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Enamorado en una vida peligrosa. por Keiko Midori 0018

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El oficial iba en camino hacia la mansión Taisho, iba a toda velocidad en su motocicleta y esperaba que los hermanos estuviesen bien.

El viaje se le hizo eterno pero logró llegar, vio una camioneta blanca estacionada frente a la entrada de la gran mansión. Se acercó con cautela, al revisarla estaba vacía.

Se acercó a la casa, un disparo lo hizo retroceder. Unos hombres encapuchados se dejaron ver.

La lluvia de balas empezó, logró cubrirse y defenderse. Escuchaba los gritos enfurecidos de los Taisho, no escuchaba al menor de ellos y eso aumentaba su preocupación. Después de recargar su arma y abrirse paso entre los cuerpos de esos hombres llegó hacia adentro, varios disparos y llegó a la habitación. Vio a tres hombres golpear con rudeza la puerta, ya estaba destruida y lo único que mantenía a los Taisho seguros era el colchón de la cama.

Minutos antes...

Los Taisho luchaban por mantener afuera a esos hombres, escucharon los disparos de afuera.

—¡Jefe tenemos problemas!. —Gritaron desde afuera.

Con el ruido de los disparos se despertó el menor de ellos, se levantó y golpeó la puerta aterrado, no quería que sus hermanos resultaran dañados.

—¡Koga, abre la maldita puerta!.

—Calla, perro.

—Tranquilo Inu, llegó la ayuda.

Los dos que estaban afuera se cubrieron para evitar alguna bala perdida, escucharon las detonaciones cerca de su puerta, temían que esos hombres empezaran a disparar en su contra.

Pasaron unos minutos y el silencio reinó en el lugar. Las detonaciones habían cesado. Alguien tocó lo que quedaba de la puerta, una voz conocida los hizo tranquilizarse.

—Chicos abran, soy yo. —Habló el oficial Asakura desde fuera.

Al abrir vieron tres cuerpos tirados en el suelo, estaban en un charco de sangre pero para su propio bien decidieron ignorarlos.

—Sesshomaru, ¿Quiénes eran esos hombres?. —Preguntó Miroku mientras le dejaba pasar después de haber retirado el colchón.

—Es cierto Sesshomaru, ¿Qué ocurrió ahí afuera?.

—¡Les ordenó que abran la puerta!.

Escucharon los gritos provenientes del baño. Habían olvidado al menor de ellos.

—¿Por qué Inuyasha está encerrado?. —Preguntó confundido al ver el retumbar de la puerta.

—Esos hombres venían por él, tuve que encerrarlo para que no lo hirieran. —Contestó el moreno mientras se acercaba a la puerta y le abría .

—¿Por qué me encerraste, idiota?. —Notó al oficial y se preocupó al verlo, supo que los disparos tuvieron que ver con él. —¿Estás bien, Sesshomaru?.

—Estoy bien, tenía el chaleco puesto. —Contestó mientras se quitaba dicha prenda, el rostro del menor de ellos enrojeció al ver como se retiraba la camisa del uniforme, quedo con el torso desnudo y pequeñas balas que antes estaban pegadas al chaleco cayeron al suelo. —Llamare a la estación, debo informar la situación.

Les dio la espalda mientras sacaba su teléfono y daba el reporte a su jefe.

—Yo llamare a Kagome.

Miroku se apartó para llamar a su hermana, debía informarle sobre los hechos ocurridos.

Pasados unos minutos llegó Kagome, abrazó con fuerza a sus hermanos mientras lloraba, había temido por su seguridad.

—Díganme que fue lo que ocurrió. —Pidió mirando a los forenses levantar los cuerpos. Miroku le contó todo siendo apoyado por Koga e Inuyasha.

—¿Qué es lo que ese tipo quiere de mí? Ni siquiera lo conozco.

—Inuyasha tiene razón, necesitamos saber que es lo que le pasa a ese hombre. —Añadió Miroku preocupado por las acciones de ese desconocido.

—Presiento que lo averiguaremos pronto. Mientras tanto debemos proteger a la bestia.

Se decidió que esa casa ya no era segura y los Taisho decidieron irse a vivir temporalmente a un hotel de la ciudad, presentían que no los atacarían en un lugar lleno de personas. Después de sacar los cadáveres y acordonar la casa se fueron de allí.

...

...

En el transcurso de la semana el agente Asakura sentía la presión de su jefe y la de sí mismo sobre sus hombros, debía y quería averiguar sobre ese tipo y su conexión con el menor de los Taisho. Odiaba tener que estar dentro con el papeleo en vez de estar junto a los Taisho, por la incompetencia de sus compañeros esos tres habían estado en peligro y si no hubiese llegado a tiempo no sabría que les hubiera pasado.

—¿Ya tiene avances, Asakura?.

—He descubierto que las peleas entre Taisho y Setsuna iniciaron cuando conocieron a la señora Fujimori, asumo que fue un triangulo amoroso. Al ser el señor Taisho el elegido por la señora fue cuando las peleas de ambos hombres fueron más constantes.

—Así que todo inicio por una disputa por una mujer. —Se quedo unos segundos pensativo, eso tenía sentido. —Muy bien agente Asakura, espero más resultados.

—De acuerdo, señor.

Después de un poco más de papeleo decidió darles una visita a los Taisho, llevaba algunos días sin verlos y ya le apetecía ver a su niño mimado.

''Su niño mimado'' entre más lo repetía más le gustaba, sólo que no se atrevía a mencionarlo en voz alta. Prefería decirlo en son de burla y molestar al Taisho menor con eso.

Negó con una sonrisa y su camino lo llevó a ese prestigioso hotel, no había nada de que preocuparse, ese lugar era custodiado las veinticuatro horas del día por guardias de seguridad aunque una parte de él aun tenía esa alerta que le indicaba peligro ya que sintió esa misma alerta cuando le notificaron que los Taisho serían cuidados por agentes de la estación y todo había resultado muy mal. Por suerte para él esos agentes que se habían distraído de su trabajo ya habían sido transferidos, de haber estado ahí él les hubiera hecho pagar la incompetencia que realizaron.  

Después de mostrar una identificación en la recepción le permitieron el pase, subió por el elevador hasta el quinto piso donde los Taisho residían temporalmente.

Tocó la puerta y Kagome le abrió.

—¿Traes noticias?.

—He averiguado algunas cosas pero no, no tengo noticias de ese hombre aun si todos lo están buscando. Supongo que son las ventajas de ser poderoso e influyente.

—Creo que tienes razón, pero pasa, no te quedes afuera. —Ambos entraron. —Los chicos están en su habitación jugando vídeo juegos.

—Eso era algo obvio. —Contestó mientras tomaban asiento.

—Ya que estamos aquí y sin interrupciones quisiera que me contaras todo lo que han averiguado.

Empezó a contarle con detalles todo referente al caso, ella como responsable de esos tres y como la cabeza de la familia debía estar al tanto de todo. Ella debía saber todo y ayudar a proteger al menor de ellos.

Entre más le contaba ella menos entendía, a decir verdad nadie entendía el porque del anhelo de ese hombre por Inuyasha, cuando él e Inu no Taisho peleaban ese niño ni siquiera existía, ni uno de los vástagos de Taisho existían en ese entonces.

Continuara...

 


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