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DR. JEKYLL Y VANTE por juda

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Domingo. 22hs.

Ernesto abrió la puerta de la habitación donde estaba internado Vante.

El rubio y su hermano dormían juntos en la cama angosta.

Se acercó despacio y le tocó el hombro a su gemelo, Esteban se despertó sobresaltado.

-Qué haces aquí? -susurró.

-Tenemos que hablar.

-No! No hablaré contigo!

-Esteban, tenemos que hablar.

Y Esteban vio la desesperación en su gemelo.

Salieron al corredor.

-La mierda de tu amigo violó a Matías, lo golpeó, me tengo que quedar callado para proteger su vida todo por tu culpa y ¿todavía eres lo suficientemente caradura como para aparecer por aquí?

-Helena está muerta.

El hombre completo recibió la información y le costó procesarla. Hablaban en voz apenas audible en el corredor solitario.

-¿Qué?

-Andrés la mató y me pide a Vante. Debo dárselo.

Hizo un paso hacia atrás, hacia la puerta y elevó la mano de manera inconsciente como para impedir que su gemelo diabólico ingresara y se robara lo que tanto le había costado conseguir.

-Estás loco.

-Saben que tienes algo con él. Si no se los doy, te matarán a ti.

Se escuchó un gemido dentro de la habitación y Esteban la abrió. Matías tenía las manos en la cara y lloraba junto a la puerta.

Hizo un paso hacia su rubio afrodisíaco y lo abrazó con fuerza mientras le besaba la frente, el cabello, las manos, intentado despejar el rostro para llegar a su boca pero Matías no lo dejaba, estaba ingresando en una crisis y temblaba mientras las piernas aun no se decidían si estaban dispuestas a seguir soportando la carga del mundo o si había autorización para renunciar a todo.

-Puedo solucionar lo de Vante -dijo ingresando a la habitación y cerrando la puerta tras él. -Tengo 3 cuerpos de indigentes en la cámara frigorífica, puedo tomar el de un hombre joven y desfigurarlo. Crearé un pretexto. Andrés se caracteriza por su violencia, no por ser inteligente. Pero tienes que alejar a tu Vante. Si te ven con él. Los matarán.

-No puedes pedirme eso! -gritó Esteban y Ernesto se sobresaltó. Su gemelo lloraba aferrado al rubio. Esteban por lo general no era un hombre que se derrumbara con facilidad, pero ahí estaba, temblando y llorando por un amor.

-Les dije que Vante había escapado junto al grupo que quemó Stigma. Ya los tienen identificados, saben el nombre del cabecilla, se llama Jeremías y es la pareja del otro cantante.

-THIAGO! THIAGO SE LLAMA EL OTRO CANTANTE! -Gritó Vante y Esteban se aferró más a él.

-Ellos creen que Thiago está muerto y quieren a Vante también. Debes hacerlo desaparecer, Esteban. Esteban! -lo llamó poniéndole una mano en el hombro y el hombre completo giró y lo empujó.

-¿En qué mierda metiste a Vante? A qué clase de gente lo vendiste?

-Esteban!

-No te lo voy a perdonar nunca!

Ernesto tragó duro. No podía evitar sentir que todo el mundo se le derrumbaba cuando veía a su gemelo sufrir, no entendía como podía estar así por un pequeño barman al que había conocido hacía tan poco tiempo!!

-La policía federal está tras los pasos de Andrés. Sólo será hasta que esto se solucione. Tiene que cambiar su apariencia y esconderse, que nadie lo vea. No confíen en la policía local porque casi todos están vendidos.

-Vendido como tú!!! ¿Cómo sé que no intentas separarme de él para poder llevarlo sin ningún problema para la bestia de Andrés?

-Por qué maté a Ramirez! Por qué mataré a Andrés! Por que puedo jurar ante el dios que quieras que lo haré solo para protegerte!! Tengo preparada una ambulancia, Vante irá atrás, nadie lo verá. Puedes conducirla tu para que te asegures que nadie más sepa donde está!

Esteban giró y miró a Matías que negaba con la cabeza mientras lloraba a lágrima viva.

-Los dejo, convéncelo. No pueden perder tiempo. Le dije a Andrés que Vante ya no estaba en el hospital. Tengo un par de horas para presentar un cadáver y asegurar que es él.

-¿Cómo sabes lo de la policía federal?

-Por que estoy colaborando con ellos para que atrapen a Andrés. No me quedó otra alternativa.

-y tú? -preguntó dudando, porque sabía que su gemelo del alma, amado y odiado, también estaba metido en todo esto.

-Estoy pasando información para que me reduzcan la sentencia -agregó con frialdad y salió de la habitación.

-Matías -gimió el hombre completo cuando quedó a solas con su rubia debilidad y Matías negó rotundamente mientras retrocedía. -Matías, no nos queda otra alternativa. Sé donde puedo llevarte. Hace unos años compré una casa en el campo. Estarás bien ahí. Nadie sabe de la existencia de esa vivienda.

-Estás loco! yo no me iré solo.

-Dime alguna otra posible solución y haremos lo que tu digas!

Matías se fue hasta la cama y se acurrucó en ella, tapándose con las mantas hasta la cabeza.

-No me iré solo. Solo no!

-Desconfiarán si me ven desaparecer. Necesito quedarme para intentar hacer algo desde aquí. Puedo hablar con la policía federal también!

-Solo no!

-Bebé! -exigió sacándole las mantas de encima y obligándolo a mirarlo. -te dejaré con un vehículo! No estarás encerrado, pero necesito que estés oculto hasta que vea como soluciono esto.

-Le diré a Raul que vaya conmigo -gimió aterrado.

-Lo pondrás en peligro -susurró Esteban y Matías rompió en llanto porque era verdad. Tendría que sobrellevar el dolor en un ostracismo obligado.

***

Habló con Raul y le dijo que no sabía cuando volvería al Scenery, que se ocultaría con Esteban y que la policía estaba al tanto de todo. Que formaba parte de un plan de protección al testigo. Tuvo que ingeniársela y armar una historia ficticia para que el platinado no abandonara todo y se fuera con él hasta el fin del mundo.

***

Esteban habló por teléfono con Ernesto para decirle que en unas horas más partiría con Vante en la ambulancia. No quería verlo, no quería hablar con él en persona; se conocía... terminaría por perdonar a Mr Hyde porque sentía, muy a su pesar, que eran la misma persona y que si algo le pasaba a su gemelo, sería como morir él mismo.

Se disfrazó, salió por la parte trasera del hospital, fue a una perfumería que estaba a una cuadra y compró un tinte negro para el cabello de su saxofonista. Debería estar oculto, pero también ayudaría que cambiara su apariencia. Ernesto tenía razón.

***

Ernesto se sintió más aliviado cuando recibió el mensaje de su gemelo.

Por fin estaba pensando con cordura. Por un momento tuvo miedo que decidiera esconderse con ese rubio que los llevaría a la muerte a ambos.

Estaba en la morgue preparando un cadáver. Tenía en la mano un martillo estilo maza y le golpeaba el rostro.

Miró hacia la pantalla de una notebook que tenía cerca y vio cuando un punto verde se activó en el mapa. Aun sudaba por las corridas, había tenido que poner el GPS en el vehículo a toda velocidad y bajar a la morgue para preparar el cuerpo.

No le quedaba otra que trabajar de esa manera.

A la hora, cuando vio donde se detenía la ambulancia, supo que su hermano lo había llevado hacia esa casa que se compró un par de años atrás, cuando andaba con la loca idea de dejarlo solo e irse a vivir en soledad. Esteban no entendía que el lazo de los gemelos era intocable. 

Aquella vez se había ausentado durante una semana y luego retornó al hogar.

Ninguno de los dos dijo algo. Las palabras sobraban. Se habían desarrollado juntos dentro de la placenta y seguirían juntos hasta que alguno de los corazones dejara de latir, porque no solo fueron gemelos monoamnióticos, sino también siameses, la cicatriz había sido borrada con cirugía cuando aun eran unos niños. Ernesto y Esteban habían nacido unidos por el pecho con los latidos de ambos como música ambiental entre sus órganos que palpitaban a un mismo ritmo. Los padres ocultaron ese detalle para que crecieran con la idea de "normalidad". Ernesto no era mayor que Esteban por 15 minutos como creían ellos, eran prácticamente uno solo, separados a los pocos meses, por un escarpelo.

***

Esteban besó con demencia a su rubio saxofonista y Matías le rogó que se quedara con él.

Esteban se bebió cada lágrima que derramó su barman y prometió que todo pasaría y podrían dormir juntos nuevamente como lo habían venido haciendo durante esas semanas.

Tenían nuevos celulares los dos, desde ahí se comunicarían.

Dejó en la casa de dos plantas perdida en el bosque: comida, bebida y los tintes para el cabello de su adorado tormento. 

Lo llevó hasta el cuarto, le dio un tranquilizante suave y cuando Matías quedó dormido, hipando su horror, recién se marchó.

Regresó en la ambulancia como "médico en modo automático", porque si se permitía por un instante ser Esteban, tiraría todo el mundo por la borda y huiría con él, sin importarle si Andrés pagaba o no por lo que hizo.


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