltarlo y verlo caer al abismo, afortunadamente el dragón no podía llegar ahí.


 


Nunca fue una prisión..sino un refugio, de mi.


...


 


-El dragón siente que estás aquí Souishi, apenas me acerco a ti...es por eso que no puedo llevarte. Tienes que esperar al Mata dragones, si viene, no los detendré, solo una cosa...nunca jamás canten la canción del dragón.-concluyó dejándome con más preguntas que respuestas.


 


-Espera, porque dices "si viene"? Crees posible que Isogai no me encuentre?


 


-Eso depende de ti-su respuesta no pudo ser más escueta, cosa que me sacó un poco de mis cabales.


 


-Cómo que de mí?! Tengo que hacer algo especial acaso?!


 


-Tan sencillo como el saber si tus sentimientos hacia él son reales...Dime Souishi, tu amas a Isogai?-sus preguntas más que molestarme me hacían dudar mucho.


 


Pero para alguien como Mori, alguien que nunca ha visto a un humano ni mucho menos a uno tan terco como lo soy yo, pareciera no significarle nada.


 


Luego de esa conversación me hizo seguirlo. Me explicaba como toda la isla era parte de los restos de su primer antecesor.


 


-Las rocas, las plantas y lo que ves a tu alrededor es parte de los huesos de mi ancestro. Ahora mira alrededor, como el cielo azul se posa sobre nosotros.


 


-Eso que tiene de importante Mori?


 


-Es muy importante, ya que tu estás aquí, tienes oportunidad de ver el cielo y el mar de esta manera, en cambio, los navegantes más hayá solo miran la bruma y las tormentas. Lo más poderoso que puede atravesar dicha niebla, es un corazón lleno de amor, es por eso que depende de ti si tus sentimientos son tan intensos como para ayudar a Isogai para que pueda dar con la isla.


 


-Mis...sentimientos, es por esto que el primer Mata dragones pudo dar con este sitio, por el amor que le tenía a su prometida...-dije sin saber que Mori ya no estaba cerca.-Mori...


 


-Se que Isogai sabrá el camino, les deseo buen viaje Souishi-dijo sin darme la cara, comenzaba a molestarme cada vez más.


 


-Oye escúchame!


 


-Debes volver a la gruta, así te mantendrás a salvo del dragón ah!-antes de que pudiera terminar sus palabras absurdas, cayó de lleno al suelo.


 


Las heridas aún persistían en el.


 


-¿Estás bie..?


 


-¡No te acerques! huye, ve a esconderte, solo...estaré bien. Siempre he podido hacer las cosas solo...


 


-Deja de ser tan terco! En todo caso si tu quisieras o el jodido dragón quisiera estar solo, porqué entonces me protegiste del frío durante la noche!?


 


-Pe...!


 


-No crees que es raro que el dragón no haya aparecido todo este tiempo que estado junto a ti?


 


-Es posible que sea porque aún me encuentro débil


 


-O también sea, porque el ser humano...el hombre dentro de ti es mucho más fuerte de lo que piensas.


 


La mirada de Mori, antes opaca y sin emoción, pude verla llena de algo, una emoción un tanto infantil brotaba de él y podía percibirla.


 


-¿Tu piensas que pueda vencer al dragón?


 


-Es necesario que te diga que todo lo que has hecho por mi, alimentarme y darme cobijo, no sea señal suficiente para un comienzo?!...idiota- reí de medio lado, de verdad que le faltaba mucho por conocer de su aspecto humano, y yo le ayudaré en lo que Isogai llegaba aquí.


 


-Yo...Souishi, perdóname...por lo de ayer...


 


-Eso ya es un comienzo-dicho eso, tendí mi mano para ayudarlo a levantarse.La mañana aún era joven y había mucho por hacer...A partir de ya seré tu Vyshe y tú serás mi Uchenik

Notas finales:

En el siguiente capítulo se comenzará a ver más interacción por parte de ambos, algo ya comenzó a arder en ellos, solo falta darles un empujón bien grande.


 


Vyshe: Maestro/ superior


Uchenik: Alumno/pupilo


 


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