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La salvación por La_Oscura_Reina_Angel

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  Capítulo 4: Aclaraciones

 

Glorfindel y Erector, quienes no conocían la historia de cómo era que Elrohir había terminado embarazado, pensaban que Thranduil había abandonado a su niño Elrohir, dejándolo en estado.

 

- ¿Cómo pudo hacer algo así?

 

Le reprochó Erector, quien conocía al rey del bosque negro desde hacía varios siglos.

 

- ¿Cómo osó deshonrar al hijo de Lord Elrond de esta manera?

 

Inquirió Glorfindel indignado.

 

- ¡No lo puedo creer! ¿Lo embarazó y lo dejó?

 

Dijo Rumil impresionado.

 

- ¿Papá?

 

Fue todo lo que pudo decir Legolas. Thranduil trató de hablar, pero Elladan se le adelantó.

 

- Ya basta de preguntas estúpidas, mi hermano necesita un sanador, ¡¿o no se dan cuenta de que está embarazado?!

 

Gritó el gemelo. Glorfindel se levantó del suelo con Elrohir en brazos.

 

- Él está bien, Elladan, sólo fue un desvanecimiento. Legolas, indica a Haldir dónde puede llevar a Elrohir, yo lo iré a revisar enseguida.

 

Dijo el apuesto senescal y sanador de Rivendel.

 

- Mircalen, indícales el camino.

 

Dijo Legolas, quien quería hacerle muchas preguntas a su padre.

 

- Un momento, Legolas, ve y haz lo que el senescal de Imladris te acaba de pedir, y de paso llama a uno de nuestros sanadores para que lo revise.

 

- Pero...

 

- Después hablaremos. - Dijo Thranduil con firmeza. - Rumil, lleva tú a... Elrohir. Los demás que vengan conmigo, tú también Elladan. - Les indicó Thranduil.

 

Los más jóvenes se indignaron al ser dejados de lado, pero al ver la palidez de Elrohir se apresuraron a obedecer, mientras los demás seguían a Thranduil a su despacho.

 

- ¿Qué dirás, Thranduil?

 

Preguntó Glorfindel fríamente. Él había visto nacer a los gemelos y, al igual que Erector, los quería muchísimo.

 

- No es lo que ninguno de ustedes se imagina. Yo no me aproveché del chico. Ni siquiera sabía quién era...

 

Pero Thranduil se vio interrumpido por un indignado Erector.

 

- Así que se aprovechó de un elfito menor de edad y ni se molestó por saber quién era.

 

- Nunca me hubiese esperado esto de usted, majestad.

 

Dijo Glorfindel con desprecio.

 

- Calle, Senescal de Rivendel, el rey Thranduil no se aprovechó de nadie.

 

Dijo Mircalen a Glorfindel muy molesto, todo el tiempo que había estado con Thranduil desde que huyeron del pueblo de los Ayari, había aprendido a querer al elfo como a un padre, y a sus hijos como a unos hermanos.

 

- Calla tú.

 

Dijo Glorfindel en una actitud más digna de un elfito que del elfo de cuatro mil años que ya era.

 

- Basta Glorfindel, él tiene razón, no se aprovechó de mi hermano... Elrohir se aprovechó de él.

 

Dijo Elladan cerrando los ojos con fuerza para evitar que sus lágrimas cayeran.

 

- ¿Qué?

 

Preguntaron Erector y Glorfindel confundidos.

 

- Él...

 

Con un sollozo Elladan no fue capaz de seguir.

 

- Yo lo contaré todo.

 

Dijo Aiwë tímidamente. Haldir, que sólo sabía pequeños fragmentos de la historia, miró al elfito con curiosidad y, al igual que los demás, lo escuchó con atención, mientras el elfito pelirrojo lo narraba todo, desde quién era él, cómo conoció a los gemelos y lo que tuvo que pedirle a Elrohir que hiciera para hacer tiempo y pudieran escapar con la ayuda de los trillizos. Mircalen y Mithmir ayudaban en algunos detalles a su príncipe, mientras consolaban a Elladan. Los dos elfos de confianza de Lord Elrond estaban impresionados, a medida que oían el relato.

 

- Creo que te debo una disculpa, Thranduil.

 

Dijo Glorfindel apenado.

 

- Cierto, yo también me disculpo.

 

Dijo Erector avergonzado. Thranduil negó con la cabeza.

 

- Eso no importa, no sabían la historia y supusieron lo que era más lógico. Pero ahora quiero saber cómo están él y... y mi hijo.

 

Erector y Glorfindel se miraron.

 

- Es Glorfindel quien atiende a Elrohir junto con Lord Elrond, yo sólo soy ingeniero así que es él quien mejor le podrá hablar.

 

Thranduil miró al senescal de Rivendel, que asintió.

 

- Le contaré, pero lo haré en el camino, tengo que ir a revisar a Elrohir.

 

Thranduil asintió.

 

***

 

Elrohir gimió al volver a despertar, al abrir los ojos lo primero que vio fue a un hermoso elfo pelirrojo a su lado.

 

- Mithmir.

 

Susurró aún adormilado, pero el elfo pelirrojo sonrió negando con la cabeza.

 

- No, yo soy Mircalen.

 

Sólo entonces Elrohir recordó dónde estaba y lo que había pasado momentos antes. Y antes de que Glorfindel o Elladan lo pudieran detener, se sentó con brusquedad y sus ojos se toparon con la alta figura de Thranduil, quien estaba al lado de Legolas y Aiwë.

 

Al ver al causante indirecto de sus desgracias, el gemelo estalló en un desgarrador llanto, que rompió el corazón de los presentes, sobre todo el de su hermano. Elladan lo abrazó y Elrohir se aferró a él con fuerza, enterrando la cabeza en el pecho de su hermano y quedando su rostro completamente cubierto por su negro y largo cabello.

 

- Niño Elrohir, cálmese, le hará daño al bebé.

 

Dijo el preocupado sanador del palacio.

 

- Ro, por favor, sosiégate.

 

Le pidió Glorfindel con suavidad pero con firmeza. Elrohir negó frenéticamente con la cabeza, mientras su llanto aumentaba.

 

- Ro, por favor, cálmate.

 

Le rogó Elladan, pero ni a él Elrohir escuchaba. Thranduil se acercó a la cama, se sentó en ella y, tomando a Elrohir de los hombros, lo separó de Elladan y lo volteó hasta que quedaron de frente.

 

- Quiero que te tranquilices ahora. Le harás daño a nuestro hijo.

 

Le dijo con el mismo tono que utilizaba cuando alguno de sus tres hijos se ponía cabezota. Elrohir hipó mirando al rey del bosque negro fijamente, pero cerró el pico y dejó de llorar.

 

- Así está mejor, ahora le dirás a Thôndil y a Glorfindel cómo te sientes y permitirás que te revisen, para asegurarse de que tú y el bebé estarán bien.

 

Elrohir asintió con un tierno mohín, mirando asustado al rey.

 

- Quiero a mi adar (padre).

 

Dijo con un puchero, buscando los ojos de Erector.

 

- Bien, Erector irá ahora a escribir una carta a tu adar.

 

Dijo Thranduil

 

- Yo voy contigo Erector. Tengo que escribirle a Luinmir para decirle que Mircalen está aquí.

 

Dijo Mithmir. Erector asintió.

 

- Legolas, ve y lleva a Rumil, a Haldir y a Aiwë a sus habitaciones, deben estar cansados de tantas emociones.

 

Los cuatro asintieron. Legolas y Rumil ya habían sido informados de todo y les habían ordenado que cerraran el pico a los dos.

 

- Mircalen ve con Legolas.

 

Le indicó Thranduil al elfo pelirrojo.

 

- Entre mi gente me estaba entrenando para ser sanador cuando tuve que huir, tal vez os pueda servir de ayuda.

 

Dijo el trillizo de ojos verdes. Los dos sanadores adultos asintieron.

 

- Elladan, puedes retirarte a descansar o quedarte aquí, mientras revisan a tu hermano, la decisión es tuya.

 

Dijo Thranduil.

 

- Me quedo.

 

Dijo el gemelo.

 

- Me gustaría que se fuera. - Dijo Elrohir desviando su mirada del rey del bosque negro, y cerrando los ojos para evitar las lágrimas. - La vergüenza no me permite mirarlo. - Confesó el pelinegro.

 

Thranduil miró a los dos sanadores que con los ojos le pedían que se retirara y que evitara alterar más al embarazado. Thranduil asintió.

 

- Esperaré a poder hablar con tu padre, para que tú y yo podamos hablar nuevamente, Elrohir Elrondil.

 

Y con esa promesa o amenaza, dependiendo del punto de vista que lo vieras, el rey del bosque negro salió de la habitación. Elrohir no abrió los ojos, seguro de que si lo hacía rompería nuevamente en histérico llanto. Y dejó mansamente que su hermano lo recostara, mientras los dos sanadores y Mircalen lo desnudaban para hacerle una revisión completa.

Continuara....

 

 


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