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Enamorado en una vida peligrosa. por Keiko Midori 0018

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Notas del capitulo:

Espero que disfruten el capítulo, de una vez les aviso que se trata del final de esta historia, sin más continuamos...

Flash back...

Inuyasha golpeó a Takemaru en el abdomen haciendo que se arqueara gracias al dolor y corrió hacia el oficial Asakura que al verlo sintió gran alivio olvidando por un segundo al hombre que estaba atrás adolorido.

El oficial recordó algo que le habían enseñado en la academia, nunca le des la espalda al enemigo.

Un disparo hizo eco en el lugar al mismo tiempo que el menor de los Taisho caía al suelo de manera estrepitosa.

Todo ocurrió en cámara lenta, los Taisho gritaron con horror al ver al menor de ellos en el suelo y como el oficial se acercaba a él con rapidez. Cerraron los ojos para evitar ver una terrible escena, el llanto silencioso no se hizo esperar. Fueron desatados y la voz del oficial Asakura los hizo abrir los ojos.

—¿Estás bien, Inuyasha?. —El oficial se paró frente al menor de los Taisho y lo ayudó a levantarse del suelo.

—Lo estoy. Solo tropecé, idiota. —Se sacudió la ropa llena de polvo, sin alcanzar a decir nada más, sintió como sus hermanos se aferraban a él con lágrimas en los ojos, les había dado un buen susto.

Mientras la familia lloraba ante la casi pérdida del menor de ellos los agentes se encargaban de los hombres detenidos y llevaban a los heridos a las ambulancias que recién llegaban.

Kagome se separó de su hermanito sin entender lo ocurrido, le alegraba pero era confuso y no entendía cómo era que seguía vivo y sin un solo orificio de más.

—¿Pero como...?. —Al desviar su mirada pudo ver a Takemaru en el suelo tras ellos, estaba muerto y un pequeño orificio en su cabeza lo probaba.

—Le disparé cuando Inuyasha estaba cayendo, estaba distraído. —Contestó el oficial.

—Nos asustaste, bestia. Que bueno que estás bien. —Koga aún mostraba signos de haber llorado y esa oportunidad no iba a ser desaprovechada por Inuyasha. Prácticamente era su hermano menor y se aprovecharía de la situación.

—¡Que tierno eres! ¡Lloraste por mí!. —Puso su mejor expresión tierna haciendo que las mejillas morenas se tiñeran de rojo.

—¡Claro que no! ¡Me ha caído polvo en los ojos!. —Le gritó avergonzado y desvió su mirada, era más que obvio que quería al menor peliplata pero su orgullo le impedía decirlo abiertamente.

—No es hora de pelear, hermanos. —Intervino Miroku, estaba contento ya que todo volvería a la normalidad sin ese hombre acosando a su hermanito.

Sin esperarlo Inuyasha fue arrastrado a unos pasos de sus hermanos por el oficial Asakura que mostraba su rostro como siempre, no mostraba ni una sola emoción.

—¿Qué te pa...? —Sus palabras fueron ahogadas por un demandante beso.

Las manos del oficial se sujetaron de la cadera del menor y buscó intensificar ese beso que había ansiado desde hace días atrás. Inuyasha se aferró al cuello del oficial al sentir sus piernas temblorosas presintiendo que caería al suelo ante la intensidad de ese beso.

Finalmente se separaron. Sus frentes se juntaron esperando a que su respiración se calmara.

—No vuelvas a asustarme así, creí que te perdería.

—Cuando te vi entrar supe que estábamos a salvo, sabía que nos rescatarías.

—Te amo, niño mimado. No vuelvas a darme estos sustos que terminarán matándome. —Lo abrazó con algo de fuerza haciendo que enterrara su rostro en su pecho. Aún no se recuperaba del susto, ver como un tipo le apuntaba a la cabeza era algo que no quería ver otra vez.

—Yo también te amo, idiota.

Todos sonrieron al ver que las cosas no cambiarían entre ese par, así se habían enamorado y solo ellos se entendían. Todo había cambiado. Todo había mejorado. Un nuevo inicio llegaría para la familia Taisho.

Poco tiempo después...

Miroku se casó con Sango Akashi. El hombre quería dejar descendencia en el mundo antes de que a algún loco se le ocurriera atentar en contra de su familia, otra vez. Todos lo apoyaron y su gran día fue algo memorable.

Koga finalmente se le declaró a Ayame y vivían su relación felices. Inclusive había dicho que quería unirse al cuerpo policial pues al igual que Asakura y Akashi, quería proteger a los débiles justo como lo hicieron con él. Solo Kagome se había opuesto, era un trabajo peligroso y no quería perder al moreno. Ella los había criado y no quería que resultara herido pero al final lo aceptó, no quería cortarle las alas pues algún día todos ellos debían crecer y dejar el nido familiar.

A un año de ese suceso que marcó a la familia y a un año de que la relación entre Inuyasha y el oficial Asakura diera inicio, al menor de los Taisho se le había ocurrido hacer algo. Al cumplir su primer aniversario y con consejos de Akashi y Hayashi, decidió preparar una velada romántica para celebrarlo.

Miroku lo ayudaría con eso al igual que Koga, Kagome había negado su ayuda debido a que saldría ese día de imprevisto y no podría estar con él. Con ayuda Inuyasha había logrado preparar todo, hasta que Miroku pasó desapercibido un detalle... Nunca poner a Inuyasha y a Koga juntos en algo delicado como lo era decorar la mesa.

Sesshomaru y Kagome llegaron a la mansión Taisho, el abandono de Kagome se debía a que el agente Asakura necesitaba ayuda para comprar un regalo para su querido niño pero nunca se esperaron encontrar a Inuyasha sobre Koga ahorcándolo sobre una mesa destruida. A pesar de la graciosa situación ambos habían mantenido la compostura y separado a ambos, todo estaba destruido. Las decoraciones y la comida que había en la mesa.

El regalo que el oficial había ido a buscar era una alianza para pedirle matrimonio a ese niño. Le dio el sí a pesar de estar avergonzado y cubierto de suciedad. Después de eso volvió a pelear con Koga culpándolo de su deplorable aspecto ante la pedida de matrimonio.

Fin flash back.

Todos estaban en la sala de esa gran mansión, estaban sentados junto a su respectiva pareja y Kagome en un sofá individual que quedaba al frente de todos ellos. El inspector empezó a reír, aún no se acostumbraban a su alegre humor.

Sesshomaru hizo que Inuyasha se sentara en sus piernas antes de pudieran preguntar, ignoró sus protestas y lo abrazó, aun no creía que todo había mejorado entre ellos y que ahora eran una feliz pareja.

—¿De que te ríes, idiota?. —Preguntó aun avergonzado, le apenaba comportarse tan cariñoso con el inspector frente a los demás, para ser así prefería la intimidad del departamento que compartían.

—Cierto, ¿de que te ríes, Sesshomaru?. —La voz del moreno de coleta se unió a la del peliplata.

—Dinos, Sesshomaru. —Se unieron los demás.

—Nada importante. Recordé nuestro primer aniversario y la pedida de mano de Inuyasha. —No pudo evitar soltar una sonrisa al sentir al chico en sus piernas tensarse ante la mención de ese día.

—¡Eso fue culpa del sarnoso!. —Gritó con las mejillas coloradas.

—Claro que no, bestia. Yo te dije que las servilletas azules eran mejor que tus tontas servilletas rojas. —Espetó el mencionado.

—Mi mesa, mi comida, mi día, mi decisión. Era más que obvio que yo debía elegir y las servilletas rojas quedaban mejor que tus aburridas servilletas azules. —Le gruñó con molestia.

—¿¡Quieres pelear, bestia!?. —El moreno se levantó con brusquedad de su asiento.

—¡Te voy a ganar, sarnoso!. —También se levantó furioso.

Inuyasha sintió unas fuertes manos en su cadera, eran inconfundibles considerando que ya habían recorrido cada palmo de su piel. De manera inesperada fue arrastrado hacia abajo quedando nuevamente sentado en las piernas del inspector en jefe.

—Nadie va a pelear, ¿les ha quedado claro?. —Sesshomaru tuvo que intervenir antes de que empezaran a pelear nuevamente, no quería que arruinaran esos gratos momentos en familia.

—De acuerdo. —Contestaron al unísono, los demás espectadores rieron ante eso. Sabían que si estaban juntos todo sería mejor. La familia se quería mucho aunque no lo se lo dicen a menudo pero se lo demuestran a diario aunque con algunas discusiones entre Koga e Inuyasha y algunas competencias entre ellos nadie se va aburrir con esos dos ''niños''. Todo ahora era felicidad.

...

...

Kagome le había pedido a sus hermanos que se quedaran a dormir, los necesitaba cerca pues no se acostumbraba a verlos partir. Ellos aceptaron de inmediato.

Inuyasha y el inspector estaban en el jardín, la noche serena y fresca era estupenda para admirar el cielo despejado y traer de regreso gratos recuerdos.

Ambos estaban sumidos en sus pensamientos, recordaban todo lo que pasaron para poder alcanzar la felicidad y esa intimidad que ahora poseían. Estaban sentados bajo un árbol, Inuyasha estaba sentado en las piernas de su amado inspector por orden del mismo, le gustaba hacer eso aunque lo negara repetidas veces.

—¿En qué piensas?. —Rompió ese silencio tranquilo.

—En todo lo que pasamos juntos, en los sustos que me diste y en cómo fue que llegué a enamorarme de un niño tan mimado como tú. —Su tono tranquilo evitó que Inuyasha le recriminará. Inuyasha suspiró mientras sentía como era abrazado.

—Fue difícil pero ya estamos juntos y en cuanto enamorarte de mí... Soy todo lo que cualquiera pudiera desear, te atraje con mi encanto natural.

—Olvidé mencionar tu gran egocentrismo.

—Idiota. —Sintió como su cuello era besado, suspiró con pesadez. Siempre caía ante eso.

—Ahora están a salvo, y me encargaré de que así sea siempre. Mi vida te pertenece, Inuyasha.

—Entonces cuídala por mí y para mí.

Siguieron admirando el firmamento, rememorando todo lo ocurrido en esos años. 

¿Quien iba a pensar que un imponente oficial de policía y un joven pero mimado heredero acabarían siendo una feliz pareja? Al principio no podían llevarse bien debido al menor que era sumamente obstinado, no gustaba de recibir órdenes y que además, era bastante orgulloso. Y en cuanto al oficial Sesshomaru Asakura, era un hombre bastante orgulloso, gustaba de ordenar y ser obedecido, le gustaba la disciplina y también era bastante protector. Su vida había cambiado por tener por primera vez a alguien reacio a hacer lo que le ordenaba, a alguien que lograba sacarlo de sus casillas y que poco a poco se había convertido en alguien importante para él.

Al principio ambos se hubieran reído si alguien llegaba a plantear una relación entre ellos, ambos eran diferentes y sus personalidades chocaban. Pero, la vida les tenía deparado todo un mundo de posibilidades haciendo que todo eso hubiera sido posible. Después de varios peligros y pruebas lograron darse cuenta de que era lo que en realidad sus corazones querían, lograron encontrar su camino y lo mejor de todo, lograron caminar tomados de la mano en ese difícil e impredecible sendero mejor conocido como, la vida.

Peligros, secuestros y demás, eso bastó para que se conocieran. Un heredero culpado de algo que no tenía nada que ver con él, una serie de sucesos que dañaron a su familia y todos hechos para verlo de rodillas pero, apareció su héroe. Eso era el agente Asakura para esa familia, un héroe. Había salvado a Inuyasha, había salvado a toda la familia sin importarle salir herido en el proceso. Y dejando atrás todo eso, ambos habían dejado de lado sus diferencias y habían caído rendidos ante el amor. Al final de cuentas, Inuyasha Taisho había estado...

Enamorado en una vida peligrosa.

Fin.

.

 

Notas finales:

Sip, este es el final y después de tanto tiempo he logrado hacerlo. Espero no haberlos decepcionado con esto pero tenía planeado que esta historia solo tuviera de 10 a 15 caps pero se alargó de más. Esta historia fue en honor a mi querida amiga Fer y continuada para ustedes mis queridos lectores, nos vemos en otra historia. Sin más me despido, gracias por leerme...


Keiko Midori.


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