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Bad Guy por KatsumiKurosawa

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Bad Guy


Por Katsumi Kurosawa


Capítulo 4


Tipo malo, parte III


So you're a tough guy


Like it really rough guy


Just can't get enough guy


Chest always so puffed guy


Bad Guy – Billie Eilish


Ambos se miraron en un tenso silencio, el cual se rompió cuando se lanzaron a la boca del otro para darse el primer beso sucio de la noche.


Las enormes manos del alfa se cerraron en sus caderas, atrayendo su cuerpo que, a comparación del suyo, era pequeño y delgado. El omega se aferró a los anchos hombros, casi chillando de emoción al ser consciente de todos los deliciosos músculos que se frotaban contra su cuerpo.


El alfa le besó la mandíbula antes de arrastrarlo hacia la cama sin recostarlo en ella. Su lengua pecadora se paseó por su lóbulo mientras las enormes manos le desnudaban de inmediato.


Oh no.


—Espera... —confundido, miró al alfa. Este simplemente se agachó a degustar sus clavículas de forma hambrienta, provocando una cadena de gemiditos vergonzosos.


Su lubricación natural escurrió descarada entre sus piernas mientras el alfa casi le arrancaba los pantalones junto con su ropa interior. Jadeó necesitado, casi lagrimeando por la intensidad de sus emociones.


Su boca fue capturada de nuevo.


Pero eso no fue un beso. Fue casi un pecado. Sentía que esa lengua lo profanaba, ya que el escalofrío pecaminoso viajó por su columna vertebral.


—¡Ah! —Tony tuvo que romper el beso cuando se sintió sofocado por las intensas feromonas que el alfa estaba soltando.


Al principio se había sentido atraído, eso que ni qué. Se sintió esclavo de aquel alfa tan dominante, casi perdiendo la consciencia.


Los fuertes brazos evitaron que cayera al piso. Estaba demasiado susceptible... tan débil, tan a la merced de ese hombre.


—Así que tu celo está cerca... —el demonio rubio le sonrió de esa forma tan obscena que Tony estuvo seguro de haberse sonrojado hasta las orejas— No puedo perderme eso... es una deliciosa fantasía...


El cuerpo lánguido de Tony fue depositado en la cama mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por la frustración.


Maldita sea, ya no podía moverse.


Era demasiado... demasiado para él. Esas feromonas dominantes lo habían reducido a nada y eso ofendía tanto al pequeño omega que era presa de sus malditos instintos.


—Oh... yo iba a follarte en este momento... —continuó el hombre desatando un par de botones de la anticuada camisa a cuadros que estaba vistiendo— Pero ahora que sé que tu celo está próximo... no puedo perderme eso... sabes a lo que me refiero... ¿No es así?


Los ojos chocolate le miraron entre asustados y excitados, mientras se hincaba sobre de él en la cama. Un beso en su hombro se transformó en miles de sensaciones electrizantes cuando la lengua comenzó a succionar la zona.


—Oh, es mi fantasía, Tones... —le confesó, profanando su entrada con un dedo sinvergüenza, haciéndole jadear con fuerza— Un omega prime virgen en un intenso celo. Oh... te deseo tanto...


Su cuerpo se arqueó, resistiéndose a la intromisión. Se agitó, aun cuando la fuerza del alfa le superaba y no le permitía alejarse.


—Cambias de opinión tan rápido... ¿No querías que te tomara hace cinco minutos? —aquella risa grave hizo al omega encogerse.


—Tú... no me amas... —susurró tenso, tratando de no correrse por la intromisión de los dígitos— Tú sólo... quieres...


—Tu cuerpo. Creí haber sido claro... —succionó el pequeño botoncito que coronaba su pecho y Tony tensó la mandíbula, aún más frustrado— Eres exclusivo para saciar mis fantasías...


Pero si era un tonto omega hormonal... claro que ese alfa no lo amaba y sinceramente... no quería ser tomado de esa forma. Incluso si no pensaba en amor como tal, la simple idea de que ese alfa sólo quisiera satisfacerse de él sin preocuparse por sus necesidades, lo golpeó fuerte.


—Por muy genio que seas —su sonrisa nacarada y sarcástica era tan hermosa como letal—, al final no eres más que un Omega que estará a disposición del primer alfa que se lo coja... ¿Y quién mejor que yo, vida mía?


—No... yo... —trató de zafarse, estaba recuperando su fuerza. Estaba recuperando su consciencia, esas palabras le habían espabilado de golpe, asimilando que ese hombre no era el alfa que quería.


Sentía los dientes de Hydra rasparle las clavículas de nuevo para succionar su cuello con gula, logrando erizar los vellos de su nuca. Liberó un ruido casi inhumano, escuchándose a sí mismo y desconociéndose.


Se quejó totalmente frustrado porque no podía de dejar de sentir lo delicioso de sus caricias, aun cuando ya no deseaba ser tocado más. Porque en un momento de claridad, Tony lo decidió. No quería nunca... NUNCA estar con Hydra...


—SUÉLTAME... —rugió recuperando el control de su cuerpo y dispuesto a pelear con su vida para no ser abusado de aquella forma.


Pero no pudo mover ni un centímetro el cuerpo del hombre que tenía encima. Una risa tétrica salió de los hermosos labios de Steve Rogers... No, de Hydra.


—Tan ingenuo... —Tony juraría que esos ojos azules se tornaron tan rojos que perdería la cordura en ellos, cuando cubrió el miembro del omega con las sábanas blancas— ¿Crees que permitiré que te escapes con Strange? ¡Ja! Eres... tan... —la enorme mano alcanzó su garganta y apretó, arrancándole un gemido ahogado— ingenuo...


Continuó succionando su clavícula mientras el omega luchaba por liberarse del agarre de una sola de sus manos. ¿Cómo era posible que su mano izquierda tuviese tanta fuerza? Cuando la derecha estaba ocupada de nuevo, profanando su entrada, tornando aquello algo sádico.


Su cuerpo pecador confundió las cosas.


Estaba seguro.


Porque sentirse ahogado por los gruesos dedos del hombre, se tornó retorcido y excitante. El oxígeno se agotaba, su entrada estaba llena, su cuerpo comenzaba a adormecerse... iba a ser el final...


Y el hombre torció los dedos dentro de él, atacando su próstata en una certera caricia y obligándole a eyacular.


—Ohg.... DI...IOS... —y la presión de su vientre se liberó en una aparatosa corrida que fue atrapada en la sábana blanca con la que había sido cubierto. El hombre no cubrió su modestia, sólo no quería el aroma tan concentrado de Tony impregnado en su ropa...


Entonces, mientras jadeaba mirando hacia el techo de su dosel, por fin notó que su cuello estaba libre también. El alfa tocaba sus piernas, pero antes que su mente flotante pudiera interpretar el ajetreo, sintió sus boxers situarse en el lugar que ocuparon antes.


Diablos, qué hijo de perra tan amable...


Su visión se tornó borrosa, al sentir una caricia en sus cabellos castaños. Pudo apenas apreciar la silueta borrosa que lo abandonó esa noche.


Morfeo lo recibió entre sus brazos y todo se hizo negro para Anthony Stark.


...................


— ¡Anthony! —aquel rugido de alfa le erizó todos y cada uno de los vellos de su maltratado cuerpo, haciéndole sentarse de un salto— Es... tarde Tony... Tienes que ir a clase...


El tono avergonzado de Steve Rogers, quien limpio y decorosamente peinado, le miraba desde su lugar, de pie al costado de la cama.


—Oh... —fue tan consciente de su estado al seguir aquella mirada avergonzada, estaba semidesnudo frente al alfa por lo que se jaló la sábana blanca hasta el pecho, arrastrándola con él en su búsqueda de algo más que ponerse— No, no... hoy... entraré más tarde porque... —balbuceó buscando los pantalones de su pijama y poniéndoselos torpemente bajo las sábanas para evitar que el rubio viera de más—... el profesor de la primera clase eh, pues... nos avisó que no habría clase y...


No sabía ni de lo que hablaba.


Claro que era una mentira. La hora que fuese, no podía presentarse en ese estado a su clase de bioingeniería... en la cual era sólo un oyente, pero hey, realmente era un nerd en una fachada cool. 


— ¿Tony qué tienes en el cuello? —aquel tono preocupado le advirtió a Tony problemas.


— ¿De qué hablas? —preguntó haciéndose el inocentón cuando bien sabía qué era lo que el hombre estaba viendo. Sus ojos se agrandaron cuando se vio al espejo... ese grandísimo hijo de perra... esas no eran equimosis normales... esos parecían casi moretones y golpes propinados por un salvaje.


—Tony, espero no estés siendo irresponsable. Sé que Strange está de vacaciones en Malibú, pero espero no estés quedando con él a solas... Anoche me quedé dormido en la sala, bien pudiste escaparte y...


Tony lo miró a través del espejo. Estaba tan cerca que no pudo ni siquiera relinchar sobre el extraño balbuceo de Steve sobre Stephen.


¿De verdad creía que dejaría a Stephen hacerle ESO?


—Oh es tan tarde, necesito darme un baño... —corrió al cuarto de baño. Sabía que sus ojos eran demasiado transparentes y temía que Steve los leyera. Se encerró ahí— ¡Gracias por despertarme, Tío Steve!


Tío Steve. Solía llamarlo así para molestarlo y que un día Steve le echara la bronca por llamarlo así y cómo debía llamarlo "amor" o algo ridículo.


—Soy tan ridículo... —sus ojos se llenaron de lágrimas. Maldita fuera su instinto... estaba jugando con fuego y sabía que se iba a quemar.


Probó un poco de esas llamas del infierno y no le gustaba la idea de ser consumido por ellas. Al menos no con ese demonio...


......................


Montó con gracia aquel caballo tan bello.


Uno que otro alfa le miraba en aquel recinto, pero ninguno se atrevería a faltarle al respeto al único heredero de la familia Stark, oh no. Menos con aquel carácter tan impropio de un omega.


Era como si se creyese alfa, y todos encontraban esa fachada atractiva, sobre todo con esa corta estatura y rostro tan específicamente bello.


Y Tony lo sabía. Sabía que esos imbéciles lo subestimaban... ¿Por qué? Había demostrado ser un hombre de armas tomar; todos estaban de acuerdo con que el pequeño castaño era muy inteligente y perspicaz. Tal vez debía dejarse crecer la barba, para no parecer tan "delicado".


Se detuvo, finalmente. Estaba demasiado cansado y sólo quería un baño rápido, un helado con Steve y descansar en casa toda la tarde.


Un específico aroma a Chocolate le erizó los bellos de la nuca. Giró de inmediato, su maldito omega interno era una zorra.


O era que su celo estaba tan cerca...


— ¡Stephen! —sonrió ampliamente, viendo a su prometido acercarse. Hacía tanto tiempo que no le veía y por mensajes de texto no habían logrado quedar y verse.


Los ojos de Stephen Stange brillaron junto con su sonrisa, extendiendo las manos para ayudarle a bajar de su caballo. Tomó su cintura, suavemente, para que aterrizara despacio en el piso, pero Tony no pasó desapercibidas sus manos aun rodeando su cintura, estando ya en el suelo. El castaño alzó la vista para encontrarse con los ojos del alfa, sintiéndose un tanto desconcertado por la cercanía.


Desconcertado por las sensaciones que su cuerpo tergiversaba. Nunca se había sentido tan sexualmente atraído a Stephen Strange como ese día.


—Hola Tones... —susurró el hombre con su voz tan grave, que podía hacerle temblar, aunque claro que el pequeño Stark no lo admitiría nunca, así que se mantuvo firme, aunque el molesto cosquilleo en su vientre comenzaba a hacerle mella.


—Hola, extraño... —sonrió dulcemente hasta que las manos en su cintura se convirtieron en un abrazo y sus rostros terminaron peligrosamente juntos. Malditas fueran sus hormonas locas y confundidas.


Oh. No.


Era Stephen.


— Te extrañé, amor... —susurró cerca de su boca, casi acariciándolo con su aliento.


Miró al alfa a los ojos hasta detectar las feromonas que el alfa estaba liberando adrede para atraerle. Stephen no era así. Entonces... ¿Por qué?


Iba a besarlo. Stephen iba besarlo en público...


— ¡Tony!


Anthony se erizó por el peligro inminente, separándose instantáneamente del alfa al que estaba prometido. Se odió a sí mismo de inmediato, es decir, él no era precisamente un omega dócil y todo el mundo lo sabía.


—Tío Steve... —susurró Tony, lo suficientemente desconcertado con la reacción de su cuerpo. Sintió su labio temblar y comenzó a quitarse los guantes blancos mientras pretendía que no se sentía afectado.


—Buenas tardes, Capitán Rogers... —saludó educadamente Strange, extendiendo su mano hacia el hombre. El castaño tembló de miedo ante cualquier reacción impropia de Steve... no, más bien... de Hydra.


—Doctor Strange... —aceptó su mano y la apretó firmemente— ¿A qué viene su visita a Malibú? —susurró con una falsa amabilidad y el omega se quedó boquiabierto. Steve no era así... pero no podía detectar el olor de Hydra en el ambiente... el relajante aroma a lavanda de Steve estaba presente en el aire... aunque había un cambio extraño, uno picante. ¿Estaba molesto? 


—Estaré aquí unos días antes de la residencia... —Strange sonrió levemente arrogante e inclinó la cabeza, tal acto hizo a Tony cuestionarse el comportamiento del alfa menor— En este momento sólo venía a montar...


¿El hijo de perra estaba insinuando otro tipo de "montar"? Hasta el castaño pasó saliva con dificultad ante su tono.


Había tensión en el aire. Era casi palpable, tanto que podría cortarla con un cuchillo y eso le descolocaba. Ninguna palabra ingeniosa salió de su boca, ni una mueca, ni una risita sarcástica.


Estaba paralizado por lo que sentía: dos alfas retándose ¿Estaban retándose por él? De nuevo ese estúpido cosquilleo en su vientre le hizo reaccionar.


—Voy a cambiarme... estoy hecho un desastre... —masculló huyendo de cualquier modo de la tensa escena. Se fue con un aire resuelto hacia las duchas.


Steve era demasiado sobreprotector con él. Más de lo que sus padres lo habían sido... y no iba a lidiar con dos alfas soltando testosterona como los brutos animales que eran.


Pensando en la reacción específica de Steve, comenzó a sacar muchas conclusiones. Muchas de ellas tenían que ver con que realmente Hydra no le había mentido y Steve... Steve se sentía atraído a él y estaba celoso de Stephen.


Oh. Por. Dios.


—Eres un iluso estúpido... —se sonrió sarcástico en el espejo de las duchas, mientras se secaba en cabello con una toalla— Como si Steve hubiera superado a mi papá...


Oh, claro. Era su teoría... no comprobada. Recordaba el sentimiento en su pecho cuando Steve visitaba a su papá y los observaba a escondidas, platicando de cualquier cosa de ancianos.


Los ojos de Steve solían brillar y el pecho de Tony dolía... dolía muchoSin embargo, su hipótesis nunca fue comprobada. Sus padres murieron y Steve quedó a cargo de él...


Pero entonces... ¿Cuál era la obsesión de su segunda personalidad con él...? Bien, Hydra dijo que tenía que ver con que era un omega Prime.


Caminó cabizbajo, con su pequeña maleta de ropa en el hombro y una cabeza llena de pensamientos raros. Se había puesto de nuevo la ropa que se había quitado antes de su rápida ducha, así que bufó ante su torpeza... y es que Steve le hacía perder la cabeza...


Trató de componer una sonrisa juguetona mientras se acercaba al par de alfas que seguían hablando. Siempre entre la línea de la indecencia y la inocencia, todo un Stark.


—Estoy listo, tío Steve... —pero la voz juguetona del omega se apagó al ver la tensión en la mandíbula del alfa— Vamos a casa...


El rubio simplemente se dio la vuelta, para caminar fuera del club. Tony le dio una sonrisa inexplicable a Stephen quien le miró molesto... ah, si su prometido no era estúpido... seguro se olía que estaba coladito por su cuidador.


—Nos vemos... —le dijo, despidiéndose con la mano, corriendo inmediatamente tras de Steve.


Sin embargo, el Alfa rubio estaba perturbadoramente callado. Tanto que Tony se encogió en su asiento y se dedicó a ver fuera de la ventana. ¿Qué carajo pasaba con Steve? ¿Cómo podría abordarlo si era siempre tan cerrado? Seguramente le diría que no le pasaba nada...


Steve reprimía tantas cosas.


Oh bueno, por esa razón Hydra nació...


Al parecer, el rubio olvidó la linda idea de tomar un helado. Tony lo notó cuando el auto pasó de largo la heladería favorita de ambos. Mucho menos iba a ser coqueto y lindo para chantajearlo por una pizza.


Por primera vez, Tony sintió que no podía lidiar con ese hombre. Porque seguía siendo Steve, podía sentirlo en el aire... su aroma a lavanda que había obtenido un extraño olor a quemado, oh claro, estaba molesto.


Pero la tensión en el coche fue no decreció. Steve parecía únicamente concentrado en conducir a casa, por lo cual no le prestó atención a nada más que a su camino.


Tony se concentró únicamente en que su aroma no le revelara al alfa lo triste que se sentía en ese momento.


Cuando entraron a la mansión Stark de Malibú, Tony miró a Steve de nuevo. El ceño fruncido del rubio, creyó no haberlo visto jamás y ahí estaba.


Estacionó el carro con poca delicadeza, que el cinturón fue lo único que mantuvo al omega en su lugar.


—Auch... —se quejó sarcástico, pero Steve lo dejó solo dentro del auto y entró a la casa— Estoy bien, no te preocupes —dijo al aire con alto sarcasmo y lo siguió, casi azotando la puerta del auto.


Steve abría la puerta con dificultad mientras se sostenía la frente con la mano izquierda.


—¿Tío Steve...? —le llamó, pero el rubio no le respondió.


El alfa jadeaba cuando abrió la puerta y ni siquiera notó que Tony entró a su lado, cuando cerró la puerta de la entrada principal.


— ¿Tío Steve...? —le llamó de nuevo el castaño, preocupado al ver que Steve ni siquiera parecía tener equilibrio ya. Lo tomó entre sus brazos, intentando sostenerlo— Steve... —susurró asustado, sintiéndolo caliente al tacto— Steve ¿Qué sucede...?


Y el Capitán Rogers cerró fuertemente los ojos y apretó los dientes.


—Dios, no... —el aroma a petricor se esparció, haciendo que el omega se soltara de inmediato y se alejara del hombre que pareció recuperar la compostura.


—Así que sólo fuiste a montar para encontrarte con Strange... ¿No? —de nuevo esos ojos demoniacos le atravesaban el alma, inyectados en sangre. Parecían rojos, intensamente rojos...


—No... yo no sabía que Stephen iba a...


—No mientas, pequeña zorra... —la poderosa y enorme mano de Hydra se cerró en su mandíbula, no permitiéndole escapar— Steve te escuchó diciendo que te escaparías con él...


—Nhg... no... no... lo juro... —pánico. No había otro modo de describir esa desesperación que crecía en su pecho. Ese miedo profundo de saberse en peligro.


—¿Creíste que podrías acostarte con ese alfa? —la voz de Hydra era tan profunda que paralizó al omega— Seguro pensaste que si te marcaba, yo ya no te tocaría... ¿No es así...?


Tony intentó con ambas manos quitarse la enorme mano del rubio de la quijada y cuando lo logró y aterrizó en el piso, se dedicó a correr despavorido.


—¡Jarvis! ¡Protocolo E.C.O! —gritó mientras intentaba llegar al último piso de la mansión, sintiendo los pasos pesados de su persecutor, en la nuca.


—Entendido. Activando protocolo E.C.O —respondió la voz de su reloj, justo cuando sentía que sus piernas no iban a dar para más— Escape del Capitán Obsesivo. Su vehículo lo espera.


Pero antes de doblar hacia las escaleras que le llevarían a su vehículo, una mano se cerró en su muñeca, haciéndolo retroceder violentamente y chocar contra ese pecho de acero.


Maldita sea, lo había atrapado.


—¡Suéltame! —demandó, pero el hombre estaba totalmente fuera de control, no conteniendo ni una sola gota de su fuerza.


Se dio la vuelta y caminó tranquilamente mientras Anthony intentaba zafarse del violento agarre, sin éxito alguno. Lo haló tan fuerte que incluso cayó al piso, lo arrastró por la alfombra.


—Suél... Suéltame... —rogó tratando de incorporarse, cuando el hombre se detuvo a abrir la puerta de su habitación. Y lo soltó, únicamente para levantarlo de la camisa polo de equitación y de esa forma, fue arrastrado hacia su propia cama.


Los ojos casi desorbitados de odio del Capitán Hydra, paralizaron por fin al omega.


—Te voy a enseñar a montar como se debe...


 


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