-¿Hilda te dijo que vendría?
-La convencí de que me lo dijera, supongo que me vio desesperado.
-Lo lamento.
-No hay nada qué perdonar, lo que pasó debemos dejarlo en el pasado- repitió el peliazul mientras sostenía a Mu de la cintura mirando hacia la torre, así como hacía tantos años.
-¿Nos casaremos?
-Nos casaremos, y prometo estar ahí.
-Y yo prometo que sólo iremos a un juzgado- sonrió el pelilila girando su rostro para besar al griego, quien lo miraba casi devotamente.
-Debo admitir que imaginé que nunca más te tendría entre mis brazos- musitó con la voz un tanto descompuesta.
-Acostúmbrate de nuevo, porque jamás me iré. Te amo demasiado.
-Te amaré por siempre- finalizó el peliazul antes de besar al pelilila por enésima vez y no por última vez.
-Oye cariño, el departamento que compramos se vendió, debo ir por los libros que dejé en ese lugar.
-¿Quieres que lo compremos de nuevo? Porque puedo hacerlo.
-Sé que puedes, pero mejor busquemos algo más… sutil. Además quiero seguir con mi departamento, no vivir en él, pero que lo conservemos.
-Lo que tu desees amor- sonrió Saga besando su mejilla- Vamos por esos libros.
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Regresaron a Grecia por la mañana, no habían hablado con nadie, sólo llegaron al penthouse, tomaron los libros y fueron al departamento de Mu, donde casualmente tenía un traje blanco de una venta de garage y Saga, bueno, él también tenía bastantes trajes, regalos del mismo Mu.
Pudieron haberlo hecho ese mismo día, pero no sólo sus corazones se extrañaban, también sus cuerpos, así que dos días después y sin decirle a nadie, estaban en el juzgado, tal y como ambos habían acordado.
-Mu de Aries ¿Aceptas por esposo a Saga de Géminis?
-Acepto- sonrió el pelilila mirando al griego frente a él. Estaban en un juzgado rodeados de otras parejas listas para dar ese paso.
-Saga de Géminis ¿Aceptas por esposo a Mu de Aries?
-Siempre, en ésta vida y en la otra.
-Entonces, por el poder que me confiere, los declaro esposos- sonrió el juez ante la atenta mirada del público ajeno y al nuevo matrimonio.
-Siempre tuyo.
-Siempre mío.
-Siempre nuestro- sellaron su amor con un beso.
No necesitaban trajes de diseñador, ni una recepción de cientos de personas, sólo estaban ellos dos y era todo lo que necesitan, o al menos eso pensaba el pelilila, quien seguía colgado del cuello de su ahora esposo.
-Cielo, debemos salir, hay más personas en la fila- Mu asintió caminando hasta la salida. Saga tomó su mano y antes de que abriera la puerta lo miró con una sonrisa traviesa.
-Sé que todo fue demasiado rápido, pero sé que adoras a tus amigos, así que…- el de Géminis abrió la puerta haciendo que Mu enseguida sonriera al ver a todos ahí. Afrodita, DeathMask, Milo, Camus, Shaka, Aioria y June.
-¡Felicidades!- gritaron todos sonriéndole y acercándose para abrazar a los nuevos esposos, eso era lo único necesario para finalizar un gran día.
Los chicos habían reservado en un restaurante, así que comieron, bebieron y se divirtieron como la gran familia que eran, y ahora todos completos.
-¿Se irán de luna de miel?- preguntó Milo a lo que Saga sonrió mirando a Mu.
-México puede ser un gran lugar- dijo el peliazul con una enorme sonrisa.
-Sin Méxicoma ésta vez- soltó Mu recordando aquella broma en las playas doradas de ese lugar. Saga lo miró confundido mientras sus amigos sonreían -Nada cielo, iremos a México.
-Te amo.
-Te amo- susurró Mu contra los labios de su esposo ante los vítores de sus amigos, porque ese sí era un final feliz muy merecido para ambos y ésta vez sin dudas.