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DR. JEKYLL Y VANTE por juda

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Entró a su habitación mientras el silencio en la línea le dejaba claro que Esteban aun lloraba del otro lado.

-Deberías pedir unos días de licencia y venir a verme, el pueblo es hermoso!

-Me invitas a un lugar donde la gente se está muriendo por los agroquímicos? qué me quieres decir con eso? -contestó riéndose mientras se limpiaba la nariz.

-En serio! necesitas despejarte!

-No, justamente eso es lo que no necesito.

-Esteban, es hora de que hagas tu luto. Desde aquel día te atiborraste de trabajo. Para, piensa, llora las muertes, despídete de ellos, haz las paces con la vida y vuelve a empezar.

-Aun no puedo despedirme de él, necesito tener su cuerpo para enterrarlo y que descanse en paz. Necesito el ritual. Ya lo hice con mi hermano, ahora falta con él.

-Ya llegará el momento. Pero necesitas seguir, tu aun estás vivo!

Esteban lloraba nuevamente en la línea.

-Vendrás?

-Cuanto tiempo más te quedarás?

-El trabajo es lento, el hospital no tiene los elementos necesarios para la investigación. Me tomará casi un mes. Ya hablé con el departamento de oncología de nuestra zona y aprobaron la decisión y los viáticos.

-Tengo turnos pedidos hasta el lunes, podría salir de aquí ese día a la mañana. ¿Cuantas horas de viaje son?

-Nueve.

-Está bien, no te lo aseguro! Debo pedir la licencia al hospital.

-Sabes que no te la negarán!

-Ok, pero no sé si llegado el momento no me arrepienta. Entiéndeme.

-Te entiendo. Sabes que te entiendo, pero soy  tu amigo y seguiré insistiendo.

-Gracias -susurró y cortó la comunicación.

***

Thiago miró la hora, iban a ser las 12 del mediodía. Fue hasta la cocina y habló con la mujer de la comida, ella lo estimaba mucho, ella estimaba a todos los jóvenes que trabajaban en el Gladiador.

-Matías aun duerme, no quiero que desayune cuando se levante, el desayuno para él es un simple café de mierda, intentaré que directamente almuerce.

-¿Quieres que te lo ponga en una bandeja?

-Eres un amor!

Ella sonrió. Tenía 40 años y hacía 15 que trabajaba en el Gladiador, vio pasar a tantos niños con hambre y desesperación por ahí que se le hace imposible no malcriarlos un poco.

-No lo obligues a comer apenas abra los ojos o le hará mal. ¿Anoche trabajó en el primer piso?

-Si. No te preocupes, no lo obligaré. Pero si no le llevo la comida se tomará ese puto café y andará así hasta la cena, lo conozco. ¿Dónde está la balanza? quiero pesarlo de nuevo.

-Thiago, no lo presiones.

El muchacho volteó a mirarla, estaba buscando el artefacto debajo de un mueble destinado a la vajilla.

-Es que...

-No lo presiones, no necesita que lo estés pesando todas las semanas!

-Pero creo que ha bajado nuevamente de peso!

-Toma -le dijo extendiendo la bandeja con un almuerzo que parecía lo que se daban en los hospitales: un bife de pollo, un poco de puré de papas y una manzana. -si lo torturas para que coma mucho, será peor. No quiero que vomite. El estómago poco a poco debe normalizar la ingesta de más sólidos. Si quieres que de pronto se atiborre de comida, se enfermará. Y yo lo veo bien! No está pálido y se lo ve feliz.

-Si. Es lo peor... se lo ve feliz -murmuró mientras tomaba la bandeja de mala gana y salía.

***

Entró y lo descubrió sentado en su cama, tapado hasta el pecho, haciendo bocetos en un block de hojas A3.

-Pendejo! -gritó apenas lo vio -¿Hace cuanto tiempo que estás despierto? Por qué no bajaste a desayunar?

El muchacho sonrió.

Thiago dejó la bandeja sobre las piernas y evitó mirar el dibujo, Vante tenía una memoria visual espeluznante, una vez espió y descubrió el rostro de Jeremías junto al de Esteban y casi se derrumbó en el piso para llorar a gritos. 

No lo nombra ni lo piensa, Jeremías ya no existe en su vida. 

Estaba intentado sobrevivir por él mismo... porque necesitaba venganza. Cuando todo acabe, cuando los mate a todos, regresará a buscarlo, pero mientras tanto el rostro de Jeremías era el rostro de su involución.

El muchacho de cabello negro fue hasta la ventana y abrió las cortinas, el sol perezoso del invierno entró por las rejas y aspiró el aire puro del campo.

-Ya pensaba levantarme por un café -dijo el pelirrosa, pero agarró el tenedor en cuanto Thiago volteó y le dirigió una mirada aterradora. -Aunque creo que será mejor que almuerce. Ya es tarde!

-Iré a correr un poco dentro de unas horas, te sumas?

-Correr? -le gustaba hacerlo, tenían permitido extenderse por un kilómetro a la redonda, se les ponían pulseras electrónicas con GPS en los tobillos y los dejaban salir. -Si como todo esto no podré seguirte el ritmo!

-Dije dentro de unas horas, pendejo!!! Esa mierda que tienes en el plato estará en tu intestino delgado en una hora a más tardar -gritó y Matías se llevó el primer bocado a la boca con velocidad. Cuando Thiago entraba con esa actitud daba miedo, un día en que se negó a comer llegó a pegarle un bofetón, aun le ardía la cara cuando lo recordaba. 

Dos años atrás, antes del apocalipsis, eran pares, ahora había tomado el puesto de un padre... y el de un padre de mierda que lo controlaba.

-Te pinté -dijo con la boca llena de puré y Thiago sonrió, estaba sentado en el borde de la cama. Matías sabía que no se iría hasta que dejara el plato como recién lavado.

-Si?

-Quieres verlo?

-Luego, Maty. Quiero ir a limpiar mi cuarto y lavar las sábanas, necesito hacer varias cosas.

-Pues ve! -contestó bajando el rostro, intentando prestarle atención al pollo hervido que tenía pinta de ser asqueroso y sintió la mano de su amigo acomodarle el cabello.

-No es que no quiera ver tu pintura, amor. Pero eres tan extraordinario que puedo ver como envejezco en tus lienzos.

-No envejeces!!! Estás todos los días más hermoso!!!

Thiago le besó la frente.

-Antes de ir a correr te buscaré y me mostrarás ese lienzo!

Odiaba entrar a ese cuarto, odiaba ver los rostros de los muchachos que trabajaban en El Gladiador pintados al oleo... por que muchos de ellos ya no estaban.

Se abrió la puerta y un muchacho musculoso miró en dirección a ellos dos, iba armado. Observó el cuarto y cerró.

-Es el nuevo?

-Si, el anterior desapareció. No lo veo por ningún lado.

-Eso es bueno -susurró sonriente el pelirrosa -los nuevos no conocen nuestros lugares secretos para fumar.

-Si! debo admitir que es bueno, cuando desapareció el anterior dos meses atrás e hicieron el cambio, JB pudo escapar por la ventana que necesitaba refacción. Espero que haya logrado llegar a algún lado sin ser descubierto! algunos chicos tienen la esperanza de que lograra llegar a la policía. -susurró en el oído. Sabían que los cuartos tenían micrófonos.

-Y este parece lindo -agregó Matías riéndose, Thiago le tocó la sonrisa y luego la punta de la nariz.

-Comé pendejo de mierda y dejá de mirar a los guardias.

-Prometo terminar toda la comida, ve a acomodar tu cuarto, te lo juro!

-Me lo juras?

-Te lo juro. Juana no tendrá necesidad de limpiar el plato.

Thiago se fue de la habitación unos minutos después.

Matías terminó de comer casi todo lo que había en el plato, lo demás lo tiró en el inodoro y salió de su cuarto vistiendo una camisa larga, descalzo, en puntas de pie.

-Buenos días -dijo parándose al lado del musculoso -Soy Vante. ¿Eres nuevo?

El muchacho lo observó con el ceño fruncido. Antes de hacer su ronda le habían advertido sobre el favorito de Gustavo Smith.

El grandote giró al final del pasillo y siguió haciendo su ronda.

Vante sonrió y en la sonrisa había un brillo extraño, un brillo alienado.

Dejó su plato en la cocina, lavado y seco.

Miró la hora en su celular. Estaba por ser la una de la tarde y estaba seguro que a esa hora Gustavo Smith estaba en su despacho observando las cámaras, sabía lo metódico y paranoico que era en las horas donde los muchachos realizaban tareas de esparcimiento.

Se paseó por el pasillo del segundo piso elevando las manos perezosamente para estirarse, cruzó por el lado del musculoso y giró para observarlo, le miró el culo sin ningún disimulo y sonrió mientras se pasaba la lengua por los labios. El musculoso no se percató de nada, seguía caminando y Vante se tocó la pija dormida.

Gustavo estaba viéndolo todo. Le palpitó el párpado del ojo izquierdo.

¿Cómo no se iban a tentar los guardias si el muchacho se paseaba de esa manera por la casa? ¿Cómo no se iban a tentar los guardias si Vante era la concupiscencia hecha carne? A veces maldecía el día que lo recibió, pero ya estaba entregado.

Sabía que se cansaría de Vante en algún momento (contaba con eso), pero hasta que eso sucediera, Vante lo sacaba de las casillas.

Estaba tentado de sacarlo del menú de hombres del El Gladiador para que fuera exclusivamente suyo, pero el muchacho era una de las grandes atracciones, los adinerados llegaban, lo escuchaban cantar y querían tenerlo en cuerpo y alma. Lo observó por los monitores como corría hacia su cuarto dando saltitos, como un niño pequeño y la pija se le despertó. Tenía fascinación por los hombres aniñados.

Vante llegó a su cuarto y estaba por vestirse cuando se abrió la puerta y el musculoso metió la cabeza.

-El señor Smith lo necesita en su despacho.

-Gracias! -gritó con su voz gruesa y alegre, y cuando la puerta se cerró la sonrisa desapareció.

¿Vante era feliz? ¿Vante se había amoldado a su nueva vida de esclavitud? ¿Vante seguía siendo el pintor, cantante, saxofonista y barman amable de hacía dos años atrás?

Él estaba seguro que Matías alias Vante ya no existía... V había surgido, nació en El Gladiador luego de que le quitaran la vida en su casita con su amor, luego de que lo despojaran de sus amigos, de su rutina, V era su locura en estado latente, viva, creciendo, perfeccionándose. 

V estaba a nada de ser demoledoramente sanguinario!!!


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