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Bad Guy por KatsumiKurosawa

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Bad Guy

Por Katsumi Kurosawa

Capítulo 8 [FINAL]

Ningún tipo malo

I like when you get mad

I guess I'm pretty glad that you're alone

You said she's scared of me?

I mean, I don't see what she sees

But maybe it's 'cause I'm wearing your cologne

Bad Guy – Billie Eilish

Los ojos de Tony se cristalizaron al percibir a la figura humana que se veía demasiado frágil entre las rocas derrumbadas de la cueva.

— ¡Yinsen! —gritó asustado, pero sus reflejos de supervivencia le movieron con eficacia para desviar un proyectil que el enemigo le había lanzado. Maldito idiota, pensó para después arrojarle uno de vuelta, el cual salió despedido desde su brazo izquierdo y enterró al desgraciado en rocas.

—Stark... —susurró sin aliento el hombre beta mientras Tony se movía con la rapidez con la cual la armadura metálica le permitía avanzar y quitar escombros que le estorbaban. El castaño se inclinó sobre el hombre que lucía tan sereno que le provocaba escalofríos.

El omega se quitó la máscara y le miró directamente a los ojos.

—Vamos... tenemos que irnos... —le dijo, lo más seguro de sí mismo que pudo aunque su voz tembló levemente por el miedo— Tenemos un plan, tenemos que apegarnos a él...

—Este siempre fue el plan, Stark... —la sangre en su pecho hizo que Tony previera lo que el hombre diría.

—Vamos... tienes que ver a tu familia, levántate —susurró con falsa altivez.

—Mi familia... está muerta... voy a verlos ahora... —la fuerza en su voz se iba yendo en cada respiro casi desesperado— Está bien... quiero esto...

Tony bufó como si estuviera escuchando un chiste irónico. Sin embargo sus preciosos ojos cafés se cristalizaron con dolor.

—Gracias por salvarme... —musitó el omega, componiendo una triste sonrisa agradecida.

—No desperdicies... no desperdicies tu vida... —y fue lo último que dijo antes de su inminente paro respiratorio.

El suave rostro de Tony se trasformó de inmediato, ya que Yinsen no podía verlo más. Su mirada se obscureció. Su mandíbula se tensó y sus facciones tan finas a pesar de la barba irregular que le había crecido, y la mugre y el sudor, se transformaron en determinación letal.

Activó sus cañones. Todos la iban a pagar.

Todos hijos de puta la iban a pagar. Caro.

Habían asesinado al hombre que le había salvado la vida y ahora tenía una deuda que jamás podría saldar.

Fuera de la cueva, la luz cegadora, el calor infernal y un centenar de hombres armados le esperaban. Abrieron fuego de inmediato y aunque el calor que rebotaba contra su armadura era molesto, Stark ni se inmutó.

La armadura parecía casi aburrida cuando el fuego cesó.

—Mi turno... —saboreó sarcásticamente activó sus jodidamente potentes lanzallamas.

....................................................

— ¡¿Qué sucede?! —gritó aquel sujeto, en aquella lengua extranjera cuando un conflicto armado estalló en ese lado del campamento.

— ¡Un hombre con un escudo está atacándonos! ¡Avisa al jefe! le respondió otro sujeto mientras las balas estallaban sin control.

Aparentemente, un hombre rubio y barbado, vestido de azul obscuro, que portaba un escudo con franjas rojas y una estrella en el centro, se había infiltrado al campamento más grande de su escuadrón.

Según los rumores que habían llegado al hombrecillo más rápido que un rastro de pólvora encendido, ese rubio de ojos azules y rostro duro, estaba aniquilando a todos a su paso.

El pequeño sujeto corrió lejos del ataque. Tenía que informar a su jefe había corrido por lo menos medio kilómetro cuando al llegar a la cueva donde estaba el jefe, ahí donde estaban los depósitos de armas que habían robado de Stark Industries, el masivo estallido le hizo salir volando un par de metros de regreso a donde venía.

El hombre, aturdido, miró al cielo, con un pitido fuerte e incesable instalado en el oído. Podía ver a un hombre de metal volando por los cielos, acompañado de fuego y explosiones.

—Supongo que voy a morir... —susurró antes de desmallarse.

........................................................

Desde que cayó con todo y su armadura, sobre la caliente arena, Tony no supo mucho de sí mismo. O por lo menos dejó de ser consciente de ello.

Su plan llegó a la posible evacuación de emergencia, que le haría volar por los cielos impulsado por un cohete. Para ser un genio, tenía que admitir, no había pensado más allá del escape, así que no contempló el aterrizaje.

Quizá pensó en YOLO, la arena me detendrá. Y así fue.

Unos brazos lo habían sacado de la prisión de arena y metal en la cual había quedado enterrado de la cintura hacia los pies. Pudo sentirlo. Cómo flotaba en una nube... como unos brazos lo recibían.

No fue capaz de razonar nada, sólo percibir. Brazos fuertes, el aroma a petricor que lo envolvía y no se sentía amenazante en lo absoluto, al contrario; parecía que el dueño intentaba tranquilizarlo. Alrededor de todo ello había un olor penetrante... ¿Qué era?

—Buen omega... has sido capaz de liberarte por ti mismo... —le dijo aquella voz profunda que sonó más lejos de lo que estaba— Buen omega... Steve y yo estamos muy orgullosos de ti...

Aquel aroma ferroso se intensificaba. Como si la fuente estuviera demasiado cerca o fuese muy abundante.

—La verdad... Anthony... es que yo, al igual que Rogers... Te amo... —la voz siguió, cada vez más débil y cansada— Enferma y retorcidamente, a mi manera... pero te amo...

El aludido arrugó la nariz. Ese aroma le inquietaba... ¿Qué era...? Olía tanto a...

—Sangre... —y sus ojos se abrieron de par en par. El techo blanco le dio una ambigua bienvenida.

Miró a su alrededor para encontrar una habitación lujosa llena de flores; Era su habitación de hecho. Se incorporó adolorido y notó como la intravenosa aún estaba conectada a su brazo.

Una mata de cabellos cobrizos dormitaba con la cabeza recostada en la orilla de la cama. El cuerpo de Virginia Potts estaba sentado en el piso, con la cabeza apoyada en la cama, dejando ver el rostro cansado de la mujer que por fin había colapsado al lado de su amigo.

—Pepper... —susurró Tony acariciando su cabeza y la mujer beta abrió los ojos de inmediato.

—Oh Tony... —sus ojos se cristalizaron de inmediato.

—Tus ojos están rojos... —comenzó con falsa seriedad— ¿Estuviste llorando por tu jefe perdido?

—Son lágrimas de felicidad... odio buscar trabajo... —respondió ella con una sonrisa enternecida.

Esa mañana, Tony desayunó unas cheeseburgers que Happy le llevó, mientras balbuceaba lo feliz que estaba de verlo tan bien. El equipo médico le revisó aun con sus protestas infantiles de que estaba bien.

Tenía mucho qué hacer. Empezando por cerrar definitivamente la división de armas de Stark Industries.

.............................

Había pasado dos meses muy locos. Tony y su vida acelerada, no podía creer de hecho que parecía haber vivido unas tres vidas más en esos meses.

Primero, se enteró que el Capitán Hydra había muerto. En el momento en el cual el hombre vio a Tony volar por los aires, se abrió un punto ciego y lograron atacarlo.

Aun cuando pudo rescatar a Tony y logró llevarlo en brazos al avión donde el Coronel Rhodes los auxiliaría, la pérdida de sangre hizo al hombre colapsar. Murió, podría decirse.

Porque estaba aislado del suero del súper soldado y cuando su mente falleció y la consciencia del Capitán Rogers emergió, comenzó a curarse tan rápido como pudo. Eso no quería decir hubiese sido fácil. Una transfusión inmediata que le fue dada en una de las naves fue lo que le salvó la vida.

La identidad alterna desarrollada por el Capitán Rogers, se debió al severo trauma que le ocasionó encontrar el cuerpo sin vida de Howard Stark. El Capitán Rogers era un omega antes del experimento del Súper Soldado, por lo que se llega al razonamiento de que su yo omega había elegido a Howard Stark como su Alfa.

Como sabemos, después del experimento, el Capitán Rogers se transformó en un Alfa y por sus cualidades mentales, logró alcanzar la plenitud de un Alfa Prime.

Howard Stark, quien estaba enlazado con María Stark, una omega dominante, fue finado junto con ella en un ataque planeado por Hydra.

Este suceso provocó la fragmentación de la mente consciente del Alfa Rogers, quien mantuvo una lucha interna dolorosa por haber perdido el lazo de su yo omega.

Sin embargo, esto no es todo. Su yo omega había elegido a Howard Stark como su alfa, pero su yo Alfa ha elegido a Anthony Stark como su omega.

La fragmentación completa se dio cuando el Capitán Rogers comenzó a percibir este vínculo, sin reconocerlo del todo, creando a la personalidad alterna: un Alfa denominado por Anthony Stark como "Capitán Hydra"

Tony estaba furioso. Incluso lanzó los malditos informes ante la mirada sorprendida de Nick Fury. A la mierda todo.

— ¿Me están jodiendo? ¿Están diciéndome que Rogers estaba enamorado de mi PADRE? —se limpió el rostro exasperado— Joder, sabía que el que lo nombrara mi padrino era raro. Ese maldito viejo le correspondía...

El castaño miró hacia la ventana de la habitación donde el rubio dormía sin saber de sí mismo. El Capitán había sido inducido a un coma para recobrar su salud. Los médicos estaban haciendo tantas maravillas como podían.

Luego estuvo ese pequeño percance en el cual Tony descubrió que el enemigo realmente había estado todo el tiempo a su lado: el desgraciado de Obadiah Stane había sido el responsable de su secuestro.

No es como si las noticias no hubieran acaparado la lucha entre Iron Man (Tony estaba orgulloso de su nuevo alias) contra Iron Monger (el desgraciado de Stane) no hubiese puesto su vida en riesgo nuevamente.

Estaba rodeado de imbéciles, aparentemente.

Vaya malditos dos meses de mierda.

Pero después de tanto caos en su vida personal, Tony podía hacer todo a un lado. Es que por lo menos ese día, nada ni nadie podría detenerlo.

Se reuniría con él... con Steve.

Nick Fury mismo le dijo que había personalmente llevado al hombre a la mansión Stark. Ahí lo estaba esperando.

—El capitán Rogers le espera en la habitación del Nido, señor Stark —le dijo Jarvis de forma cándida o quizá fue el humor de Tony el que hizo escuchar esa nota cálida en una inteligencia artificial.

Los dedos le escocían a Tony por la ansiedad mientras sus pies le llevaban a su habitación.

Malditas escaleras. ¿Por qué la mansión era tan grande?

—Oh... —musitó sintiendo un escalofrío maravilloso al pararse en el marco de la puerta abierta de la habitación del Nido. Aquel maravilloso Nido que Steve le había dejado para que pudiera volver ahí cuando quisiera.

Para que pudiera sentirlo cuando quisiera.

Tony lo entendió muy tarde.

—Steve... — ahí estaba, el enorme alfa, sentado a la orilla de la cama, contemplando el Nido con cariño. Aun contenía algunas de sus prendas dejadas atrás hacía años.

Los intensos ojos azules del Alfa encontraron los suyos al sonido de su voz llamándolo. Electricidad pura fue casi visible al ojo desnudo.

Se necesitaban. Lo sabían.

El vínculo estaba tirando fuertemente de ambos, para consumarlo físicamente y lo sabían, por lo que no fue una sorpresa que las fuertes feromonas del Omega Prime se liberaran en su totalidad para atraer a su alfa.

El poderoso rubio se levantó lentamente sin dejar de verlo.

—Tony... —respondió, pareciendo sereno, pero el omega lo sentía. Ese océano de emociones en sus ojos azules.

Avanzó lentamente hacia él lo suficiente como para levantar el rostro para ver el del contrario.

Un abrazo tan suave fue lo que recibió, sintiendo todas sus partes rotas unirse con un calorcillo agradable. Lleno de amor. El mayor le acariciaba suavemente la espalda, con movimientos delicados pero firmes.

Su maravilloso aroma a pulcra lavanda le envolvió, haciendo que sus rodillas temblaran por el desasosiego.

 ¿Me permitirías besarte, Tony? —le dijo la voz, sin malicia alguna en su oído. El pequeño omega levantó el rostro que había mantenido enterrado en el fuerte pecho del alfa durante el abrazo, para asentir tímidamente.

Vaya ridiculez. Tony Stark, tímido.

El Alfa sonrió dulcemente e inclinó la cabeza para capturar sus labios en un beso suave y experimental. Miles de mariposas estallaron en el estómago de Tony, como si llevase milenios esperando por volver a sentir esos labios de terciopelo sobre los suyos.

El dulce y anhelante beso fue tornándose ligeramente más y más acalorado. La maravillosa lengua del rubio acariciaba gentilmente la suya, comenzando a danzar dentro de su boca haciéndole soltar un gemido agradado. Jodido anciano, besaba tan bien que le derretía.

Llevó sus brazos alrededor del cuello del capitán, sólo para empujar el masivo cuerpo más cerca del suyo.

Se saborearon largo rato entre gemidos agradados. Tony jamás se había sentido tan halagado hasta que había oído el delicioso ronroneo del rubio.

— ¿Puedo...? comenzó el más alto, con dificultad— Desvestirte... ¿Puedo desvestirte, Tony? —pero esta vez el castaño sonrió descarado, para asentir y observar los largos y gruesos dedos de Steve halar su corbata, quitar uno a uno los botones de su camisa blanca hasta dejarlo desnudo de la parte superior de su cuerpo.

— ¿Y yo?—soltó con una maravillosa sonrisa— ¿Puedo desvestirte también?

La maravillosa sonrisa de quien ha sido atrapado, colmó el rostro de Rogers, para asentir silenciosamente.

Tony no necesitó más para que sus ansiosas manos se deslizaran en los botones de la camisa a cuadros azules y blancos del hombre. Estaba maravillado con el delicioso tono de piel que encontraba con cada botón descubriendo más y más.

Ese hombre era un pecado andando.

Sus manos morenas se deslizaron en el extraordinario abdomen, haciendo saltar al Alfa quien soltó un suspiro agradado. Quería tanto ser suyo...

Volvieron a besarse para deshacerse por fin de la camisa del otro, terminando así en el suelo.

Las enormes manos del alfa acariciaban su espalda desnuda, explorando y memorizando cuan tersa era su piel. Pero Tony no era precisamente sutil, menos cuando su mano se escapó hacia la entrepierna del Capitán, encontrándolo erguido, caliente y glorioso.

—Jesucristo... —musitó temblando, aferrándose en un abrazo al cuerpo de Tony.

Los dedos del omega se deshicieron de los pantalones de aquel alfa tan rápido que ni él podía creerlo.

—Tony... no... —quiso detenerlo, pero al castaño poco le importaba su posición, hincado y devoto, adorando la deliciosa erección que iba liberando al quitar los bóxers anticuados del hombre.

—Tony, SÍ —susurró tomando el falo tan duro que parecía doler. Besó delicadamente la punta enrojecida, rebosante de líquido preseminal.

El maravilloso aroma lo humedecía aún más y sabía que el aroma de su deseo.

Lamió toda la deliciosa extensión desde la base con el asombroso nudo, hasta la deliciosa punta y lo engulló por completo.

—Oh, Dios... —jadeó el hombre arqueándose levemente, tocando los cabellos castaños y acariciándolos para evitar halarlos bruscamente.

Tony se deshizo de sus propios pantalones mientras bombeaba sobre el masivo miembro.

—Joder... tan bueno... —susurró antes de intentar tomarlo por completo dentro de su boca, fallando felizmente en el intento.

—Lenguaje... —susurró el rubio entrecortadamente, recibiendo la mirada divertida del más pequeño, quien desde su posición se veía todavía más obsceno que cualquier palabra que hubiese dicho. Era demasiado para el Alfa.

Steve tomó al omega de los hombros y lo invitó a levantarse. Era suficiente... no soportaría más tiempo sin hacer lo que su instinto le dictaba.

Besó nuevamente al omega, más apasionado que antes, recibiendo una protesta deliciosa de gemiditos que jamás pensó escuchar de su ahijado. Volvió a recorrer su maravillosa piel desnuda, colmando sus enormes manos en las maravillosas nalgas del pequeño.

Acarició pequeños círculos en la entrada resbalosa, haciendo al castaño arquearse.

—Estás tan listo... listo para mí... —suspiró entre lujuriosa y amorosamente, con las pupilas tan dilatadas.

—Lo estuve desde que te conocí... —soltó lleno de cinismo, sintiendo como era levantado como si no pesara absolutamente nada. Depositado dentro del Nido, el alfa se reunió con él, estando completamente desnudos.

—Ese día... mi alfa aulló dentro de mí... —comenzó, acariciando las piernas del omega, abriéndolas para agacharse y depositar un beso en la cara interna del muslo izquierdo del más joven— Mi alfa se agitó tanto que tomó todo de mí para no soltar mi aroma e impregnarlo en ti... —depositó otro beso, un tanto más arriba, rozando su zona íntima y robando un jadeo del omega— Mi yo consciente y mi alfa comenzaron un conflicto ese día...

Se irguió, aun acariciando las torneadas piernas morenas que le enloquecían, podía verse en su mirada espesa que seguía el precioso contorno, las largas piernas que lo aprisionaron de inmediato para acercarlo hacia la pecaminosa entrada, húmeda y caliente.

— ¿Ah, sí? —ladeó la cabeza, abrazándolo más cerca con sus piernas, jadeando traviesamente al sentir la dureza resbalando en su entrada.

—Y traté de negarlo por mucho tiempo pero ya no puedo hacerlo más... —sus brazos se apoyaron en los costados de la cabeza de Tony, cubriéndolo con su cuerpo enorme.

—Tú... provocaste mi primer celo... —jadeó sobre los labios del hombre que había acercado su rostro al suyo— Yo te llamé... durante todo mi celo te llamé para que me anudaras...

—Oh, Jesús... —musitó temblando de deseo.

—No metas a Jesús en esto... —y cerró el espacio para volver a hundirse en ese beso desesperado y necesitado.

Aquel miembro masivo se había acomodado en su entrada. No necesitaba ser estimulado, estaba más que listo para él. Pudo sentir como ingresaba con tanto cuidado que quiso gritarle.

Tony lo quería todo y lo quería ya. Lo quería rudo, profundo, salvaje, delicioso y antes de poder quejarse, un impulso llevó al Alfa a introducirse por completo siendo ayudado por el pecaminoso lubricante.

—Ohhhh... —el omega casi vio estrellas ¿Era así de putamente grande? Y una mierda, era enorme... de ninguna manera iba a lloriquear, incluso cuando Steve se quedó quieto, besando su sien.

—Lo siento... esperaré un momento...

—Cállate y fóllame Rogers... —y el pecaminoso placer que su voz, tranquilizó al Capitán. Sus labios cubrieron los del menor en un beso casto.

—Yo no voy a follarte... —susurró sonriendo ante el pucherito del pequeño que no había notado las lágrimas que habían escapado indiscretas ante la primera intromisión— Estoy amándote Tony, no follándote.

Entonces comenzó aquel suave vaivén que permitió al menor acostumbrarse al tamaño de su pareja. Suave, pero firme, Steve lo hacía como su personalidad.

Tony quiso reír y besó con pasión al rubio, acariciando su espalda, empujando las caderas hacia adelante para encontrarse con las del contrario.

Gimió completamente desinhibido.

Había soñado tanto con aquel momento... incluso antes de que Hydra apareciera. Quería tanto derretirse entre sus brazos y lo estaba haciendo.

El maravilloso aroma del alfa estaba impregnándose en su piel y se sentía correcto, se sentía ideal.

—Oh... dios... —el alfa aceleró sus envestidas, soltando los labios de Tony, tirando la cabeza hacia atrás.

Entre la deliciosa bruma del placer, Tony observó embelesado como los caninos de Steve crecían. Joder... iba a marcarlo... joder SÍ.

Besarlo después de que sus caninos crecieran, era otra experiencia exquisita. La lengua del menor rosó uno de los caninos y los deliciosos jadeos entrecortados del rubio le hicieron sentir escalofríos deliciosos.

—Tony... Tony yo... —comenzó mientras alcanzaba una velocidad y profundidad de sus embestidas que hacía pensar al castaño que perdería la cabeza— Tony... mi alfa quiere marcarte... yo... yo quiero...

—Hazlo... —dijo con firme aunque su voz se quebró con el placer.

El calor aumentó en la habitación. Sus aromas danzaban y se mezclaban en el aire, como sus cuerpos en la cama se fundían.

Anthony podía oír el nada casto sonido de sus nalgas golpear contra Steve en cada jodidamente maravillosa embestida. Estaba por alcanzar el cielo, lo sabía.

Su cuerpo se tensó cuando las manos de Steve se aferraron a sus caderas... cuando creía que no podía llegar aún más profundo, el alfa lo desmentía.

—Oh Steve... Te amo... te amo... —se escuchó sollozar, recibiendo un beso tranquilizador antes de que emitir un sonido que no sonó humano. Se vino copiosamente en su abdomen, abrazándose de la espalda de Steve.

—Te amo, Tony... —jadeó el enorme alfa antes de detenerse unos segundos, cerrando los ojos fuertemente, con la boca parcialmente abierta y los colmillos alcanzando su máximo esplendor.

Besó y lamió el cuello del muchacho mientras seguía embistiendo, más y más rápido.

—Te amo... —repitió contra su piel antes de morder la zona que había estado preparando, haciendo a Tony retorcerse ante la eléctrica sensación de dolor/placer.

Acababa de venirse de nuevo, sintiendo el nudo hincharse en su interior. Era demasiado... demasiado para él. Pero podía tomarlo, era Tony Stark después de todo.

La gentil lengua selló la nueva herida y el cuerpo de Tony brincó sobreestimulado.

Jadeando, Steve le miró preocupado, con un rastrojo de sangre en los labios.

— ¿Estás bien...? —musitó abrazándolo cariñosamente. No podrían separarse aunque quisieran hasta que el nudo bajara— Creo que me excedí...

—Perfectamente... —y el castaño sonrió tan feliz por primera vez en años— No te excediste... fue perfecto...

..........

Los pequeños piecitos caminaban torpemente por la arena. El bebé estaba muy emocionado al sentir la arena húmeda.

Una preciosa risotada se escuchó acompañada del sonido de las olas cuando un poco de agua le tocó los piecitos. El bebé quiso soltarse de las manos que sostenían sus bracitos para recoger un caracol que había llegado con el agua, pero no lo logró.

—No, Peter... si te suelto te caerás...

Los hermosos ojos azules del bebé voltearon a ver a su madre y volvió a reír con esa divina sonrisa de crecientes dientes de leche.

—Oh, Dios ¿Por qué eres tan precioso? —y otra risa se escuchó cuando su madre lo levantó para abrazarlo y llenarle la cara de besos.

Tony acarició los abundantes cabellos castaños de su bebé antes de girarse y encontrar a Steve acomodando la sombrilla bajo la cual descansarían.

—Vamos con papá, ya sabes que no puede hacer nada sin nosotros~ —dio un último beso a la mejilla regordeta y caminó hacia su esposo quien incluso sacaba los bocadillos de la canasta de picnic.

— ¿Qué tanto le dices a nuestro bebé? —sonrió el mayor, acomodando unas cheeseburgers en el plato de Tony.

—Oh sólo le contaba la historia del tipo malo que obligó a papá a confesarse... —comentó como si nada, colocando al bebé en su sillita y este pataleó divertido.

—Tony... —Steve pareció horrorizado ante la sola idea de que su omega le contase al bebé aquella experiencia traumática.

—Es broma... sólo le decía lo hermoso que es... —quién iba a pensar que los ojos de Tony podrían brillar con tanta ternura— ¡Lo hicimos con tanto amor!

—Tony... —regañó con las mejillas rosadas de vergüenza.

—Verás, Peter... El celo se le adelantó a mami durante la luna de miel de mami y papi por lo que...

— ¡Tony! —y el pequeño bebé comenzó a reír a carcajadas como si ver a su padre completamente rojo y avergonzado fuese lo más hilarante que hubiese visto.

—Está bien, está bien, Capipaleta. Qué anciano amaneciste hoy... —se inclinó para besar el pucherito avergonzado de su alfa y tomar una hamburguesa con queso.

Steve contempló a su familia. Después de todo lo que había pasado durante su vida, siendo un omega enamorado de un inalcanzable alfa, hasta convertirse en alfa, haberse perdido en el hielo y ser rescatado para vivir en una época distinta, enamorarse del hijo de su primer amor, y ahora tener una familia al lado de su omega...

¿Quién iba a decirlo?

Después de todo lo que había tenido que pasar con el Capitán Hydra...ahora su familia era un maravilloso tesoro que tenía qué proteger.

Y ningún tipo malo podría contra él.

Fin.

 


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