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El regalo perfecto. por 1827kratSN

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Tsunayoshi Sawada gustaba de la armonía, porque después de vivir durante años en medio de una familia caótica, de verdad apreciaba los maravillosos momentos en los que no había ruido, problemas o explosiones. Tal vez por eso se enamoró de…

Bum.

Doble bum.

Sí, ahí estaban de nuevo.

No podía ni siquiera concentrarse en sus propias meditaciones, porque más de dos horas de silencio no podía tener. No sabía si era el entrenamiento de Reborn, el de Ryohei, o su tormenta, pero la vibración de su escritorio —y suponía que de toda la mansión—, le daba la idea de que eran explosiones las que perturbaban su armonía.

 

—¿Quién es? —preguntó a la persona que ingresó a su despacho, llevándole una taza de té.

—Son ellos dos de nuevo —sonrió.

—No puede ser.

—Déjalos —rio bajito—, es problema de pareja.

 

Si se trataba de ellos dos, estaba seguro de que así sería, así que Tsuna le haría caso a su guía espiritual y no intervendría, pero esperaba que no destruyeran la mansión.

Y no lo hicieron.

Porque después de tanto tiempo en medio de sus peleas, ese par ya sabía medirse lo suficiente. Al menos ya no se les escapaba algún ataque que dañara las paredes, ahora solo destruían el jardín. Pero era inevitable, después de todo, las bombas caían por doquier y las granadas de igual forma.

 

—¡Eres un maldito mocoso!

—¡Y tú un anciano baboso!

—¡Pues te casaste con este anciano!

—Porque creí que te amaba.

—¿Y ahora resulta que no?

—Pues sí lo hago… ¡pero igual me haces enojar!

 

Insultos más, bombas más, una granada que casi cae cerca de la entrada principal, muchos espectadores que suspiraban por el desastre, un par que apostaba, otros que reían, y ellos dos seguían en lo mismo de cada día: su pelea marital.

Lambo ya olvidó la razón por la que estaba furioso, pero sabía que detener la pelea en ese instante sería como aceptar su derrota y animar el ego de Hayato, por eso seguía. No iba a detenerse sino hasta que Hayato aceptara que era el culpable y se disculpara… por lo que sea que hizo.

 

—¡Comes muchas porquerías, vaca tonta!

 

Oh, Lambo ya recordó lo que sucedió. ¡Sus dotaciones de dulces y chocolates navideños fueron incinerados! Así que lanzó doble dosis de granadas y gritó un poco más, porque no iba a quedarse satisfecho después de tal traición.

 

—¡Son mis antojos, estupidera!

 

Una hora después ya estaban agotados, uno más que otro, respirando agitadamente, cada uno a su lado del jardín, ambos considerando un empate, pero por orgullosos solían seguir. Sin embargo, en esa mañana ambos simplemente se miraron, hicieron una mueca y caminaron en dirección contraria. Ambos tenían cosas que hacer.

Eran tan caóticos, y tan raros, que muchos solían dudar del por qué eran pareja.

Pero Lambo y Gokudera sabían que era esas peleas y ese frenetismo era lo que les gustaba, les hacía sentir vivos, se divertían, les gustaba el peligro de herirse gravemente. En resumen, estaban estúpidos y locos, pero estaban bien con eso. Por eso, en la tarde ambos se miraban de frente cuando llegaban a la sala y…

 

—Toma, maldita sea —Gokudera arrojaba una bolsita pequeña que Lambo atrapaba con facilidad.

—Más te vale que sean todos —entrecerraba sus ojos antes de abrir su regalo.

—Obviamente no —gruñía—, es de la porción correcta para que no te sobrecargues de azúcar.

—Ah, ahora te quejas —chistó—, bien que te gusta que tenga suficiente energía en las noches.

—Estás probando mi paciencia, mocoso.

—He probado más que eso, idiota —hizo una mueca antes de tomar en sus dedos un chocolate.

—Basta de tus tontos comentarios de doble sentido.

—Te aguantas —le sacaba la lengua y en ella se veía un rastro oscuro del chocolate que derretía en sus mejillas.

—Eres un…

—¡Así me amas! —se burló antes de retroceder.

—¡Estoy loco por hacerlo!

—Uy, qué lindo —entonces empezó a correr.

—¡Vuelve aquí! —ahogó una sonrisa entre molesta y divertida, porque ahí empezaban otra persecución.

—Atrápame, gatito gruñón.

—¡Vaca loca!

—¡Pero soy tu maldita vaca loca!

 

Sí, en realidad armonía no era algo que perdurara en la mansión de los Vongola, pero eso la hacía especial.

 

 

 

 

Notas finales:

 

Un 59L porque yolo~

¡El mundo va a explotar!

Pero vaya que me sugirieron súper parejas crack.

Jajaja

Krat los ama~

Chau~


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