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DR. JEKYLL Y VANTE por juda

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Esteban empujó a Ernesto y los dos rodaron por el piso. El disparo les pasó rozando, cuando se levantaron, el asesino los miró a ambos, confundido.

Como era costumbre, los gemelos estaban vestidos iguales. Nunca se lo proponían, se compraban las mismas prendas y las vestían los mismos días sin necesidad de ponerse de acuerdo.

Ernesto vio la confusión en el hombre y se desesperó.

-YO! -gritó haciendo un paso al frente -YO SOY ERNESTO! ME BUSCAS A MI! A MI!

-ERNESTO! -chilló Esteban.

El hombre apuntó hacia el gemelo que corría hacia él y disparó.

Los dos cayeron.

El corazón de Ernesto atravesado por la bala, el corazón de Esteban detenido ante el impacto que supuso la muerte de su otra mitad, la destrucción del lazo que lo tenía adherido a su gemelo siamés.

 ***

 -Policía! Arriba las manos! Tire el arma! TIRE EL ARMA!

 ***

 -El doctor presenta fibrilación ventricular!

 ***

 -Esteban! Esteban!

 ***

 -¿Qué sucedió?

 -El doctor Esteban Morley entró en paro, su hermano está muerto en el estacionamiento!

 -ESTEBAN!

 ***

 -Carguen a los dos chicos en la camioneta.

 -Qué hacemos con el que está herido?

 -Llama a Gustavo Smith, él sabrá qué hacer.

 ***

 -Thiago! Thiago!

 ***

 -Vante, dónde estás?

 -Thiago, estoy aquí, a tu lado, Thiago!

 -Me duele.

 -No te muevas.

 -Tengo sueño.

 -THIAGO! THIAGO!

 ***

 -El jefe contestó algo?

 -Tenemos que ir al "Gladiador", allí espera un médico.

 -Pero le dijiste que tiene un disparo en el pecho?

 -Si, dijo que allí se encargarían del chico.

 -Qué si se muere antes? llevamos el cadáver o lo tiramos?

 -No sé! dijo que los lleváramos, tratemos que llegue vivo.

 ***

 -¿A dónde nos llevan?

 ***

 -Thiago, despierta!

 ***

 -Me duele, Vante.

 ***

 -¿a dónde se lo llevan? THIAGO! THIAGO! THIAGOOOOOO!!!!

  

 

***

 

 

El Gladiador era un club de música y streepers, estaba regenteado por Gustavo Smith y era un secreto a voces que los hombres más hermosos habitaban sus territorios.

El Gladiador funcionaba en un edificio: la planta baja estaba destinada al público, el primer piso a las habitaciones en las que los jóvenes vendían sexo y el segundo y tercero donde los muchachos convivían.

Cuando se recibían nuevas camadas de jóvenes, el primer año era de acondicionamiento. Se los mantenía ocultos, con tobilleras electrónicas y castigos físicos ante la menor muestra de rebeldía. Por lo general residían en el subsuelo. El primer paso era hacerles entender que no había escapatoria, que todos los seres queridos corrían peligro de muerte si ellos desobedecían. Una vez aceptada esa instancia y cuando el espíritu se veía reducido a un despojo colgado en el tiempo, llegaba el segundo paso: ver para qué sector podían servir... sexual, baile erótico o canto.

Por lo general casi llegando al segundo año de estancia en El Gladiador, los muchachos se tornaban más dóciles y ellos mismos intentaban ingresar en alguna de las categorías. Se les pagaba por los servicios dados al Gladiador. Sólo podían salir y pasear por la ciudad (acompañados por un guardia) los que llevaban más de 4 años viviendo ahí (los que tenían la mente acondicionada a la esclavitud, los que habían logrado normalizar la forma de vida), los otros, gastaban su dinero haciendo compras por internet (por supuesto que todo bajo el estricto control de los guardias de Gustavo Smith). La vida útil de los hombres era relativamente corta, solo los cantantes llegaban hasta los 30 y pico, el resto se convertían en aves de rapiña, deambulaban por la ciudad buscando nuevos postulantes o desaparecían (como por arte de magia).

El primer año fue el peor.

Vante y Thiago ignoraban qué tan lejos estaban de su ciudad natal. 

El que recibió mayores castigos físicos fue Thiago, había perdido la cuenta de las veces que intentó escapar y de las que terminó en el pozo de los desobedientes (un calabozo de 1,5 x 1,5 donde iban a parar los que decidían transgredir las reglas) con algún que otro hueso roto por las palizas. Matías por un buen tiempo sólo se contentó con quedarse ausente mirando la pared y recibiendo pequeñas torturas para hacerlo comer cuando los huesos y los desvanecimientos hablaban a las claras que se había rendido a la vida.

El segundo año fue anestesiante.

Thiago se propuso como cantante y Gustavo Smith le tomó la prueba. Pasó.

 A Matías le gustaba bailar, cantar, pintar... pero sólo quería dormir y en una de esas, con suerte, no despertar.

Deberíamos hablar de las edades: cuando la catástrofe sucedió los gemelos tenían 30 años, Matías 22 y Thiago unos 27 aproximadamente.

Thiago era mayor para la prostitución, los clientes los preferían menores, las edades óptimas oscilaban entre los 16 y los 21, pero tenía un porte y una voz que lo ponía como el candidato perfecto para cantar todas las noches y colaborar a que el Gladiador mantuviese intacta su status elevado.

Matías en cambio tenía cara de niño y eso le jugaba en contra.

Gustavo no los obligaba a prostuituirse, debían elegir entre los servicios que ofrecía el Gladiador a su muy distinguida clientela, pero si físicamente podía sacar provecho, los convencía. Les ofrecía una muy buena paga y poco a poco terminaba por destruir la voluntad de los jóvenes. Tras varias entrevistas con Matías y de ver que podía sacar mucho provecho de su aura de colegial, investigó su pasado y cuando supo todo, lo llamó y le propuso trabajo sexual a cambio de una muy buena paga y de todo lo que necesitara para seguir pintando, es más, se le acondicionaría una habitación solo para él... y así ganó.

Matías comenzó a prostituirse al año y medio de ingresar al Gladiador, cuando ya no le quedaron más esperanzas, cuando se venció a su nueva vida.

El segundo año fue de acostumbramiento, de vivir la vida porque no había opción, porque no tenía el valor de tomar algunas de las mantas y ahorcarse en su dormitorio (como hacían algunos cuando no lograban normalizar la esclavitud).

Thiago no le reprochó cuando comenzó a trabajar en el otro sector también.

Subían al escenario y cantaban juntos, pero después de las dos de la madrugada, los martes y viernes, Matías bajaba, se dirigía hacia otro sector del Gladiador y Thiago intentaba no mirar. Cada uno sobrevivía como podía. Para él, lo mejor que le había podido suceder era estar en ese escenario, desde ahí tramaba, tejía y destejía posibles escapatorias, Thiago nunca se había rendido... nunca!

 ***

 Esteban sobrevivió al paro cardíaco, aunque hubiese preferido que no, habría preferido correr detrás de su hermano y dejar todo lo que se avecinaba.

 El primer año fue el peor.

 La pérdida. 

 La pérdida en toda su magnitud estaba anclada en su vida.

 Se había despertado en la habitación, completamente solo y lo sintió, lo percibió en cada célula, en cada hueco del alma.

 El pecho le dolía con tanta intensidad que no tuvo que preguntar por su gemelo porque sabía que ya no existía, estaba escrito en él, estaba su ADN resquebrajado, amoldado a una nueva instancia de soledad y cuando Carlos entró para verlo, con un semblante tan serio y demacrado, supo que también su saxofonista se había alejado.

Colaboró con la policía. Se metió en los rastrillajes que se hicieron a todos los pub y antros donde se ofrecía sexo, aprendió todos los vericuetos de las leyes que protegían la prostitución masculina y femenina. Escuchó historias de muchachos que habían logrado escapar y a medida que pasaron los meses y terminó el primer año de la desaparición de Matías, comenzó a rezar a cualquier dios que tuviese la decencia de escucharlo... que su saxofonista no hubiese sobrevivido.

No lograba reconciliarse con las historias escuchadas y temía que ese infierno, estuviese haciendo arder a su Vante adorado.

Se reunió varias veces con Jeremías y barajaban hipótesis de como fueron secuestrados los cantantes. Jeremías estaba más duro cada día y el vacío en su colchón lo estaba enloqueciendo. Sólo lo mantenía vivo la esperanza de descubrir quien se había llevado a su Thiago para poder hundir las manos entre sus tripas y eviscerarlo con sus propios dedos.

 Se distanciaron un poco cuando no pudo soportar el pensamiento de Esteban, el médico, una vez pasado el año sin noticias, buscaba encontrar el cuerpo de su saxofonista hermoso para darle una sepultura digna... Jeremías no soportaba la idea de que su Thiago estuviese muerto.

 El segundo año fue anestesiante.

 Esteban poco a poco abandonó la búsqueda y solo asistía a la policía cuando encontraban restos humanos para poder hacer comparaciones de ADN. Estaba cansado, quería hallar el cadáver y dar por terminado ese segmento de su vida.

 En el cuarto mes del segundo año, la suerte de todos poco a poco comenzaría a cambiar: Carlos tuvo que mudarse momentáneamente hacia un pueblo pequeño y agrícola para estudiar los casos de cáncer por agroquímicos. Viajó los 800 km que los separaban y se hospedó en un pequeño hotel. Debía recopilar información durante dos semanas y regresar con muestras del suelo y de la sangre de los que se habían visto afectado por los venenos.

 Cuando entró al pueblo le llamó la atención un impotente edificio, casi a las afueras, rodeado de bosques. Las pocas veces que pasó por ahí para tomar muestras en los campos veía que tenía el estacionamiento lleno de vehículos último modelo.

 -Es el Gladiador -contestó Somin, una de las bioquímicas que trabajaban en el hospital zonal.

 -El Gladiador? y qué es eso?

 -Un lugar para homosexuales, no te sabría decir bien qué es, si pub, club, disco. No sé. Sé que hay shows en vivo con cantantes, streepers y esas cosas. Dicen que tiene los hombres más hermosos -susurró cerrándole un ojo.

 Luego, conversando con un médico se enteró que también se conseguía sexo y que era uno de los pocos lugares seguros, porque los muchachos contaban con cobertura social y estaban controlados para que no fueran atacados por los clientes o se contagiaran de cualquier enfermedad.

 Carlos se sentía exhausto... y también solo.

 Si hubiese estado en su ciudad nunca habría ido a un lugar así por miedo a que lo reconocieran... pero ahora estaba lejos y no estaba haciendo nada malo.

 -A ellos nadie los obliga -se autoconvencía pensando en su mejor amigo y cómo había perdido al amor de su vida en manos de grupos de trata de personas. -Y si les pago estaré colaborando con ellos, es su trabajo, a eso se dedican!!! -se volvía a decir mientras conducía hacia El Gladiador.

 Era viernes a la noche y pensaba pagar por unas copas, escuchar música y coger.


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