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Enamorado en una vida peligrosa. por Keiko Midori 0018

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El oficial Asakura logró encontrar el punto exacto de donde se encontraba la placa perteneciente a Inuyasha, estaban en un lote de bodegas clausuradas en las afueras de la ciudad.

—Te encontré, niño mimado.

Sabía que ese sería el enfrentamiento definitivo, se toparía cara a cara con aquel hombre que osó poner sus manos en su protegido y sus hermanos. Ese hombre se arrepentiría de haberle causado tanto daño a Inuyasha y se encargaría de ponerlo tras las rejas o de ser posible adelantar su ida al infierno de un solo disparo en la cabeza por parte de su arma.

Tomó su fiel arma, municiones y se colocó ese tan importante chaleco antibalas. Sabía que no debía actuar de manera precipitada o podrían salir heridos los Taisho si llegaba a hacerlo así que opto por llamar a su jefe para pedirle ayuda.

—Jefe, necesito ayuda. He localizado a los Taisho. Ellos se encuentran en las bodegas abandonadas que están en las afueras de la ciudad. Iré pero necesito refuerzos.

Solo usted agente Asakura sería capaz de encontrarlos. Enviaré refuerzos para allá, están a tus ordenes. Trae con bien a esa familia, confío en ti Asakura.

—Tenga por seguro que eso haré. Traeré con bien a esa familia.

Colgó. Necesitaba irse de inmediato para así poder alcanzar a los refuerzos y salvar a esa familia.

Vio su motocicleta en el parqueadero y subió en ella, llegaría más pronto así. Aceleró para irse a toda velocidad escuchando el rechinar de las llantas.

...

 

...


Los Taisho seguían atados pero tratando de liberarse. Ninguno lo sabía pero estaban siendo rodeados por las fuerzas especiales que el jefe de la policía Bankotsu Banryuu había enviado.

—¡Eres un maldito! ¡Mataste a mi padre y a Sesshomaru!. —El hombre sonrió con burla.

—No te equivoques niño, tú mataste a ese oficial. Si hubieras muerto hace veintidós años como se suponía que debió pasar él no se hubiera sacrificado por ti y por ende, muerto. —Sin decir nada más sacó una pistola de su saco dispuesto a acabar con ese niño que aborrecía con cada fibra de su ser.

Un estruendo se escuchó, la puerta se abrió con brusquedad gracias a una patada propinada por el oficial Sesshomaru Asakura, le apuntaba con un arma a Takemaru y en sus ojos dorados se podían ver la ira contenida al ver la situación en la que sus protegidos se encontraban.

—¡Estás bajo arresto! ¡Baja la maldita arma ahora!. —El oficial gritó al momento que le apuntaba con un arma y estaba en posición de ataque.

Los Taisho no creían lo que veían y la alegría al verlo vivo se presentó en forma de lágrimas.

—¡Sesshomaru! ¡Estás vivo!. —Gritó Inuyasha con emoción, el oficial le brindo un leve asentimiento sin apartar la vista del criminal que quería destrozar con sus propias manos y todo porque Inuyasha mostraba golpes en su rostro al igual que sus hermanos debido al accidente en la carretera.

—Lo está pero no por mucho. —Takemaru le disparó al oficial que se inclinó mientras abrazaba su abdomen con una mueca de dolor, le había dolido pero traía ese fiel chaleco que lo salvaba en cada oportunidad.

—¡Sesshomaru!. —Escuchó el gritó de los Taisho y se sintió levemente ofendido, ellos ya deberían saber que nunca pasaba algo por alto y era precavido siempre. Sin que nadie lo entendiera el oficial emitió una risa socarrona.

—No seas imbécil Takemaru. Si no morí en una explosión es bastante obvio que una simple bala no será capaz de matarme.

El hombre se tensó ante eso y le volvió a disparar pero el oficial le disparó en el hombro. El hombre pidió ayuda a sus cómplices pero nadie lo auxilió. No tenía a nadie más, todos habían sido capturados por la policía.

Los agentes de Banryuu entraron rápidamente y capturaron a algunos hombres que resguardaban el lugar. Cuando estaban por aprehender a Takemaru este se acercó al menor de los Taisho y lo desató. Inuyasha iba a defenderse hasta que sintió el frío metal de la pistola en la sien haciendo que se quedara completamente quieto.

—Si llegan a acercarse no dudaré en matar a este niño así que no tienten a su suerte o lo lamentaran. —Amenazó sin apartar el arma de la cabeza del único peliplateado de esa familia

Ante esas palabras el oficial Asakura dio la orden de retroceder a los agentes, no dejaría que ese hombre dañara a Inuyasha y los hermanos Taisho seguían luchando con sus ataduras, no los habían desatado ya que no los querían interfiriendo y ya bastante tenían con un rehén muy valioso para el líder de esa misión.

—¡Suéltalo, maldito! ¡Solo yo puedo amenazar a la bestia!.

—¡Deja en paz a Inuyasha!.

—¡Suelta a Inu ahora!.

—¡Suelta a ese niño, maldito cobarde!. —El oficial estaba furioso y ver esa arma en la cabeza de su amado niño no ayudaba, quería destazar con sus propias manos a ese hombre pero no podía acercarse o dañaría a Inuyasha en el proceso.

—¡Anda, acércate y disparo!. —Todos notaron el miedo en sus palabras, notaron los nervios de ese hombre al verse acorralado y todos sabían que un hombre así y estando armado  era una mala, muy mala combinación.

Inuyasha veía a su familia luchar por liberarse, los agentes atrás por orden del oficial y a este apuntándole a Takemaru, su rostro se mostraba impasible pero estaba seguro de que estaba aterrado ante la sola idea de que algo le pasara a él. Y él en realidad no tenía miedo, su amado oficial había ido a rescatarlo y tenía fe en él, no era la primera vez que estaba en peligro y el oficial de cabello platinado lo rescataba.

Sentía a Takemaru temblar ya que estaba muy cerca de su cuerpo y también notó que no le prestaba atención en lo más mínimo al estar buscando la manera de salir ileso de ahí y aprovechó esa perfecta distracción para escapar.

Inuyasha golpeó a Takemaru en el abdomen haciendo que el mencionado se arqueara gracias al dolor y corrió hacía el oficial Asakura que al verlo sintió gran alivio olvidando por un segundo al hombre que estaba atrás de Inuyasha bastante adolorido debido al fuerte golpe.

El oficial recordó algo que sonaba muy simple pero era bastante importante que le habían enseñado en la academia, nunca le des la espalda al enemigo sin importar nada.

Un disparo hizo eco en el lugar al mismo tiempo que el menor de los hermanos Taisho caía al suelo de manera estrepitosa. 

Todo ocurrió en cámara lenta, los Taisho gritaron con horror al ver al menor de ellos en el suelo y como el oficial se acercaba a él con rapidez.

Continuara...

 

Notas finales:

Recuerden que ya estamos en los últimos capítulos. Bueno, eso es bastante obvio. Realmente no sé cuantos capitulos faltan ya que voy sobre la marcha. Espero no decepcionarlos, si ya leyeron mis anteriores obras sabrán que mis finales son malos pero, me esforzaré para que sean mejores. 

 

Recuerden que el "Gracias por leerme" es muy sincero aunque solo sean tres palabras.


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