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DR. JEKYLL Y VANTE por juda

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Ernesto abrió la cremallera de la bolsa para cadáveres y Andrés hizo una mueca de asco retrocediendo unos centímetros.

-Qué conveniente que tenga la cara destrozada.

-Conveniente? Pues para mi no lo era. Cuando vi que tenía el rostro hecho puré pensé en que tu no creerías que era Vante. Por ese motivo hice una muestra de sus dientes, huellas digitales y grupo sanguíneo, aquí está la comparativa con la del cadáver. Si necesitas mayores datos puedes enviar a alguno de tus acólitos para verificar que lo que digo es cierto, pero de acuerdo a lo que estuché de ti, tienes una idea bastante avanzada de medicina, creo que hiciste varios años de la carrera. Es así? -Ernesto sabía que debía alabar el poco coeficiente intelectual del estúpido que tenía enfrente para que cayera en su juego.

Andrés tomó los papeles que le entregaba el hombre incompleto y lo leyó, simuló entender algo de lo que decía porque no le daría con el gusto al infeliz de ese médico que se creía gran cosa de decirle que no entendía nada!

Vante, acorralado por todo lo sucedido y traumado se había suicidado tirándose del séptimo piso del hospital y daba la apariencia de eso.

Andres simuló leer la hoja y regresó varias veces la vista al cadáver.

-Otra cosa!!! -aclaró Ernesto -Tienes fama de ser un hombre observador, imagino que cuando estuviste con él, la primera noche, te habrás dado cuenta que el rubio tenía un tatuaje en la cadera, te lo mostraré.

El médico giró el cuerpo que parecía puré de órganos y mostró un pequeño tatoo con la imagen de una rosa.

-Recuerdas el tatuaje?

-Si, si lo recuerdo -mintió. No quedaría como estúpido ante ese médico de mierda que creía que se las sabía todas.

-Cumplí. Imagino que ahora podremos empezar de cero. Espero que sigas el camino de Ramirez y acudas a mis servicios cada vez que lo necesites. El hospital estará muy agradecido si cooperas económicamente con nosotros.

Ernesto lo miró de reojo.

-No empezaremos de cero, Ernesto. Por un tiempo bastante largo te estaré vigilando. No podrás equivocarte nuevamente.

-No me equivocaré de nuevo. Lo juro.

Andrés se dio media vuelta y los 6 tipos armados que estaban detrás esperaron a que el líder saliera para seguirlo.

-Andrés!

El hombre se detuvo pero no giró.

-Mi hermano.

-Tu hermano, qué?

-Está nuevamente fuera de todo esto?

Silencio.

-Si. Lo está.

Andrés llegó a la planta baja y antes de subir a la camioneta habló con sus hombres.

-Vigilen al hermano y a Ernesto, todavía no me creo el cuento de que el puré que me mostró era Vante.

***

Lunes.

"Vendrás?"

"Matías, no creo que sea conveniente que vaya"

"Sabes algo del caso?"

"La policía federal se comunicó conmigo y me dijo que Ernesto está dando detalles de todo. Andrés creyó que el cuerpo que le mostraron era el tuyo"

"Entonces ya no hay tanto peligro! Cuando podré verte?"

"Durante la semana iré"

"Durante la semana? mañana, no?"

"Matías, amor, es muy pronto"

Miércoles.

"Te extraño mucho"

"Yo también, bebé"

"Entonces ven a verme"

"Matías, tenemos que tener paciencia, en cuanto arresten a Andrés podremos seguir nuestras vidas con normalidad"

"No me gusta estar solo"

"amor, por favor, sé paciente. Por favor, amor. No me importa mi vida, me importa la tuya"

Viernes.

Thiago estaba acostado mirando televisión y Jeremías le hacía las curaciones a las heridas cuando sonó el celular.

El hombre alto miró a su cantante.

-Quién es?

-Número desconocido.

Se observaron.

Jeremías tomó el celular y lo atendió.

-Hola.

-Hola. Thiago?!

-Quien es el gracioso?! Thiago está muerto, hijo de puta!

-Jeremías?

-Quien mierda habla?

-Soy Vante. Thiago me dio el número.

Thiago tenía pegado el oído junto a su hombre y cuando escuchó el nombre, le arrebató el aparato.

-Vante!!! estás bien??

-Estoy alejado de todo, me tuve que esconder. Cómo estás?

-Bien, mejorando de mis heridas. Nosotros también estamos escondidos.

-Al menos estás con tu hombre, yo estoy solo.

Thiago lo escuchó quebrarse.

-Vante, qué estás haciendo para que todo se solucione?

-Esteban está colaborando con la policía federal. La local tiene gente vendida.

-Todo se arreglará.

Lloriqueos de Matías.

-Me siento muy solo.

-Esteban no está contigo?

-No!

-Dile que te vaya a ver.

-Ya se lo dije, pero tiene miedo.

-Entonces tu debes tener la suficiente fortaleza por los dos.

Matías alias Vante era un hombre pasional. Amaba u odiaba, no tenía grises ni términos medios. Se desplazaba en una ambivalencia peligrosa que muchas veces lo llevaba a actuar con negligencia.

Matías alias Vante se manejaba de manera impulsiva y en esos momentos, a casi una semana de los nefastos acontecimientos, tenía más necesidad de Esteban que miedo por su vida.

Matías alias Vante, rara vez pensaba dos veces las cosas.

Cortó la llamada con Thiago, miró la hora, eran las 8 de la noche. El viaje a la ciudad le llevaría una hora, tenía el cabello negro y la zona estaría oscura.

Thiago le había dicho que debía ser fuerte por los dos... si! lo sería!!! Si Esteban no iba a pasar la noche a su lado, entonces se desplazaría hasta su hombre y pasaría la noche con él.

Andrés ni ninguna bestia le quitaría o lo alejarían de su amor.

Se levantó de un salto, sonriente, se dio un baño con agua caliente. Se puso una gorra, un pantalón ancho, una camisola y un abrigo, ni siquiera llevaba un boxer debajo porque tenía toda la intención de encontrar a su hombre completo y desnudarse antes de que tuviese tiempo de pensar y  decidiera arrastrarlo de nuevo al fin del mundo, a la soledad de los muertos.

A las 21,30 estaba frente a la casa de tres pisos y abría con su propia llave.

Entró en puntas de pie. La casa estaba oscura, se escuchaba una música suave en el primer piso, con el corazón palpitándole en la garganta se desplazó rápidamente hacia la habitación de su amor.

No sólo no estaba, sino que el closet tenía las puertas abiertas y no había ropa. 

Esteban se había marchado!!

¿Dónde estaría?

Imaginó que por su seguridad había abandonado la casa.

Salió confundido.

(Tan confundido que no vio cuando un hombre desde una camioneta le sacaba fotografías)

-El hospital -y se dirigió hacia ahí, le daría una sorpresa, seguramente su hombre lo necesitaba tanto como él. Llegó y estaba por apearse en el estacionamiento cuando lo escuchó, escuchó su suave voz conversando, se le pusieron los vellos de punta. Estaba por abrir la portezuela cuando lo vio con Carlos, iban los dos con bolsas de papel, parecía contener comida. Ingresaron al auto del infame médico oncólogo y partieron juntos.

Matías tragó saliva.

Carlos estaba aprovechando que él no estaba.

A Carlos se le estaba acabando la suerte.

Los siguió.

***

"Sr. Andrés, un individuo entró a la casa de Ernesto y salió a los 5 minutos."

"Pásame fotografías"

El hombre miró el celular, hizo un acercamiento al rostro del hombre de cabello negro con gorra y dudó. La imagen era oscura, no se le veía bien el rostro.

"Síguelo durante toda la noche, necesito saber qué hace, con quien habla y donde vive"

"Entendido"

***

-Me daré una ducha, cena tu, yo lo haré luego. Antes de comer quiero hablar un rato con Maty, se siente muy solo.

-Ok -murmuró el médico mientras se iba hacia su despacho y desenvolvía los paquetes que contenían una ensalada y unos bifes de pollo.

Se sentó a comer mientras miraba unas historias clínicas, escuchó cuando su amigo entró a bañarse.

Su compañero estaba con él desde que Matías se había marchado, aun no podía creer todo lo que le había contado. Todos sabían que Mr. Hyde andaba en asuntos turbios, pero nunca llegó a vislumbrar la profundidad de la putrefacción que rodeaba al gemelo de su amigo. Esteban no quería compartir la casa con su hermano y él lo entendía, hasta que tuviera tiempo de conseguir un departamento, su pelinegro amigo le había pedido que lo alojara y no pudo decirle que no... era su amigo! Aunque amaba su soledad y el sonido del silencio, no se podía negar.

Esteban quería esperar un tiempo, tenía la esperanza que todo se solucionara pronto, que Andrés fuera atrapado enseguida. Esteban estaba enamorado como pendejo y tenía la fantasía de alquilar un lugar donde pudiera vivir con ese rubio endemoniado. Carlos estaba un poco espantado por los gustos de su amigo, pero si ese cantante saxofonista lo tenía así de loco, seguramente era porque veía algo que él no... porque el médico oncólogo estaba convencido que el rubio tenía una fuerte tendencia a la psicopatía.

El timbre sonó.

Acomodó su ensalada hacia la derecha y sus bifes al lado, puso un vaso con jugo de naranjada tres centímetros a la izquierda y bastante más lejos, sus historias clínicas.

El timbre sonó de nuevo. 

Eran las cerca de las 10 de la noche y no le pintó nada bien que tocaran el timbre a esa hora. Se limpió las manos con una servilleta y corrió a la puerta. A todos sus pacientes les daba su número de celular, el número de su teléfono fijo y también la dirección, sus secretarias le advertían constantemente que no debía hacer eso, que a parte de ser oncólogo también era hombre y necesitaba tiempo para su vida, pero el creía firmemente que su vida era bregar por los otros, así que se apuró hacia la puerta.

Sacó llave y abrió dos centímetros, como para poder mirar apenas. Había un muchacho con gorra. Fue lo único que alcanzó a ver, porque el extraño abrió la puerta de una patada y cuando Carlos cayó al piso, el hombre entró al salón y pudo verlo bien.

Era el psicótico.

-Dios -gimió.

-Te trajiste a mi Esteban para vivir contigo? -preguntó y Carlos supo que sus huevos estaban por sufrir como nunca antes lo hicieron.

Se arrastró de culo medio metro hasta que logró apearse e intentó correr hacia el baño, pero el psicótico lo agarró desde atrás y se tiró sobre él.


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