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What no one tells you about love por Elisse

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Notas del capitulo:

Hola hola chicos, ha pasado un tiempo ¿verdad? bueno, les traigo unos cuantos avisos, pero antes que nada quiero agradecerle a todas las personas que siguen la historia, a las que comentan y me animan a seguir, a todas aquellas personas que me dan esta oportunidad.

Retomando lo de los avisos, se que a veces pasa mucho tiempo entre una actualizacion y otra, pero es debido al trabajo y a la escuela, no es excusa, pero quiero que sepan que trabajo en los capitulos en mi tiempo libre.

Primero, el capitulo 17 fue el cierre de temporada ¿que les parecio? ¿que les parece la historia hasta ahora? creo que no es la tipica historia de amor jaja...

Segundo, los siguientes capitulos serán dedicados a los personajes, en los cuales contaré la historia de cada uno, será un breve resumen, pero creo que nos ayudara a entrar en contexto. De modo que será un capitulo por cada personaje de mayor relevancia en la historia, empezando por la querida Alisson Sellers. ¿que les parece?

Y ya por ultimo, para no hacer mas largo esto....espero que lo disfruten, de verdad disfruto mucho escribiendo esto, se vienen muchas cosas para la segunda temporada jaja ya me estoy emocionando, estaré un poco atareada al trabajar en dos capitulos a la vez, pero la verdad es que disfruto mucho haciendo esto. 

bueno, nos leemos en el proximo capitulo! que lo disfruten, no se olviden de dejar sus comentarios; los leo con mucho gusto y emoción. Y de compartir. 

Adeus~

Yo soy…Alisson Sellers.

Mansión Sellers; 12 años atrás.

–señorita. –me dice una de las amas de llaves. –su padre está aquí, quiere verla.

–Gracias, Amelia. Iré enseguida. –cierro el libro que sostenía en mis manos y lo dejo sobre la mesita de noche. Camino hacia el espejo y suelto un largo suspiro al ver mi reflejo. Arreglo un poco mi cabello enmarañado, mis dedos se topan con una cadena que cuelga de mi cuello y descansa sobre mi pecho. Juego con ella entre mis dedos y bajo hasta llegar al dije de corazón que sostiene la cadena, lo aprieto con fuerza mordiéndome el labio.

–¿Señorita? ¿Se siente bien? –la mujer se acerca y se para detrás de mí; observa mi reflejo con una expresión de preocupación.

–¿mm? Si…–respondo de manera casi inaudible. Como si quisiera decírmelo a mí misma.

–su padre, la espera en su despacho.

–claro…es verdad. –suspiro nuevamente e intento dedicarle una sonrisa a la mujer que me acompaña antes de salir de mi habitación.

Camino hacia las escaleras, reparando en los cuadros cubiertos que están colgados a lo largo de la pared. Aquellos cuadros que plasmaban la imagen de mi madre. En verdad se había ido. No era una pesadilla de la que fuera a despertar en cualquier momento. Aprieto mis puños y continuo mi camino escaleras abajo. Cruzo el gran salón y me dirijo hacia el despacho de mi padre. Me detengo justo frente a la gran puerta de caoba y sostengo la perilla. Con el cuerpo tenso la giro despacio y entro con pasos lentos.

–¿me llamaste? –cierro la puerta detrás de mí.

–sí, siéntate. –me ordena.

–creí que regresarías hasta la próxima semana. –suelto mientras tomo asiento frente al gran escritorio de mi padre.

–El negocio no era tan atractivo. –giró la gran silla para quedar frente a mí. –odio que me hagan perder mi tiempo. –clava sus ojos en mi unos segundos. –supongo que no todo salió mal después de todo. Regrese porque había algo que necesitaba decirte.

–ya veo… ¿de qué se trata? –trago saliva, esperando que mi padre no note la tensión en mi cuerpo.

–Juli, puedes entrar ahora. –alzó la mirada hacia la puerta por la que había entrado yo unos minutos atrás. Giré sobre mi lugar para encontrarme con una nueva silueta, era una mujer, parecía unos años menor que mi padre; su cabello castaño descansaba sobre sus hombros, lucía un vestido rojo que dejaba poco a la imaginación, resaltaba su silueta a la perfección, era delgada y de piel blanca. Me miro con unos ojos color miel mientras me dedicaba una pequeña sonrisa. Dio un par de pasos hacia nosotros. –Alisson, ella es Juli, la conocí durante mi viaje.

–mucho gusto, Alisson, eres mucho más linda de lo que había imaginado. –extendió una mano frente a mí.

–¿Qué…es todo esto? –sentí una punzada en el pecho, me giré hacia mi padre ignorando completamente a aquella mujer.

–Ella vivirá con nosotros a partir de ahora.

–¿…que? ¿Qué has dicho? –sentí como si me hubieran echado encima un valde de agua fría.

–Lo que has escuchado. Espero que te comportes.

–estas bromeando ¿verdad? –alcé la voz al mismo tiempo que me levantaba de mi asiento. –¿para que la has traído?

–lo que haga o no, no es de tu incumbencia. Esta es mi casa ¿recuerdas? ¿Qué edad tienes? ¿5 años? No, tienes 16; y espero que te comportes como tal. Ella vivirá en esta casa de ahora en adelante, y no estoy pidiendo tu autorización. Pero que tontería. –soltó un suspiro y se recargó sobre el respaldo de su silla. –creí que ya había quedado claro, tu solo debes cerrar la boca y hacer todo lo que te diga. No tienes derecho de cuestionarme nada. Si te ha quedado claro, regresa a tu habitación y alístate, quiero que hagas una entrega. Juli y yo saldremos a cenar.

Guardé silencio, no respondí, no pude, me mordía la lengua tan fuerte como podía para ahogar las lágrimas que amenazaban con salir.

–dije… ¿QUEDO CLARO…? –alzó la voz al mismo tiempo que golpeó el escritorio con su puño, el ruido fue tan fuerte, lo suficiente para hacerme saltar a mí y a esta tal Juli.

–si…padre…–el estómago se me revolvió.

–bien, Connor vendrá a recogerte.

–…entiendo. –me levanté y caminé hacia la puerta, pasé al lado de Juli, que no se había movido ni un centímetro de su lugar. Mantenía la cabeza agachada y la mirada clavada en el suelo.

–no lo arruines ¿quieres?  –me dijo mi padre antes de salir, a juzgar por su tono de voz, no supe si se trataba de un consejo…una advertencia o una amenaza.

–…no lo hare padre…me voy entonces. –crucé el umbral de la puerta y me alejé tan rápido como pude.

Las lágrimas no tardaron en brotar de mis ojos, apreté el paso hasta llegar a mi habitación, cerré la puerta detrás de mí y me eché a llorar. Mi cuerpo se deslizó por la puerta hasta llegar al suelo, me abrace a mis piernas para intentar ahogar mis sollozos.

¿Cómo se había atrevido? La muerte de mi madre había sido apenas un año, y él, había traído a otra mujer a casa. ¿Cómo había podido?

–¿Por qué…? –apreté con fuerza el dije que colgaba de mi cuello.

Para cuando logré calmarme, sequé las lágrimas de mis mejillas, me enjuagué con agua fría en el baño y me quité el uniforme, constaba solo de una falda a cuadros que apenas me llegaba a las rodillas y una camisa blanca.

–“estudiante” de preparatoria de día…y un fraude de noche…. –dije para mí misma mientras sustituía el uniforme por unos pantalones de color negro y unas botas del mismo color. Una blusa de color gris y una chaqueta. Me miré al espejo.

–mamá…se lo mucho que odiabas que hiciera estas cosas…pero no tengo otra opción…si la tuviera…si tuviera a donde ir…me iría realmente lejos de este lugar…pero él…

–¿quieres darte prisa? –Connor, uno de los hombres que trabajaban para mi padre, entró a mi habitación. –vamos retrasados por tu culpa. –se recargó contra el marco de la puerta y me miró de pies a cabeza con una sonrisa.

–¿no te enseñaron a tocar la puerta? –lo miré de reojo a través del reflejo de mi espejo.

–he oído de los otros…–continuó ignorando por completo mi molestia por haber entrado a mi habitación. –que te envían ahí para que te acuestes con los clientes de tu padre, pero ¿sabes? Esta vez solo tienes que entregar un paquete y sonreír. –se relamió los labios.

–¿Por qué? ¿tan ansioso estabas de entregarles tu culo? –respondí de regreso con frialdad. –si tanto lo deseas no me molestaría dejarte allí con ellos después de haber terminado mi trabajo.

–maldita p…

–¿tienes algo más que decir? Tu solo eres el maldito chofer ¿recuerdas? –pasé a su lado dirigiéndome a las escaleras. –¿Qué esperas? ¿no querrás decirle a mi padre que no encontramos a su cliente porque nos retrasamos por tu culpa verdad?

–tch…esto no va a quedarse así. No me importa que seas su hija, yo…

–¿tú qué? –lo interrumpí deteniéndome al pie de las escaleras. –¿crees que vales más que yo? ¿crees que no eres igual de desechable que yo, o que todos los que trabajan para él? He visto, lo que les pasa a aquellos que pierden valor para mi padre, cosas que ni siquiera serias capaz de recrear en tus peores pesadillas. –di un paso hacia él. Claramente era más alto que yo. –han sido hombres que trabajaron durante años para él, y he visto lo que les hace. Porque mi padre me ha obligado a presenciarlo. Y tú…que llevas un par de meses aquí… ¿crees que vales más que yo? No te engañes Connor. Estaremos en el mismo barco, pero tú, solo eres un maldito chofer. ¿te has parado a pensar porque había una bacante? –lo vi apartar la mirada. Tragó saliva y dio un par de pasos hacia atrás para alejarse de mí.

–lo siento…no volverá a ocurrir. –su cuerpo se tensó.

–vámonos, quiero terminar con esto pronto.

 

El camino me pareció eterno, me limité a mirar por la ventana, realmente no había mucho, íbamos sobre la carretera, hacia una hora que habíamos pasado la última casa…o edificio, solo había metros y metros de asfalto frente a mí. El calor de la tarde hizo que nuestras frentes se cubrieran con una fina capa de sudor. Bajé la ventanilla para sentir la brisa. Miré de reojo a Connor, desde que salimos de la casa de mi padre no había dicho una sola palabra. Aunque realmente apreciaba este silencio, había ocasiones en las que era necesario entablar una conversación.

–¿y bien? –recargué mi espalda contra el respaldo de mi asiento. El me miró confundido. –¿Qué te dijo mi padre? –solté un suspiro. –Tuvo que haberte dado algunos detalles. ¿no?

–¿detalles…? –repitió.

–¿el nombre de su cliente? –rodé los ojos.

 –mm…su nombre es… –rebuscó en sus bolsillos mientras trataba de controlar la dirección de la camioneta con una mano. Sacó un pedazo de papel y lo desdobló. –su nombre es Axel…y es todo lo que me dijeron. –bufó.

–¿Qué? ¿solo eso? En serio…como espera que…–suspiré. –olvídalo, ¿falta mucho?

–no, de hecho, ya casi llegamos. –tomó un desvió de la carretera y condujo sobre terracería, el terreno era desigual, así que nos tambaleábamos, a lo lejos vislumbre una especie de bodega. Había un par de autos estacionados fuera.

–genial, no está solo, y yo vengo solo contigo.

–¿no es suficiente? –redujo la velocidad de la camioneta.

–si las cosas se pusieran feas, no, no sería suficiente.

–tranquila, tu trabajo solo es entregar esto –se estacionó a una distancia prudente de aquella bodega y buscó en el asiento trasero hasta dar con un maletín de color negro; me lo entregó. –y el mío es conducir y asegurarme de que regreses a tu casa. –esto último lo dijo mientras sacaba un arma de debajo de su asiento y la cargaba con un cartucho nuevo. –¿lista? –ocultó el arma entre la cintura de sus pantalones y su camisa.

Realmente no estaba esperando una respuesta de mi parte, bajó del auto y se acercó a un par de hombres que esperaban por nosotros, intercambió un par de palabras con ellos mientras yo lo observaba en silencio desde la camioneta.

 

¿Cómo había llegado aquí? Hace apenas unos años, tenía una vida “normal” como cualquier otra chica de preparatoria. Tan normal como lo habría sido la vida de cualquier chica que tuviera unos padres millonarios. Una madre que dedicó la mayor parte de su vida a algo que amaba, que la apasionaba, “la danza” una mujer hermosa, cariñosa y llena de vida, una mujer que con solo sonreír lograba llenar de vida aquella mansión fría en la que vivíamos, mujer que me disuadía para escabullirnos y asistir a eventos de baile, cuyos ojos brillaban más que las estrellas cuando me contaba sobre los concursos que había ganado, mujer….que hizo todo eso de lado para estar conmigo, para criarme, para enseñarme acerca de la vida…quien no le importó dejar de lado lo que más le apasionaba para estar conmigo, cuyo corazón se le había partido al enterarse de los planes que mi padre tenía para mí y que no había podido evitarlo, cuya vida…le había sido arrebatada hace un año.

Por otro lado, estaba mi padre, el gran hombre de negocios, frio y calculador, que no permitía ni un solo error, hombre al que solo le importaba su dinero. Quien no se había molestado en pasar más de 15 minutos conmigo, quien no se había detenido a preguntar por la escuela, o las cosas que quería hacer en un futuro, hombre…para el que ahora “trabajaba” haciendo entregas, quien se encargaba de mantener a raya a algunos de sus empleados cuando él simplemente decidía que esa gente no merecía ni su tiempo, acompañándolo de vez en cuando a algún lugar para demostrar “lo unida” que seguía mi familia después de perder a mi madre, con el fin de cerrar algún trato. Sin duda es complicado tratar de adivinar lo que esperaba de mí, pero eso era más reconfortante, saber que le era de utilidad. Por el momento.

 

Vi a Connor hacerme señas para que me acercara a ellos; tomé el maletín y bajé de la camioneta. Respiré hondo y con pasos firmes me acerqué hasta ellos. Connor permaneció detrás de mi mientras nos llevaban dentro de aquella bodega, nos llevaron a una especie de sección, en la que apenas había iluminación, una gran mesa al centro y un par de asientos.

Dentro había al menos 10 hombres, contando a los dos que nos escoltaron dentro. Permanecían cerca de la mesa, un hombre de tes morena se puse de pie, sonriendo. Supuse que se trataba del tal Axel, el cliente de mi padre. Rodeo la mesa y se plantó frente a mí, extendió su mano frente a mí y estrechó la mía.

–señorita Alisson, debo admitir que a pesar de creer que su padre seria quien nos acompañara hoy, su presencia es igual de grata. Es un honor tenerla aquí con nosotros. –sonrió ampliamente.

–me disculpo, mi padre tuvo…que atender un asunto que surgió de última hora. –intenté corresponder su falsa sonrisa, con una mía, igual de falsa.

–es una pena, pero por favor, tomen asiento. –señaló un par de asientos libres, me senté frente al sito que Axel había ocupado. Connor permaneció de pie, justo detrás de mí –veo que trajiste algo para mí. –señalo el maletín.

–así es, mi padre me pidió que le entregara esto. –puse el maletín sobre la mesa, y lo deslicé hasta él.

–muy bien, esta es mi parte. –chasqueó los dedos y uno de sus hombres puso frente a mí un maletín del mismo color.

–bien…supongo que es momento de irnos –le indiqué a Connor que tomara el objeto que me acababan de entregar y me puse de pie.

–¿pero porque la prisa? ¿tu padre no te enseñó que no todo en la vida son negocios? –se relamió los labios y me miró de pies a cabeza. –he escuchado rumores –rodeó la mesa y se puso frente a mí. Acarició mi mejilla con su mano, el olor a tabaco que desprendía de él me hizo arrugar la nariz.

–bueno señor, le aseguro que he aprendido muchas cosas, y no fiarme de los “rumores” es una de ellas. –aparté su mano y di un par de pasos lejos de él. Lo escuché tragar saliva.

–¿sabes? Como clientes de tu padre, recibimos un ultimátum de no tocar a su hijita, cuyo cuerpo…sin duda despertaría el deseo de cualquier persona…–tomó un mechón de mi cabello y aspiró el aroma. –pero…creo que él podría hacer una excepción siempre y cuando, pueda ofrecerle a tu padre algo de mayor valor ¿no crees?

–no sé de qué está hablando…–aparté la mirada, su rostro permanecía muy de cerca mío.

–bueno, ya que tu padre solo se entiende con los números…que tal si le doy una cantidad de dinero que no podrá rechazar… por el cuerpo de su hija. –tomó mi mano con la suya y la acarició. El estómago se me revolvió. Mi cuerpo tembló y justo antes de que mis lagrimas bajaran por mis mejillas el hombre retrocedió.

–señor Axel, no debería actuar de manera tan imprudente. –Connor se colocó frente mí, su cuerpo fornido y su altura, superaban por mucho la de aquel hombre. –estoy seguro de que…al igual que todos nosotros, no quiere hacer enojar al señor Sellers. Sería algo realmente estúpido de su parte arruinar su negocio por un capricho ¿no es así? Le sugeriría que se limite a solo cumplir con su parte del trato, ahora si nos disculpan, debemos irnos. –abrió la puerta detrás de nosotros y esperó a que yo saliera. –que tengan una excelente noche.

Caminamos por el mismo pasillo por el que habíamos llegado, solo que esta vez estaba mucho más desolado. Al salir la brisa me pegó de lleno en la cara, un escalofrió me recorrió el cuerpo. Caminé en silencio hasta la camioneta y subí.

–¿estás bien? –me preguntó mientras encendía la camioneta.

–no es de tu incumbencia…–solté con desprecio mientras me abrazaba a mí misma.

–si…hubiese intentado algo más, le habría partido la cara sin dudarlo. –puso en marcha la camioneta y condujo de regreso por el mismo camino.

–no hace falta…es tal como él dijo, si le ofrecieran a mí padre una cantidad tan llamativa como para no rechazarla, el me vendería sin dudarlo. –el guardó silencio. Miré por la ventana, el cielo perdía iluminación dándole paso a la noche. Para esta hora mi padre y Juli deberían estar en su estúpida cena. Que tontería pensar en eso ahora.

–¿Por qué dejas que te use así? –soltó sin dejar de mirar el camino.

–¿Por qué estas tu aquí?

–mi madre está enferma, el dinero que me da tu padre…lo uso para cubrir los gastos médicos. –lo miré incrédula, no por su historia, sino por la facilidad con la que me había contado sus razones para estar ahí. –pero tú…eres solo una adolescente, no sé tú…pero para tu edad, deberías estar preocupándote por elegir una universidad…o por aprender a fumar a escondidas…no sé. –guardó silencio por un momento. –aunque supongo que podrías comprarte un lugar en la mejor universidad.

–¿Por qué me molestaría con algo así? Soy solo un objeto más para mi padre. ¿realmente crees que tengo un futuro? ¿Qué mi vida es “mía”? no…no lo es. Solo soy una estudiante de preparatoria. Una mensajera…un objeto.

–lo eres porque quieres…porque se lo permites. Si tu quisieras…

–¿si yo quisiera? ¿no crees que quiero irme lejos de aquí? ¿lejos de él? ¿crees que me gusta hacer esto? Es…realmente estúpido que intentes darme una lección, a sabiendas de que hace apenas una hora, me trataste como si fuera una puta. –escupí estas últimas palabras.

–bien…–resopló. –me disculpo por eso, me deje llevar por lo que escuche de los demás…es verdad que estamos en el mismo barco, y que soy solo un simple chofer, no tenía que haberte tratado de esa forma. –volteé a verlo. –creí que…eras una chica fría y sin sentimientos, calculadora al igual que tu padre. –prosiguió. –pero verte allí…parada frente a ese hombre…temblando…mira, no me hagas caso si no quieres…pero si estuviera en tu lugar…buscaría por todos los medios salir de aquí, puede que nunca deje de ser tu padre, pero…pienso que, al menos deberías luchar por salir de aquí, por valerte de ti misma, por tus propios medios…y alejarte lo más posible de él.

No respondí, no pude, me abracé a mí misma y miré el cielo. Permanecí en silencio, con sus palabras taladrando mi mente. ¿valerme por mí misma? ¿realmente podía hacer algo así? ¿podía darme el lujo de tener un sueño propio? ¿un futuro?

 

Pasaron las semanas, los meses, un año…tenía 17 años, y podría ser mayor de edad dentro de poco, Connor, había muerto dos meses después de mi cumpleaños, una de las entregas había salido mal, el cliente de mi padre era un hombre demasiado ambicioso, siempre sediento por más, casi igual que mi padre, a pesar de la herida de bala en su costado, había luchado por sacarme de allí, condujo hasta un lugar seguro.

–Connor…Connor… ¡por favor no te detengas! Sigue por favor…debemos ir a un hospital, estas perdiendo mucha sangre…

–Alisson…no hay tiempo para eso, escucha…–sacó un pedazo de papel de su camisa. –por favor…sé que será egoísta pedirte esto…pero por favor…cuida de mi madre…ella estará muy sola ahora…

–¿Qué? ¿Qué estás diciendo? –sollocé. –enciende la camioneta por favor…

–por favor…es una buena mujer…no se merece nada de esto…–con su mano cubierta de sangre arrancó la cadena que colgaba de su cuello, tenía una pequeña placa con unas iniciales grabadas. –esto es para ti, sé que es una cadena mugrienta y vieja…pero quiero que la tengas. –la colocó sobre mi mano y se recostó sobre su asiento, respirando de manera entrecortada. Giró su cabeza hacia mi dirección y me sonrió. –deja de llorar ¿quieres? Te vez mucho más lamentable de lo que creo que me veo yo.

–Connor…por favor….

–durante este año…te he ayudado a conseguir buenos contactos, espero que…sepas aprovecharlos, que te sean de ayuda para alcanzar tu sueño…tienes muchas cosas por delante Ali…no dejes nunca que pasen por encima de ti, debes ser fuerte... ¿me prometes que lo harás?

–Connor…no quiero tener que hacer esto…no ahora…debemos llevarte a un hospital….

–siempre fuiste testaruda –soltó una pequeña risa y tomó mi mano. –yo…ya estoy cansado, ya hice muchas de las cosas que quería hacer…y no me arrepiento de nada…salvo que dejare sola a mi madre…pero sé…que en el fondo ella sabía que esto podía pasar en algún momento…Ali, quiero que seas libre…no importa si crees que es demasiado difícil para ti…por favor, lucha hasta que seas libre. Cuando regreses a tu habitación…hay algo allí para ti, algo que conseguí con mucho esfuerzo, asique…quiero que lo aproveches pequeña idiota…y por favor, no seas tan ruda con el próximo que ocupe mi lugar, ya es bastante malo soportar el humor de tu padre…como para soportar el tuyo, que en muchas ocasiones en mucho peor que el de tu padre. Fue bueno para mi conocerte Ali. Cuídate mucho…y recuerda; se fuerte y lucha por alcanzar tu sueño…–sonrió de la manera más sincera que alguien me había sonreído, la fuerza con la que apretaba mi mano se fue perdiendo poco a poco, hasta que cayó sobre mi regazo.

No sé cuánto tiempo estuve allí, llorando…sola, no sé cuánto tiempo pasó realmente, supuse que lo suficiente como para que mi padre enviara a alguien para buscarnos.

Un par de camionetas rodearon el vehículo en el que nos encontrábamos, los hombres de mi padre me escoltaron a casa.

–escuché de uno de mis hombres, lo que ocurrió esta tarde, supongo que debí anticipar algo como esto. Pero, trajiste lo que te encargue ¿verdad?

–¿Qué? …

–¿lo trajiste o no? –repitió.

–¡Connor está muerto! ¿y tú me preguntas si traje tu estúpido encargo? –alcé la voz, ni siquiera hice el intento de retener mis lágrimas.

–¿Quién? -enarcó una ceja como si de verdad no entendiera lo que le decía.

–debes estar bromeando…–apreté mis puños. –tu estúpido encargo está en la camioneta –me di media vuelta dispuesta a salir.

–trabajar con adolescentes hormonales es un verdadero dolor de cabeza. –lo escuché decir antes de cerrar la puerta y salir corriendo hacia mi habitación.

 

Dejé la cadena que Connor me había entregado, sobre el lavabo del baño, quité mi ropa que estaba cubierta de sangre y me metí en la ducha, mi cuerpo temblaba, el agua caliente no lograba relajarme del todo. La sangre que manchaba mi cuerpo poco a poco se fue desprendiendo de mi piel.

Al salir, enjuagué los restos de sangre de la cadena de Connor y la colgué en mi cuelo, justo debajo del dije que me había entregado mi madre antes de morir. Rebusqué en mi ropa sucia la nota que me había dado, era una dirección y un número telefónico. Lo aprete con fuerza y lo guarde en mi bolsillo.

Caminé hasta mi cama y justo sobre mi almohada, había un sobre de color negro. Me senté sobre el colchón y lo abrí, dentro había una carta de aceptación de una de las mejores universidades. Junto con una beca completa. Mis lagrimas no se hicieron esperar al recordar las últimas palabras de Connor.

Después de llorar durante toda la noche, a la mañana siguiente me asegure de que el cuerpo fuera entregado a la madre de Connor, no había tenido el valor de ir yo misma, no habría soportado ver su rostro lleno de angustia y tristeza; pero me trague todo eso para asistir al funeral unos días después, el merecía eso. Me sentía tan fuera de lugar, todos allí eran personas cercanas a él, personas que le querían, personas ajenas a mi mundo, eran pocas…pero estaban allí, sufriendo por la reciente perdida y su madre…era una mujer excepcional, me había abrazado con fuerza en cuanto me vio entrar, me habló de lo que Connor le había hablado sobre mí.

Al parecer su madre estaba enferma del riñón, tal como Connor me lo había pedido, me encargue de ella, cubrí los gastos médicos y conseguí una buena enfermera que cuidara de ella.

Cuando cumplí la mayoría de edad, entré a la universidad para la que Connor me había conseguido una beca; al final me había decidido por la moda. Quería ser diseñadora y tener mi propia empresa. Mi padre no opuso resistencia alguna, aunque no me revocó de mi labor como mensajera. Fue durante mi primer año que conocí a Demian, se convirtió en mi mejor amigo en muy pocos meses, sus padres eran dueños de una cadena de hoteles, normal que mi padre no se opusiera a nuestra amistad. Demian sabía todo sobre mi, sobre lo que hacía mi padre y lo que me obligaba a hacer, no era tonta, sabía que mi padre traficaba drogas, armas entre otras cosas como estar involucrado en el lavado de dinero; así como sabia acerca de lo que mi padre hacía, Demian estaba al tanto de los negocios que yo misma hacia con otras personas para ayudarme a conseguirme un lugar en este mundo. No eran tan arriesgados como los de mi padre, pero sin duda mi vida seguía estando en juego.

La madre de Connor falleció pocos meses después de que me gradué, para ese momento tenía 23 años, ya trabajaba con una empresa dedicada a la moda, vendía mis diseños y estos eran expuestos en pasarelas. Al fin había dejado de ser parte de los negocios de mi padre, o eso me hacía creer. Si algo había aprendido, era que él, jamás perdía. Como era de esperarse poca gente asistió al funeral de la mujer, pero yo estaba allí, me asegure de que la colocaran junto a su hijo, ambos me habían enseñado lecciones importantes y ahora estaban en un lugar mejor.

En cuanto Juli, no era una mala mujer, eso estaba claro, pero no podía verla de la misma manera en la que vería a mi madre, Juli se esmeró, debo admitirlo, intentaba pasar tanto tiempo conmigo como mi padre se lo llegara a permitir, salíamos muy de vez en cuando, especialmente cuando sus suplicas se volvían demasiado molestas para mí. No sentía cariño por ella, solo lastima, lastima porque estaba atada a mi padre; yo estaba segura de que mi padre la había chantajeado de alguna manera, o quizá solo había sido una moneda de cambio en uno de sus muchos negocios.

Muy pronto y con uso del dinero que mi madre había dejado para mí, y junto con el que yo había ganado, nació “INNOVA” Demian se convirtió en mi mano derecha, ambos teníamos talento para esto, y supimos aprovecharlo, me hice acreedora de muchos otros lugares, como centros comerciales, hoteles, micronegocios, tenía todo lo que quería…pero ¿Por qué no era feliz? ¿Qué me faltaba? Estaba rodeada de tanta gente, nunca estaba sola, las personas se peleaban por tenerme en sus eventos, aunque fuesen solo 15 minutos, todos buscaban una oportunidad para tenerme en sus programas de televisión, todos deseaban algo de mí, me necesitaban, querían estar cerca de mí; ¿pero porque me sentía tan vacía?

Mi creciente éxito le había servido de trampolín a mi padre, era de esperarse; asistía a mis eventos sin siquiera consultármelo con el fin de hacer que su “negocio” se ampliara. Siempre y cuando no se interpusiera demasiado en mi camino, yo fingía no darme cuenta.

No estaba orgullosa de las cosas que había tenido que hacer, de las personas a las que había tenido que lastimar, amenazar…e incluso torturar con tal de que no me sacaran a mí del juego; un estúpido juego al que yo no había pedido entrar, un juego en el que la única manera de sobrevivir era volverte fuerte y deshacerte de los que supusieran un peligro para ti. Esto claro…lo tuve que aprender de la peor manera.

Creía que lo único a lo que le temía era a que me hicieran daño a mí, temía quedarme sola, que me arrebataran todo lo que había logrado, le temía a mi padre; muy a mi pesar, sabía que él representaba un mayor riesgo para mi y debido a eso, intentaba permanecer lejos de él, procuraba no molestarlo, mantener un perfil bajo estando cerca de él. Pero ahora…a mis 28 años, todo eso cambió…debido a una persona, debido a una chica que me mostró que estaba equivocada…que me demostró que el dinero no era lo que llenaría el hueco en mi corazón, que lo que realmente necesitaba…era su mano cálida sosteniendo la mía, el calor de su cuerpo abrigando el mío durante las noches…sus suaves labios contra los míos que me hacían sentir calma…y justo ahora, a lo que verdaderamente le tengo miedo…es a que me la arrebaten a ella, a Alex; jamás me perdonaría que le hicieran daño, y no me importa nada de lo que deba hacer con tal de mantenerla a salvo. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa. Cualquier cosa.

Notas finales:

bueno bueno, ¿pero que les ha parecido? D:

¿que opinan? vaya que Ali no es la tipica chica rica, ¿a que no?

No se olviden de dejarme sus comentarios y nos leemos en el proximo capitulo! Adeus~ <3


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