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Recuérdame por Na Na

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JinKi se sorprendió cuando una de las asistentes le dijo que lo buscaban. Arrugó el ceño en lo que seguía a la mujer, pensando que sería Lee Joon. El mayor le había pedido ayuda con una campaña publicitaria, y aunque ya había terminado con lo que le pidió, no se lo había enviado todavía. Sin embargo, se quedó atónito al ver a JongHyun al otro lado de la valla divisoria.

Estaba en el Gran Parque de Seúl, en el Jardín de las Rosas. El parque iba a tener un festival y había contratado a Publicaciones Park para la publicidad. JinKi se había asegurado de ir a la sesión de fotografía, porque el fotógrafo solía ser un dolor de cabeza si no se le ponía un freno, a veces. Como en esa ocasión, que pidió colocar una valla divisoria a diez metros a la redonda de donde él estaba porque no deseaba que nadie se cruzara en su camino y lo interrumpiera. JinKi accedió, a pesar de que le parecía una actitud descabellada. Sólo quería poder terminar con eso.

Se acomodó la americana y se acercó al menor, que miraba con atención un arbusto de rosas amarillas a su lado izquierdo. Llevaba en las manos un estuche, envuelto en tela y amarrado con un nudo en la parte superior. JinKi reprimió su sonrisa al pensar que lo que el menor llevaba en sus manos era una caja de almuerzo, y trató de eliminar ese pensamiento.

—Son lindas, ¿no?

JongHyun dio un respingo, y cuando vio al mayor asintió, con una sonrisa que hacía que sus ojos se perdieran. Hizo una leve reverencia, y lo saludó.

—¿Qué haces aquí? —inquirió el mayor.

El escritor arrugó el ceño, pero no parecía molesto.

—¿Te interrumpo?

El publicista negó con la cabeza, dejando salir una pequeña sonrisa.

—Tan solo me sorprende —replicó.

JongHyun se encogió de hombros.

—Recordé que me dijiste que estarías por aquí, así que decidí venir y traerte el almuerzo. —Entonces levantó lo que tenía en las manos, confirmando de esa manera a JinKi lo que había pensado antes.

Esa pequeña confesión hizo a su corazón latir rápido, llenando su pecho de calidez.

Después de haber ido a la exposición de fotos de BaekHyun, ellos continuaron saliendo. Si bien no como antes, iban a comer, o a exposiciones de arte o libros, o bien a un museo. A veces, se acompañaban a comprar cosas. Incluso hubo veces en que tenían pequeñas conversaciones por chat. Las cosas estaban tomando un rumbo que no debían, pero JinKi fingía no darse cuenta, porque a veces su corazón bloqueaba todo lo que su mente le decía. Sonrió, esperando no lucir como un tonto y asintió.

—Pensé que podríamos comer juntos —continuó JongHyun, moviendo de nuevo la caja en sus manos, y a JinKi le pareció tierno el gesto que hizo.

Rio entre dientes, y asintió nuevamente. Se aclaró la garganta y desvió la mirada, acomodándose la corbata.

—Dame unos minutos en lo que pido que te dejen ingresar, ¿de acuerdo? —El menor asintió.

JinKi, sin poder contener la sonrisa involuntaria que le nacía, se acercó al fotógrafo indicándole la situación. Realmente no le pidió permiso, sino que le informó que dejaría entrar a un amigo suyo, que este no causaría estragos ni molestaría a nadie. El fotógrafo, aunque con los labios fruncidos en claro disgusto asintió, sabía que no podía negarse, aunque quisiera.

JinKi regresó hacia JongHyun y lo guio hacia la pequeña valla que se estaba usando como puerta y lo hizo ingresar. Comieron juntos, sentados en unas sillas bajo una de las carpas, riendo al ver al fotógrafo exasperado porque las modelos no posaban como él quería.

 

 

***

 

 

JinKi no podía concentrarse. Tenía algunas fotos de la sesión anterior sobre el escritorio y se suponía que debía estar revisándolas, escogiendo las mejores. Las modelos, aunque se suponía que tenían poses distintas en las imágenes, para él lucían iguales. Tenía que escogerlas pronto, pero su mente no colaboraba.

Quería saber de JongHyun. Durante ese fin de semana no se habían visto; JinKi estaba saturado con papeleo del trabajo, y el rubio se encerró a escribir, porque tenía un episodio de inspiración que no podía dejar. No habían quedado en salir ni nada, pero JinKi no podía con no saber de él.

Pasó las manos por su cara al saber que su frustración al no poder concentrarse no se iría hasta no tener noticias del menor, por lo que tomó su celular y fue hacia la azotea del edificio en el que trabajaba. Se paró al borde, apoyándose en el barandal y buscó entre sus contactos el número de TaeYeon. Al cuarto tono la mujer le respondió.

Después del típico intercambio de palabras amables, hubo un silencio entre ellos, uno que JinKi no supo cómo romper.

—¿Llamaste solo para saber cómo estoy? Porque si me dices eso no voy a creerte.

El mayor rió por lo bajo, pasando una mano por su nuca.

—No, no llamé solo para eso.

La mujer al otro lado rio entre dientes también.

Lo he visto con las ojeras más oscuras, supongo que está escribiendo en las noches, ya sabes cómo es.Pero no lo he visto perder peso. —Hizo una pausa—. También lo he visto sonreír más —comentó con un tono insinuante, provocando que JinKi sonriera.

—¿De verdad?

La mujer afirmó.

Me ha contado sobre las salidas de ustedes dos, y también de ese cuadro que le compraste.

JinKi abrió los ojos.

—¿Te dijo de eso?

TaeYeon rió del otro lado.

Vi el cuadro en la sala y lo hostigué hasta que me dijo cómo se lo compraste, y el beso que se dieron...

JinKi se sintió sonrojar al escuchar la risa divertida de la mujer, y no pudo evitar cubrirse medio rostro debido a eso. Rio entre dientes, nervioso, y se aflojó el nudo de la corbata.

—No puedo creer que te haya contado eso —murmuró.

Lo obligué a decírmelo, así que no lo culpes. —Hizo una pausa—. Sé que no debería decir nada al respecto, pero me has llamado así que... Me alegra saber que están saliendo. Noto a JongHyun más animado que antes.

JinKi trató de no hacerse muchas ilusiones al respecto. TaeYeon se lo tenía que estar diciendo para hacerlo sentir bien, para animarlo, no porque fuera cierto. No obstante, una parte de él le decía que podía ser verdad, o quería creer que era verdad. Suspiró, dejando salir parte de su frustración con ese acto.

¿Sabes? También me dijo que le hacías falta —continuó la mujer—. Que te extrañaba, y que estaba sintiendo cosas por ti.

El corazón de JinKi se saltó un latido, lo sintió. La respiración se le había agitado, y quiso creer que era debido al calor, al estrés, no a lo que había escuchado. De hecho, ¿había escuchado bien?

—No es cierto... —murmuró, inseguro.

TaeYeon sonrió comprensiva, aunque JinKi no pudiera verlo.

Lo es, JinKi ah. Debes creerme. Te está recordando, así que creo que estás haciendo bien en salir con él. —El hombre estuvo a punto de refutar, pero TaeYeon lo interrumpió—. ¡Debo irme! Ya es tarde y debo salir. Adiós, JinKi ah, un gusto saludarte. —Y seguido a eso colgó.

El hombre miró su teléfono, sin creer todavía lo que había escuchado. Sin embargo, podía ser cierto. JongHyun lo había estado buscando a él, no a KiBum, al menos hasta donde sabía.

No evitó la sonrisa boba que nació en sus labios; de todas formas, no sabía qué hacer con el escritor. No podía confiar en él por completo.

Dejó escapar un pesado suspiro y regresó a la oficina. Se tomaría el resto de la tarde. Con lo que TaeYeon le había dicho, sin duda alguna no podría concentrarse.

 

 

***

 

 

JinKi se vio preso del brazo de MiYoun caminando por el centro comercial, junto con Lee Joon, por supuesto.

La mujer había insistido en que los tres salieran a comer ese viernes por la tarde, para animar a JinKi porque, gracias a ChangSeon, sabía que estaba estresado. Así que, sin importarle que los tres estuvieran en horario laboral, MiYoun arrastró a los dos hombres hacia el patio de comidas del lugar, decidiendo que comerían pizza.

—¿Y tú no estabas a dieta, amor?

MiYoun miró a ChangSeon con reproche.

—¿Cómo puedes ser capaz de recordarme eso en un momento como este? ¡Debiste hacerlo cuando propuse la idea, no cuando ya compré la pizza!

JinKi rio entre dientes, divertido por la actitud de la mujer.

—Además, hoy haré una excepción por JinKi. —Se acercó al menor y le apretó las mejillas—. Lo que necesita para liberar estrés es una buena comida.

—Esto no es buena comida —comentó ChangSeon.

MiYoun rodó los ojos.

—Me refiero a comida deliciosa, Chang, no necesariamente saludable.

—Eso tiene más sentido para mí —comentó el aludido y se acercó al rostro de su novia.

JinKi los vio besarse rápidamente, y sonrió. Además de alegría sintió un poco de envidia. Él quería estar en esa situación junto a JongHyun, pero estaba consciente de que no podía. Aunque estaban saliendo de nuevo, no podía simplemente olvidar todo lo que había pasado entre ellos desde el accidente. Aunque el escritor se acercaba a él, JinKi todavía desconfiaba un poco. Nadie le aseguraba que un día JongHyun dijera que nunca había dejado de amar a KiBum y que estaba con él solo porque no podía estar con el diseñador. Después del casi beso que ocurre entre ellos, y la manera en que KiBum lo manejó, el publicista estaba seguro que nadie se atrevería a intentar algo.

—Vamos a la mesa –dijo MiYoun, sacándolo de sus pensamientos.

JinKi la siguió, mientras ella intentaba seguir a Lee Joon en lo que guardaba su tarjeta en la billetera. Cuando hallaron una vacía, JinKi se sentó frente a la pareja, y MiYoun se acomodó el cabello antes de hablar.

—Dime, JinKi, ¿cómo es eso que estás saliendo con JongHyun?

No había reproche en su pregunta, sino curiosidad. Lee Joon, en cambio, rodó los ojos y apoyó su mentón en su mano, mirando a otro lado con el ceño fruncido.

JinKi jugó con sus dedos, antes de hacer un sonido de afirmación.

—Desde el accidente de mi mamá él ha estado pendiente de ella y hemos estado hablando y quedando por ahí.

—Pir ihí —emuló ChangSeon, ganándose un golpe por parte de su novia. Él la miró como si ella tuviera tres ojos, y ella le hizo una mueca para que se quedara tranquilo.

—Chang me comentó algo de eso –dijo la mujer—, y que te ha recomendado no salir de nuevo con él.

—Y pregúntale por dónde se pasó mi recomendación. —Recibió otro golpe, esta vez en la nuca, y se quejó más fuerte, mirando mal a mujer, quien lo ignoró tras golpearlo.

—JinKi, a pesar de todo, yo apoyo lo que dice. —Un hasta que dices algo con sentido, mujer, y un nuevo golpe le siguieron a esas palabras, y JinKi no pudo contener más su risa. La mujer rio con él, mientras Lee Joon bufaba y se concentraba en algún lugar lejos de ellos—. Quiero decir, terminaron, y no en buenos términos.

—Pero Jong parece que ha cambiado —replicó JinKi sin pensarlo, queriendo justificarse—. Hemos estado saliendo y ha sido recíproco conmigo.

—¿Así que has sido tú quien ha dado muestras de cariño? —cuestionó Lee Joon, con los ojos completamente abiertos.

—No en realidad. Quiero decir, no es que hayamos hecho gran cosa, pero... No es como antes, ¿saben? No me huye.

Sonrió cuando terminó de hablar, mirando hacia la mesa. MiYoun sonrió enternecida, y su novio rodó los ojos y se puso de pie, alegando que iría por la comida. Cuando se fue, MiYoun le pidió a JinKi que tuviera cuidado con esas salidas.

—No me gustaría verte mal por JongHyun ssi de nuevo, y que la historia se repita. Pero, si él te hace feliz, y ambos están bien, entonces estoy de acuerdo.

El menor le sonrió agradecido, y les dio un apretón a sus manos. Ella le regresó el gesto, y luego se enfrascaron en una charla amena, a la cual se les unió ChangSeon tras regresar con la pizza. Hablaron durante el resto de la tarde, los tres sabiendo que no regresarían a sus trabajos. Cuando ya no hubo comida, y MiYoun devoraba el último pedazo de pizza, miró a su alrededor. Divisó a lo lejos una figura que le pareció conocida, y tras mirarla por unos segundos, lo reconoció.

—¿Ese no es JongHyun ssi?

JinKi le prestó atención en cuanto escuchó el nombre y se giró, buscándolo. Debido a ello, no vio la cara de pánico en el rostro de ChangSeon, ni la de culpa en la de MiYoun. Y eso era debido a que, unas mesas más allá, cerca de una isla de sushi, estaba JongHyun sentado junto con KiBum, charlando animadamente. JinKi se habría sentido un poco celoso, hasta curioso de verlos juntos. Sin embargo, se sintió devastado cuando vio a JongHyun hablando animadamente con el diseñador.

Y sus ojos brillantes.

JinKi sintió cómo el corazón, que se estaba recuperando, se destrozó de nuevo.

 

 

***

 

 

JinKi estaba apoyado en el espaldar de su silla, su dedo índice pasando por su labio inferior varias veces. Pensaba en JongHyun, en que lo había visto con KiBum. Esa tarde JinKi quiso convencerse de que se habían encontrado por casualidad, y que estaban comiendo como el par de amigos que eran. MiYoun le sugirió que lo llamara, y que le pidiera que se les uniera junto con el hombre con el que estaba. JinKi lo hizo, sacó su teléfono móvil y lo llamó, pero JongHyun no respondió. Se decepcionó un poco más, porque si JongHyun decía estar tan interesado en él debía de responderle, de ver si lo llamaba, o le escribía o alguna cosa. Los tres amigos no se quedaron mucho más tiempo.

JinKi suspiró. No estaba muy seguro sobre qué pensar.

JongHyun decía estar interesado en él, pero salía con KiBum y le hablaba con ilusión. ¿Y por qué KiBum aceptaba salir con él? Se suponía que no se hablaban, no después de lo que pasó entre ellos. ¿Y si tal vez ese almuerzo fue para limar asperezas? ¿Entonces por qué JongHyun no le respondió la llamada? ¿Acaso salir con JinKi solo era un plan para reconquistar a KiBum? Le decía al diseñador que estaba saliendo con él, convencía a todos, y, al final, cuando KiBum estuviera creyendo la mentira, JongHyun se acercaba y lo enamoraba. ¿JongHyun era era así de malvado?

—¿JinKi? —Escuchó cómo lo llamaban y reaccionó. Miró a su derecha, notando cómo Lee Joon le hacía señas desde el otro lado de la mesa para que viera al otro lado y así lo hizo. Su jefe lo miraba con una ceja levantada, y él se acomodó en la silla.

—¿Si? —tartamudeó, ajustando su corbata.

Su jefe solo suspiró.

—Decía que tendrás que ir este fin de semana a buscar una locación para el comercial del perfume con el personal encargado de la campaña. —Lo miró con seriedad—. ¿Tienes algún inconveniente? —JinKi negó con la cabeza—. Perfecto.

—Tengo una pregunta —tartamudeó de nuevo.

Su jefe lo miró, entre aburrido y cansado.

—¿Si?

JinKi tragó saliva debido a la seriedad en su mirada y el poder que tenía para ponerlo nervioso.

—¿Por qué debo ir?

Un murmullo general de ay, JinKi se hizo escuchar en la sala de reuniones, y el aludido solo atinó a ajustarse la corbata, evitando así sonrojarse.

—Acompañarás a JunMyeon —informó señalando al aludido—. Esta es su primera campaña solo, pero insistió en tener supervisión, y tú has salido premiado con ese gran honor.

Lee Joon contuvo la risa debido al sarcasmo en la voz de su jefe, pero JinKi tan solo lo ignoró. Después de más información, y preguntándole a JinKi si no tenía alguna otra pregunta, la reunión se dio por finalizada. Lee Joon estuvo por acercarse a JinKi, preguntarle qué era lo que le ocurría cuando notó como JunMyeon le hablaba, con esa amable sonrisa ligeramente coqueta. Salió de la sala, sabiendo que esa era una mejor manera de ayudar a JinKi.

JinKi, en cambio, le preguntó al menor por lo que habían dicho en la reunión. JunMyeon se lo explicó con paciencia, y con una cálida sonrisa en los labios que JinKi calificó de amistosa. Le informó que el perfume quería un comercial con una pareja, algo fresco y veraniego, a pesar de la temporada en la que se encontraban. JunMyeon había propuesto hacerlo en una playa, la idea les gustó a los empresarios del perfume, y lo aceptaron a él como el publicista encargado. JunMyeon, que era un pasante y que siempre estaba de respaldo, pidió ayuda, temiendo no poder hacerlo bien. Cuando preguntaron a quién quería eligió a JinKi, sin pensarlo, pero fingiendo hacerlo para que nadie notara nada de más.

—¡Oh, así que trabajaremos juntos!

—Así es —replicó el menor. Hizo una reverencia solo con la cabeza y miró al mayor con una sonrisa amplia—. ¡JinKi hyung, por favor cuide de mí!

El aludido rio, enternecido y divertido y le dio palmaditas en el hombro.

—Daré lo mejor de mí para eso, JunMyeon ah.

 

 

***

 

 

El balcón de la habitación tenía un par de sillas y una mesa. JinKi estaba sentado en una de ellas, admirando el atardecer en la playa de Sokcho. Había viajado hacia ella, junto con el equipo del comercial, el viernes por la tarde, llegando casi a la noche.

Esa misma tarde, poco después del almuerzo, JongHyun lo había llamado. JinKi había ignorado todos sus mensajes y sus llamadas retomando el plan de alejarse del hombre, tal como debió de hacerlo desde que se había ido del departamento. Se había engañado a sí mismo creyendo que las cosas saldrían mejor después de la visita a la exposición de fotografías, pero realmente no había sido así.

El escritor lo había llamado para salir en la noche, pero JinKi le dijo que se iría a un viaje de trabajo. Casi le pareció que todavía le estaba dando explicaciones a su pareja, pero se abstuvo de darle más información. JongHyun le pidió que le informara cuando llegara a donde tuviera que llegar, y aunque JinKi dijo que lo haría, no lo hizo. El viernes llegó cansado que se lanzó a la cama de la habitación; el sábado hizo todo lo posible para estar ocupado, tan solo atendiendo el teléfono cuando era su jefe o alguno de los del equipo de filmación; y ese día, domingo, entre que se relajaba un poco y continuaba con su trabajo, también ignoró el móvil.

Se sentía triste, pero también sentía que merecía sentirse así. Él había sido ingenuo al pensar que las cosas con JongHyun serían diferentes, que las cosas podrían mejorar y ser la pareja de antes. Todo parecía decirle que el escritor en verdad lo quería, pero tal vez no era así. Nunca lo fue, no desde el accidente.

Suspiró pesado y apoyó la mejilla en su mano, su brazo descansando en la mesa. Escuchó los golpes en la puerta y accedió el paso, girándose para ver quién era. JunMyeon estaba entrando, con una sonrisa amable y dos pares de botellas de soju.

—¡JinKi hyung, buenas noches!

El aludido rio entre dientes, divertido por el acento que el menor acaba de usar. Lo llamó con la mano y se incorporó en su asiento, aceptando la botella que el menor le pasaba, y sentándose frente a él.

—Buena vista, ¿no? —JinKi asintió ante el comentario.

Su quedaron en silencio, disfrutando del sonido del mar, de la fresca brisa moviendo sus cabellos, del momento entre ellos.

—Quería agradecerte, hyung. —El aludido miró a JunMyeon, incitándolo a continuar hablando—. Por todo tu apoyo en este proyecto.

El mayor rió entre dientes, negando y haciendo un ademán con la mano. Le indicó que no tenía que agradecer, que hizo lo que debía, y que estaba orgulloso de que fuese él, JunMyeon, quién había manejado todo. Le dijo que lo había hecho de manera adecuada y correcta, y que esperaba rindiera frutos en el futuro. JunMyeon le agradeció de nuevo por sus palabras y se quedaron en silencio de nuevo.

—Tengo algo que confesarte, hyung. —El mayor hizo un sonido de afirmación, instándolo a seguir. JunMyeon lo miró, admirando su perfil—. Estoy interesado en ti, JinKi.

No usó hyung porque no quería tener la barrera de los honoríficos entre ellos. No quería hablar con su sunbae, quería hablar con el hombre por el que se sentía traído.

JinKi, quien llevaba su botella a sus labios, se quedó a medio camino, y giró rápido su cabeza, mirando al menor.

—¿Qué? —murmuró.

JunMyeon sonrió, pero apartó la mirada de él para ver cómo la tarde moría ante sus ojos.

—Que me interesas, Lee JinKi. Y desde hace mucho —confesó, antes de beber de su botella.

El viento proveniente del mar movió los cabellos de ambos hombres, pero hizo reaccionar a uno de ellos. JinKi también miró al horizonte, dejado su botella en la mesa y pasando las manos por su cabello. ¿Qué era lo que estaba pasando?

Estaba sintiendo un montón de cosas a la vez, abrumándolo. No podía pensar con claridad, su mente un caos completo. No sabía qué debía hacer, o decir, o si debía huir y hacer como si nada de eso hubiera estado pasando. Le era irreal. Hacía unos minutos estaba pensando en lo triste que se sentía, y en esos momentos alguien se le estaba confesando.

—JunMyeon, tú... ¿Estás consciente de...?

—¿De lo que digo? —interrumpió. Miró al mayor, quién asintió, y él rio entre dientes—. Estoy muy consciente, hyung. Y estoy seguro. Estoy interesado en ti desde que entré en la empresa.

Eso abrumó todavía más a JinKi. JunMyeon llevaba dos años en la empresa, y durante todo ese tiempo ellos habían sido compañeros de trabajo. En los últimos días eran más cercanos y... Fue entonces cuando JinKi cayó en cuenta de los pequeños detalles que JunMyeon había tenido para con él: los cafés, los dulces, los almuerzos, las veces que pasaba a saludar por la oficina, entre algunas otras que su cerebro estaba procesando más rápido de lo que él mismo podía hacerlo.  Se sentía cansado, y que en cualquier momento cedería y caería al suelo. Se sentía tan abrumado.

Se aferró al cuello de la botella, mirando al frente, el cielo ya oscuro casi en su totalidad.

JunMyeon, que estaba empezando a ponerse nervioso, creyó que confesar todo en ese momento era lo correcto, así que lo hizo.

—Me gustaste desde que te vi —continuó, abriendo su otra botella porque necesitaba más valor y su primera botella ya se había vaciado—. Al inicio, me conformaba con que pudiésemos ser amigos, pero cuando supe de tu orientación yo... —Rió entre dientes, nervioso, avergonzado, jugando con los dedos de su mano libre—. Supe que no me conformaría solo con tu amistad, hyung.

Ambos cruzaron miradas, y JinKi pudo ver el sonrojo que cubría las mejillas del hombre frente a él. Se sentía enternecido por la manera en la que estaba reaccionando; se sentía halagado al saber de los sentimientos de JunMyeon; y se sentía en la obligación de aclararle las cosas, para no lastimarlo.

—JunMyeon, yo hace poco terminé una relación.

—Lo sé, lo sé bien. Es por eso que me atreví a confesarte lo que siento. —Había hablado rápido, y JinKi frunció un poco el ceño tratando de entender lo que había dicho—. Sé que un clavo no saca otro clavo, hyung, pero... —Lo vio respirar profundo, su pecho inflándose—… podrías intentarlo conmigo.

JinKi rio entre dientes, enternecido de nuevo por la manera tan aprisa con la que el menor había hablado. Se pasó las manos por el cabello, un poco divertido al ver lo nervioso que estaba JunMyeon.

—JunMyeon ah, en serio me siento halagado, pero no creo que sea correcto.

—¿Por qué?

—No me veo en una relación con otra persona, no ahora. Y no quiero lastimarte.

—Y no lo harás. —El menor dejó la botella en la mesa, y apoyó sus manos en el borde, casi aferrándose a él—. No lo harás porque estoy consciente a lo que me enfrento. No esperaré más de ti de lo que puedas darme —indicó—. Y, si me dejas, puedo hacer que me correspondas y que olvides todo lo que has sufrido. Haré que me correspondas —aseguró.

JinKi lo miró a los ojos, la convicción brillando en ellos. No sabía qué hacer, porque no podía pensar con claridad. No quería lastimar a JunMyeon, el chico merecía alguien que lo amara a él por completo, no a medias. JunMyeon no merecía luchar contra el amor de otra persona.

JinKi sabía que, si aceptaba aquello, estaría usando al menor, era muy consciente de eso, al igual que de su cabeza asintiendo con suavidad. Sonrió al ver la esperanza nacer en los ojos del hombre a su frente, y casi se le estrujó el corazón, pensando si había tomado la decisión correcta.


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