Esteban ingresó corriendo con su rubio en brazos, apenas lo puso en la cama dos enfermeras entraron presurosas.
El pelinegro gritó un par de instrucciones y ellas corrieron, mientras una le ponía suero al hombre inconsciente, la otra le extraía sangre del otro brazo.
Esteban escaneó el cuerpo de su amor, tenía el pecho con ampollas y varias hematomas en la cara y costillas. Las ampollas parecían producto de quemaduras por cigarro, la bragueta del pantalón estaba abierta.
Desnudaron al rubio y cuando lo inspeccionó constato lesiones que correspondían a un asalto sexual.
El pelinegro gritó otro par de instrucciones para que su rubio recibiera un cóctel de medicamentos para prevenir el contagio de enfermedades venéreas.
Matías comenzó a quejarse y Esteban se arrimó a su lado, mientras le acariciaba el cabello, le susurró al oído.
-Matías, ya estás a salvo, pero no encontré a Raul. Debo hacer la denuncia policial. ¿Dónde estaban? ¿Estaban dentro de Stigma? ¿Tu amigo logró escapar?
El rubio hizo una arcada grande. Esteban le apartó la máscara que le pasaba oxígeno y lo puso de costado para que no se ahogara con el vómito.
Matías susurraba algo, el pelinegro acercó el oído.
-No estaba con Raul. Fui a cantar al Stigma. Ernesto estaba ahí. Luego se fue. Hubo un brindis... -nueva arcada, aspiró aire con potencia -Había otro chico, nos drogaron.
-Ernesto estaba ahí? -preguntó con frialdad. Esteban estaba en modo automático. Desde que lo había encontrado arrastrando los pies, intentando huir por la ruta, había dejado de pensar como su amante, ahora era un médico y necesitaba datos para bregar por su bienestar físico y llamar a la policía.
-En el brindis no, se fue, no lo vi. Tienes que decirles que busquen a Thiago!
-Thiago era el otro chico?
-Si, cantante del Rapsodia.
-Haré la denuncia -dijo e intentó alejarse, pero Matías lo sostuvo con horror de la mano, arañándolo en el intento por atraerlo hacia si.
-NO! NO ME DEJES SOLO! NO ME DEJES! -gritó de golpe y esta vez vomitó bilis.
Esteban volvió a acercarse, Matías lo atrajo con desesperación y le murmuró en el oído intentado que las enfermeras no escucharan.
-Uno de los hombres era Ramirez. Sé que es uno de los que financia el hospital.
El pelinegro lo miró con el ceño fruncido, Ramirez no sólo era un acaudalado que hacía grandes donaciones al instituto, también era amigo de Ernesto, retornó el rostro hacia la enfermera.
-Lleva la sangre con urgencia al laboratorio, necesito prueba de drogas. Llama a la policía, has la denuncia, diles que el Dr. Morley Esteban recibió en el hospital a un hombre golpeado y con claras muestras de ataque sexual, que la víctima dijo haber sido drogado en Stigma y que posiblemente haya otro muchacho en el lugar. Luego llama a mi hermano, tiene que venir.
La enfermera asintió y salió corriendo.
***
Ernesto ha estado observando todo desde los monitores de seguridad, ha visto a la enfermera correr con la muestra de sangre al laboratorio.
Sale y va trotando hasta su oficina, su celular suena.
Lo llama primero la secretaria de su hermano, deja que suene hasta que la llamada se pierde. Luego suena otra vez, esta vez es su propia secretaria, atiende mientras se introduce la aguja en el antebrazo y se extrae sangre.
Helena le dice que una enfermera del sector de emergencias lo está buscando, que su hermano lo necesita con urgencia.
Ernesto le pide que llame a Esteban y le diga que estará ahí en cinco minutos.
Cuelga.
Toma una bandita adhesiva y mirándose en el reflejo de su monitor se la pone en el pómulo, luego sale con paso decidido e ingresa al laboratorio.
La bioquímica lo ve entrar y dirige la mirada automáticamente a su pómulo (sabe que la gente del hospital los reconocen por la cicatriz).
El hombre sonríe cordial.
-Doctora! Una enfermera recién llegó con una muestra de sangre, quiero verificar la orden, creo que no puse un estudio.
La mujer lo mira dudando.
-Doctora! por favor! hace cinco años que trabajamos en el mismo hospital y aun no me reconoce? me ofende, soy Morley Esteban! Me lastimé el rostro, espero que ahora no me confundan todos con mi hermano!!!
Y ella hace una sonrisa nerviosa. Duda. Los ve a diario y aun así no los reconoce pero no quiere que el médico se entere, parece molesto.
-Disculpe Doctor. No era mi intención negarle la entrada, por favor, pase, la enfermera lo dejó en el primer registro, es para realizar el laboratorio con urgencia.
-Gracias, veré el pedido y dejaré todo en el lugar.
Entra, toma la sangre y mira la hoja. Disimuladamente gira y observa a la mujer que ahora está nuevamente concentrada en el microscopio así que aprovecha, saca del bolsillo el tubo que tiene su sangre y la cambia por la de Matías.
-Estaba todo en orden, creí que no había pedido el de alcohol.
Ella le sonríe un segundo y regresa la mirada al microscopio.
Ernesto sale apurado y apenas cierra la puerta se saca la bandita adhesiva del rostro y corre al sector de emergencias.
***
Esteban estaba junto al rubio saxofonista y le acariciaba el cabello mientras veía como el muchacho se removía inquieto en la cama.
-Qué me diste? por qué tengo sueño? -gimió asustado y Esteban se dio cuenta de que el hermoso barman estaba tan aterrado que ni siquiera confiaba en él.
-Te saqué sangre para un análisis toxicológico y te dimos antibioticos para prevenir cualquier contagio de enfermedades venéreas. El suero te está limpiando de lo que sea que tengas en el organismo. -le aclaró sin dejar de acariciarlo.
Matías movió las piernas debajo de las mantas.
-Me violaron -susurró y Esteban afirmó con el rostro.
-Sí, lo sé, por eso te di los antibióticos.
-No me dejes solo -susurró, pero los ojos se le cerraban.
-No me iré a ningún lado.
Matías comenzó a respirar de manera más calmada y la mano se puso laxa. Hacía unos 2 minutos que Esteban, paulatinamente, había dejado de actuar en modo automático, ya no era médico, en esos momentos era el amante del rubio. Estaba apoyado en la cama porque las piernas le temblaban.
Se fue hacia un escritorio, hurgó un cajón y sacó un caramelo. Se lo metió en la boca y no aguantó, corrió al baño que tenía la habitación y vomitó en el inodoro. Se irguió hiperventilando, tapándose la cara con ambas manos para que el rubio hermoso no lo escuchara llorar. La puerta se abrió y entró Ernesto, sudado, agitado y pálido.
El hombre incompleto vio al rubio en la cama y giró para ver si había alguien en los pasillos.
-¿Por qué lo dejaste solo en Stigma? -preguntó Esteban desde el baño y Ernesto se sobresaltó! Lo vio retornar la mirada hacia el rubio y luego a él.
-Esteban... ¿qué le pasó a Vante? ¿Qué te dijo?
-¿Por qué lo dejaste solo?
-¿Él te dijo que lo dejé solo? Dime que te dijo, ¿qué le sucedió?
-Estuvo contigo en Stigma, lo llevaste a cantar a ese antro de mala muerte de tu amigo y lo violaron. Está golpeado y tiene quemaduras. ¿Por qué lo dejaste solo?
-¿Eso fue lo que te dijo? Él fue a cantar a Stigma pero a la hora del brindis, cuando entré al salón, Ramirez me dijo que él y el otro cantante se habían retirado. No lo busqué porque no es la primera vez que bebe de más y se va solo.
-MIENTES! -gritó histérico Matías, intentado levantarse. Esteban corrió hacia él y lo sostuvo para que no se sacara la cánula -No estuviste en el brindis... NO ESTABAS! ellos se llevaron a Thiago, lo escuché gritar!!!! LO ESCUCHÉ GRITAR!!! Eran tres los que estaban conmigo, la mierda de tu Ramirez me violó y no lo hicieron los otros porque tuvieron que ir hacia el cuarto donde estaba Thiago porque algo le había sucedido!!!
-Esteban... Matías desvaría!!!
El rubio abrió la boca espantado.
-El sábado cuando nos fuimos a tu casa, luego de cantar aquí, también pasó algo extraño. Me desperté golpeado.
-Te emborrachaste!!!
-Estuve en la habitación gris -gimió el rubio tomando por el brazo a Esteban -estoy seguro que algo me hicieron en esa habitación!! Esteban, créeme por favor!
-Esteban, sería el colmo que creyeras a un completo extraño. Te estoy diciendo que sí estuve en Stigma y que cuando Ramirez me dijo que él y el otro cantante habían desaparecido, lo busqué por todas partes y así fue! Vante tiene problemas mentales, esa vez de la que él te habla, también me acusó de haberlo drogado!
-Dios -gimió el rubio llevando los puños a los ojos y encorvándose sobre si mismo.
-Tranquilo. Tranquilo, Matías. -dijo abrazándolo.
-Vas a creerle a él??? -rugió el hombre incompleto.
-Ya hablé a la policía, vienen para tomar la declaración de Matías y seguramente ya hay patrulleros en Stigma.
-Espero que cuando la policía confirme que el Stigma está limpio y verifiques con ese análisis sanguíneo que tu rubio no tiene ninguna droga en el organismo, recapacites. Por esas manitos juntas, veo que te has dejado obnubilar por el barman. Cuidado Esteban, esa clase de gente son parasitarios: se alimentan de la sangre ajena. Estaré en mi consultorio por si la policía quiere interrogarme.
Y se fue.
-¿Le crees? -susurró Matías.
Esteban lo había dejado de abrazar y miraba con el ceño fruncido la puerta cerrada.
-Esteban, te juro que me drogaron y no es la primera vez -gimió, lo tomaba del brazo y no lograba hacer que su hombre completo voltease a mirarlo, comenzaba a desesperarse. Escaparía del hospital si el pelinegro dudaba de él porque eso significaría que podrían llegar los hombres del Stigma y matarlo.
-¿Cómo es que sabía con tanta seguridad que no esperé a la policía y ya te había realizado el estudio de sangre? -preguntó más para si mismo que otra cosa y cuando volteó a verlo, Matías vio que su hombre completo, estaba aterrado.