Clase de matemáticas, tenía muy malas notas y que la profesora le dijera que consiga un tutor, del grupo avanzado fue como un golpe en el estómago. Lo peor era que el plazo se venció y si eso sucedía, la propia profesora traería bajo su ala, uno de esos chicos. Era un viernes en la mañana, antes de que empezaran las clases de ciencia naturales.
Detrás de ella, estaba Arthur. La sangre se le congeló en las venas y sintió el pavor más grande.
--Joven, tanta es mi preocupación sobre su caso que aquí está Arthur, su nuevo tutor.
--Prefiero a otra persona—dijo con la voz temblorosa.
--Tuviste dos semanas para mejorar en la lección, empeoraste tu desempeño académico muchacho. ¿Quieres quedarte de año?
Estaba arreglando sus libros dentro de la maleta, para ver cuales sacar y cuales dejar adentro. Era eso, o soportar la mirada de Arthur perforándole el rostro.
--Maestra, por favor. Quiero a otra persona.
La maestra hizo poco caso a su suplica, Arthur aprovechó y se sentó en la silla de a lado. Usaba lentes, que al instante se los quitó. La mayoría de la escuela sabía quien era el chico más popular, a él no le importaba y desde hace un buen tiempo ya le cansaba no dejar de pensar acerca de los posibles motivos por los cuales, Lucas estaba enamorado del idiota que para su desgracia sería su tutor.
Él tenía cara de querer reírse.
--Fuiste muy insistente con que no tuviera nada que ver contigo.
--No me di cuenta. ¿Tan obvio fui? —preguntó con el mayor enojo posible.
Arthur era más grande y fuerte. Si este quisiera, podía estamparlo contra el suelo y romperle los dientes por tal falta de respeto. En su anterior escuela, estuvo en muchos problemas por culpa de su temperamento y no saber cuando mantener la boca cerrada. Mantuvo la mirada en Arthur, no le tenía miedo, le sorprendió verse evaluado por los ojos verde azulado del chico popular.
--Dime, bonito imbécil. ¿Te hice algo para que me detestaras tanto?
Lo dijo con esos gestos típicos de personas que saben son más importantes que el montón. Derek proceso estar a centímetros de su némesis y lo peor era que este no tenía ni la más remota idea de cuanto lo detestaba, agregando los motivos.
--Esto es una perdida de tiempo. –murmuró sin querer que este refutara.
--No, no lo es—la voz de Arthur se alzó, convirtiéndose diferente a la usual que era iniciadora de conversaciones y bromas—Ahorita mismo vamos aclarar esto.
--¿Qué? ¿Solo por como lo dices, piensas que te haré caso? Bájate de esa nube, pseudo profesor.
Sentía el rostro caliente. La mente se le puso en blanco, ese chico seguía viéndolo buscando sus respuestas, las que necesitaba.
--Voy a sacarte de tu mal desempeño, tonto hermoso.
Ok, era Arthur el idiota. El que siempre se reía con sus amigos del grupito, el perfecto en deportes y el repartidor de besos a las chicas más geniales del colegio. No parecía capaz de saber más de lo necesario, y de repente la perspectiva sobre lo conocido de Arthur, se desmoronó un poco. El matemático le explicó las cosas que podía buscar en el internet, para darse la idea y así no estar tan perdido en la pseudo clase. Derek escuchó eso, con algo de atención.