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Otro día en la semana.
Era de noche y Masamune regresaba de la editorial. Al llegar al decimo segundo piso vio a una sola persona, en el largo pasillo, parado frente a su puerta.
—¿Yokozawa?
—Quería ver como estabas.
—¿Por qué? —Tomó su llave y abrió la puerta.
—¿Ya olvidaste el escándalo que hiciste en el departamento de ventas? —Entrando al apartamento. —Al menos a mí se me pasó el enojo, por eso vengo.
—Dile a tus subordinados que hagan bien su trabajo, y estaré en paz.
Yokozawa chasqueó la lengua.
—Preferiría que te marcharas, no quiero pelearme con Onodera porque estás aquí…
—¿Disculpa!
Masamune entró a la cocina y no salió.
Yokozawa verdaderamente se había indignado y aunque permaneció de pie en la sala, estaba tentado a mirar dentro de la cocina. Se movió unos pasos para poder mirar: adentro estaba Masamune, de espaldas, lavándose las manos para preparar la cena.
—¿Qué tal si me quedo a la cena?
Masamune mantuvo el silencio, solo había sonido de trastos, la calidez de la estufa encendida empezaba a esparcirse sutilmente.
—Es el aniversario del manga, se supone que hay tomos especiales ¿Por qué tus subordinados no entienden eso? —Yokozawa se aproximó al marco de la puerta, Masamune continuaba de espaldas. —Un tomo de papel especial no es tan malo, es una buena celebración…
—Es caro en comparación a las ventas…
—Porque no están siguiendo mis indicaciones de distribución…
—¿Desde cuándo eso es tu trabajo?
—¿Ves por qué llegué enfadado al departamento?
Yokozawa estuvo rígido en la puerta.
—El manga ya no es interesante ¿Por qué no le exiges a tu autora?
—¿Qué no exijo, dices? —Masamune continuaba cortando unas verduras. No le dio la cara al amigo.
—Eso digo. —Masamune se congeló un segundo, siempre dándole la espalda, luego siguió cortando. Yokozawa añadió: —Masamune, mírame… escúchame…
—Vete antes de que Ritsu vuelva —dijo Masamune con voz baja pero firme.
—Escúchame…
—¡Largo!
Yokozawa miró temblar la mano de su amigo. Después de unos segundos, Masamune, todavía temblando, continuó cortando verdura.
Yokozawa pensó mucho antes de tomar una decisión, el otro metió la verdura en el agua, luego fue a la refrigeradora para sacar una bandeja de carne. Yokozawa, después de mucho pensarlo, dijo:
—Me voy.
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