Capítulo III
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Por otro lado Kanon miraba el piso con tristeza aún sentado frente al piano, nunca creyó tener que vivir casado por conveniencia, había escuchado de esos casos sabiendo también que los involucrados no eran nada felices, él había agradecido que sus padres no fueran como los de esos desafortunados, mas ahora se daba cuenta que su destino no sería diferente al de esos conocidos.
—Kanon, hijo es lo mejor ustedes tienen mucha inteligencia, cualquier hombre podría llegar a amarlos —la dama trataba de dar animo pero el joven respondió con tristeza.
—¿De qué valdría que me amen si yo no puedo amar a ese hombre?
—No pienses así, Saga te llenó la cabeza de sus fantasías, hoy en día el amor no te da de comer mi niño, necesitas tener un buen lugar asegurado si quieres hacer algo en esta vida.
—Tu madre tiene razón hijo, mientras tengas dinero, no necesitarás de nada más.
Kanon exhaló resignado, Paradox lo abrazó con cariño, y Aspros colocó su mano derecha sobre su hombro izquierdo. No valía la pena tratar de alegar, él era simplemente un hijo y como tal debía hacer lo que sus padres le dijeran.
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Un gallardo y apuesto joven hombre de 27 años llegaba a su mansión después de cerrar con éxito un par de negocios los cuales le dejarían cuantiosas ganancias. La servidumbre lo recibió tomando el fino saco de tela gris, y siendo abordado prontamente por una de las empleadas quien traía la correspondencia destinada a él.
—Éstas son las misivas que han llegado ayer y hoy joven —la chica tenía una bandeja de planta pequeña donde descansaban alrededor de diez sobres sellados.
—Te lo agradezco Shaina —el joven de temple serio tomó las cartas de la bandeja y se dispuso a ir a su estudio en el segundo piso de aquella magnifica construcción.
Una vez llegó a su destino, tomó asiento en su silla alta dispuesto a revisar el contenido de aquellas misivas. Miró una por una hasta que en la sexta vio el sello de la familia Escorpio, sonrió y efectivamente el nombre de Kardia Escorpio estaba en la parte inferior derecha de atrás del sobre, el hombre tomó un abrecartas de una gaveta cercana y se dispuso a abrir el sobre para poder leer lo que su amigo le escribía.
Conforme leía, el hombre se interesaba más en cada palabra que estaba plasmada en tinta. Finalmente una sonrisa leve y una ceja alzada junto con una mirada de sorpresa se posó en sus masculinas y atrayentes facciones.
—Así que Aspros Géminis necesita un buen comprador para uno de sus hermosos hijos… —rió con altivez— Nadie va a querer desposar al hijo de una familia en ruina, pero yo tengo dinero hasta para regalar. Bien puedo darme el lujo de adueñarme de uno de esos príncipes, he escuchado que son poseedores de una gran belleza e inteligencia pues veamos que tan ciertos son esos rumores.
Con el rostro cargado de determinación buscó una página en blanco y el tintero, respondería a su amigo y expondría el interés de querer conocer a los gemelos, incluso avisaría a Kardia que llegaría a visitarle dentro de tres días y en esa reunión, aprovecharía a darle una buena oferta a Aspros Géminis para desposar a uno de sus hijos.
—Ya es hora de sentar cabeza, y que mejor que hacerlo con un joven bello y virgen —sonrió con seducción, prepararía todo para salir al día siguiente, ya ansiaba ver a aquel que podría ser su futuro esposo.
Enviaría la carta esa mismo día, con suerte llegaría al día siguiente en horas de la media tarde. El hombre estaba impaciente y emocionado.
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Algo similar había ocurrido con el señor de unas tierras bastantes cercanas, Hades Inferno, un hombre de gran poder y reconocido entre los más influyentes y adinerado negociantes, era uno de los conocidos de Kardia por lo que éste también le había escrito con la esperanza de que a alguno de sus tres hijos pudiera interesarle desposar a uno de los hijos gemelos de Aspros Géminis.
La carta había llegado el día anterior por horas de la mañana dado que la cercanía de lugares era corta. Al inició ni siquiera consideró la idea pero luego de una pelea con su hijo mayor esa misma noche, decidió que la desobediencia del joven tendría que ser castigada pues él siendo un hombre de fuerte carácter no iba a permitir que ninguno de sus hijos se le saliera de las manos.
Radamanthys, el hijo mayor de Hades estaba encaprichado con un joven de la vida galante al que se le conocía como Afrodita en ese bajo mundo, por lo que al confrontar al joven, éste advirtió que iba a sacar a Afrodita de esa vida y se iba a casar con él. Cosa que obviamente a Hades no le hizo ni la más mínima pizca de gracia, y por lo que ahora volviendo a leer aquella carta enviada por Kardia, tomaba una decisión que aunque no fuera lo que él quisiera para uno de sus hijos, prefería que fuera con alguien inteligente a un simple vividor con quien Radamanthys contrajera nupcias.
Bien sabía Hades que los Géminis ya no eran la poderosa familia de antaño, pero había escuchado muchas cosas buenas de los jóvenes hermanos, y por esto sin duda pediría a Kardia el contacto con Aspros para llegar a un acuerdo para que su hijo mayor y uno de los gemelos se unieran en matrimonio. Eso le enseñaría al rubio a no retarlo y a no olvidar que era dueño de él y sus dos hermanos.
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Habían pasado al rededor de dos días en los que las cartas se habían movido con mucha más rapidez de lo que había esperado. Kardia recién llegaba a la casa de Aspros con dos sobres dentro de las bolsas de su saco. Tocó la puerta un par de veces hasta que al fin fue recibido por Kanon, el joven saludó a la visita con respeto y cordialidad, algo que lo caracterizaba a él y a Saga.
—Por favor, pase adelante y tome asiento, iré a avisar a mi padre que ha venido a verle. ¿Desea algo de tomar? —cuestionó con calma Kanon antes de ir por Aspros.
Kardia ya sentado en uno de los sofás de la sala, le sonrió al menor y negó con amabilidad.
—Muchas gracias pero tendré que declinar, mi estimado muchacho.
—Está bien, con su permiso iré a buscar a papá
Sin más Kanon se dio la vuelta y se fue rumbo al despacho de su progenitor para hacerlo sabedor de la presencia del visitante.
A los pocos minutos Aspros llegó a la sala, Kanon por otro lado se retiró a su habitación para dejar a los mayores con sus asuntos.
—¡Amigo, que bueno verte! —exclamó el dueño de casa acercándose al otro.
Kardia se puso de pie para poder abrazar a Aspros.
—Vaya, me alegra que sea así, he venido con noticias amigo.
—¿Noticias?
—Si, la misma tarde en que llegaste a mi casa me puse en movimiento escribiéndole a mis allegados explicando el caso de tus hijos. Créeme Aspros que por la situación pensé que iba a costar más trabajo pero vaya que me equivoqué. Recibí respuesta de dos de los empresarios más reconocidos en el negocio de la producción y exportación de vinos en toda Europa.
Los ojos de Aspros se abrieron de par en par al escuchar lo que decía el otro hombre. Kardia por su lado, sacaba de los bolsillos internos de su saco las dos cartas cada una con los sellos de los hombres de poder que habían respondido. Puso ambos sobres frente a Aspros, él sólo pudo hacer a su amigo una solicitud.
—Kardia, acompañame al despacho para que podamos hablar mejor.
—Como gustes.
Los dos se dirigieron al despacho de Géminis, cerrando la puerta pudieron retomar su plática.
—Dime, ¿quienes son esos hombres que se han interesado en mis hijos?
—Velo tu mismo, amigo
Kardia cedió los sobres a Aspros, aquel comenzó entonces a sacar las misivas una primero, la otra después. La primera en ser leída había sido la de Hades Inferno, Aspros ubicó el nombre casi de inmediato. No podía creerlo, el magnate le pedía reunirse para poder conocer a sus hijos pues deseaba elegir a uno de ellos para que su hijo mayor contrajera matrimonio. Ambos sabían quien era ese joven ya que en los negocios era frío, calculador y un excelente comerciante, había hecho muchos acuerdos y demás tanto que actualmente estaba trabajando en su propio negocio en producción y exportación de whisky, mismo que ya era conocido y considerado uno de los mejores en años, sobresaliendo de la competencia en el mismo rubro.
—¡Por Zeus, Kardia no puedo creerlo! Uno de mis muchachos podría ser esposo de Radamanthys Inferno...
—¿Qué vas a responderle? Ahí te deja lo necesario para que tú mismo le confirmes esa reunión.
—Definitivamente voy a responderle que acepto la reunión. Escribiré la respuesta esta misma noche y la enviaré mañana a primera hora —dijo con entusiasmo, seguidamente tomó el otro sobre dispuesto a leer, pero desconocía el sello ahora roto, aún así sacó el papel.
—Esta carta fue la que más me sorprendió —admitió Kardia, realmente nunca se esperó que su amigo se viera interesado en ese asunto, después de todo conocía bien a ese hombre y sabía que era exigente con sus parejas, además de que no era muy dado a demostrar importancia a cualquier persona.
—Tengo la impresión de haber escuchado este apellido en algún lado —Aspros opinó leyendo cuidadosamente.
—Este hombre es muy poderoso Aspros, es todo lo que te puedo decir, su negocio es la fabricación y exportación de vinos de la más alta calidad por toda Europa, así como Hades. Pero ahora está tratando de conquistar el mercado americano.
—No lo creo —se sorprendió—, aquí dice que vendrá dentro de tres días.
—Tres días desde la fecha en la que escribió esta carta, han pasado dos días ya de eso, la correspondencia me llegó ayer por la tarde, es decir que este amigo llegará mañana a mi casa.
—¿¡Mañana!? Pero si recién me doy cuenta de que le interesa uno de mis hijos —se alarmó.
—Tranquilo amigo, lo más seguro es que llegará a horas del medio día o a mitad de tarde, en todo caso, tú dime si prefieres que lo traiga aquí, o llevas a los chicos a la casa.
Aspros pareció pensarlo hasta que decidió.
—Como verás, aquí no tengo la condiciones adecuada para poder recibir a alguien de tal naturaleza. Será mejor que lleguemos a tu casa para presentar a Kanon y Saga a este hombre, si te parece bien… —dijo apenado.
—Me parece perfecto entonces, dispondré todo para que esté listo el recibimiento, mandaré a un cochero por ustedes.
—Gracias amigo, me has ayudado de una manera que no te haces una idea —agradeció con sinceridad.
—Tú y tu familia hicieron mucho por mi y los míos cuando lo necesitamos, esto es poco para todo lo que los Géminis nos ayudaron, no hay nada que agradecer —sonrió—. Por ahora ya cumplí con mi misión, debo dejarte mi amigo, pero no olvides responderle a Hades. Nos vemos mañana.
—Claro, déjame acompañarte a la puerta.
Los hombres se despidieron, Kardia se marchó a cumplir con sus asuntos mientras que Aspros meditaba en como le iba a explicar a sus hijos que en los siguientes días tendrían que presentarse ante sus posibles esposos.