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Enamorado en una vida peligrosa. por Keiko Midori 0018

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El oficial Asakura disparaba contra los hombres de Takemaru, debía hacer tiempo y evitar que alcanzaran a los Taisho. Su corazón latía con fuerza ante la adrenalina, el calor sofocante y lo asfixiante del humo no ayudaba.

De todo eso lo único bueno era que el menor de los Taisho lo quería de la misma forma que él lo hacía. No podía ser más feliz y lo único que quedaba por hacer era salir de ahí y volver a probar sus dulces labios, sabía que le daría una reprimenda por haberle golpeado pero era por su seguridad, si algo le pasaba no podría siquiera seguir viviendo.

Un estruendo tras de él lo hizo voltear, el techo empezaba a colapsar y la salida estaba bloqueada, esperaba que los Taisho hayan logrado salir al exterior.

Última bala, último hombre. Disparó y como siempre, acertó.

Empezó a moverse entre las llamas buscando una salida de ese infierno, se recargaba en los muros al sentirse mareado pero continuó con su camino.

Logró llegar al segundo piso pero en los pisos inferiores era donde más fuego había, el incendio había empezado por ahí. De una patada rompió el cristal de una ventana y logró obtener algo de oxigeno para su sofocado cuerpo.

Al desviar la mirada vio un tanque de gas, al prestar atención al lugar notó que estaba en la cocina donde varios tanques llenos de gas empezaban a arder, eso se pondría feo.

El primer tanque explotó, una reacción en cadena apareció y decidió arrojarse por la ventana, unas fracturas no serían nada comparado con ser quemado vivo.

Al caer pensó que se rompería el cuello o algo parecido, sintió como se impactó contra... ¿algo suave?.

El edificio terminó por derrumbarse y el yacía dentro de un contenedor de basura, para ser más específicos estaba en el contenedor de la indumentaria del hotel. Como pudo se arrastró fuera de él y se alejó del lugar, se percató que estaba en la parte trasera del hotel.

Al caminar unos metros sintió los estragos de permanecer dentro de un lugar lleno de humo y con un casi nulo suministro de oxigeno.

Se recargó en un muro cercano al sentir los mareos, una tos que le imposibilitaba el respirar y finalmente colapsó, perdió el conocimiento cayendo al suelo de manera inevitable.

Finalmente el edificio cayó ante las llamas y afortunadamente el oficial había logrado escapar sólo que ahora estaba tirado en un callejón junto a los contenedores de basura. 

Pasadas unas horas, una mujer que pasaba por ahí alcanzó a ver a un hombre uniformado tirado en el suelo. Con algo de cautela se acercó y tomó su pulso, al notar que aun respiraba pidió ayuda para llevarlo al hospital, supuso que era uno de los sobrevivientes del atentado en contra del hotel que había causado cuantiosas pérdidas humanas y monetarias.

Cuando un par de hombre que le acompañaban llegaron optaron por revisar al hombre albino tratando de encontrar alguna identificación o algo que les dijera sobre su identidad. No encontraron absolutamente nada, al dirigir su vista al hotel del que solo quedaban escombros humeantes se preguntaron si era uno de los tantos policías que se habían arriesgado a tratar de salvar a las personas atrapadas.

Sin haber averiguado sobre sus datos procedieron a llevarlo a un pequeño hospital cercano para que pudiese recuperarse y al hacerlo revelar quien era en realidad.

Y así habían pasado unos días, nadie sabía quien era el misterioso hombre que aun se mantenía en la inconsciencia y no podían avisar a los familiares o cualquier conocido para que estuviera al tanto de la información. 

...

...

En el departamento del oficial Asakura estaban residiendo los Taisho, después de la experiencia en el hotel Kikyo había decidido llevarlos a ese lugar, necesitaban estar rodeados de la presencia de ese oficial que se había convertido en su héroe.

El más destrozado de todos era Inuyasha, no había abandonado la habitación del oficial, el aroma de ese hombre estaba impregnado en ese espacio tan personal. Llorar aferrado a su almohada era lo único que hacía, lamentarse hasta quedarse dormido y en sus sueños veía una y otra vez como moría en ese infierno, debió estar con él, debió morir con él.

Sus hermanos trataban de reconfortarlo pero sabían que era imposible, a menos que trajeran de vuelta a ese hombre que creían muerto. Hayashi y Akashi estaban en el caso, investigaban sobre la procedencia del fuego y su conexión con Takemaru no Setsuna.

—Inuyasha, sal de ahí. Nos has comido nada en dos días. —Kagome empezó a tocar con insistencia, estaba preocupada por su hermano pero nada podían hacer por él.

—No tengo hambre, Kagome. Déjame tranquilo. —Con un suspiró cargado de frustración la mujer decidió dejarlo llevándose consigo el plato de comida que llevaba para él.

Al llegar a la cocina se encontró con Koga, Miroku y Kikyo, todos vestían con sus típicas ropas negras que representaban el luto que llevaban, sus miradas sombrías y sus ojos que revelaban que habían llorado hacían de ese lugar algo deprimente.

Sin decir nada más se sentó a su lado y empezó a comer en silencio. Unos toques en la puerta hicieron que se levantara a abrir.

—Señorita Taisho, ¿me recuerda? Soy Bankotsu Banryuu.

—Adelante pase. Lo recuerdo, es el jefe de la policía. —Contestó mientras lo dejaba pasar, esperaban noticias acerca de la recuperación del cuerpo del oficial.

—Antes que nada, lamento su pérdida. Sé que estimaban al agente Asakura y en especial a usted, señorita Furikawa. —La mencionada asintió en silencio. —Vine para darles informes sobre el paradero del cuerpo del agente Asakura.

—¿Lo encontró?.

El hombre metió su mano al bolsillo de su saco, sacó una pequeña bolsa plástica mostrando una placa de acero calcinada donde aun se podía apreciar el nombre del portador, era la placa a nombre de Sesshomaru Asakura.

—Esto fue lo único que encontramos.

—¿Cómo que aun no encuentran a mi hermano?. —Kikyo estaba furiosa, debían encontrar a su hermano y de ser posible darle un entierro con honores como se merecía un agente al morir en servicio.

—Lamento informarle que no tenemos pista del oficial, todo es un caos y de entre tantos cuerpos no hemos podido dar con él y será difícil ahora que no porta identificación

Todos miraban ese pequeño y quemado trozo de acero, dolía pensar que aquel frío y algunas veces inexpresivo oficial no estaría más con ellos regañándolos ni protegiéndolos, dolía pensar que Inuyasha entraría en una fuerte depresión al haber confesado su amor y ser correspondido pero perder todo eso el mismo día de manera tan trágica.

—Como ya sabrán el incendio fue provocado. Las cámaras cercanas lograron captar el momento donde varios hombres de identidad aun desconocida inundaban de químicos flamables el lugar, aprovechaban que los guardias estaban distraídos, hubo informes en los que se confirma que estaban camuflados como trabajadores del lugar y desde dentro también regaron químicos.

—¿Nadie lo notó?.

El hombre negó, empezaban a creer que los policías eran unos incompetentes, ya iban dos ocasiones en las que en sus descuidos los llevaban al peligro pero en esta ocasión había sido trágica al ver las pérdidas humanas que ese incendio provocó.

Continuara...

 


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