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Enamorado en una vida peligrosa. por Keiko Midori 0018

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Ya estaban de vuelta en la mansión, por suerte no tuvieron ni un percance, lo único era la extraña actitud del menor de sus protegidos. Inuyasha al bajar del auto había entrado a su habitación y planeaba no salir de ahí.

―¿Que le pasa a Inuyasha? ¿Ustedes saben algo?. ―Preguntó a los dos restantes.

―No lo sabemos, se comporta así desde hace un rato.

―Miroku tiene razón, la bestia se comporta más extraño de lo normal. ―Añadió el moreno con preocupación.

―Iré a ver que tiene. ―Dijo Miroku mientras se dirigía a la habitación del menor. Al llegar tocó la puerta con insistencia. ―Oye Inu, ¿que te sucede?.

―Déjame solo. ―Escuchó la voz del menor.

―Todos estamos preocupados por ti así que abre la puerta.

―¡Largo de aquí, ahora!.

―Bien, me voy. ―Contestó resignado. Sabía que no podría con su terquedad y debía avisarle a los demás.

―¿Y bien?. ―Preguntó el oficial.

―No quiso decirme nada. ―Contestó derrotado.

―Iré a ver.

Después de decir eso el oficial se dirigió a la habitación del menor y tocó la puerta.

―Oye niño, ¿que te ocurre ahora?.

―¡¿Qué parte de que me dejen solo no entienden!?. ―Gritó desde dentro. 

Eso enfureció al oficial Asakura, nadie le había gritado y había vivido para contarlo.

―¡Abre la maldita puerta o la derribo a patadas!. ―Gritó furioso.

En ese momento llegó Kagome y al escuchar el escándalo subió a ver inmediatamente, el oficial no era de sacar de quicio tan rápido.

―¿Que ocurre aquí? ¿Qué tiene Inuyasha?.

―El niño se comporta extraño y se encerró. No quiere abrir la puerta. ―Contestó el oficial con molestia.

―Koga lo provocó y no hizo nada para defenderse, Kagome. ―Comentó Miroku preocupado.

―¿No hizo nada? Entonces esto es algo grave. ―Estaba preocupada por él, que no hiciera nada en contra de Koga era preocupante. ―Inu querido, abre la puerta.

―Largo de aquí... ¡No me molesten!.

Que no hiciera nada en contra de Koga era algo preocupante, que le gritara a su hermana mayor era algo alarmante.

―Su voz, su voz se escucha extraña. ―Dijo Koga al percatarse de ello.

―Abre ahora o derribo la puerta. ―Advirtió el oficial ya exasperado y con la paciencia de vacaciones.

―No lo harás. ―Contestó sin abrir.

―Tres.

―No te creo.

―Dos, la voy a derribar.

―¡Ya voy!. ―Abrió inmediatamente antes de que destruyeran la puerta. Todos se sorprendieron ante su aspecto. ― Adelante, búrlense.

Koga estalló en carcajadas al verlo, los ojos del menor se mostraban enrojecidos e hinchados por pasarse toda la tarde llorando mientras abrazaba su almohada dándose cuenta que el amor dolía.

―La bestia llorando, creo que ya lo he visto todo. ―Dijo sin dejar de burlarse hasta que un golpe en las costillas propinado por el codo del oficial lo hizo callarse. ―¿Que te pasa?.

―Cállate, Koga. ―Le ordenó serio, el moreno obedeció.

―¿Que tienes Inuyasha?. ―Se acercó Kagome preocupada, sostuvo sus rostro entre sus manos y limpió los rastros de lágrimas, no lo había visto llorar desde que era pequeño.

―¿Podemos hablar a solas?. ―Pidió con la voz quebrada.

El oficial a ver que el asunto iba más allá de sus obligaciones decidió llevarse a los dos Taisho para darles a ellos la privacidad que el menor pedía.

Kagome lo abrazó y lo guió al interior de la habitación, ya adentro y sentados en la cama el menor se recostó en sus piernas como cuando era pequeño, buscaba ese calor maternal que había perdido.

―Ahora cuéntame lo que te ocurre. ―Pidió mientras acariciaba su cabello.

―Me enamore Kagome, eso es lo que ocurre.

―Eso es algo bueno, no le veo el problema. ―Contestó sin entender.

―Tiene pareja.

―Pero no has salido con nadie, sólo con... Es él, ¿verdad?.

―Sí, me enamore de Sesshomaru.

―Él no nos ha hablado de su vida personal, ¿como sabes que tiene pareja?.

―Lo escuche cuando hablaba con ella, fue cuando estábamos en el centro comercial.

―Entonces eso explica el comportamiento extraño que tenías en el transcurso del mes.

―Sólo quería que me mirara, que viera que no sólo soy un niño mimado pero no funcionó ni funcionara, él ya tiene a alguien más. ¿Y que esperanzas podía tener? Él no está enfermo como yo.

―Escucha con atención, que tengas gustos diferentes no te hace un enfermo. No te interesan las chicas y eso no tiene nada de malo. Antes de amar a alguien debes amarte a ti mismo. Sólo así serás feliz.

―Tienes razón pero me es difícil hacerlo. ―Contestó aun deprimido. ―¿Me dejas estar un rato a solas?.

―Está bien, pero recuerda lo que te dije.

La mujer se levantó y le dio un beso en la frente, a veces sentía que llevar el rol de su madre era algo difícil y lo era. Apoyar a un adolescente había sido difícil y ahora lidiar con un corazón roto lo era el doble.

Al llegar a la sala fue rodeada por los Taisho restantes, estaba siendo bombardeada por preguntas respecto a la actitud del mismo.

―¿Que es lo que tiene?. ―Preguntó Sesshomaru.

―Inu se veía muy extraño, ¿que es lo que le ocurre?.

―¿Que tiene la bestia?. ―Los tres estaban preocupados por él, cada uno a su manera pero lo estaban.

Kagome sabía que no debía decir nada de lo que Inuyasha le había confiado, no destruiría ese voto de confianza y menos revelaría ese secreto al oficial que esperaba una respuesta a su pregunta.

―Comió picante, ya saben que es alérgico y se veía así gracias a la reacción. Le dio pena confesar que había olvidado algo tan obvio. ―Contestó con lo primero que se le vino a la mente.

El oficial que en todo momento había estado con ellos y estaba al tanto de esa alergia no había visto al menor ingerir algo así, sabía que ella mentía pero eso era algo de familia, un secreto entre ellos y no debía inmiscuirse.

―Y nosotros preocupados por nada. ―Se quejó Miroku aunque estaba más tranquilo debido a que el menor estaba bien.

―Ya que quedo claro el asunto... ―La miro de forma que le expresaba su nula creencia ante esa excusa. ―Quisiera hablar contigo.

―¿Que necesitas?. ―Ambos se sentaron en el sofá seguidos de Koga y Miroku.

―La próxima semana tendré mis vacaciones, el jefe ha autorizado mi salida y probablemente envíen a alguien más en mi ausencia, quería avisarte de ello. Quisiera quedarme con ustedes pero ya hace tiempo que no he visto a mi familia y ya los extraño.

―Kagome, permite que traiga a su familia para conocerlos. ―Pidió Miroku.

―Miroku tiene razón, quiero conocer a los familiares de Sesshomaru. ―Repitió Koga.

―Chicos, saben que me gusta cumplir sus caprichos pero esa no es mi decisión. Eso sólo puede decidirlo Sesshomaru. ¿O que opinas tú, Sesshomaru?. ―Preguntó, si se negaba sería el primer pedido que no podría cumplirle a sus hermanos.

―Déjame llamar a mi familia para avisarles. ―Tomó su teléfono y tecleó los números.

Hola, habla con Kikyo Furikawa. ¿Que necesita?.

―Soy yo, quería preguntarte algo.

¿Sesshomaru?, es raro que me llames tan rápido. En fin, ¿que necesitas?.

―¿Recuerdas lo de mis vacaciones? Pues los Taisho las han invitado a pasarlas acá, ¿que opinas?.

Bueno, ya había invitado a Sango y a Ayame.

―Esas dos también pueden venir así que... ¿vienen o no?.

De acuerdo, ahí estaremos. Cuídate, hermano.

―Igual, saludas a Rin de mi parte.

Colgó.

―¿Y bien? ¿Que te dijeron?. ―Preguntó Kagome.

―Vendrán, será más fácil así. No me veía apartado de mi trabajo ni mis obligaciones con ustedes. ―Contestó.

―También te queremos, Sesshomaru. ―Comentó Koga.

―Lo que dijo Koga. ―Habló Miroku.

Se quedaron para hablar de distintos temas, algunos relacionados con la seguridad de los Taisho y de las camionetas que a veces merodeaban el lugar. El oficial había notado movimientos extraños en la casa pero al no ver movilización decidió no preocuparse tanto por ello pero claro, estaba al pendiente y no bajaba la guardia.

Decidieron dejar el asunto del menor para el día siguiente, sería mejor hablar con él cuando estuviese calmado.

Continuara...

 


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