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El cielo a mi favor. por Kidarachiin

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Jamás imagino lo feliz que seria volver a ese cuarto. Ya de por si lo habían alejado de su mundo real, no toleraba volver a estar lejos de sus nakamas. Pero su corazón de plomo lo traicionaba, y le decía que la realidad era que le dolía estar lejos de Sanji.
Brook al principio tuvo problemas por integrarse al grupo de juguetes, por su condición física. Incluso Chopper y Usopp tuvieron desconfianza del esqueleto y de la ratoncita, por mientras tanto. Pero Zoro les hizo ver lo buena gente que podían llegar a ser. Tras unas largas horas, Usopp encontró muy entretenido tener un amigo músico, los juegos a veces no eran suficiente y por lo que algo se música y baile entre los muñecos, no vendría nada mal. Chopper por otro lado, congenio muy bien con Robin, la muchacha tenia mucha clase y cultura de la que hablar. 
 
Las mañanas eran extrañamente divertidas. Nami y Luffy iban a la escuela y el cuarto quedaba a total disponibilidad de los pequeños.
Brook tocaba el violín para los demás, sin embargo Usopp había notado que a veces tocaba con unas lágrimas en la fosa de sus ojos. El músico había confesado que antes de terminar en el estomago del esturión, solía ser juguete de un niño llamado Yorki. Pero había contraído una enfermedad terminal y cuando murió, su madre se había desecho de todo lo que le haga recordar a su hijo, eso lo incluía a él. 
La música llenaba de colores el lugar y Brook tras hacer catarsis de su pasado, no volvió a llorar. Tocaba con pasión y alegría, ganándose así el respeto del resto de juguetes.
 
-¡FIESTA!- exclamó un títere arriba del ropero. 
 
Usopp sacó a bailar a su amiga Kaya, seria todo un desafío seguirle el paso a alguien de cuatro patas, pero la rubia haría su mejor intento.
Chopper bailaba y correteaba junto a un grupo de osos de peluche algo deteriorados. 
Zoro veía al rubio bailando junto a un puñado muñecas Barbie, claro que a Sanji no le faltaba el hilo de sangre corriendole por la nariz.
 
-《Nunca cambias...》
 
Kuroashi estaba tan encantado con el baile, no por las muñecas. La presencia de las lady's le fascinaba, pero la música lo llevaba a un mundo desconocido y diferente, donde no había dolor, ni tristeza. 100% armonía. Tornaba su cuerpo de aquí a haya, marcando el compás de la canción con sus pies. Cuando volvió en si, se volteo para buscar al peliverde. Las muñecas habían dejado de ser su prioridad al no verlo por los alrededores. Cuando encontró su mirada sobre él, los colores comenzaron a teñirle la cara de rojo bordo. Sólito se había incriminado.
Zoro se acercó hasta el y lo tomo de la mano, llevandoselo lejos del grupo. El resto de muñecas Barbie vieron la escena y suspiraron llenas de amor. 
 
-¿Qué estas haciendo?- pregunto el rubio sin perder la calma.
 
-Creí que me buscabas.
 
-¿Quién iba a querer estar contigo? Marimo idiota.
 
-¿Entonces por qué te pusiste rojo, cocinero pervertido?
 
-¡Tenia calor!
 
-¿Los juguetes podemos sentir calor? 
 
-¡¿Y YO CÓMO VOY A SABER?!
 
-¡ACABAS DE DECIRLO!
 
-...deja de molestarme.
 
Se habían apartado del ajetreo de la fiesta. Si iban a comenzar una pelea preferían hacerlo a solas, pues la últimas terminaban con ambos chicos avergonzados y rojos hasta las orejas.
Sus manos seguían unidas. Era difícil para los dos intentar dar un paso más haya a lo desconocido. Zoro jamás se vio envuelto en algo tan complejo como el amor, y Sanji jamás había sentido algo similar con las mujeres. Les brindaba su total respeto a las mismas pero ninguna logró lo que Zoro pudo en casi cuatro semanas. Eran trogloditas del amor.
La ventana se había convertido en su punto de encuentro pero ahora para una intimidad total, fueron hasta el escritorio del cuarto. Nadie subía allí arriba, era el último lugar por el que los juguetes mostrarían algún tipo de interés. Allí solo había cosas malas que hacían sufrir a Luffy, llamadas "tareas" y otras cosas definidas como "mapas", que le quitaban la atención de la niña Nami.
 
¿Cómo continuar ahora? Ojalá les hubieran incorporado la definición de amor o como mínimo dejarles un manual de como amar.
 
-Mari-...Zoro. Yo te-te quería... me gustaría mucho que las palabras fluyan con más sencilles pero es muy difícil para mi. No sé como decirlo sin ser tan vueltero en el asunto y... no quiero complicar más las cosas.
 
-Me sentí muy angustiado todo este tiempo que estuve fuera, cejas de sushi. No sabia si los desgraciados iban a lastimarte o algo peor, me alegra tanto volver y ver que estas bien. Me asegurare de que nada ni nadie nos vuelva a separar.
 
-... no es justo, yo también quería decirte cosas bonitas, alga parlante.
 
-Soy más rápido que tu, eso es todo.
 
-... te quiero Zoro.
 
Las palabras del cocinero hicieron que su corazón corra a 200 por hora. No estaba preparado para escuchar esa oración y ahora sus mejillas lo delataron pintadose de un rojo carmín. Intento procesar el momento pero ni la sangre ni el oxígeno estaban haciendo un buen trabajo en su cerebro. 
Con decir que casi se ahoga con su propia saliva, no te digo más. Sanji lloraba de la risa y Zoro no podía con su enojo.
 
-De verdad te quiero Zoro. Si supieras cuanto te he echado de menos... ya nunca podré vivir sin ti- apoyo su cabeza en el hombro del espadachín.
 
-Yo también te quiero Sanji- lo estrechó entre sus fuertes brazos para nunca jamás dejarlo ir otra vez.
 
Abajo se había formado una fila para bailar la conga y Usopp gritaba a sus amigos para que se una a la diversión. Chopper y Brook también se habían unido a la búsqueda, pero Robin, ni corta ni perezosa, ya había visualizado la escena que se estaba dando entre eso dos y optó por escoltar a sus amigos hasta la fila nuevamente.
 
-Pero Robin...
 
-Nada de peros, fuera fuera fuera.
 
---------- * * * ----------
 
-¿Qué estás haciendo Luffy?
 
-¡Nami! Nada en especial, solo me preguntaba como es que Zoro termino con una pata de metal. El estaba intacto.
 
-¿Eso importa?
 
-Claro que si, nadie se mete con mis nakamas. Además, seria arriesgado recorrer el mar con un pie y una pata de metal.
 
-¿Qué no es común que haya piratas con una pata de palo?
 
-...Mmmhh cierto, tienes razón. 
 
-¿Otra vez con esas ideas de ser pirata Luffy? 
 
-¿Qué tiene de malo?
 
-Garp volverá a golpearte si sigues con esas ideas.
 
-No me importa, yo quiero recorrer el mar y conocer el mundo. ¡SERÉ EL REY DE LOS PIRATAS! 
 
-Ahí vas otra vez con tus locuras. Bueno, no me dejas opción.
 
-¿De que hablas?
 
-Si vas a ser pirata necesitarás de un navegante. Yo te ayudaré.
 
-¡Sabía que podía contar con tu ayuda Nami!
 
-Aunque sigo considerando mala idea el hacer a tus muñecos parte de la tripulación. 
 
-Ya está decidido: Usopp, Brook, Zoro y Sanji vendrán con nosotros.
 
-¿Y que me dices de Robin?- pregunto la pelinaranja mientras acariciaba a la ratoncita que dormía sobre la almohada de su cama.
 
-¡Claro que vendrá! Y el tío Franky también, el hará que el Sunny se vea fabuloso- respondió mientras sacaba el pequeño barco de debajo de la cama.
 
-¿Otra vez tomaste el Sunny? Si el viejo se entera, te va a matar. Ya bastante problemas hubo cuando se rompió el Merry.
 
-Ya lo sé, no me lo recuerdes; Para casos como ese, hay que tener un medico.
 
-¿Qué tal Chopper? Es un gran médico, no hay enfermedad en el mundo que él no pueda curar- dijo mientras tomaba al reno y lo abrazaba.
 
-¡Genial! Tendremos una gran tripulación y muchas aventuras. 
 
-¡Yo dibujare un mapa del mundo entero!
 
-¡Y yo seré el rey de los piratas!- volviendo al enfocarse en su muñeco- ¿crees que el tío Franky pueda reparar la pierna de Zoro?
 
-Seguramente, no hay nada que no pueda hacer ese pervertido exhibicionista.
 
---------- * * * ----------
 
Había pasado más de un mes desde que había llegado allí, y aun seguía siendo un misterio del como o el porque.
 
Los hermanos Vinsmoke se mantuvieron alejados de la pareja pero nunca dejaron de demostrar su asco y odio hacia ellos dos con amenazas, insultos y alguna que otra indirecta.
 
Zoro no estaba seguro, pero que los hermanos de cejas rizadas estén apartados, lo ponía inquieto. Ichiji, Niji, Sanji, Yonji y Zoro sabían de las capacidades e intenciones que se traían entre manos. Al espadachín le hubiera gustado meter a esos tres en una bolsa con muchas piedras y que se hundan en lo profundo del río, o que se los comiera un esturión de dos metros. Pero no tendría tanta suerte como para que eso ocurra.
 
La noche había caído, oscura y siniestra. La misma tenia algo diferente y singular al resto. Zoro lo sabia y Sanji lo presentía. Algo iba a ocurrir.
La luna no se hizo esperar e iluminaba todo a su alcance. El cocinero estaba sentado en la mesita de luz fumando su cigarrillo, mientras miraba a Nami y Luffy dormir, sin percatarse de la silueta que se hallaba parada detrás de él.
El muchacho de plomo se había acostado sobre la repisa del ropero. Igual que un par de zombies, Ichiji y Niji salieron entre las remeras y pantalones, vestidos y otras prendas para apresar por segunda vez al peliverde.
 
Como si sus pensamientos estuvieran conectados para sincronizar, Zoro y Sanji ante el primer ataque de sus adversarios, se apartaron esquivando con total éxito el primer golpe, el segundo no tardó en formarse. Aunque Zoro sabia que sus katanas no servirían para nada, las desenvaino y se posicionó con ellas, listo para lo que viniera.
Sanji haría honor a la fe del marimo sobre él y se defendería de todos los ataques que Yonji le propinara.
 
La pelea desgastaba mucho a la pareja. Tomaron en cuenta el detalle, de que sus oponentes cada vez tenían menos cuidado de no despertar a los niños. Era hora de llevar su encuentro a otro nivel y escenarios.
 
Un suspiro, un salto, y de una patada, Sanji le había desfigurado la cara a Yonji. Eso lo detendría un rato hasta que el pueda llegar hasta un cuarto solitario.
Zoro, por otro lado tenia pocas opciones, no era tan tonto como para no reconocer la fuerza que tenían esos dos, pero también contaba con que ese mismo problema podría transformarse en su mejor ventaja. Esquivó todos los golpes que pudo pero esto solo enfurecia más a sus oponentes. Niji tenia la característica de poder ir a una velocidad extraordinario, o como ponía en el empaque: Stealth.
Cuando lo puso en práctica, Zoro se enfocó y agudizó cada sentido. En un parpadeo tenia al de cabello azul detrás de él, listo para darle a probar su electrisante Dengeki Blue.
Con un astuto movimiento se quitó del medio dejando el camino libre, para que el chico golpee a su propio hermano mayor.
 
-¡MIERDA!
 
-《Bien》
 
Con eso ganaría tiempo, pero no por mucho. Estaba seguro que el titanio no era buen conductor de electricidad pero el golpe lo dejaría viendo estrellitas por un rato. Corrió hasta la puerta donde se había encontrado con el muñeco de papel.
 
-No podemos seguir aquí, despertarán a Nami-swan y a Luffy.
 
-Tampoco es buena idea dejar que los demás se metan. Es nuestra pelea.
 
Sanji impulso al espadachín con su pierna hasta la perilla de la puerta. Cuando por fin la abrieron corrieron por el largo pasillo.
 
-A ti te quieren nada más porque me defiendes.
 
-No voy a dejarte solo.
 
-¡Te mataran!
 
-¡No me interesa. Por aquí!
 
Las puertas del salón se hallaban abiertas de par a par. Espacioso y solitario, sin nadie que pueda oírlos allí. Sólo quedaba esperar.
 
-La muerte- continuo Zoro- solo será otra aventura si estoy contigo. Nada me importa más que tú, cejudo.
 
-Estás loco.
 
-Las mejores locuras se hacen por amor.
 
Las tres sombras se acrecentaban en el lugar, hasta que por fin llegaron al portal que dividía el salón del pasillo.
Los habrían aniquilado con sólo su mirar, estaban furiosos. Podía palparse su enojo. Yonji tenia el lóbulo frontal derecho deforme; Ichiji tenia gravado el puño de su hermano en el pecho con un gran hundimiento.
 
-No más rodeos, hoy se muere- Ichiji dio la orden y los menores ya estaban en pleno ataque.
Niji tenia cuentas pendientes que arreglar con el marimo, le haría pagar por lo que le hizo hacer a su hermano.
Yonji por lo contrario, tenia el orgullo destruido y debía remediarlo. Si su cara no tenia arreglo, se aseguraría de que Sanji tampoco.
Ichiji camino a través del gran salón con total elegancia y paz. Alzó la mano y golpeó el leño que había en la chimenea, la electricidad lo recorrió hasta prenderle fuego a la madera. El cuarto entero se iluminó. 
Esto fue una señal para el segundo hermano. Sus golpes iban con más bestialidad que los anteriores, debía llevar a Zoro hasta el fuego y así lo apartarían de su camino. 
Yonji parecía tener problemas para manejar a Sanji. A lo lejos vio un vaso con agua y se le entendió el foco, era hora de jugar sucio.
Con el dispositivo en su brazo derecho, logró alcanzar el vaso sobre la mesada. Lo atrajo hasta ellos y cuando estuvo lo suficientemente cerca de Sanji lo apretó con fuerza hasta romperlo. El agua hizo un desastre en el cocinero, dejándolo muy débil y fuera de combate.
 
-Uno menos- era momento de ayudar a Niji, pero una mano en su tobillo lo detuvo.
 
-Esto no se acaba aquí- le dijo el rubio.
 
-¡Sueltame, estas acabado!
 
-Tu también...
 
-¿De que hablas?
 
-Aprende algo de química, payaso.- saco su pequeño encendedor del bolsillo y le prendió fuego a sus pantalones y camisa. Yonji ardía en llamas y pronto comenzaría a deformarse si no cesaba el incendio.
Zoro aprovecho la oportunidad de Niji al ver a su hermano en semejante contratiempo. Pero esta era la reacción que había estado esperando el peliazul de su oponente.
Por segunda vez en la noche había desaparecido por su alta velocidad, y esta vez no fallaria. Reaparicio frente a frente de Zoro y le dio un gancho en la mandíbula, elevándolo por los aires. Una vez más, se desvaneció y volvió a aparecer, esta vez también en pleno vuelo para insertarle una patada al espadachín y dirigirlo directo a la chimenea. 
Zoro veía venir lo inevitable, pero si este era su fin, no se iría con las manos vacías.
Cuando estuvo próximo a su destino, tomo del cuello de la camisa a Ichiji y lo arrastró hasta la chimenea con él. Al ser de titanio, el pelirrojo contaba con dos dificultades irrelevantes: 1) tiene poca conductividad eléctrica.  2) tiene poca conductividad termica. Eso significaba una muerte lenta y dolorosa para el también.
Ahora ambos se debatían por salir de ese infierno pero también por obligar al otro a quedarse.
Niji tomó a Sanji del cuello, aprovechando que aún seguía débil por el agua.
 
-Dejalo ir- le ordenó a Zoro- O le arranco la cabeza.
 
El fuego no lo dejaba pensar con claridad, así que optó por dejar ir al pelirrojo. Inconforme de su libertad, golpeó uno de los leños haciendo que caigan arriba de su oponente, dejándolo sin la oportunidad de salvarse. 
 
-Veamos como te libras de esta, maldito marimo de mierda.
 
-¡Ichiji dejalo ir, él no tiene nada que ver en esto! -se retorcía en los brazos del peliazul.
 
-Callate, nos has traído muchos problemas. Mira como dejaste a Yonji.
 
El menor de los Vinsmoke era ya irreconocible, su cuerpo amorfo yacía en el mármol del salón.
 
-Tu nos quitaste a uno de los nuestros, nosotros te quitaremos a uno de los tuyos. Así que aprovecha los asientos de primera fila, mientras ves arder a tu espadachín de plomo.
 
Zoro comenzaba a perder la conciencia, sentía mucho dolor en lo que quedaba de sus piernas, sentía como iba derritiéndose poco a poco. Dedicó sus últimos pensamientos al cocinero, quien aún desde los brazos de Niji contemplaba horrorizado el drama.
 
-《¡Dios mio! ¡Se va a morir!》
 
Tenia que hacer algo rápido ¿Pero que? En ese momento, ni al más chiflado se le abría ocurrido una idea así contra un par de sádicos juguetes. Pero en serio ¿que más podía hacer? 
Por suerte o por una fuerza divina e injusta, sus hermanos siempre habían sido mucho más fuerte que el, sin embargo había un punto del que ningún hombre, de titanio o de bronce, se salvaría. 
 
-《¿Los muñecos también sentiremos algo ahí abajo? Vamos a averiguarlo》
 
Una patada en los bajos de Niji fue suficiente para que este lo soltara y se doblegara hasta caer de rodillas. Sanji aprovecho la confusión y corrió hasta la chimenea pero... ¿que podía hacer por Zoro? si tocaba el fuego se consumiría aún más rápido que su amado. Cerró los ojos y con paso firme penetro las llamas. El agua que le había echado Yonji, hacía que el fuego tarde en hacer efecto.
Tocó a Zoro para llamar su atención, este levanto la mirada y cuando lo vio entro en desesperación. ¿Qué demonios estaba haciendo? ¡Morirá!
 
-"Sí por alguna razón resultas herido, yo estaré ahí para cuidarte, salvarte o en el peor de los casos, morir"...eso fue lo que me dijiste. Yo también estoy dispuesto a morir, porque "la muerte solo será otra aventura si estoy contigo" marimo.
 
-Perdoname por no poder llevarte hasta el All Blue. -acarició su mejilla.
 
-Será en otra vida- llevo su mano hasta la de Zoro para acariciarla por última vez.
 
El agua ya se había evaporado, era hora. El fuego quemó sus pies, luego sus piernas. Zoro aferró su mano aún sana en la nuca del cocinero, y lo atrajo hasta si para plantarle el beso que jamás se había atrevido a darle. Antes de que el fuego lo extinga, Sanji se dejó hacer, se esmero para que esos segundo fueran eternos. 
Lo último que logró escuchar Zoro salir de esos labios fue el suave susurro de un "Te amo" que las llamas no le dieron tiempo a responder. Habrán sido segundos, minutos, tal vez horas. Sentía que volvía a perder la conciencia. Cerró los ojos y esta vez jamás volvería a abrirlos.
 
---------- * * * ----------
 
-¿Creen que este muerto? Lleva horas dormido ahí. 
 
-Lo hemos intentado todo.
 
-¿Chopper no hay nada que puedas hacer?
 
-Es que ya no se me ocurre nada más.
 
-¡Esperen, esta despertando! ¿Zoro?
 
Esas voces, una tras otra le sonaban familiares. Se levantó muy despacio con algo de ayuda ajena. 
Parpadeo un par de veces y lo que vio fue maravilloso. Sus nakamas habían vuelto a la normalidad, sin ser gigantes o de plástico. El Sunny había recuperado su imponente tamaño. El recuerdo de Sanji quemándose lo termino por despertar.
Lo busco entre sus amigos y ahí estaba de pié, intacto, hecho de carne y hueso. Con su característico traje y corbata negro, y su inseparable cigarro en la boca. Se levantó con prisa y sin importar que estuvieran los demás presentes, lo abrazo.
 
-¡¿QUÉ MIERDA HACES ESPADACHIN DE TERCERA?!- el cocinero sintió la cara hirviendo. Luffy se reía y los demás vieron al peliverde impactados.
 
-¿Zoro, cómo te sientes?- pregunto Chopper.
 
-Muy bien, me siento feliz de volver.
 
-¿Volver? -se intrigaron Usopp y Franky.  
 
-¿Zoro-san hiciste algún viaje del que no nos hayas contado?
 
-Algo así Brook.
 
-Oye, ¿te molestaría soltarme? Esto se está volviendo extraño- propuso Sanji, más que confundido por la actitud del cactus. Para evitar peleas innecesarias, el muchacho accedió a soltarlo pero sin perderlo de vista.
 
-¿Qué te paso?- inicio Nami.
 
-Tuve un sueño muy extraño.
 
-Zoro, estuviste dormido por más de 12 horas- decreto el medico- pensamos que seria algún tipo de parálisis de sueños pero fue imposible despertarte en todo este tiempo. 
 
-Vaya... realmente no sé qué decir.
 
-Bueno es suficiente- intervino nuevamente Sanji- tuviste a todo el mundo muy preocupado pero creo que ya es hora de comer asique andando. Todos a la cocina.
 
Las cosas parecían volver a la normalidad pero para la tranquilidad de todos, Chopper le pidió a Zoro que lo dejase hacerle unos estudios para confirmar que todo estaba bien, a lo que el más alto acepto.
 
Había vuelto. Tan solo fue un mal sueño, un sueño que parecía tan real. 
 
-Ey, cabeza de alga. ¿Vamos a comer?
 
-Cierra la boca cejotas rizadas.
 
-¡¿A QUIEN LLAMAS CEJOTAS RIZADAS, MARIMO CON PATAS?!
 
La pelea tuvo un corte. Había algo en el haramaki de Zoro que no paraba de ser una molestia, y cuando por fin descubrió lo que era, sintió como si el estomago se le saliera por la boca.
Era el corazón de rubí que Sanji utilizaba como collar en sus sueños. ¿Pero como? 
 
-Oye marimo, cuando toquemos puerto quiero que me acompañes a hacer un par de compras. Algunos de los cubiertos y otros utensilios amanecieron en mal estado.
 
-¿Qué les paso?
 
-Fue muy raro, anoche estaban en óptimas condiciones y esta mañana estaban todos derretidos.
 
Esto ya había dejado de ser una casualidad.
 
-¿De que estaban echas esas cosas?
 
-De plomo ¿por qué?
 
-No es nada. Oye cocinero.
 
-¿Qué?
 
-¿Crees que uno puede volver de la muerte para estar con quienes quiere?
 
-No lo sé, tampoco sería algo raro. Después de todo, dicen que "las mejores locuras se hacen por amor"
 
Zoro miro con detenimiento al rubio. Este le regaló una sonrisa y debajo de su camisa, saco un dije de corazón igual al de su amigo, echo de plomo. Antes de entrar a la cocina, le guiño el ojo y dijo- Aún debes llevarme al All Blue.
 
-No te preocupes, lo haré.
 

Notas finales:

https://my.w.tt/LGVf4E1bcY (pásate y dale amor en wattpad :*)
Si llegaste hasta aqui, te felicito por la tolerancia de horrores lógicos, ortográficos y químicos que tuvo el fic. )? XDD Gracias por leer, espero no te haya gustado)? Besos y abrazos. 
PD: notaste las referencias? Hubo referencia de todo un poco ;) El capitán estaría orgulloso))?
 


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