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Enamorado en una vida peligrosa. por Keiko Midori 0018

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Kagome y el oficial Asakura seguían hablando, todo relacionado al tema de Takemaru no Setsuna e Inuyasha, habían decidido no llamar a los menores pues dejarían que se perdieran en ese mundo virtual ignorando los peligros a los que ya se estaban acostumbrando.

De repente las alarmas contra incendios empezaron a sonar. Los gritos de personas hacían eco en el lugar, los Taisho restantes salieron rápidamente de su habitación. 

—¿Qué es eso?.

—¡Algo se quema!.

—Huele a humo.

Los nervios se acumulaban, los gritos y alarmas, el olor a quemado y demás factores hacían pensar que algo no andaba bien en ese lugar.

—No sé que ocurre pero vámonos de aquí. —Ordenó el oficial, ese instinto que tenía le indicaba que debía sacarlos cuanto antes.

—¡Vámonos!. —Exclamó Kagome.

Abandonaron la habitación, al salir vieron a los demás residentes correr hacia los pisos de abajo, otros salían por las ventanas y bajaban por las escaleras de servicio. Un disparo justo a su lado los hizo voltear, los hombres de Takemaru les apuntaban con armas.

—¡Entreguen al mocoso!. —Gritó el que parecía ser el líder.

—¡Eso jamás!. —Resonó la voz del oficial.

Los Taisho se colocaron tras él, el lugar empezaba a llenarse de humo y toser era inevitable. Todo el lugar empezaba a desmoronarse.

Los hombres no aceptaron su respuesta, los disparos lo hicieron retroceder y ocultarse tras una pared con los Taisho.

—Kagome, quiero que salgan de aquí inmediatamente. Yo los detendré. —Tosió ante el ardor del humo en sus pulmones. —Salgan rápido y con cuidado. —Ordenó al ver que no se movían del sitio.

—Pero...

El oficial sacó una arma extra de su uniforme y mientras los enemigos recargaban armas le entregó a Kagome esa pistola extra.

—Úsala con cuidado, sólo apunta al frente y dispara, no cierres los ojos. —Le explicó mientras disparaba al contrario acertando el tiro, eran varios y sería difícil, pero lo más difícil eran los Taisho, estaban reacios a irse del lugar.

Los hombres de Takemaru al ver que podían acercarse pues el oficial recargaba tomaron la oportunidad.

—¡Váyanse ahora mismo!. —Exigió.

La chica obedeció, arrastró consigo a sus hermanos pero uno se opuso a marcharse sin el oficial.

—No iré a ningún lado sin ti, idiota. —El menor se armó de valor y le dio un beso al oficial que vigilaba a los tipos de Takemaru, un trozo del techo había caído pero al parecer planeaban quitarlo e internarse entre el fuego abrasador. —Sé que es mal momento pero... Te amo.

Eso lleno de dicha el corazón del oficial que sin pensarlo volvió a unir sus labios con el menor.

—Yo también te amo, mi niño mimado.

El crujir del techo hizo que recordaran donde estaban, los demás dejaron de verlos expectantes.

—Largo de aquí, ahora. —Pidió al ver como esos hombres trataban de evadir las llamas y acercarse a ellos.

—¡Rápido bestia, esto caerá!.

—¡Inu es hora!.

—¡Inuyasha, debemos irnos!.

El menor le dio la espalda al oficial.

—Váyanse ustedes yo... 

Fue como si hubiese pasado en cámara lenta, los Taisho vieron al oficial darle un golpe a Inuyasha en la cabeza haciendo que se desmayara y lo vieron atraparlo antes de que cayera al suelo. Con una mano lo sostuvo y con la otra le disparó a un hombre, no se acercaban gracias a los escombros que estaban bloqueando el paso pero eran capaces de dispararles.

—Llévenselo, es peligroso que sigan aquí. Este lugar se cae a pedazos y ya no hay oxigeno. —Le dio un beso en la frente al aun desmayado joven.

—De acuerdo. Pero... ¿Y tú?.

—Ya buscaré una salida. Ahora sí, largo que este lugar esta en llamas.

No muy conforme la chica decidió irse con sus hermanos, Koga cargó en su espalda a Inuyasha y Miroku junto a Kagome iban al frente para evitar cualquier altercado. 

Kagome lograba escuchar los gritos de los hombres y los disparos, ya no escuchaban a los demás residentes del hotel, parecía ser que habían sido evacuados o que hayan muerto calcinados, por el momento eso no importaba, lo que realmente importaba era que debían salir de ahí y hacer que revisaran a sus hermanos, se les veían los efectos de la intoxicación por ese humo toxico.

Al lograr salir del hotel vieron a los policías y bomberos, los policías escoltaban a los heridos a las ambulancias y los bomberos trataban de sofocar las llamas, parecían ser más al estar por fuera.

Al verlos salir varios médicos se les acercaron, ayudó a Koga a llevar a Inuyasha a una ambulancia e inmediatamente lo conectaron a un respirador para tratar de eliminar todo rastro de humo de sus pulmones, lo mismo pasó con Koga y Miroku, estaba angustiada, en cuanto salieron Miroku había colapsado pero según los médicos no era nada grave. Koga sólo estaba mareado y con el respirador se repondría.

Pasados unos minutos Inuyasha despertó, Kagome estaba a su lado sumamente preocupada pues el oficial no daba señales de salir del lugar que por más que trataban no lograban extinguir el fuego.

—¿Dónde está Sesshomaru? ¿Y Koga y Miroku?. —Logró decir aun con la mascarilla de oxigeno puesta. La chica miró el edificio aun en llamas.

—Koga y Miroku están en la otra ambulancia, respiraron demasiado humo. —Suspiró con pesadez al decir sobre el oficial. —Sesshomaru aun no ha salido.

—¡¿Que?!. Voy a ir por él. —Se arrancó la mascarilla y al sentir un leve mareo se repuso.

—Es peligroso. —Trató de impedirlo.

Ambos salieron del vehículo, traspasaron la línea de seguridad y ante sus ojos algo inesperado pasó... El edificio colapsó.

Todos vieron ese prestigioso edificio caer en cámara lenta, aun siendo consumido por el fuego no resistió y cedió.

—¡Sesshomaru!. —Se escuchó el grito del menor de los Taisho, corrió hacía los escombros pero los bomberos le impidieron acercarse al lugar.

El menor empezó a llorar junto con Kagome al ver como ese lugar ardía, el oficial no había salido.

—Se-Sesshomaru... Él no... Él no...

—Cálmate, Inuyasha. Levántate por favor. —La chica trataba de callar sus sollozos y mover a su hermano del lugar era peligroso que estuviese tan cerca. Logró hacer que se moviera, escucharon más patrullas acercarse.

—Es mi culpa, yo debí quedarme con él. —Lloró, ¿Por qué la vida era tan injusta? Se había llevado al amor de su vida de una manera tan trágica.

—No es tu culpa, no digas eso. —Ella también lloraba, que ese oficial haya dado su vida por ellos era algo que no podría olvidar.

La oficial Akashi y la oficial Hayashi se acercaron inmediatamente, al escuchar el reporte donde anunciaba que el hotel donde los Taisho se hospedaban había sufrido un atentado había hecho que dejaran todo y fueran a ver lo ocurrido. Kikyo estaba con ellas, ver el posible atentado en contra de esa familia que estimaba había hecho que fuera también y asegurarse con sus propios ojos que ellos estaban con bien.

—¿Están bien?... ¿Qué les pasa?. —Fue Kikyo la primera en hablar, ver a ambos llorar abrazados era una muy mala señal.

—Kikyo... Es Sesshomaru. —Contestó Kagome con la voz quebrada.

—¿Sesshomaru? ¿Él está en la estación, verdad?. —Las oficiales ahogaron una exclamación de sorpresa al entender lo ocurrido, Kikyo trataba de auto convencerse de que su hermano estaba trabajando en el caso en la seguridad de la estación de policía.

—Él dio su vida por nosotros. —Contestó el menor Taisho con lágrimas en los ojos.

—No, eso es mentira. Sesshomaru está trabajando en el caso, él está en la estación. —Las primeras lagrimas empezaron a surcar sus mejillas, no era capaz de creer en los hechos.

—Lo siento, Kikyo.

Se dejó caer de rodillas, sus ojos cristalinos veían ese lugar arder. Su hermano, aún si no compartieran la sangre lo quería, saber que había perecido cumpliendo su labor dolía profundamente pero él sabía que algún día eso pasaría.

Todos miraban ese infierno, todos lloraban en silencio al verlo arder y lloraban por la pérdida de ese oficial que había ganado un lugar especial en el corazón de cada uno de ellos.

Continuará...

 


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