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El regalo perfecto. por 1827kratSN

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Era tradición en Vongola el ceder el mejor regalo a la persona que conquistó tu corazón, o fue tradición desde que Yamamoto se quiso lucir con Haru cuando apenas eran unos adolescentes, a más de eso la misma estrategia fue usada por Belphegor cuando quiso elegir a su princesa. La cosa era que ese asunto se volvió tradición, y de la más bonita en la familia.

Al menos era bonita mientras no se compitiera por una aceptación.

Si las miradas mataran, Reborn hubiese asesinado a media mansión y eso solo como advertencia para que nadie osara siquiera mirar de “mal” modo a su pequeño y adorable conejo mafioso. Lamentablemente había personas inmunes a sus advertencias silentes, pocas, pero existían, y hacían uso de su inmunidad para arriesgarse.

 

—Es una competencia —susurraba Lambo al analizar a los oponentes—, ¿quién ganará?

—¿No crees que deberíamos decirle a Tsuna-nii? —Fuuta también curioseaba, intrigado por aquella preparación antes de la navidad.

—¡No! —hizo un ligero puchero—, eso no, esto de ser testigos silenciosos es más divertido.

 

Todos tenían en claro que la tradición había sido muy linda pero algo aburrida para Vongola. Generalmente quien se iba a declarar en navidad era siempre aceptado por su destinatario, porque eran correspondidos y esas cosas. ¡Pero este año era diferente! Porque Reborn ya se adjudicó el derecho de declararse a Tsunayoshi…, pero había cierto invitado que llegó con la misma intención.

¡Habría guerra!

¡Con un demonio!

¡Era lo mejor de esa navidad!

 

—Buenos días, Tsunayoshi-kun —la sonrisa amable de Fon siempre animaba a Tsuna.

—No creí verte aquí tan pronto —rio antes de acercarse al azabache adolescente—, bienvenido.

—Quise llegar antes para adaptarme al ambiente —ocultó sus manos en las mangas de su qipao—, y de paso a hacerte un poco de compañía.

 

El intruso era otro antiguo arcobaleno, mismo que cursaba sus aparentes diecisiete años, alto, de porte, alcanzando la altura del castaño jefe de familia, siempre bien dispuesto a ayudar en lo que se le necesitase o de llevarse a Tsuna para quitarle la tensión o el estrés del trabajo que desempeñaba.

Los celos estaban en el aire.

Reborn era más apegado a la familia, tenía a su favor que Tsuna siempre contaba con él y que podían tener largas pláticas o entrenamientos —menos exigentes que antes— donde convivían entre retos y risitas. Siempre expresó sus intenciones con Tsuna y este pareció no rechazarlas, así que muchos creyeron que su jefe correspondía a ese amor silencioso. Pero ahora había un segundo sujeto en esa ecuación.

 

—Aléjate de él —advertía como siempre.

—Reborn —Fon sonreía—, no lo haré.

 

La navidad se acercaba, la tradición traía tensión, todos estaban interesados en el desenlace de esa fecha y ¡les estaba matando la curiosidad! Mammon solía aprovecharse de eso e inició apuestas en la que la mayoría participó, hasta Lal llegó por mero capricho para ver la pelea de dos grandes rivales.

Y después estaba Tsuna, que no se dio cuenta de nada.

 

—¡Es hora de los regalos! —Kyoko animaba la fiesta, Haru la segundaba, ellas dos estaban ajenas a la tensión de la mansión.

—Yo quiero hacerlo primero.

—No, ¡es mi turno este año!

 

Pocos pusieron atención al intercambio de ese día, regalos que querían darse personalmente a una persona querida, o de paso un detalle colectivo para todos, muy felices acciones. Pero más de uno esperó al final, porque el aura pesada de los contrincantes destacaba por sobre los demás.

Llegó el momento de la verdad.

Usar la tradición como arma mortal.

 

—Como es tradicional —Tsuna guio ese acto, siempre encantado de ver a las parejas unirse—, este es el momento en que los regalos más especiales se otorgan —sonrió—. ¿Alguien quiere expresar su…?

 

Las palabras del décimo cielo se cortaron porque dos personas se levantaron al mismo tiempo. Impresionado, solo hizo una leve seña con su mano para que todos guardaran silencio y dejaran que las cosas fluyeran. Sinceramente Tsuna no esperó que dos personas se fueran a declarar ese año, pero estaba emocionado… y estresado.

 

—Fon, Reborn —les sonrió—, pueden decir el nombre de…

 

De nuevo se calló, impresionado al ver que esos dos se dirigían hacia él. Elevó una ceja sin entender, intrigado porque ese par se acercaba cada vez más, incluso dio una rápida mirada a su lado para notar que sus amigos habían desaparecidos y solo estaba él. Quiso decir algo más y sus labios se separaron, pero se le fue el aire a la par que dos obsequios hermosamente empacados fueron colocados frente a él.

Enrojeció.

Hasta quiso decirles que se explicaran.

Pero no fue necesario.

 

—Tsunayoshi…

—Tsuna…

—Con este regalo yo te expreso mis sentimientos.

—Con este obsequio me declaro completamente perdido ante ti.

 

Silencio y bocas abiertas, algunas risas susurradas, y otros que mordisqueaban sus galletas con frenetismo debido a la emoción. Drama, intriga, estaba mejor que la telenovela que Chrome y las chicas veían en la tarde. Esperaban una pelea, un rechazo, una aceptación, ¡algo!

¡Era navidad!

¡De regalo querían un buen desastre!

Las miradas se enfocaron en el castaño jefe mafioso, todos esperando una risa nerviosa o incómoda, pero lo que vieron solo fue a un avergonzado líder que boqueaba sin decir algo coherente en realidad y que agitaba sus manos tomando esa actitud adorable de cuando era adolescente.

 

—Primero deberías ver sus regalos —sugirió Mammon—, eso podría ayudarte a decidir. Sugiero que escojas el que cueste más.

—Oye, deja al niño en paz —reclamó Lal, pero sonrió al final.

 

Tsuna no sabía si era correcto, pero sus dos pretendientes le dijeron que no habría problema, además, cada uno competía, así que querían saber si su regalo era el mejor. Lamentablemente… el resultado fue un empate, la expresión de Tsunayoshi lo dictó así.

 

—Vaya… es hermoso.

 

Tsuna admiró los tres pares de gemelos de oro que formaban: el símbolo de Vongola, sus iniciales, y un lindo sol que rodeaba a una media luna. Tres adornos que usaría en sus camisas con gusto, solo para presumir su obsequio. Le pareció un detalle muy bonito por parte de Reborn.

 

—Wow… son adorables.

 

El regalo de Fon tenía el mismo encanto. Eran tres figuras pequeñas que imitaban a distintivas aves de colas largas y espléndidas, llenas de detalles en oro, plata, diamantes y cosas más. Era el arte de un buen orfebre que pasó horas y horas forjando todo con minucioso detalle.

 

—Yo gano.

—No es cuestión de vanidad —Fon sonrió—, es solo un detalle que demuestra un sentimiento.

—Yo lo amo más que tú, pacifista.

—No pelearé contigo.

—Pelear sería un sinsentido, después de todo, sabemos que yo soy más importante en la vida del décimo Vongola.

 

Un empujón, un golpe en el hombro, dos adolescentes con las energías y hormonas alborotadas que empezaron una pequeña riña verbal y con miradas, pero que terminaron en una pelea corporal que poco a poco se iba avivando hasta que todos mediaron para detenerlos.

Un suspiro.

Tsuna no sabía si detenerlos, decirles que estaba impresionado, pedir tiempo… o ser sincero y decirles a todos que… le gustaban ambos.

Porque Tsuna se había dado cuenta de eso desde hace mucho, y se sentía muy avergonzado por eso.

Tsunayoshi Sawada se había enamorado de la fortaleza de Reborn, y de la dulzura de Fon.

Iba a ser una larga noche de navidad.

 

 

 

 

Notas finales:

 

Un R27F porque yolo~

La verdad no creí volver a hacer un trío, pero weno, la idea salió sola y usé la sugerencia que me dieron.

Krat los ama~

Nos vemos mañana~


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