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Recuérdame por Na Na

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Se había armado de valor y había ido a buscar a Jinki en la oficina, de nuevo. Era una mezcla de valor y furia, en realidad, pero fuera lo que fuese lo había alentado a ir hacia el mayor.

Lo había buscado en el departamento de TaeMin. Había ido con una porción de pollo para compartirlo con los hermanos Lee, pero el menor le dijo que JinKi se había cambiado de lugar, que se había mudado solo y que no podía darle la dirección porque JinKi había insistido en que no lo hiciera. Que no se la diera a nadie. JongHyun sabía que el publicista no se la daría, por lo que le rogó al menor para que se la diera, pero se negó. Le dejó entonces la canasta de pollo y regresó su departamento.

Se sentía molesto con el mayor. Tal parecía estaba yendo en serio con eso de querer sacarlo de su vida, le estaba huyendo, y estaba siendo inmaduro. No le bastaba con no responderle las llamadas, sino que también se cambiaba de casa y no le decía. Sin embargo, sabía que estaba en todo su derecho, más o menos. Si lo creía indiferente, lo estaba y eso solo asustaba más a JongHyun.

No podía permitir que el otro lo dejara de lado, a pesar de todos sus intentos.

Debido a ello, fue a su trabajo.

Necesitaba hablar con él, explicarle las cosas. Continuaba sin comprender por qué JinKi creía que no estaba comprometido con su renaciente relación, pero le explicaría que era todo lo contrario. Saludó a la recepcionista y avanzó por el pasillo hacia la oficina correcta. Golpeó la puerta, e ingresó cuando tuvo el permiso de hacerlo.

El mayor estaba escribiendo en su computadora, por lo que no prestó mucha atención a quien entraba sino hasta que llamaron su nombre, una voz muy conocida para él. Se quedó quieto, con miedo de girar la cabeza y ver a JongHyun ahí, aunque bien sabía que lo estaba, podía verlo de reojo. Respiró profundo y entonces lo enfrentó. Estaba igual de atractivo que siempre, y JinKi se armó de valor para enfrentarlo, para no caer ante él de nuevo.

—Hola, hyung—sonrió el escritor.

—¿Qué haces aquí?

Se detuvo en el acto, su sonrisa desapareció en seguida, y levantó una ceja, indignado por el tono arisco que había usado el mayor. No se había esperado aquello, JinKi no le había respondido así antes. Sin embargo, respiró profundo y trató de aligerar el ambiente, sonriendo un poco y usando un tono divertido.

—¿Esa es la manera de saludar? —Se acercó al escritorio, pero no se sentó, mucho menos cuando el otro repitió su pregunta, más frío y distante que antes—. Vine a hablar contigo —replicó con el ceño fruncido, molesto por el tono irritante de JinKi.

—¿De qué? No tenemos de qué hablar.

—¿Eso crees? —JinKi asintió, firme—. Pues yo tengo cosas que decirte, hyung.

—¿Cosas como qué? —interrumpió altanero—. ¿Qué amas a KiBum?

Los ojos de JongHyun se abrieron de golpe, boqueando, indignado.

—¡Eso no es verdad! —confesó señalándolo con un dedo y la respiración alterada—. No entiendo por qué piensas eso.

—Porque los vi en el centro comercial, JongHyun. A ti y a KiBum, solos. ¿No era eso acaso una cita? —Rodó los ojos, continuando con su trabajo.

JongHyun negó con la cabeza, aferrándose a la silla.

—Eso fue solo una salida de amigos, hyung.

JinKi bufó exasperado, sin creerle. No tenía sentido lo que le decía, sobre todo por el entusiasmo con el que se hablaban ese día. JinKi admitía que el escritor no se veía tan entusiasmado cuando estaba con él y le dolía saberlo, pero estaba tan cansado de ser pasivo con su dolor y tan solo aceptarlo.

—Vete, JongHyun.

Hizo un ademán hacia la puerta, sin mirarlo. Si lo ignoraba tal vez se iba.

—Déjame explicártelo, hyung. Ese día KiBum y yo...

—No quiero saberlo —interrumpió, levantando su mano para que se detuviera y viéndolo, su expresión seria—. Lo que sea que tú y KiBum hayan hecho, o vayan a hacer, no me interesa. Si ustedes quieren salir es problema de ustedes, no mío.

JongHyun bufó, alejándose de la silla, esperando ganar algo de paciencia para hablar con el hombre necio frente a él. Pasó una mano por su boca mientras la otra descansaba en su cadera.

—No salgo con él, JinKi. Quiero salir contigo. Tenemos qué —dijo firme.

Las palabras de JongHyun, el énfasis en ellas, no pasó desapercibido para el mayor. Apretó las manos, armándose de valor para enfrentarlo y lo miró con los labios fruncidos en claro disgusto.

—¿Por qué?

—Porque somos pareja.

JinKi sintió una punzada en el pecho. Había deseado por mucho tiempo escuchar eso de la boca del menor, y que ambos realmente lo creyeran. Pero ya era tarde, JinKi ya había decidido alejarse porque sabía que el otro no lo creía realmente. En verdad no entendía qué estaba haciendo JongHyun.

Se giró en su silla y lo miró de frente.

—Ya no lo somos —aclaró con la voz firme y una octava más grave.

La respiración de JongHyun se alteró por completo y dijo lo primero que se le ocurrió, se sentía desesperado.

—Todavía me amas.

Ese había sido un golpe bajo por parte de JongHyun. Pudo sentir cómo la ira iba recorriendo cada fibra de su ser, cada vena, corroyéndolo. Esas palabras habían sido un verdadero atrevimiento, uno que no toleraría. 

Apoyó las manos en el escritorio y se puso de pie, despacio, la silla tras él cediendo, luciendo intimidante.

—Entonces, ¿por esa razón debo seguir a tu lado, lastimándome, creyendo que algún día volverás a amarme? No soy masoquista.

Sus manos eran puños, su mandíbula dolía de tanto que la apretaba, y sus ojos eran dos pozos que ardían de furia.

JongHyun se dio cuenta de la magnitud de sus propias palabras, pero esa era su última esperanza, y sintió temor de haber lastimado de nuevo a JinKi. Retrocedió un paso, notando la ira que consumía al mayor y se sintió pequeño.

—JinKi, yo...

—¿Se puede?

El sonido de una tercera voz los sacó de la burbuja en que se hallaban y JongHyun vio hacia la puerta, notando a cara de porcelana metiendo la cabeza.

—¿Tú de nuevo? —se quejó el rubio al ver al menor.

JinKi, al ver a JunMyeon, se giró de prisa, viendo hacia la ciudad gracias al enorme ventanal que su oficina tenía. Respiró profundo, queriendo calmarse, pero la ira fue reemplazada con dolor. Sus ojos picaban, y se aclaró la garganta indicándole al menor que podía pasar. Sin embargo, no se giró. Parpadeó varias veces, incluso apretó sus ojos con dos dedos para poder frenar las lágrimas. No iba a llorar frente a JongHyun, no de nuevo, y JunMyeon no merecía estar en un problema como aquel.

—-¿Interrumpo algo? —quiso saber el menor de los tres.

—Sí.

—No —respondió JinKi, dándose la vuelta y encarando al escritor, quien lo veía sorprendido—. Mi conversación con Kim JongHyun ssi ya terminó.

La tensión en la oficina era obvia, incomodando a los dos menores. JongHyun detestó la formalidad con la que habló con respecto a él y entonces comprendió un poco cuánto tuvo que haberle dolido al mayor cuando era él quién usaba honoríficos.

Se sintió minúsculo.

JunMyeon habló de nuevo, cortando la conexión de sus miradas, pues JinKi lo miró.

—¿Entonces estás listo para irnos?

—Él no irá contigo a ningún lado —aclaró JongHyun mirando al menor con enojo.

Ese niño no debió entrar e interrumpir su conversación, haciendo que perdiera su oportunidad para hablarle. Y haría algo para sacarlo.

—Ya estoy listo, JunMyeon —afirmó JinKi, levantando la voz sobre la del escritor para aclararle que no podía decidir por él.

El rubio respiró de prisa, sintiendo que toda la situación se le estaba yendo de las manos, que JinKi lo estaba traicionando. No podía preferir al mocoso antes que a él. Sin embargo, no pudo hacer más que observar cómo el mayor tomaba su billetera, se cerraba la americana y rodeaba el escritorio para ir hacia JunMyeon. No se movió de su lugar, por ello no pudo ver cómo JinKi ponía su mano en la cintura de JunMyeon, guiándolo hacia la salida.

Estaba perdiendo. De nuevo, estaba perdiendo, y por algo que realmente no había hecho. No había engañado a JinKi, no hubo otras intenciones con KiBum, ¿por qué no podía creerle? Suspiró derrotado, bajando la cabeza y cerrando los ojos, cayendo en cuenta que no había podido ganarse la confianza del mayor. No había hecho bien las cosas, y él creía que todo estaba yendo bien, que todo iba perfecto y que el mayor finalmente era suyo, como siempre debió serlo.

Qué inocente.

—¿Te quedarás ahí a hacer mi trabajo?

Su voz había sonado gélida, que incluso el mismo JinKi se sorprendió, pero no inmutó su expresión. Escuchó a JongHyun sorber la nariz, lo vio girarse y salir de su oficina con la cabeza gacha, sin despedirse ni dedicarles una mirada. Algo en su pecho dolió, pero decidió ignorarlo. No podía retroceder prestándole atención al escritor, no cuando debía olvidarlo y estaba saliendo con alguien más.

JinKi y JunMyeon llegaron a un acuerdo tácito de dejar que el escritor tomara primero el ascensor y ellos esperaron, conversando entre ellos. JunMyeon quería asegurarse que el mayor estaba bien, y distraerlo del elevador. Fue por ello que ninguno vio cómo JongHyun se enjugaba con brusquedad la única lágrima que no pudo retener.

 

 

***

 

 

Esa noche JinKi no pudo dormir. Después del almuerzo con JunMyeon puso todo de sí para concentrarse en su trabajo. Su mente, sin embargo, continuaba pensando en su discusión con JongHyun. Cuando recordaba parte de ella, y el enojo regresaba a él, sacudía la cabeza, y eliminaba cualquier pensamiento dirigido al menor. No valía la pena, ya nada que tuviera que ver con JongHyun valía la pena.

Había tomado la decisión de alejarse de él, y ya no tenía un motivo para verlo como antes, cuando su mamá tuvo el accidente. Esa vez, él lo estaba intentando con alguien más, y aunque tal vez era una mala idea, era optimista al respecto.

Incluso Lee Joon lo era. Se lo dijo en la cena, cuando lo invitó a su departamento. Creyó que era una manera para distraerlo de su discusión con JongHyun, ya que los había escuchado, pero en realidad fue para que MiYoun pudiera interrogarlo sobre su relación con JunMyeon. ChangSeon los había visto más cercanos que antes, y no le sorprendió que se lo dijera a MiYoun. Tras una charla amena, y buenos deseos, el mayor lo regresó a su departamento. Le contó a JunMyeon lo que había ocurrido, y mientras esperaba a que le respondiera revisó sus notificaciones.

Había una de JongHyun.

Lo seguía en redes sociales, y el menor había publicado algo en Twitter. Su corazón latió rápido, emocionado, pero se forzó a no abrirla. Para cuando se dio cuenta ya estaba viendo lo que había posteado.

"—No pienso rendirme contigo, HyeJin —dijo el hombre, mirándola a los ojos."

JinKi, que había vivido a su lado y que lo conocía, sabía que el otro solía publicar pequeños extractos de sus obras, creando expectación. Sin embargo, había una parte que le decía que eso era para él, que no se rendiría con él.

La otra parte le decía que estaba siendo un estúpido.

Rodó por la cama, pensando y pensando, convenciéndose de que eso no era para él, pero también se decía que sí. Aunque se forzara a eliminar toda esperanza, aún la tenía.

Concilió el sueño entrada la madrugada, soñando que esas palabras eran pronunciadas por JongHyun, mirándolo a los ojos.

 

 

***

 

 

No se iba a rendir tan fácil, él no era así.  Sus padres le habían enseñado a luchar hasta obtener lo que quería, sin darse por vencido.

Tomar descanso, sí; abandonar, no.

Fue así que consiguió la dirección del nuevo apartamento de JinKi. Había tenido que sobornar con comida a algunas personas para que le dieran información, aunque muchas le dijeran cosas irrelevantes.

Se coló cuando una mujer entró en el edificio y avanzó por las escaleras, porque no había ascensor, llegando al piso correcto. Ya en el pasillo, se arregló el cabello y la camisa, queriendo lucir atractivo, y una vez frente a la puerta tomó un respiro y tocó el timbre.

Había practicado lo que le iba a decir a JinKi. Cuando lo viera lo primero que diría era que había estado hablando de él con KiBum. El mayor se sorprendería, pero lo dejaría pasar y entonces tendría la oportunidad para explicarle todo lo que debía explicarle y, si todo iba bien, saldrían esa noche.

Esperó ansioso y emocionado, y cuando la perilla giró puso la sonrisa más amplia que pudo la cual se perdió al ver a la persona tras la puerta.

Era JunMyeon.

—JongHyun ssi, es una sorpresa verte —saludó con una sonrisa pequeña, su mano todavía en el pomo.

A JongHyun se le cayó el mundo al verlo ahí. No podía entender por qué ese niño estaba ahí, en el departamento de JinKi cuando se suponía que nadie sabía la dirección. TaeMin le había informado que sería JinKi quien la daría y no debía que sorprenderse al saber que se la dio a cara de porcelana, sabiendo que estaban saliendo. Sin embargo, más que sorprendido estaba dolido. Si el menor sabía era porque su relación con JinKi estaba progresando. No entendía cómo, apenas y habían pasado un par de semanas desde que JinKi lo empezó a evitar. Se ensimismó tanto, mirando al hombre a su frente, que este le preguntó si todo estaba bien.

—¿Qué haces aquí? —balbuceó el escritor.

El publicista miró hacia todos lados antes de enfocar su mirada en sus ojos y responder.

—Vine a cenar.

El tono obvio que usó para responder no le gustó para nada, pero no pudo reaccionar con molestia, tan solo pudo parpadear, sorprendido.

—¿Cenar?

JunMyeon asintió.

El rubio no tenía buenas expectativas con esa cena. Las cenas solían tener vino, además de que era viernes, y que estaban solos. Un pensamiento cruzó su mente y la llenó de imágenes que solo lograron lastimarlo un poco más.

Era en serio que JinKi lo estaba olvidando.

Pudo sentir a las lágrimas llegar a sus ojos y desvió la mirada porque no quería dar un espectáculo frente a JunMyeon.

—¿Quién es, SuHo? —Escuchó que JinKi gritaba, supuso que desde la cocina, y eso lo sacó de sus pensamientos, tan solo para mirar con detenimiento a cara de porcelana.

Fue entonces cuando JinKi apareció en su campo visual, la sonrisa que habitaba sus labios fue desapareciendo al verlo, y JongHyun se preguntó si tanto le desagradaba verlo, si tanto le molestaba su presencia.

—¿SuHo? —susurró, mirando a JinKi, esperando una respuesta por parte de él. No obstante, fue JunMyeon quien respondió, moviéndose un poco para poner su mano sobre la de JinKi, el acto no desapercibido para el escritor, quién clavó su mirada ahí.

—Así me llaman quienes son cercanos a mí.

Solo eso fue necesario para que el mundo de JongHyun se desmoronara por completo. Se sintió débil, se sintió vacío. Se sintió derrotado.

Si JinKi ya era cercano al menor significaba que él ya no lo tenía, que definitivamente lo había perdido. Pero necesitaba que fuera JinKi quién lo dijera, que fuera él quien terminara con su corazón, que clavara la última daga para terminar de herirlo.

—Así que ya son cercanos...  —comentó mirando a JinKi, con una voz que no reconoció como suya.

Se hizo un silencio de unos segundos hasta que SuHo, mirando de reojo al mayor, replicó por él con una afirmación.

El escritor, que no había dejado de ver al mayor, sonrió triste.

—Ya veo... —Desvió la mirada al suelo, dejando escapar aire porque necesitaba controlar sus ganas de llorar. Miró a JunMyeon, luego a JinKi y asintió, retrocediendo un paso—. Entonces estoy de más por aquí.

Sin esperar una respuesta, y sin despedirse apropiadamente, giró a su derecha, avanzando unos pasos hacia el ascensor. Ya tenía todo claro: JunMyeon y JinKi tenía algo estable, lo había cambiado y él era ya un estorbo.

Realmente había perdido a Jinki.

Sin embargo, el mayor lo llamó.

JinKi salió de su casa al pasillo, llamándolo, viendo cómo se detenía. JongHyun no iba a hacerlo, pero fue automático. Y ese llamado, su nombre pronunciado con desesperación y preocupación, hicieron que una minúscula esperanza naciera en él. Y fue esa misma esperanza que lo hizo girar la cabeza en dirección al mayor, viéndolo por encima del hombro.

JinKi continuaba sorprendido de su propia reacción, respirando de prisa y sintiéndose vulnerable.

JunMyeon, que continuaba dentro, ahogó un suspiro, no estando del todo seguro de lo que ocurría, pero por la reacción de JinKi podía esperar cualquier cosa. Notaba el interés que aún tenía por su antigua pareja, y no lo culpaba, pero no sería comprensivo si lo invitaba a cenar con ellos. Buscaría la forma de sacarlo porque esa era su cena.

No obstante, sus esfuerzos no fueron necesarios. JinKi no invitó a JongHyun a pasar, no porque no quisiera, sino porque lo consideraba injusto con JunMyeon. De cualquier forma, ya había decidido que el escritor no formaría parte de su vida.

—¿Si? —indagó JongHyun, sin moverse.

JinKi dejó escapar aire, sintiéndose culpable por haberlo retenido un poco más.

—Ten cuidado.

JongHyun se sintió más vacío. Asintió y avanzó al ascensor con la frente en alto, a pesar de que su corazón se hallara roto, que su orgullo estuviera en el suelo. Avanzó al ascensor para huir de ahí porque no podía continuar con esa tortura.

JinKi lo vio irse, y cuando las puertas del ascensor se cerraron con el escritor dentro, regresó a la cocina a terminar la cena, siendo ignorante del alivio de JunMyeon.

 

 

***

 

 

JongHyun se había encerrado algunos días en su departamento. Después de lo que ocurrió con JinKi desistió de continuar buscándolo, entendiendo que el mayor ya no quería saber nada de él. Sin embargo, todavía quería hablarle sobre su salida con KiBum. No había tenido segundas intenciones con el diseñador, solo habían conversado como amigos. Lo atormentaba saber que no tenía oportunidad para explicárselo. Sabía que era incorrecto hacerlo por mensaje, y no se atrevía a llamarlo, temía que no le respondiera o que ni aceptara verse con él. Eran ese tipo de dudas, acompañadas del pensamiento que ya no hablaría más con JinKi, que lo mantenían despierto por la noche, y él aprovechaba y escribía.

La historia era de JinKi y él, con unos pocos detalles cambiados y unas cuantas anécdotas del pasado. No se creía capaz de contar todo lo que habían pasado desde su accidente, por respeto al mayor y porque no quería ser el villano, así que había decidido que sería una historia de unos pocos capítulos. Sin embargo, la historia había fluido de sus dedos, ampliándose a más capítulos de los esperados y llevaba dieciocho, con otros pocos más que faltaban para concluir el manuscrito. Unos días más y terminaría una historia que no creyó ser capaz de escribir.

El timbre sonó y eso lo sacó de sus pensamientos. Había estado organizando un poco su departamento, queriendo arreglar el desastre que era. Dejó caer el pilo de ropa sucia en el pasillo, la pateó un poco hacia él, y avanzó hacia la puerta. Sentía la esperanza de ver a JinKi del otro lado, dándole la oportunidad de explicar lo que realmente había pasado. Se decepcionó un poco a ver a TaeYeon en la puerta, y se notó cuando la saludó con poco entusiasmo.

—No te muestres muy feliz de verme, JongHyun, me abrumas con tu entusiasmo—comentó la mujer dejando la bolsa de tela en el suelo mientras se descalzaba. El hombre sonrió y la abrazó, escuchándola reír.

—Sí estoy feliz de verte.

TaeYeon se quedó quieta al ver el lugar. Estaba todo desordenado: vio la ropa en el pasillo y algunas prendas en el mueble; avanzó un poco, notando el polvo en el suelo, y vio las envolturas de dulces y comida rápida. Suspiró, estando casi segura de que la cocina estaría igual, o peor.

—¿Un huracán pasó por aquí? —-cuestionó mirando alrededor.

El menor carraspeó y desvió la mirada.

—No he limpiado en algunos días.

TaeYeon lo miró.

—¿Te has duchado al menos?

El menor lo miró horrorizado.

—¡Claro que sí! ¿Por quién me tomas?

La mujer se encogió de hombros, riendo divertida y avanzó hacia la cocina, hallando un lugar en la barra para poner su bolso.

Desde que lo había conocido, y supo de su profesión, sabía que JongHyun solía tener sus arranques de inspiración. JinKi solía contarle sobre ellos, diciendo que el rubio a veces ni comía de lo concentrado que se hallaba y que le tocaba cuidarlo. Sin embargo, siempre trataba de mantener todo en orden y limpio, porque no le gustaban las cosas fuera de lugar. Podía no comer, pero debía ordenar sí o sí. Y el desastre que TaeYeon estaba viendo frente a sus ojos era otra señal que el escritor no se hallaba bien. Ya sabía que JinKi salía con alguien más, pero no creía que fuera en serio sino una especie de advertencia para JongHyun. Decidió no preguntar, al menos no por el momento.

—Sé que cuándo te encierras a escribir no comes ni duermes bien, así que te traje comida sana—explicó, sacando potes de comida. JongHyun no se quejó, y se puso a ordenar un poco, sacando algo de jugo y unos vasos.

Despejó la barra y se sentaron a comer, charlando un poco de todo y nada a la vez. Sin embargo, cuando ya estaban terminando de comer, la mujer hizo la pregunta que Jong esperaba que no hiciera.

—¿Todo bien?

No, nada lo estaba. JinKi se había alejado de él, él estaba siendo un desastre, y lo único que quería era quedarse en cama todo el día, dejar que su frustración y enojo salieran de él junto con las lágrimas que no paraba de derramar por las noches antes de dormir y en las mañanas al despertar. Nada estaba bien, y dudaba que fueran a estar de nuevo.

Mordió su lengua y asintió, sin mirarla.

—¿Qué ha pasado con JinKi?

El escritor se encogió de hombros.

—Me alejé un poco de él —respondió llevando arroz a su boca.

—¿Por qué?

—Para escribir.

—¿Esa es la verdadera razón?

El hombre dejó de hacer lo que hacía para ver a su amiga. Ella lo conocía, a veces mejor de lo que él mismo lo hacía, y sabía que no valía la pena mentirle. Suspiró y se apoyó en el taburete, jugando con los palillos.

—Me pidió que me alejara —replicó en voz baja, concentrado en los objetos en sus manos—, y eso estoy haciendo.

—¿Te lo dijo así, textualmente? —JongHyun negó con la cabeza. TaeYeon suspiró—. Pensé que te gustaba.

El escritor rió amargo y negó varias veces con la cabeza. ¿Gustar? La palabra quedaba muy corta para todas las cosas que JongHyun sentía por JinKi: cómo su piel de erizaba con apenas el roce de sus manos, cómo su corazón golpeaba contra sus costillas cuando lo besaba, como su voz era lo que necesitaba para calmarse, como su sonrisa lo animaba por completo, como unas palabras de aliento por su parte podían hacerlo sentir cálido. Le dolía saber que ya no tendría nada de eso, que todo se había acabado, y que era él el único responsable por ello.

Si hubiera querido a JinKi desde el principio, si no hubiera sido terco al creer que amaba a KiBum, nada de eso hubiese pasado y ambos estarían felices, acurrucados en la cama disfrutando de la lluvia chocar contra la ventana.

Ya no tendría nada de eso, justo cuando sabía que lo que sentía por JinKi era más que un simple gusto.

—Hace poco me di cuenta que estoy enamorado de él. —-Rió amargo, dejando de lado los palillos y pasando las manos por su rostro—. Y él se fue porque yo soy un tonto. Lo que más me frustra es que no tengo la menor idea de cómo recuperarlo, aunque ya no creo poder hacerlo. Él está saliendo con JunMyeon, y va a olvidarme y sé que lo hará.

TaeYeon no dijo nada porque no sabía qué decir. Podía notar la sinceridad en las palabras del menor, y por su semblante triste que en verdad estaba dolido.

—¿Cómo supiste que lo amabas? — cuestionó con cautela.

JongHyun la miró.

—Cuando supe que él y JunMyeon son cercanos. —El escritor arrugó el ceño—. Llevan saliendo poco tiempo como para ser cercanos, ¿acaso salían antes? —murmuró para sí mismo.

La mujer lo miró, buscando palabras de consuelo, pero realmente no hallaba ninguna. Nunca lo había visto así de decaído. No quería pensar que era el karma, porque semanas atrás había sido JinKi quién tenía ese semblante. Suspiró.

—¿Qué harás ahora?

JongHyun se encogió de hombros.

—Lo dejaré tranquilo. —Se puso de pie, tomando los utensilios que había usado y llevándolos al fregadero—. Ya no puedo seguir lastimándolo más. Y si él... —Hizo una pausa, respirando profundo porque las ganas de llorar eran más fuertes y la voz se le había quebrado—. Y si él es feliz con JunMyeon, entonces... —La voz se le quebró de nuevo y apretó el filo de la mesada, mirando hacia los trastes sucios, respirando—. Entonces yo también lo seré.

TaeYeon, que se había dado la vuelta cuando le hizo la pregunta, vio su lucha por contener las lágrimas, pero no ganó. Se acercó a él y lo abrazó, acariciando su cabello, siendo ese el único consuelo que podía ofrecerle.


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