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El regalo perfecto. por 1827kratSN

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Las tradiciones necesitaban mantenerse, esas eran las sabias palabras de Reborn, y todos habían cumplido con aquel acuerdo tácito desde hace años, incluso cuando el azabache ya no era más el tutor del décimo cielo, sino que pasó a ser un consejero y un miembro más de Vongola.

Por eso estaban adornando todo.

La fiesta de navidad de la familia sería ¡espléndida!

Era una de las tradiciones más bonitas de esa familia, porque se reunían todos y armaban un escándalo basado en comida, alcohol y bromas. Sí, disfrutaban de eso, más porque Reborn andaba de buen humor ya que mostraba que cierta medicina de crecimiento acelerado funcionaba bien y por eso los antiguos arcobaleno parecían adolescentes.

 

—¿Deberíamos poner esto, Reborn-san? —Hayato mostró una cajita llena de muérdagos.

—Sí, pero en lugares específicos como para que solo las parejas disfruten del detalle.

—De acuerdo.

 

Lo que cierto hitman no sabía y ni siquiera se imaginó, fue que a sus espaldas se armó un pequeño complot. Obviamente se organizó todo para que esa navidad fuera de las mejores, eso y que a Colonello se le ocurrió algo maravilloso para molestar a su querido amigo.

La amistad era tan bonita.

Fue Lal quien secuestró por unos momentos a Leon, sacándolo de su siesta de la tarde para susurrarle el plan, además, fue Lambo quien consiguió su instrumento supremo para ese día, y lo demás fue cuestión de confiar en las habilidades del pequeño camaleón y su suerte.

La fiesta empezó, el discurso de siempre, los saludos, la comida, regalos, todo como dictaban los planes, o así pareció hasta que algo muy pequeño cambió el curso de toda la calmada danza en la que algunos participaban en medio del salón.

 

—Hace tiempo que no lo veía, Reborn-san —sonrió la ya no tan pequeña Yuni, hermosa mujercita que sonreía con dulzura.

—Te ves muy bien, ¿te tratan como es correcto?

—Siempre —rio bajito antes de mirar al azabache con detenimiento.

—¿Qué sucede?

—Pues… —estaba sorprendida, pero también animada—, debo seguir con la tradición.

 

Reborn se quedó en blanco al sentir los labios de aquella niña en su mejilla —para él, Yuni jamás dejaría de ser una niña—. No protestó, tampoco es como si fuera algo raro en países extranjeros, pero, aun así, algo extraño se sintió en todo ese asunto.

 

—Feliz navidad, Reborn-san.

 

Dejó de tomarle importancia cuando invitó a Yuni a danzar un ratito, apreciando la ligereza de la heredera para seguir la pieza y la conversación, contento de verla feliz y vivaz. Admitía que ver a aquella pequeña le traía buenos recuerdos de su pasado, así que siempre era agradable convivir con ella.

 

—Es una rara navidad.

 

Esta vez no reaccionó tan bien cuando besaron su mejilla de improvisto, lanzó un golpe que fue esquivado por aquella niebla idiota que solo reía entre dientes y después desapareció. Pero ni siquiera pudo castigar a Mukuro cuando los dudosos dedos de la otra niebla sujetaron sus hombros y un nuevo beso fue depositado en su mejilla faltante.

Eso ya se salió del rango normal.

Pero bueno, todos esos eran casos especiales.

 

—¡Qué atrevido eres, Reborn-chan!

—¿De qué hablas?

—No, no —Lussuria canturreó antes de sujetar la mano de Reborn y tirar de la misma para que giraran un par de veces—. Yo solo disfrutaré.

 

Reborn enfureció cuando aquel sol de Varia besó su mejilla, en una zona muy cerca de su labio superior, y no lo soportó más. ¡Al diablo la etiqueta! Persiguió a la mariposa por el salón. Sin embargo, no fue tan buena idea. Porque en medio de la gente tuvo un par de tentáculos que lo inmovilizaron, una sonrisa burlona que le dio mala espina, y después un beso de segundos que lo hizo rabiar.

 

—¡Qué carajos!

—Hacerte enojar es divertido —y antes de que lo asesinaran, Viper se deshizo en medio de la niebla.

—¡Vuelve aquí!

—Tienes labios sabor a fresa, ¿quién lo diría? —susurró la voz en un eco lejano.

 

No fue solo ese incidente, tuvo que aguantar muchos más, tantos que poco tardó en deducir que ese juego solo podía ser armado por alguien que no le tuviera pavor a su sed de sangre. Obviamente fue Colonello o Lal, así que se las iba a cobrar todas. Porque si bien la mayoría besó sus mejillas, hubo tres idiotas que se atrevieron a ir más allá.

 

—Los mataré —apretó los puños—. Lo juro.

 

No le importaba terminar con esa fiesta, ni siquiera le interesó ver la cara de espanto de las chicas, tomó su arma y salió en persecución de Viper, Skull, Lambo y Bianchi. Porque esos idiotas besaron sus labios sin permiso, cosa muy jodida porque ¡él quería que fuese jodida!

 

—Oh, Reborn —alguien le cortó el paso.

—A un lado, dame-Tsuna.

—¿Por qué estás tan enojado?

—No te interesa.

—Oh… ¿y por qué tienes un muérdago en la fedora? —señaló.

—¿Qué?

—Sí —sonrió antes de acariciar esa cinta con sus dedos—, ahí está.

 

Reborn lo entendió entonces y no pudo evitar formar una sonrisa casi aterradora en su rostro, además, después de tocar un poquito se fijó en que Leon no estaba y que el muérdago era el que le daba la sensación del peso acostumbrado en su fedora. ¡Esos hijos de puta se lo iban a pagar!

 

—Pero bueno —Reborn respiró profundo—, puedo sacarle provecho.

—¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Es un muérdago, dame-Tsuna —sonrió acercándose al castaño.

—Pues sí.

—Entonces —le sostuvo del mentón—, debo seguir con la tradición del mismo.

—¿Eh?

 

Tsuna se quedó paralizado cuando de la nada tenía a Reborn acorralándolo contra la pared, entró en pánico y no pudo hablar, no pudo evitar que los labios ajenos tomaran los suyos en un beso un tanto apresurado. Se encendió cual bombillo, sus manos le temblaron, y poco después empujó al adolescente.

 

—¡Reborn!

—Llevo un muérdago encima, así que debes besarme —sonrió.

—Pero yo…

—¿Qué tal uno más?

 

Reborn de verdad quería hacerlo, saborear esos labios de cereza, pero no pudo, porque una espada le amenazó la yugular. Rio entre dientes, divertido por la situación, porque conocía los motivos de aquella calmada criatura para volverse un asesino en potencia. Pero fue divertido, lo admitía. Y podía seguir siéndolo…

 

—Lo siento, pequeñín, pero Tsunayoshi es mi novio.

—No estoy en contra de las relaciones poli amorosas —se apartó del castaño para mirar a Yamamoto—, ¿qué me dices?

—Poli… —Takeshi empezó a reír divertido mientras alejaba su espada, consciente de la situación—. No creo que…

—Ahora tú debes besarme, Takeshi —Reborn sonrió de lado—, porque soy el chico del muérdago.

—Esto se puso raro —Tsuna rio nervioso.

—¡Oh! —el más alto sonrió antes de colocar su espada sobre su hombro derecho—. Está bien.

 

Sí, esa noche fue memorable.

 

 

 

Notas finales:

 

Un All x Reborn x All porque yolo~

XDDD

Diré que me divertí un chingo.

Krat los ama~

Besitos~


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