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Títere Encadenado ¿Quién eres? por DanyNeko

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Unos pocos días después, el pueblo empezó a prepararse para el festival de las flores.

 

Las farolas de las calles principales estaban adornadas con flores hechas a mano, de diferentes y vistosos colores, y unidas con cadenetas de banderines en colores pasteles.

 

Las fachadas de las casas también estaban adornadas por enredaderas y flores artificiales, farolas de papel, coronas de flores y hasta sombrillas chinas de papel.

 

Todo para el festival de primavera.

 

La plaza mayor era el centro de todo. Lleno de pequeños locales donde se vendería comida y colocarían los juegos de feria.

Hacia el centro de la plaza apuntaban reflectores de colores, ya que haría de pista de baile.

Frente a la plaza quedaba la catedral, con una ancha escalinata con, al menos, 40 escalones; encima de estas, en el amplio frente de la iglesia se estaban colocando micrófonos, instrumentos y amplificadores para el concierto que tendría lugar la noche del domingo.

 

~∆~

 

Odion estaba en la plaza aquella mañana​, con Marik, Bakura y Malik; trabajando en los puestos de la plaza para el festival que sería dentro de dos días.

 

Era viernes y todo el pueblo estaba muy emocionado.

 

La temperatura estaba agradable para andar por fuera, siempre que hubiera nubes atenuando el sol, porque cuando esté daba directamente, casi se podía sentir como si fuera verano en lugar de primavera.

 

Aunque había que tomar en cuenta también que se acercaba el mediodía.

 

—Que calor —se quejó Bakura, dejándose caer al suelo bajo la pequeña sombra de unos arbustos medianos.

 

—No es broma —Marik lo imitó, solo que él se acostó de espaldas, dejando que la sombra lo cubriera únicamente hasta el ombligo. Se pasó el brazo por la frente, despejándola de su cabello para que no se le pegara con el sudor.

 

Malik los miró, mientras ondeaba el cuello de su playera para refrescarse un poco; en esos momentos envidiaba la forma del cabello de su novio, Bakura y él habían tenido que recoger su pelo en coletas altas para evitar que se les pegara al cuello por el sudor, cosa que solo lograría darles más calor.

 

— ¿Podemos tomar un descanso? —preguntó el oji-lavanda a su cuñado.

 

Odion asintió —sí, tomen un respiro. Llamaré a casa a ver como están Ishizu y Talila.

 

Malik se reunió con su novio y amigo mientras veía a Odion alejarse un poco con el teléfono en la oreja. Resopló —que mal que a Riyuse la haya llevado su padre a trabajar con él. Habría sido mejor que se quedara con Ishizu mientras nosotros estamos fuera.

 

Su novio se movió más cerca de él —mi hermano está muy inquieto al respecto.

 

—Igual que yo —continuó el menor —Aun no hace ni un mes que Talila nació, mi hermana aún no debe andar haciendo demasiadas cosas, y que se quede sola con la niña me preocupa —suspiró.

 

Bakura le palmeó la rodilla distraídamente —Ishizu llamaría de inmediato si algo sucede, no te angusties tanto —le dijo, para calmarlo, antes de sacarse la playera gris que llevaba ese día y agitar la tela para darse un poco de aire.

 

Malik le silbó coquetamente, a modo de broma, logrando una risita socarrona de su amigo y que Marik le pellizcara en la cintura en reprimenda.

 

—Deberíamos comprar algo de be-

 

—Buenos días, chicos —una suave vocecita interrumpió a Marik, logrando que los tres chicos voltearan a ver.

 

Riyu caminaba hacia ellos, con una linda sonrisa en los labios y una canasta para picnic sujeta por ambas manos.

 

—Hey Ry/Nubecita —saludaron Bakura y Marik a la vez, levantando una mano.

 

Malik, en cambio, se levantó para recibir a su amiga con un beso en la frente —Buenos días, Creampuff —le sonrío de vuelta — ¿Qué haces por aquí? Creí que estabas en lo del viejo —consultó, refiriéndose al padre de la chica.

 

El padre de Riyu estaba supervisando los puestos que venderían alimentos, además de ser quien estaba pendiente de los músicos y cantantes que se presentarían.

 

—Así es, pero me escapé unos minutitos y pensé en pasar a verlos —respondió, con una pequeña risilla. Mientras hablaban, Marik siguió el ejemplo de su amigo y se quitó la playera color café, estampada con un águila, que llevaba; el movimiento de la tela atrajo de reojo la mirada de Riyu y la chica se empezó a sonrojar cuando se dio cuenta del torso expuesto de Bakura —e-espero no m-molestar —tropezó un poco con sus palabras, mientras luchaba por no mirar directamente al oji-lila.

 

"Dioses ¿Viste ese abdomen? Ese chico es la tentación encarnada*

 

Riyu gimió para sus adentros. ¡No! ¡No era buen momento para que el demonio interno de su conciencia empezara a hablar!

 

"Y sus brazos. Oh mi… debería ser ilegal que ande así en público… Espera, no, o nos privaríamos de semejante espectáculo… Aunque a saber cuántas hay cerca comiéndoselo con los ojos también"

 

Y Riyu estuvo a punto de mirar alrededor, para comprobar ese pensamiento, de no ser porque Malik -ignorante de sus cuestionables pensamientos- continuó la conversación.

 

—Que va, me alegra que vinieras, debes estar toda aburrida allá —la chica lo escuchó distraídamente, luchando contra sus deseos de volver a mirar el cuerpo semi-expuesto de su añorado chico — ¿Ry? ¿Te sientes bien? Estás algo roja.

 

Riyu se tensó bruscamente ante la observación de Malik.

 

"Y ¿Cómo no? Con semejante Adonis semidesnudo en frente" 

 

Claro que esa no era una respuesta que podía dar en voz alta.

 

—Oh… de-debe ser por el sol. N-no te preocupes, Malik —se apresuró a contestar, antes de que su mejor amigo empezara a especular al respecto —estoy bien​.

 

Malik entonces la tomó del brazo y tiró de ella —ven y siéntate a la sombra entonces.

 

Riyu casi gimió cuando Malik y ella se acomodaron en medio de los otros dos y, dado que la sombra no era muy amplia, su costado se presionó contra el de Bakura.

 

Dioses. Su piel estaba caliente.

 

Giró a mirarlo, apenas, por sobre su hombro —lo siento —se disculpó, con la voz ligeramente ronca.

 

Bakura, ajeno a su lucha interna, le ofreció una pequeña sonrisa ladeada —no hay problema —y no contento con eso, palmeó suavemente su cabello, el cual estaba recogido en una coleta alta hacia la izquierda ese día.

 

Riyu se mordió el labio inferior.

 

—Y ¿Qué te puso a hacer el viejo? 

 

La albina agradeció mentalmente la distracción que le ofreció Malik. Colocó su canasta en el suelo, frente a ella, y empezó a abrirla lentamente mientras hablaba —estoy al pendiente de la distribución y los locales dónde se colocarán los puestos de comida que están bajo supervisión de mi padre —explicó, sacando un par de botellas —él está completamente ocupado con todo lo que respecta al concierto… aunque en realidad no está mal, los encargados son amables conmigo y en realidad parecen querer mis sugerencias —le pasó las dos botellas a Malik.

 

—No me extraña. Tienes muchísimo​ más carisma que tu padre, la gente debe preferir escucharte a ti que a él —se rió el oji-lavanda, tomando las botellas —están frías ¿qué son? —le pasó una a su novio, mientras presionaba la propia contra su frente, para aliviar el calor.

 

Riyu había girado el torso para ofrecerle otra botella a Bakura, pero antes de que pudiera responder, Marik ya había abierto su botella y olfateado el contenido — ¡Limonada! —determinó, contento, antes de tomar un largo trago.

 

La albina asintió, y pronto los tres chicos se habían empinado al menos la mitad de sus bebidas.

 

—No me había percatado de cuánta sed tenía. Nos caíste como un ángel, Ry —bromeó Malik, agradecido.

 

—Yo estaba a punto de decir que fuéramos a comprar algo de beber. Nos salvaste de tener que movernos de la sombra, nena —añadió Marik, con el mismo tono bromista.

 

Riyu se rió entre dientes, hasta que Bakura empujó su hombro con el propio —sí, gracias.

 

Ella volvió a ruborizarse un poco —no es nada, me alegra… —el sonido de su teléfono la interrumpió —discúlpenme —sacó su celular y atendió la llamada — ¿Diga?... Sí, con ella habla —hubo un par de minutos en donde la chica asintió un par de veces, emitiendo sonidos que invitaban a su interlocutor a continuar —sí, veo el problema. Estaré allí en unos cinco minutos, solo salí a comprar algo ¿de acuerdo?... Hasta ahora —colgó y se guardó el teléfono con un suspiro.

 

— ¿Pasa algo? —preguntó Marik.

 

Riyu se encogió de hombros —tengo que volver al trabajo —se excusó, sacando algo más de la canasta que había llevado —solo pasé a saludar y asegurarme que tuvieran una pequeña merienda por su buen trabajo —explicó con una sonrisa, dándole a cada uno, un emparedado de queso y jamón, envuelto en plástico transparente —los veré después, chicos —se levantó, tomando su canasta con una mano y sacudiendo la parte posterior de su short de mezclilla.

 

Malik se levantó con ella, mientras que Bakura y Marik empezaron a comer sus emparedados como si ni hubiesen desayunado.

 

—Muchas gracias Ry, ve con cuidado ¿sí? —le dió un rápido abrazo y recibió un beso en la mejilla.

 

—Claro. Nos vemos, M —se mordió los labios, al no poder despedirse también de Bakura con un beso en la mejilla y ondeó la mano hacia los dos mayores antes de darse la vuelta y marcharse.

 

Mientras caminaba, escuchando las despedidas de Bakura y Marik, apretó con fuerza el mango de la canasta en sus manos, luchando contra las imágenes que querían colmar su mente de Bakura tomándole en brazos, y cómo se sentiría ese cuerpo caliente contra el suyo, que añoraba tanto su contacto, que moría por tan siquiera un beso.

 

"Sí. Un beso en sus apetitosos labios. Un beso en su cuello, y si se nos escapa una mordida no pasa nada. Un beso por cada centímetro de ese perfecto pecho, y otro en su~ " 

 

Riyu se obligó a callar y encerrar bajo llave esos pensamientos mientras sentía sus mejillas arder, y su vientre retorciéndose de deseo.

 

~∆~ 

 

Después de mucho trabajo, el festival de flores por fin había llegado.

Los últimos preparativos se habían terminado en la mañana y, para esa hora de la tarde, casi todas las personas estaban arreglándose para la noche.

 

Hacía un par de horas, Riyu había visto como todos los spa y salones de belleza por los que pasaba, estaban a reventar, así como algunas tiendas y boutiques, con personas dando los toques finales a su atuendo.

 

Mientras se miraba al espejo, terminando de cepillar su cabello, Riyu admitió para sí, que su ropa para esa noche le sentaba mejor de lo que esperaba.

 

No era un vestido, sino un enterizo color celeste, estampado con rosas de color índigo, que terminaba en un short hasta medio muslo, en conjunto un chaleco de color amarillo pálido con cola de pato, cuya parte posterior le llegaba debajo de las rodillas y la tela interior era de color índigo; encima, unas mangas anchas de color celeste estaban unidas por volados que disimulaban su pecho, con cuello ancho de color índigo, a juego con los botines que se cerraban en sus tobillos.

Llevaba medias altas, una más que otra, celeste con una línea amarilla vertical que se cerraba en su muslo derecho con un ligero de los mismos colores. La más corta llegaba debajo de la rodilla, con rayas horizontales de los mismos colores.

 

—Sorprendentemente, es cómodo —murmuró para sí, dando una vuelta frente al espejo que había en la sala.

 

—Veo que te gusta —la sorprendió su padre, bajando las escaleras con sus mocasines color café en manos. El hombre llevaba un pantalón de vestir color azul oscuro y una camisa celeste con pálidas líneas blancas horizontales y botones blancos en forma de flor de lis, finalmente una corbata de la misma tela estampada del enterizo de Riyu.

 

Riyu bajó ligeramente la cabeza —es muy lindo, padre. Gracias —contestó con voz suave, jugueteando con la cola larga de su chaleco.

 

El hombre dejó sus zapatos en el suelo para calzárselos y se posicionó a espaldas de su hija. Riyu lo miró a través del espejo, insegura y curiosa; Ryutaro abrió la mano contraria, enseñándole un collar, le levantó el cabello y se lo colocó.

Era una gargantilla de cuero color índigo, con un pequeño dije de rosa azul que colgaba sobre sus clavículas.

 

—Vamos a dejarte el cabello suelto —el hombre caminó hasta una mesa cercana y regresó con algo más —este el último… —y acomodó una diadema azul-negruzca con un lazo del mismo color bajo una rosa de color​ índigo —estás lista.

 

— ¿Ya nos vamos? —preguntó. Estaba ansiosa por el festival, ya que estarían junto a la familia de Malik, puesto que su padre no podía estar con ella toda la noche -pues debía estar supervisando detalles del concierto- y eso significaba que podría divertirse… y que Bakura estaría allí también.

 

Con un poco de suerte, podría bailar con él.

 

—En unos minutos. Ve preparándome un café primero ¿sí? —la mandó.

 

Riyu suspiró en silencio mientras se dirigía a la cocina —sí, señor.

 

Aunque, ni bien dio unos cinco pasos hacia la cocina, al hombre le dio un ataque de tos, tal que tuvo que sentarse porque se sintió perder el equilibrio unos momentos.

Riyu se abstuvo de ir y palmearle la espalda o sobarle el pecho, como haría con cualquier otra persona cercana que viese en ese estado; simplemente lo miró hasta que el hombre se estabilizó y entonces preguntó en voz baja.

 

— ¿No prefieres que le caliente un poco de leche con miel, padre? ¿O quizás un té? —inquirió suavemente, sabiendo que su padre no tomaba pastillas casi nunca, a no ser que se sintiera realmente mal.

 

—No. He dicho que me hagas un café —respondió, serio y con la voz terriblemente ronca por la tos. Aún con eso, se notaba que le estaba gritando — ¿no escuchaste?

 

Riyu inclinó la cabeza —sí… señor —murmuró de nuevo, agachando la cabeza, y luchando por no apretar los puños hasta que estuvo oculta tras la división de la cocina. Puso a preparar la taza de café y se sirvió un vaso de jugo de fresa para sí.

 

La de mechas celestes parpadeó rápidamente por unos momentos, luchando porque sus ojos húmedos no dejarán bajar lágrimas. Llevaba lápiz de ojos y rímel negro y lo último que quería era arruinarlo para darle más motivos a su padre de molestarse.

 

Después de servirle la taza de café, se retiró a la mecedora en la sala y sacó su celular del bolsillo en los shorts de su enterizo para escribirle a Malik.

 

"Realmente necesito que la noche empiece ya ¿Puedo quedarme con ustedes todo el festival, cierto?"

 

"Sabes que sí, Ry. Y que, si fuera por mí, te tendría en casa todo el tiempo posible" 

 

Riyu soltó una pequeña sonrisa con desgano "Nos vemos en un rato, M" 

 

Unos segundos después, recibió un último mensaje "Te quiero, Ryou"

 

~∆~ 

 

Malik miró el chat con Riyu unos segundos antes de suspirar, dejar el teléfono en la repisa frente a él, y volver la mirada al espejo para seguir arreglando su pelo, en lo que esperaba a Marik y Bakura.

 

La cabellera rubio-cenizo estaba ligeramente húmeda aún, después de su baño, apenas se notaba pero le daba un aspecto brillante a los mechones lizos.

Mientras se cercioraba de que no hubiera un solo nudo en su pelo, con ayuda de un peine, repasó que toda su vestimenta luciera bien.

 

Tenía una camisa de vestir, con las mangas recogidas hasta los codos, de un color lila muy pálido, casi blanquecino, que contrastaba con su piel canela. El primer botón estaba desabrochado, por lo que la corbata floja, de un oscuro color rojo vino, daba un aspecto más casual que formal. Además, su atuendo perdía todo lo formal con el pantalón tipo capri de color gris oscuro que le llegaba a la rodilla, y cuya cintura era cubierta por la camisa, pues la llevaba desfajada y parecía ser ligeramente más larga que su talla. Unos botines blancos, sencillos pero bonitos completaban el atuendo.

 

Finalmente, y en honor al tema de la celebración, llevaba una gargantilla doble confirmada por siluetas de flores, en color dorado.

 

Para cuando terminó de arreglar su pelo, Bakura lo alcanzó en la sala, ya vestido para el festival también.

 

El albino usaba una camisa color vino con botones negros, también arremangada, con un par de botones abiertos arriba y otros abajo; unos pantalones negros semi formales se sujetaban con un cinturón de cuero que tenía una hebilla con motivo de calavera. Unos mocasines, igualmente negros, finalizaban el atuendo que bailaba entre lo formal y lo casual. El cabello blanco, sin embargo, seguía tan rebelde y desordenado como de costumbre.

 

Malik lanzó un silbido corto cuando lo vio —vaya, que bien luces cuando quieres.

 

El albino rodó los ojos —que gracioso, aunque eso también aplicaría a ti.

 

—Yo siempre me veo bien —presumió el menor, con una sonrisa en los labios.

 

—Vaya, que buen auto-concepto tienes —le regresó en burla — ¿a qué hora nos vamos por cierto? —se adelantó, antes de que Malik pudiera reclamarle o seguir con el burlesco intercambio.

 

—En cuanto nos alcance Marik, creo que está hablando con Odion —se encogió de hombros.

 

Así, unos minutos más tarde, Marik bajó las escaleras y palmeó suavemente la espalda de su novio y de su mejor amigo con dirección a la puerta —andando, ya podemos irnos.

 

El mayor estaba vestido con botas militares negras, un pantalón de mezclilla con desgarros en diversas partes de la tela, usando una cadena gruesa como cinturón, que apenas se veía bajó la camiseta color dorado pálido de mangas ¾, cuyo cuello se cerraba con una hilera de cinco botones blancos, tres de los cuales estaban abiertos.

 

—Que guapo —ronroneó Malik, abrazándose al brazo izquierdo de su novio antes de presionar varios besos en sus mejillas.

 

Bakura rodó los ojos, mientras cerraba la puerta tras ellos — ¿qué dijeron sus hermanos?

 

—Que nos comportemos, que si vamos a beber no nos sobrepasemos, que nos divirtamos —repitió con voz aburrida —y… que cuidemos de Riyu —dijo esta vez con seriedad, mirando a su novio.

 

El oji-lavanda suspiró —está ansiosa por esta noche, quiero que pueda disfrutar el festival y divertirse sin que su padre este a su alrededor, haciéndola sentir que poco menos que un títere en sus manos —gruñó lo último.

 

—Desde hace rato quería preguntar —mencionó Marik, cuando ya se encaminaban a la plaza — ¿por qué cambia tanto su forma de ser cuando está su padre?

 

Malik suspiró —él le da miedo —explicó —literalmente, su padre es lo único que tiene, y por eso tiene todo el control sobre su vida… ese hombre quedó realmente trastornado después de la muerte de su esposa e hija menor… no sabemos qué sería capaz y no queremos averiguarlo —apretó los diente, enojado e impotente —es horrible decirlo, pero realmente es mejor que ella actué, como lo hace, que arriesgarnos a que le haga más daño.

 

—Oye —Bakura lo llamó suavemente, empujando el hombro de Malik con el suyo —ella ya no está sola, nos tiene a nosotros.

 

Malik sonrió ante esto, cuando Marik apoyó la afirmación de Bakura —gracias chicos, por apoyarnos en esto —se acurrucó dulcemente contra el cuerpo de su novio.

 

~∆~ 

 

Cuando llegaron a la plaza, centro del festival, ya había mucha gente reunida, y más en camino; sin embargo, no demasiada como para que no se pudiera caminar libremente o conversar.

Ni de lejos estaba todo lo concurrido que llegaría a estar cuando llegara el momento del concierto.

 

Había juegos de feria por todos lados, puestos vendiendo accesorios y decoraciones con motivo de flores, ventas de comida, bebidas naturales o alcohólicas, y bocadillos.

 

Incluso había grupos de niños correteando por su cuenta. El recién se estaba ocultando, por lo que el cielo era un espectáculo de colores cambiantes, previo a que las estrellas y la luna ocuparan su lugar.

 

—Todo luce genial —mencionó Malik.

 

Bakura coincidió con un asentimiento —la verdad es que la plaza quedó muy bien.

 

Marik aportó un comentario similar mientras Malik sacaba su celular del bolsillo tras recibir un mensaje. Comprobó el texto de Riyu y empezó a mirar alrededor para tratar de localizarla.

 

—Ahí están —exclamó de pronto, atrayendo la atención de Marik y Bakura hacia Riyu y su padre.

 

La chica caminaba lentamente, al ritmo de su padre, con las manos entrelazadas al frente y la cabeza gacha. El hombre a su lado iba conversando con otros dos hombres adultos y una mujer joven, aparentemente, sobre cosas del festival.

 

Malik decidió adelantarse y encontrarlos a medio camino, porque odiaba de sobremanera ver a su amiga tan retraída y obligada a actuar como una niña sumisa para no enojar a un hombre que no merecía llamarse ‘padre’.

 

— ¡Ry! —la llamó en alto, para conseguir su atención.

 

No solo Malik, Bakura y Marik pudieron notar el cambio en la expresión de la chica cuando se acercaron. Si bien luchó por mantener su postura, la sonrisa sincera y la alegría en los ojos era algo que nunca se vería en ella estando sola con su padre.

 

—Malik —se permitió susurrar, contenta.

 

Justo en ese momento, Ryutaro terminó su charla y notó a los muchachos que se acercaban —buenas noches —saludó, en tono neutro.

 

Los chicos contestaron debidamente su saludo —buenas noches, Sr Tsukino —Malik se abrazó directamente a su amiga —vaya, luces muy bien —halagó amistosamente.

 

Riyu le dio una linda sonrisa —gracias, tú también estás muy guapo —luego miró a los dos mayores —ustedes también, Bakura, Marik.

 

—Gracias —respondieron ambos chicos a coro.

 

—Malik ¿dónde están Ishizu y su esposo? —cuestionó el hombre.

 

El oji-lavanda le miró antes de contestar —mi hermana aun está muy reciente del parto, no puede venir a un evento así —explicó —Odion, por supuesto, se quedó con ellas en casa.

 

—Es una lástima que se pierda el festival de primavera, con lo mucho que le gusta —ofreció Riyu —pero claro que primero está su bienestar… ¡podrían llevarle un collar o una corona de flores!

 

—Esa es una buena idea, nubecita —aportó Marik.

 

—Sí, seguro que le gusta~ —Malik se interrumpió cuando una mujer se acercó, llamando a Ryutaro y a Riyu, así que los tres chicos se quedaron ligeramente atrás, esperando.     

 

—Oh, Ryutaro, tu hija está hermosa —mencionó la mujer, colocando una mano contra su mejilla en una expresión conmovida. Parecía que conocía a la familia de tiempo ya.

 

Malik, a cierta distancia, se guardó un suspiro mientras Riyu inclinaban ligeramente la cabeza —agradezco mucho su amable halago —tanto el peli-cenizo menor, como Marik y Bakura pudieron distinguir fácilmente la sonrisa actuada y superficial de la chica, que no le llegaba a los ojos, a pesar del semblante amable.

 

— ¡Y además es muy educada! —siguió chirriando la mujer.

 

—Por supuesto, es una perfecta señorita, tal como lo fue su madre —los ojos verdes de Riyu se ensancharon por una fracción de segundo. Marik sintió el rostro de Malik esconderse en su cuello, y tanto él como Bakura notaron las manos hechas puños del oji-lavanda, temblar —me he esforzado por criarla como sé que mi dulce Amélie lo habría hecho.

 

—Pues me parece que has hecho un gran trabajo —ofreció la mujer.

 

Riyu se obligó a sonreírle aún más a la mujer —gracias, realmente espero que mi madre esté orgullosa de mí, allá donde se encuentre —añadió, sintiéndose asqueada de su propia actuación. Rogó internamente porque la mujer pusiera su atención en otra cosa o, mejor aún, que su padre tuviera que retirarse.

 

Por suerte, sus plegarias fueron escuchadas. Uno de los trabajadores de su padre se acercó para hablar con él, de modo que la mujer se despidió y Ryutaro centró su atención en el otro hombre.

 

Riyu entonces retrocedió hasta donde estaban los chicos, con el rostro gacho, de modo que el flequillo cubría su expresión.

 

—Oh Ry, estoy seguro de que tu madre no hubiera querido nada de esto para ti —le murmuró afectuosamente, colocando sus manos en las mejillas de la chica.

 

—Lo sé —respondió casi sin voz, y sin moverse ni un ápice.

 

Marik y Bakura se quedaron de pie a cada lado de ellos cuando Malik rodeó a Riyu con sus brazos. La bicolor enterró su rostro en el cuello de Malik, y fue el único movimiento que hizo, ni siquiera correspondió al abrazo, porque sentía que iba a estallar en lágrimas si lo hacía.

 

—Ahí viene —avisó Marik por lo bajo, cuando vio al padre de la chica terminar de hablar con el hombre.

 

Malik y Bakura observaron a Riyu separarse del primero, respirando profundo antes de retomar su expresión amable y la sonrisa falsa.

 

—Acaban de llegar los músicos que acompañarán al cantante en el concierto. Tengo que ir y verificar que todo se dé como debe ser —mencionó el hombro.

 

Riyu asintió —espero que todo marche en orden —comentó, dulcemente —tenga cuidado, padre.

 

—Quédate cerca de Malik —ordenó, luego de responder con un simple asentimiento a los buenos deseos de su hija—si te vas temprano a casa me pasas un mensaje y que los chicos te acompañen.

 

—No se preocupe, señor —intervino el oji-lavanda —no la dejaremos sola en ningún momento.

 

—Sí, se la cuidaremos —añadió Marik.

 

Ryutaro se inclinó hacia Malik para una última advertencia/petición —eso espero, y mucho cuidado si algún extraño la saca a bailar o se acerca mucho —se retiró y acomodó la corbata —me retiro. Disfruten de la noche, jóvenes —deseó, por cortesía, y se retiró con todo el grupo de logística que estaba supervisando la fiesta de esa noche.

 

— ¿Qué te dijo? —preguntó Bakura, apenas se fue el hombre, y robándole a Riyu las palabras de la boca.

 

El peli-cenizo menor se encogió de hombros —que estuviera atento a cualquier tipo que se le acercara mucho o la invitará a bailar —suplió.

 

Riyu bufó molesta —como si eso fuera a pasar.

 

— ¿No te gusta bailar? —le preguntó Marik.

 

—Con extraños, no —respondió cortante, antes de dirigirle una mirada divertida a su mejor amigo —pero es divertido bailar con Malik ¿bailarás conmigo en algún momento de la noche, verdad? 

 

El aludido se rió suavemente, aliviado de ver caer la máscara de Riyu en cuanto su padre se iba —si eso quieres, Creampuff.

 

—Siempre que no me lo ocupes toda la noche —bromeó Marik, rodeando los hombros de su novio desde atrás, con un brazo.

 

Riyu se rió también —solo un par de canciones, descuida. No te lo voy a cansar.

 

Malik resopló —Oh, muy graciosos.

 

La chica se volvió hacia Bakura, mientras Marik picoteaba la mejilla de su novio con besos — ¿Qué me dices tú? —el albino arqueó una ceja — ¿bailas?

 

—No es exactamente mi hobby, pero sí, es divertido —concedió, encogiéndose de hombros.

 

Conteniéndose de morder su labio inferior, Riyu le dio una sonrisa coqueta — ¿eso significa que puedo jalarte a bailar alguna canción esta noche? 

 

—Si es contigo, está bien —cedió, del mismo modo, con una sonrisa de medio lado.

 

Riyu le obsequió una linda sonrisa, aunque internamente estaba pegando botes como niño pequeño. Ese 'si es contigo' en la respuesta de Bakura había derretido su corazón.

 

— ¡Vamos! Demos una vuelta por la plaza a ver todo —expresó Malik, tirando de la mano de su novio.

 

—Sí, vamos —los siguió Riyu, contenta de poder pasar esa noche, divirtiéndose, con sus amigos.

 

Continuará…



 

Notas finales:

N/A: ¡La santa madre del cordero! Finalmente he podido actualizar este fic :v
Me había quedado estancada un poco con el festival desde hacía muuucho rato, y nada que salía.

Gracias a los dioses que finalmente sí.

Como suele pasarme con varios fics, tengo ideas para más adelante, pero la parte actual del fic se resiste a ser escrita.

Encima que la cuarentena no me está cayendo exactamente bien u.u

Pero bueno. Saludos a todos los que están encerrados en sus casas. Por favor, cuidense mucho. Intentemos que esta pandemia mundial sea lo más llevadera posible. China ya está saliendo de peligro, osea que sí se puede. Todo el mundo, el ánimo arriba.

Nos leemos pronto. Ja ne~nya ^^/  


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