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What no one tells you about love por Elisse

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Notas del capitulo:

¡Hola hola!

¡Reportándome nuevamente con un nuevo capítulo! Espero que la espera no haya sido demasiado larga…pero al fin les traigo un nuevo capítulo, este estará dedicado al buen Mad jaja, porque él también merece un capítulo. Espero que esto explique un poco la personalidad de Mad para con Alex, que parecen ser inseparables. La verdad es que me hice un poco lio…espero haberme podido explicar bien. Tuve un pequeño bloqueo…y pff…de verdad espero que sea de su agrado.

¿de quien creen que se tratara la próxima vez?

Nuevamente, quiero agradecerles a todos los que le dan una oportunidad a esta historia <3

Bueno, me retiro por ahora, espero que lo disfruten.

No se olviden de dejarme sus comentarios. Los leo con mucho gusto <3

Adeus~

Yo soy…Mad Lehmann

17 años atrás.

–Eres todo un galán ¿eh? –me miré de reojo en el espejo. La alarma de mi despertador sonó. Tomé mi mochila y bajé corriendo las escaleras. –Mamá ya me voy. –la llamé para despedirme mientras corría hacia la puerta.

–¡Mad! Ven para acá jovencito. –me llamó con un tono serio.

–¿Qué pasa? Voy tarde a la escuela. –me giré sobre mis talones para ver la silueta de mi madre. Estaba parada frente a la cocina cruzada de brazos. Bien, prefería mil veces ser castigado en la escuela por llegar tarde, a recibir un regaño de parte de mi madre. Sonreí temeroso y me acerqué hasta ella. –¿Qué pasa mamá?

–¿te ibas a ir sin desayunar, y sin despedirte de tu madre? –enarcó una ceja.

–eh…es que ya voy tarde y…–la comisura de sus labios se tensó. Rápidamente entré a la cocina, tomé una manzana y una rebanada de pizza; sabrá dios cuanto tiempo llevaba en mi refrigerador. Volví hasta donde estaba mi madre y le di un beso en la mejilla.

–mucho mejor. –me sonrió cálidamente y despeinó un poco mi cabello.

–me voy ahora –devoré el pedazo de pizza mientras cruzaba el umbral de la puerta.

–no llegues tarde ¿ok? Invité a los nuevos vecinos a cenar. Se bueno –la escuché gritar mientras subía a mi bicicleta y me despedía agitando mi mano en señal de aceptación.

Pasé a toda prisa frente a la casa de los aparentemente nuevos vecinos, había un gran camión de mudanzas estacionado afuera, era raro que alguien se mudara por aquí, así que no pasaba desapercibido, vi a un par de conocidos ayudando a los vecinos a bajar las cajas. Y honestamente, parecían una pareja bastante común. Me seguí de largo, ya iba demasiado tarde.

Al llegar, como era de esperarse mi maestra me regañó por haber llegado justo cuando decía mi nombre para pasar lista. Siendo la burla de mis compañeros corrí para refugiarme en mi asiento.

–bueno, ahora que ya estamos todos…–hizo una pequeña pausa para mirarme. –quisiera que le den la bienvenida a su nueva compañera. Se que es un poco extraño que ingresen a mitad de año, pero quiero que la hagan sentir como en casa. ¿de acuerdo? –nos miró a todos, como advirtiéndonos. –Alex, entra por favor cariño.

La puerta de madera se abrió despacio, una silueta de complexión delgada entró con pasos temerosos y se plantó al lado de la maestra.

–chicos, ella es Alex, Alex Pierce, estará con nosotros a partir de ahora, asique quiero que se comporten y la hagan sentir como en casa ¿de acuerdo?

–si maestra…–dijimos todos al unísono.

–muy bien, puedes tomar aquel asiento libre. –señaló la mesa que estaba a mi izquierda; justo al lado de la ventana.

Ella solo asintió, y con pasos tímidos se acercó hasta su nuevo lugar, sus manos sostenían un libro y se aferraban a él, como si fuese una especie de escudo. Ahora que la tenía más cerca, podía apreciarla mejor, llevaba una camiseta de color negro con unas letras estampadas, supuse que sería el nombre de alguna banda de rock, era delgada y la playera le quedaba un poco grande; también llevaba unos pantalones negros estilo pescador y unos Vanz que lucían algo gastados. Sino fuese por el largo de su cabello que apenas rozaba sus hombros, seguramente la hubiera confundido con un niño. La vi sentarse en silencio, sus pequeños e intensos ojos de color negro se clavaron en su pequeño escritorio. Casi creí que estaba conteniendo la respiración.

–Hola Alex, mi nombre es Mad –le sonreí y extendí mi mano frente a ella. –al parecer seremos vecinos de escritorio. Si necesitas algo no dudes en pedírmelo. –mantuve mi sonrisa, pero no recibí una respuesta, solo se limitó a mirar hacia el frente.

–buen primer intento jaja –me susurró uno de mis compañeros. Preferí no darle mucha importancia.

Las clases transcurrieron hasta la hora del almuerzo. Al fin, moría de hambre. Me giré para invitar a la chica nueva, pero había desaparecido. Rasqué mi mejilla y decidí ir a la cafetería, era martes de tacos.

–hey, Mad. ¿quieres salir con nosotros después de clases? Iremos al viejo vertedero. –un chico no más alto que yo rodeo mi cuello con su brazo. Tenía el cabello negro y algo enmarañado. –lo que mi mamá habría descrito como un chico “problemático”

–hola Lucas –respondí sin ánimos. – no gracias. Debo regresar pronto a casa. –me deshice de su agarre y deposité mi charola vacía en uno de los contenedores. –quizá luego –alcé la vista y vi la misma silueta delgada escabulléndose fuera del comedor.

–¡hey! ¿A dónde vas? –me gritó Lucas mientras me alejaba.

No es que Lucas me desagradara, pero él siempre había sido un imán para los problemas, su padre era oficial de policía, asique se creía intocable, entre menos tiempo pasara con él, mejor.

Miré a mi alrededor, Alex había desaparecido. Seguí mi búsqueda hasta que por fin la encontré sentada bajo un árbol, lo suficientemente alejada del alboroto de los demás estudiantes. Se le veía tranquila, su miraba permanecía clavada en su libro.

–¿te transferiste de una escuela de ninjas o algo así? –bromee mientras me acercaba a ella. Alzó la mirada unos segundos, me miró y volvió a mirar su libro. –¿sabes? Todos sabrán que eres la nueva ahora, es martes de tacos y tu estas comiendo un emparedado de jamón. –Me senté a su lado. Otra vez silencio. –¿hola? Tierra llamando a Alex…. –agité una mano frente a ella. Bufó y cerró su libro mientras me miraba con una expresión de fastidio.

–¿no vas a rendirte verdad? –rodo los ojos.

–jajaja… ¿rendirse? ¿Qué es eso?

–supongo que no… –dejó escapar un pequeño suspiro. –¿Cuál es tu nombre?

–¿bromeas? Somos vecinos de escritorio y no sabes ni siquiera mi nombre… ­­­­–me hice el ofendido mientras fingía estar llorando. Ella solo arqueo una ceja y me miró con cierta curiosidad. –supongo que no bromeas mucho. –solté un suspiro. –mi nombre es Mad Lehmann. –sonreí ampliamente.

Pasamos el resto del descanso hablando de cosas al azar, venia de una ciudad cullo nombre es impronunciable, ni siquiera lo voy a intentar jaja, era bastante tímida, le gustaba leer y las bandas de rock cuyo nombre sonaban bastante raro. No dejaba de reírse de mí cada vez que intentaba pronunciarlos. Pero a pesar de eso, me agradaba, me gustaba la forma en que sus ojos brillaban al contarme las historias que leía en los libros, sobre los ricos postres que hacia su madre o sobre lo mucho que le gustaba salir a pasear con su padre, al parecer él era mecánico, y se habían mudado aquí porque quería abrir su propio taller.

El sonido de la campana nos sorprendió, la ayude a recoger sus cosas y volvimos al salón de clases, me pase las últimas horas intentando hacerla reír, pero ella solo se limitaba a prestar atención a lo que la maestra decía.

A la hora de salir ella había desaparecido tan pronto como escuchó la campana, me apresure a guardar mis cosas para ir tras ella. Fui en busca de mi bicicleta, para mi sorpresa la encontré cerca de la entrada; rodeada de Lucas y sus amigos.

–¿entonces? ¿Qué se supone que eres? –dijo uno de los amigos de Lucas mientras le arrebataba el libro de sus manos. –¿una especie de ratón de biblioteca?

–¡hey…! ¡devuélveme eso!

–¿o qué? –dijo Lucas mientras la sujetaba de los hombros, él era claramente más alto que Alex.

–es mío…

–oh, pobre…creo que va a llorar…vamos, devuélvele eso –dijo con una sonrisa en sus labios.

–seguro, pero tendrá que ir a buscarlo. –vi al chico lanzar lejos el libro. –lo siento jaja…se me ha resbalado.

Alex se deshizo del agarre de Lucas y corrió en dirección a su libro, a Lucas no le costó nada tomarla del brazo y lanzarla contra el suelo.

–¡HEY! –dejé caer mi bici y sin siquiera pensarlo, corrí en dirección a Lucas, o más bien me lancé sobre él, provocando que ambos cayéramos al suelo.

–¡¿pero qué demonios?! –Lucas me hizo a un lado y se levantó sacudiendo su ropa. –¿pero qué demonios te pasa Lehmann?

–hey… ¿estás bien? –ignorándolo por completo me acerqué a Alex y la ayudé a levantarse. Sus rodillas se habían raspado contra el pavimento al igual que las palmas de sus manos.

–¡te estoy hablando! –Lucas me sujetó del hombro y me lanzó contra el gran portón. –¿no te enseñaron que es de mala educación dar la espalda cuando alguien te habla?

–claro, claro que me lo enseñaron, pero eso no aplica con idiotas como tú. –sonreí.

–¿me acabas de llamar idiota?

–bueno, sabía que eras idiota, pero ¿sordo?

–…suficiente, ya tuve suficiente de ti Lehmann. –miró a sus amigos, ellos corrieron para sujetarme. –voy a enseñarte un par de cosas…

–¿de verdad? Estoy ansioso…. –me alce de hombros.

A veces odiaba este lado mío que me hacía ponerme en este tipo de situaciones, pero odiaba más que gente como Lucas se aprovecharan de los demás, simplemente no podía seguirme de largo.

Alex estaba oculta detrás de un árbol, sollozando, incapaz de hacer algo, estaba asustada. Pero era más que suficiente para mí, la miré de reojo y sonreí. Uno…dos…tres puñetazos, me habían tendido sobre el piso mientras me pateaban y golpeaban, sus risas resonaban en todas direcciones, y como era de esperarse nadie hacia nada, ni siquiera los maestros. Como dije antes, su padre era oficial de policía, y al parecer eso le otorgaba alguna especie de inmunidad. Menuda mierda. Irónicamente a pesar de estar siendo golpeado, lo único que vino a mi mente fue un regaño de mi madre por decir malas palabras, reí internamente.

Para cuando se aburrieron de golpearme, ya estaba por atardecer.

–¿y bien Lehmann? Espero que hayas aprendido tu lección. –Se alejó de mi junto con sus amigos riendo, orgullosos.

Mi nariz sangraba, pero no le tome tanta importancia, sacudí mi ropa y me acerque hasta donde estaba Alex.

–hey ¿estás bien?

–tu nariz…tu nariz está sangrando…

–¿esto? –limpie la mancha con mi camiseta. –esto no es nada –sonreí y la ayudé a levantarse. Recogí mi bici del suelo y caminé hasta la puerta. –¿no vienes?

–pero…

–ven jaja, vámonos de aquí. Muero de hambre ¿tú no?

La subí en mi bici mientras yo la empujaba sosteniéndola del manubrio. Y me puse en marcha, seguramente iba a recibir un buen regaño por esto.

–¿les di una buena lección no crees?

–¿Qué? Pero…si ellos te golpearon.

–¿Qué? ¡hey! ¡Creí que éramos amigos, tú debes decir que eran 20 niños…! ¡No no…30 niños! Y les di una lección a todos.

–¿amigos…?

–pues claro, ahora somos amigos ¿no?

–¿Cómo dijiste que te llamabas?

–pero… ¡¿qué?! ¿estas bromeando verdad? –me detuve en seco y la miré. Ella cubría su boca con su mano en un intento de ocultar sus risas. –tenemos una bromista en el equipo he…–despeiné su cabello y seguí con el camino.

Como era de esperarse mi madre me regañó al verme llegar en esas condiciones, Alex había entrado corriendo a su casa, y yo, bueno yo estaba en la sala siendo regañado a muerte mientras mi madre curaba mis heridas.

–¡ouch! ¡mamá eso duele!

–¿quieres quedarte quieto? Te lo tienes bien merecido, ¿acaso no te dije que te comportaras? –remojó un pedazo de algodón en agua oxigenada y me lo pasó por el rostro.

–¡ouch! Si…lo hiciste, pero…

–¿pero ¿qué? ¿Qué fue esta vez? Siempre que llegas así a casa…

–Mamá, escucha, no podía dejar que Lucas…

–¿Otra vez Lucas? –su semblante cambio, lucia triste…casi al borde del llanto.

–si tu padre estuviera con nosotros…él sabría que hacer…él…iría y le plantaría cara a ese hombre…

–hey, mamá. No digas eso –sostuve sus manos. –te prometo que me volveré más fuerte…así no tendrás que preocuparte por mí. –sonreí ampliamente para calmarla.

–tu…pequeño… ¿crees que hay momento en el que no me preocupo por ti? –jaló mi mejilla. –soy tu madre ¿recuerdas?

–¿tu olvidas que yo soy invisible? –hice una pose heroica.

–¿invisible? Se dice invencible…–soltó una pequeña risa. –por cierto, estas castigado. –sentenció antes de pasarme nuevamente el algodón húmedo.

–¿eh? Ah…bueno como sea. De cualquier modo…creo que…hice una buena amiga. –sonreí orgulloso.

 

Unas horas más tarde Alex apareció en mi puerta junto con sus padres. El hombre habló con mi madre y le explicó lo que había sucedido, supuse que mi castigo podía ser revocado ¿no?

Tal como se había planeado cenamos todos juntos, Alex permanecía sentada cerca de su padre, mientras la madre de ella hablaba con la mía, hablaban como si fueran amigas de toda la vida. Las chicas pueden ser un tanto extrañas a veces. ¿verdad? Mientras tanto su padre se dedico a hacer bromas para hacernos reír. Era bastante agradable, ahora entendía porque los ojos de Alex brillaban de esa manera cuando hablaba de él.

Después de cenar, Alex y yo subimos a mi habitación. Parecía que sus padres tenían un montón de historias para contar, mi madre las escuchaba fascinada.

–¿estás lista? Normalmente no dejo que nadie entre a mi guarida, pero has demostrado ser digna de entrar. –le guiñe un ojo mientras abría la puerta. –¡tadah! Oh…disculpa –coloqué bajo mi cama una montaña de ropa sucia. –ponte cómoda. Eres mi invitada V.I.P asique puedes sentarte donde quieras.

–gracias…–se sentó sobre una esquina libre sobre mi cama.

–¿quieres algún bocadillo? Tengo un montón –abrí uno de mis cajones y saqué un par de chocolates.

–¿Por qué lo hiciste? –me miró fijamente, lucía tensa mientras sus ojos se tornaban vidriosos.

–¿Qué cosa? –enarque una ceja.

–…defenderme, a causa de eso…–miró los moretones y rasguños en mi cara.

–oh ¿esto? Jaja son solo marcas de guerra. –hice una pose heroica al mismo tiempo que mordía mi chocolate.

–eso no tiene sentido…solo hablamos por unas horas…ni siquiera me conoces ¿Por qué harías algo como eso?

–¿Qué clase de amigo seria si te dejaba allí? –me senté en el suelo justo al pie de mi cama, solo unos centímetros lejos de ella. –además ¿no pasaste conmigo el almuerzo?

–recién nos conocimos…

–¿y? ¿no podemos ser amigos? ¿no quieres?

–no es eso lo que…

–¿lo ves? No intentes buscarle sentido a todo, a veces solo debes dejar que las cosas fluyan.

–eres raro…

–gracias. –sonreí ampliamente. –¿entonces?

–¿entonces qué? –repitió curiosa.

–¿serás mi compañera contra el crimen?

–…mm –lo medito por unos instantes. –bien, pero tú serás el ayudante.

–jaja magnifico ¡oh! espera, debemos brindar por esto. –corrí hasta mi armario y saqué un par de latas de una de las cajas. Volví a sentarme sobre el piso y le di una a Alex. –quiero brindar no solo por el inicio de un nuevo equipo que luchara contra el mal, sino…por el inicio de una nueva amistad –abrimos las latas al mismo tiempo dejando escapar un poco de gas. Le dedique una cálida sonrisa antes de dar el primer sorbo.

¿un comienzo muy infantil? Puede ser, pero sin duda fue el mejor comienzo, al principio Alex parecía avergonzarse por mi comportamiento “poco maduro” pero poco a poco se unió a mí, éramos tal para cual, ni siquiera Lucas y sus amigos eran rivales para nosotros, yo era los músculos y ella el cerebro…o algo así decían nuestros padres. Siempre metiéndonos en todo tipo de problemas, siempre me escabullía por mi ventana para llegar a su cuarto y ver películas hasta muy tarde, o ella venia al mío y jugábamos hasta quedarnos dormidos, aquí entre nos la dejaba ganar…

Sin duda nuestra época en la primaria y secundaria fue la mejor, entrar a la preparatoria no fue la excepción.

Recuerdo la primera vez que la vi conducir un auto, el brillo en sus ojos, la concentración…sin duda era algo que realmente disfrutaba. Como era de esperarse Lucas no se quedó atrás, logró que su padre le comprara el mejor auto del momento y a escondidas comenzó con las carreras clandestinas, pero a pesar de eso no logró ganarle ni una sola vez a Alex.

Recuerdo que íbamos a comer hamburguesas para celebrar, eran las mejores hamburguesas, o quizá…tenían tan buen sabor porque las comía con ella. Después de celebrar regresábamos a casa, y nuestras madres siempre esperaban en el umbral de la puerta con sus manos cruzadas sobre su pecho. Era gracioso y aterrador al mismo tiempo.

 Si lo pienso mejor, Alex es muchas cosas para mí, mi mejor amiga, una hermana, mi cómplice, mi confidente…siempre estuvo para mí, así como yo para ella. Siempre juntos, en las buenas, en las malas y en las peores. Por fuera ella lucía como una chica fría, determinada, segura de sí misma, pero yo sabía que, por dentro, era una chica dulce, sobreprotectora a veces, pero era una persona increíble, siempre lo daba todo, era apasionada.

Tampoco olvidaría la ocasión en que me contó sobre sus preferencias, su expresión la hacía lucir como si le preocupara el hecho de que la imagen que yo tenía de ella cambiara, como si creyera que me iba a alejar de ella. Fue todo lo contrario en realidad, ¿Qué importaba si le gustaban las chicas? Solo era algo más que teníamos en común ¿no? Pasamos por tantas cosas que sin duda hizo que nuestra relación se fortaleciera a un nivel que nunca llegamos imaginar.

Se convirtió en alguien a quien muchos admiraban, y ¿Cómo no? Era lista, era bonita, y un imán para las chicas. Quizá eso ultimó despertó la envidia en personas equivocadas, pero para eso estaba yo, para cuidarla de esas personas. Como aquella ocasión en la que Lucas la retó a una carrera; con el pretexto de “hacer las paces” y la hizo chocar a propósito. Recuerdo que corrí hasta donde ella estaba, la saqué del auto como pude y sostuve su mano hasta que la ambulancia llegó para recogerla. Recuerdo haber llamado a sus padres, mientras todos estaban en el hospital yo salí en busca de Lucas.

–sabía que estarías escondiéndote aquí. –me acerque a él y a su grupo de amigos.

–¿esconderme? ¿de qué hablas Lehmann? ¿de que tendría que esconderme exactamente? –soltó una bocanada de humo y lanzó el resto de su cigarrillo a mis pies.

–realmente no sabia que tan cobarde podías llegar a ser Lucas. Pero justo ahora me queda mas que claro. –me quité la chaqueta y la dejé caer sobre el piso. –¿y todos ustedes? ¿de verdad van a seguirlo? ¿van a dejar que se salga con la suya cada que quiera? –me dirigí a todas las personas que nos rodeaban, en su mayoría eran chicos que estudiaban con nosotros. Ellos solo se limitaron a bajar las miradas, como siempre. Aunque en realidad no los culpaba. –¡mi mejor amiga está en el hospital en este momento, y todo es culpa tuya!

–¿mia? ¿Por qué iba a ser mia? ¿acaso es culpa mia que ella no sepa conducir? –dijo en un tono burlón que logró sacarme de quicio.

–¡maldito…! –me lancé sobre él. Recuerdo caer al suelo y comenzar a golpearlo una y otra vez. El por supuesto no se quedó con las manos en sus bolsillos, pero ninguno de sus golpes fue suficiente para frenar la ira que sentía en ese momento. Continúe golpeándolo una y otra, y otra vez, mis manos sangraban, era difícil saber a quien pertenecía la sangre. Seguí golpeándolo hasta que un par de manos me apartaron de él con mucho esfuerzo.

Sus amigos lo levantaron del suelo y se lo llevaron. Mientras tanto, yo volví a casa, mi madre se hecho a llorar en cuanto me vio llegar, pero no hizo preguntas, simplemente me abrazó, y no fue cualquier abrazo, fue un abrazo de esos que te reconstruyen por completo, de esos que te hacen sentir seguros e invencibles.

Mientras ella curaba mis heridas, le conté lo ocurrido. Por su puesto que me regañó, pero su tacto siempre fue cálido. Días después, Alex fue dada de alta y permaneció un tiempo en casa, pero en cuanto pudo salir…bueno, me dio un par de golpes mas por haber sido tan imprudente. Pero solo importaba que ella estaba bien. El auto que con tanto esfuerzo había reparado y los golpes en mi cara, me parecieron insignificantes cuando la vi sonreírme.

También recuerdo lo feliz que me sentí por ella cuando comenzó a escribir, siempre me la pasaba en vela revisando hasta el último detalle; cuando la convencía de salir a tomar aire fresco cuando la editorial que la apoyaba le exigía de más, nos recostábamos sobre el capo del auto a ver las estrellas. Cuando se graduó de la universidad.

Me enorgullecí tanto cuando su primer libro fue publicado, gastó todo el dinero en retribuirle algo a cada uno de nosotros, le construyó un taller automotriz a su padre, arregló la casa para su madre, a mi incluso me compró la mejor consola de videojuegos.

Sin duda me sentí muy triste cuando ella se tuvo que mudar, pero ella siempre encontraba el momento para enviarme un mensaje o llamarme, poco después yo me mude a Nueva York, comencé a trabajar para una empresa que desarrollaba videojuegos. A veces ella viajaba debido a sus presentaciones y nos reuníamos para salir de fiesta y ponernos al día, era una locura. Aunque me gustaba la idea de que ella se despejara un poco del trabajo, me preocupaba que se fuera con cualquier chica por allí, más de una ocasión termine peleando con los novios de las chicas con las que ella se escapaba por allí. Después de un tiempo ella se alejó de ese estilo de vida, se concentró en su trabajo, y, a decir verdad, era increíble.

Pero siempre fue una persona que se obsesiona fácilmente, a duras penas salía de casa, siempre presionada por las fechas de entrega, por las conferencias, las firmas de autógrafos, las publicaciones.

Como un último intento de equilibrar su vida, le presente a una amiga, una amiga igual de importante para mí era una de esas chicas que llegan a ponerle color a tu vida, de esas chicas que con solo sonreír le dan un giro de 180° a tu vida…de esas que sin duda quisieras que permanecieran en tu vida por siempre…pero el mundo tenia otros planes para ellas.

La pérdida de Rouxi fue dura, pero sin duda quien más sufrió fue Alex, apenas comía o salía, siempre permanecía anestesiada con todo el alcohol que ingería, fue duro para mí verla así, perdiendo el brillo de sus ojos, perdiendo sus fuerzas…fue una etapa dura, si, pero nunca me di por vencido, por mas que ella se empeñara en alejarse de todos, yo no solté su mano ni un momento.

Y a decir verdad me sorprendió mucho cuando me dijo que volvería a Nueva York, que iría a ver a una vieja amiga. Y no era cualquier “vieja amiga” se trataba de Alisson Sellers. Una chica con la que aparentemente habíamos pasado una de nuestras muchas noches de fiesta. Y, que, si les soy honesto, no creí que nos volveríamos a cruzar con ella.

 Las cosas aparentemente no salieron tan bien al principio. Terminó envuelta en una especie de boda falsa, amenazada por un padre millonario, incluso me sorprendí mas cuando me llamó para contarme que estaba organizándole un fin de semana a Alisson que involucraba una fiesta en la playa, siempre había sido así, detallista, demasiado algunas veces.

Hoy día, sigo teniendo mis dudas sobre esa relación…Pero yo siempre estaré allí para ella, para cuidarla.

Porque a simple vista puedo solo ser un chico común y corriente, uno al que le obsesionan los videojuegos…uno al que las chicas consideran lindo por mi apariencia, que no tienen ni idea de lo que hay en mi interior, pero Alex es diferente, ella…me enseñó que soy mucho más que eso. Sin duda. Sea cual sea el camino que ella elija, yo siempre estaré allí para ella, sin importar nada.

Notas finales:

bueno bueno....¿pero que ha sido todo esto? ¿que les parecio? :o espero que no haya sido confuzo...la verdad me hice un poco de lio al escribir este, queria contar tantas cosas pero al final no sabia como describirlas exactamente jaja...sufri un pequeño bloqueo, pero despues de todo, aqui estamos :3

¿de quien creen que se trate el proximo cap? no se olviden de dejarme sus comentarios. los leo con mucho cariño.

gracias por leer, nos leemos en el prox. capitulo.

Adeus~


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