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SEGUNDO OMEGA por sombra_larga

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Notas del capitulo:

No saben el trabajo que me dio escribir este capítulo, nosé, siento que no quedaba como a mi me gusta, espero que lo disfruten:) 

*Naruto*

Habían pasado algunas semanas desde la desastrosa cena y un muro de silencio por orgullo se alzó entre Fugaku, Izuna y Madara, increíblemente también Hashirama se unió a esa causa, en palabras de Kakashi, esto era algo histórico, Fugaku nunca se enojaba con su madre, el único antecedente conocido fue cuando Fugaku tenía dos años y lo obligaron a empezar a utilizar el inodoro, la pelea solo duro unos días.

Esto le hacía sentirse cada vez peor, ninguno de sus compañeros le reclamaban, ni siquiera mencionaban el asunto, pero él sabía que ambos se sentían mal por el silencio de sus hijos, en especial Hashirama que desde esa noche tenía siempre un toque amargo de tristeza en su aroma.

Todo mejoro gracias a Kakashi, que una tarde llego en compañía de la pequeña Rin y jalando de paso a Obito, los tres ofrecieron una disculpa por no haber intercedido hasta entonces y aseguraron (Obito entre dientes) que aceptaban cualquier relación que tuviéramos, incluso recibí un incómodo abrazo por departe de Obito. Sorprendentemente a los días Mikoto se acercó con sus dos cachorros en brazos, y con simpleza y amabilidad me empezó a dar concejos sobre el embarazo, al mismo tiempo que me aventó a Sasuke en brazos, todos esto mientras la mujer ignoraba las insistentes llamadas que no dejaban de llegar a su celular con el nombre de Fugaku en la pantalla.

Ahora eran pasadas las siete de la noche, pero el sol aún se escondía lentamente entre las nubes, el aire era refrescante y las galletas de arroz con chocolate deliciosas. Sentía la respiración de Madara mover mis cabellos, suspire de placer, recargado contra su pecho con su cabeza sobre la mía y con Hashirama masajeándome los pies, no pude evitar empezar a ronronear sonoramente, sentí las mejillas rojas por la reacción de mi cuerpo, pero no quería retenerlo, me sentía malditamente bien y quería que mis compañeros se enteraran, supe que hice bien cuando los brazos de mi alfa se afianzaron más sobre mí ya no tan pequeño vientre de tres meses y cuando Hashirama dejo escapar una deliciosa risita.

Fue un pesado día de trabajo, lleno de reuniones que los hicieron quedarse hasta entrada la tarde, por lo que cuando al fin llegue a casa, solo tuve energía para quitarme el traje y ser arrastrado por Hashirama hasta su habitación, siendo esta vez seguido por Madara, los tres con piyamas,  pasando el tiempo entre platicas tontas y amenas, solo basto con hacer una pequeña mención de  como los pies se me estaban empezando a hinchar en los últimos días, no tuvo que decir más para que Hashirama corriera adentro de la casa para regresar con un aceite en las manos, fue jalado por Madara a su regazo y ya no se pudo mover más.

Los tres estábamos sentados desde hace horas en el piso exterior que pertenecía a la habitación de Hashirama, aquel que daba vista al hermoso jardín que era la obsesión del omega mayor, “cuida más este jardín que lo que cuido a sus hijos” mofaba siempre Madara, recibiendo como respuesta inmediata un manotazo del castaño.

Su mente se sentía borracha por todas las atenciones que estaba recibiendo, la casa podía incendiarse y él no se exaltaría en lo absoluto, las manos de Hashirama se resbalaban con ayuda de aceite y  oprimían con la fuerza suficiente para dejar su mente en blanco, pero no pudo evitar tensarse abochornado cuando el omega apretó un punto en específico en la planta su pie derecho, causando que los ronroneos se convirtieran en un ronco gemido, las manos morenas se detuvieron al instante.

-e-eso huele delicioso tebba ¿de qué es ese aceite?- hablar con claridad fue algo imposible, debido a la vergüenza que sentía, al no obtener más que silencio,  escondi el rostro entre las manos- perdón- no sabía porque me disculpaba pero sentía que necesitaba hacerlo.

-No tienes que disculparte Naruto, tranquilo, es normal, tu cuerpo está muy sensible- no muy convencido expando mis dedos viendo entre ellos el rostro igualmente sonrojado de Hashirama, el olor a lavanda y madera aumenta un poco cuando nuestras miradas se encuentran, el omega frente a mí no tiene la usual sonrisa amable, sino un rostro serio con un extraño brillo en los ojos, las manos que antes estaban solo en mis tobillos ahora suben hasta la pantorrilla.

Respingo cuando los brazos de Madara me atraen aún más contra su pecho, haciendo que mi trasero se pegue contra su entrepierna, tiemblo al sentir el inicio de una erección. No sé si era porque mi cuerpo se encontraba antes muy relajado, pero es ahora cuando me doy cuenta de las fuertes feromonas presentes en al aire, la madera y los cítricos danzan, envolviéndome fuertemente, se cuela por mi nariz y llega hasta mi bajo vientre que repentinamente se siente caliente.

-mmm tu hueles delicioso- el gruñido animal que suelta Madara al final de esa oración me hacen temblar, aprieto los muslos del hombre que se encuentran a lado de mis caderas, su nariz y labios se hunden en mi cuello haciéndome soltar un quejido, la lengua lo convierte en un gemido- acércate Hashirama- pocas veces Madara dejaba salir su voz de mando y que  lo hiciera ahora estaba causando un desastre en los pantalones de su piyama, puedo sentir claramente un hilo de lubricante se deslizarse por mi muslo cuando en silencio el omega mayor se acercó hundiendo igualmente su rostro en el otro lado de su cuello.

Con timidez puse mi mano en las hebras castañas cuando Hashirama se separó inseguro, pude ver la duda en los ojos, cole mi mano hasta su nuca impulsando a que las caricias bajen hasta mis clavículas donde recibí una traviesa mordida, ocupado por incitar al otro omega no me di cuenta de las acciones de Madara hasta que mi camisa fue abierta y sentí sus manos colarse desde la pequeña curva de mi estomago hasta mis hinchados pezones que apretó sin compasión.

-ahhhh n-no Madara, duele- al instante el agarre se suavizo ahora siendo suaves caricias en las puntas.

-no creo que solo duela- susurro mi alfa pasando una mano por el bulto de mis pantalones-deberías poner aceite aquí Hashirama- sus dedos dieron un pequeño jalón a mi pezón derecho haciéndome jadear con fuerza- para que no duela claro-

Por un momento lamente que los tiernos besos en mi cuello desaparecieran, pero estos fueron rápidamente reemplazados por dos delicadas manos embardunadas en aceite, que contrastaron de sobremanera con las del alfa, siendo esta vez caricias lentas, yendo de arriba abajo, aplastado solo lo justo jalándolos y rotándolos en los dedos, era definitivo, mis pantalones y ropa interior escurrían para este punto.

*Hashirama*

Mande al carajo las inseguridades y miles de preguntas que cruzaban por mi cabeza cuando la mano de Naruto se deslizo hasta mi muy despierta erección, luego analizaría si estábamos avanzando muy rápido.

Con ayuda del aceite disfrute pasar mis manos una y otra vez por esos botoncitos morenos e hinchados, más al sentir como el cuerpo canela se estremecía con cada tironcito, yo sabía lo que era tener esa parte del cuerpo sensible, y sabía que más que una caricia ruda lo que se necesitaba eran apretoncitos suaves, la marca en el cuello del otro omega llamo increíblemente mi atención,  no era como la mía, que ya tenía años sin ser renovada, apenas una marca blanquecina, la que Naruto portaba era de ese tono rojizo que enorgullecía a muchos omegas, ya que era una muestra de que sus alfas los marcaban seguido, pero eso no me importo en lo más mínimo cuando me acerque a dar una lamida y luego una mordidita, a penas mis dientes rosaron esa zona el cuerpo ajeno tembló de pies a cabeza, encogiéndose y echando la cabeza para atrás, fue como si una bala de feromonas fueran liberadas, el olor a canela era acompañado por uno más dulce, leche, el olor a maternidad.

-AHH…Hashirama- gimió Naruto, la bala de feromonas me penetro, invadió mi cerebro y me poseyó, hace años que no sentía ese ardor, parecido a los celos de mi juventud, sentía la humedad crecer en mi ropa interior volviendo mis muslos resbalosos.

Naruto giro su cabeza, me miró con los ojos nublado, las mejillas sonrojadas y la boca abierta, podía percibir como Madara aun sentado a espaldas de Naruto restregaba su erección en el trasero de este, mientras la mano que conocía tan bien se colaba por el piyama anaranjado, desapareciendo bajo la tela.

En un arrebato que seguramente pensaría dos y hasta tres veces en mis cuatro sentidos, pero todas las feromonas en el aire tenían mi mente en una rica bruma, me moví hasta quedar frente al otro omega, sosteniendo mi peso sobre mis rodillas, quedando flotando sobre el regazo de este, tome esas mejillas con tan curiosas marquitas  entre mis manos antes de cerrar los ojos y unir nuestros labios en un beso húmedo, lamí los belfos para luego adentrarme en esa boquita con sabor a galletas, temblé cuando las manos de Naruto se metieron debajo de mi yukata y ascendieron desde mis muslos hasta mis nalgas dando un gran apretón al final, atrayéndome, juntándonos aún más, haciendo que mi duro miembro chocara contra el pecho desnudo del omega más joven, la piel llena de aceite me hizo estremer.

Me separe de ese caliente beso cuando el frío azoto mi cuerpo de un segundo a otro, las manos de Madara abrieron bruscamente mi yukata, salte cuando al buscar la mirada de mi alfa, me encontré con esos ojos normalmente negros, ahora con toque rojizo y eso solo ocurría cuando Madara perdía definitivamente el control, fue así como concebimos a Sai, a pesar de nuestros planes de no tener más hijos.

-ahhhhhh- Naruto y yo gemimos con una asombrosa sincronía cuando nuestro alfa soltó de un momento a otro una oleada de feromonas, el normalmente suave olor a cítricos se volvió algo picoso por la sobreexcitación, fue demasiado, sentía las piernas temblorosas por la fuerte palpitación en mi entrada, sin poder evitarlo caí sentado sobre el regazo del rubio.

-desnúdate, ahora- no había sido la voz de mando, pero Naruto tembló como si lo fuera, con torpeza se terminó de quitar la playera mientras yo le ayudaba a bajarse los pantalones, las manos de Madara quitaron por completo mi yukata y en un arrebato que me arranco un jadeo, rompió mis boxers,  ambos desnudos y expuesto observamos en cámara lenta a Madara quitarse la yukata, para luego bajarse el boxer, dejando que su erección rebotara hasta chocar contra el trabajado abdomen- vamos adentro, no es bueno para el bebé estar a la intemperie-

-si no estuviera tan caliente te estaría molestando por esas palabras tan dulces tebba- como siempre Naruto no parecía importarle el ambiente y para ese momento solo atine a reírme mientras ayudaba al omega a levantarse a pesar de las protestas de este, cuando al fin estuvimos ambos de pie, uno frente al otro, fue ahí cuando la vergüenza parecía regresar a ambos, nuestros ojos se concentraron en el rostro del otro, no atreviéndonos a mirar más allá, el hecho de estar por primera vez desnudo frente a otra persona que no fuera Madara se me hizo totalmente consciente en este momento- eres muy bonito Hashirama- abrí grande los ojos ante las palabras dichas por el rubio que me sonreía dulcemente, recibí  un besito en la punta de los labios.

Estaba dudoso de creer esas palabras, después de todos su cuerpo ya no era el de un jovencito,  era el de un omega de cuarenta dos años, entrando al final de su etapa fértil y con cuatro hijos que sin duda dejaron marca en su cuerpo, tenía estrías en el estómago y pecho, así como flácidas ciertas áreas que de hecho siempre intentaba evitar que Madara observara de más, pero ahora ahí estaba, como kami-sama lo trajo al mundo y lo más sorprendente es que en verdad podía observar deseo en esos bellos ojos azules, perteneciente a ese hermoso omega que estaba seguro muchos alfas deseaban.

Nuevamente unimos nuestros labios, me lleno de ternura sentir la pancita contra mi propio abdomen y temblé cuando las pequeñas manos se aventuraron nuevamente a mis nalgas, donde un dedo travieso se hundió en mi agujero que para ese momento resbalo con enorme facilidad.

Dudando un poco deslice mis manos por esa suave piel, me alivie un poco al encontrar esa esa entrada tan o hasta más mojada que la mía, ambos suspiramos cuando nuestras erecciones se encontraron, tímidamente moví  mi cadera buscando más contacto, suspiramos al mismo tiempo cuando ambos agregamos otro dedo.

Se sentía tan bien, demasiado caliente, los dedos dentro mío se movían sin cesar, nuestras lenguas se encontraron, exprimí entre mis manos esos glúteos que ahora se encontraban llenos de fluidos, el dulce aroma de leche y canela solo hacia más que aumentar, hundí mi nariz en el cuello canela, succionando y mordiendo la piel sin miedo.

El jalón en mi brazo me saco un grito.

*Madara*

Mi erección dolía como el demonio, la imagen de las dos omegas besándose era demasiado para mi salud mental, quería unirme, pero también quería que ambos disfrutaran su momento, que conocieran sus cuerpos, yo conocía el de ambos, podía esperar, masturbe mi durísima erección unas cuantas veces sintiendo que comenzaba a gotear, pero ver esos dedos desaparecer en las entradas contrarias fue la gota que derramo el vaso.

En un cerrar de ojos arrastre a ambos al cuarto, aventando a Hashirama a su cama y reclinando suavemente a Naruto lo acomode a su lado.

-continúen- dije con un enorme esfuerzo, hace tiempo que mis colmillos se asomaron y el fuerte olor que mis omegas desprendían solo me hacía salivar.  Para reforzar mi orden acerque sus rostros con ayuda de mis manos.

Sin prestarme más atención ambos siguieron mi orden acercando una vez más sus rostros, uniendo sus bocas, los chasquidos de besos resonaban por todo el cuarto, y las traviesas manos no tardaron en recorrer el cuerpo ajeno, la piel canela y morena se fundían, Hashirama pareció tomar la iniciativa cuando se colocó sobre Naruto, la cara de éxtasis del rubio cuando su esposo absorbió su pezón izquierdo me trajo a la vida.

Con mi pene a punto de explotar me acerque al trasero de Hashirama, que se mostraba en todo su esplendor al estar el reclinado sobre el cuerpo del omega menor, hundí mis rostro sin dudar en esos pares manjares, la humedad era tanta que por mi barbilla corrió un chorrito de lubricante cuando apuñale con mi lengua la rosada entrada, disfrute de beber de esa dulce esencia que hace tanto no probaba, si algo me volvía siempre loco, era poder probar el lubricante de Hashirama, cosa que muy pocas veces me dejaba debido a lo pudoroso que resultaba su esposo en algunas ocasiones.

-ya mételo ahh… Madara- por lo que ahora solo podía preguntarse dónde acabo su decoroso esposo y quien era este sensual omega, amaba a su recatado esposo, pero el Hashirama entregado lo iba a matar.

Sin pensarlo tomé mi pene guiándolo a la chorreante entrada viéndolo desaparecer por completo, soltando un suspiro, aliviando al fin esa latente necesidad de ser apretado por esas paredes de carne, moví la cadera suavemente, apenas sacando la punta, apretando la piel morena que veía a mi alcance, la espalda sudada ondulaba con cada estocada, los gemidos de Hashirama eran desesperados, pero quería disfrutar al máximo este momento.

-ya no lo tortures así tebba- la voz de Naruto salió de manera ronca, a penas con aliento, lo vi por sobre el hombro Hashirama, ahí estaba, el desnudo cuerpo canela que solo recordaba en sueños, solo lo había tomado una vez, en esta ocasión todo sería diferente, no habría culpa, o al menos eso esperaba.

Sin dejar de balancear las caderas recorrí con la mirada ese zorruno rostro sonrojado, bajando por el delicado cuello, pasando por los hinchados pezones y llegando a la suave cuerva que eran sus hijos, su alfa aulló en orgullo.

-Madara…ah… por favor- podía ver los brazos de Hashirama temblar al estar aguantando su peso para no aplastar el vientre de su omega rubio, conmoviéndome jale el cuerpo moreno dejándolo de espaldas a la cama, tome las dos piernas y las subí sobre mis muslos, metiéndome de lleno-AHH-

*Naruto*

En silencio vi como los dos cuerpos frente mío se sumieron en una danza de besos y caricias, era asombroso ver como se complementaban, como antes de que uno se moviera el otro correspondía su acción, como Madara parecía conocer cada punto de placer sobre Hashirama, como ambas caderas se movía al compás, podía ver perfectamente el gran miembro salir y ser tragado nuevamente.

Ambos eran completamente hermosos, la cabellera de Hashirama se regaba por toda la cama, esparciendo su dulce aroma y el cabello de Madara era una cortina que cubría por completo a Hashirama, no podía creer que esos dos hombres estuvieran interesados en él, un omega salido de los barrios bajos, sin tipo de educación sobre el mundo de alcurnia donde ellos vivían.

-acércate, Naruto- sin dudarlo obedecí, aceptando la mano que Hashirama me ofrecía, Madara había detenido las duras estocadas, limitándose a mover las caderas suavemente, el cuerpo de Hashirama temblaba y pequeños gemidos salían de boca, pero aun así mantuvo su mirada firme sobre la mía-ven- me jalo hasta quedarme sentado sobre su pecho.

-ah…Hashirama n-no- Mi cara se calentó tanto que podría fácilmente explotar, las manos del otro omega me tomaron de las nalgas y me movió hasta que mi trasero quedo encima de su cara, para enseguida sentir una lengua comenzar a atacar mi entrada -ahhhhh- el musculo dentro de mí hacia maravillas, sin querer moví mis caderas, intentando que llegara más profundo, un poco frustrado.

-creo que Naruto quiera más que tu lengua Hashirama- con una facilidad increíble Madara me alzo para dejarme sentado sobre la pelvis del Hashirama, con vergüenza vi como este quitaba con la mano el exceso de lubricante de su barbilla-¿verdad Naruto?-

Con pena asentí, balanceado la cadera para rozar el pene erecto del otro omega, Madara beso mi marca, las manos de Hashirama apretaron la carne de mis caderas.

No lo pensé cuando tome el miembro y me empale de una, gimiendo por la satisfacción de al fin tener algo dentro de mí. Sonreí cuando Hashirama hecho la cabeza hacia atrás, un hilo de saliva resbalo por su barbilla.

Los tres sabíamos que no duraríamos más, por lo que sin esperar más comencé a saltar encima  de la erección, sentía el cuerpo de Madara moverse tras de mí, de vez en cuando algunos besos torpes eran depositados en mi nuca.

-mmmm ahh, ya no puedo- Hashirama enterró los dedos en mis muslos, desesperado moví las caderas, disfrutando de la imagen del otro omega, sudado y con los ojos vidriosos.

-y-yo tampoco tebba- apenas terminé la frase oí el gruñido animal de Madara tras mío, sus caninos se enterraron en mi nuca, fue demasiado.

Por unos segundos quede ciego por la ola de calor que nos envolvió, la conexión fue tan estrecha que su respiración se volvió la mía, su orgasmo se volvió el mío.

Cuando al fin abrí los ojos estaba contra el pecho Hashirama, que aun tenía los ojos cerrados, Madara continuaba detrás de mío, ambos estaban conectados por el nudo, los podía sentir entre mis piernas.  Después de un rato al fin pude hablar.

-¿Qué mierda fue eso tebba?- mis dos compañeros estallaron en risa.

*Hashirama*

Adolorido me sobe la cadera lo más discretamente posible, en verdad quería sentarme a descansar un rato, pero tenía demasiadas tareas por hacer aún. Esta noche se llevaría a cabo la cena de compromiso de Naruto y Madara, un evento que el rubio había querido evitar, algo que el entendía, si había algo que aborrecía eran los eventos de las familias adineradas de Konoha, pero el más que nadie sabía que era algo obligatorio, si querían a Naruto de formar permanente en la familia Uchiha.

Ya que una cosa eran los eventos de trabajo que Madara tenía en ciertas ocasiones del año, y a los cuales seguro el rubio lo había acompañado en alguna ocasión. Pero otra cosa eran las reuniones familiares, a las cuales asistían todas la esposas e hijos, estos eran un verdadero nido de víboras, que de una manera u otra infundían en la empresa de su esposo al ser la opinión de los omegas de los demás empresarios casi siempre un punto importante en las relaciones de nuevos negocios.

La familia Senju y Uchiha eran de los apellidos más antiguos y poderosos entre la alta sociedad, con algún que otro escándalo, como lo fue en su tiempo la relación de mis propios padres, o cuando él y Madara siendo adolescentes chocaron el carro contra la fuente de la familia Hyuga.

Pero en general eran una familia que mantenía sus problemas en secreto, manejándoles de manera discreta, tenían una imagen intachable ante la sociedad, él podía enorgulleceré por ser reconocido por dar las mejores fiestas, la invitación para la fiesta de invierno de la familia Uchiha-Senju era algo que todos siempre esperaban recibir.

Estaba seguro de que la invitación que nunca esperaron fue para el compromiso de Uchiha Madara con Uzumaki Naruto.

Hashirama rogaba para que todo resultara con relativa calma, por una parte, se sentía un poco culpable, ya que esto se debió haber llevado a cabo mucho antes, pero por su situación y a petición de Naruto atrasaron todo esperando que las cosas mejoraran un poco con sus hijos.

Por lo que cuando Madara le comento que, si estaba bien con la fiesta de compromiso, el no dudo en ofrecerse a ayudar con la organización, después de todo el rubio estaba embarazado y tenía un trabajo de jornada completa, y si él podía quitarle un poco de peso al omega menor lo haría.

Su corazón se encogía un poco cuando recordaba como casi todas las mañanas Naruto se vestía con ayuda de Madara entre vómitos, yo me limitaba a quedarme acostado intentando controlar las náuseas. Tanto yo como mi esposo le insistimos a Naruto para que se quedara a descansar, pero el cabezota siempre contestaba que su trabajo era primero y que no le iba a dar derecho a los demás empleados para hablaran mal de él.

-no dejare que los demás duden de mí capacidad solo porque estoy embarazado del jefe tebba-

Meses atrás no fui considerado, solo tenía ojos para mi autocompasión, no me había puesto en los zapatos de Naruto, pero ahora sabía que todo debe haber sido difícil, era un omega sin familia, joven y las habladurías era algo que el rubio iba a tener que enfrentar, pero él y su esposo estarían ahí para apoyarlo.

Suspire con irritación cuando un empleado tiro por accidente unos de los floreros que decoraban el salón de la casa Senju, no se rompió al ser de plata, pero todo el contenido se derramo.

-perdone Hashirama-sama- se disculpó enseguida el muchachito.

-no hay problema, solo corre por un trapeador antes de que algo se caiga- más cansado que antes me masajee el cuello intentado no tocar la mordida recién hecha que tenía en la nuca.

Solo recordar las intensas sesiones de sexo de los últimos días le hacía sonrojarse. Sin embargo un extraño placer y tranquilidad se había instalado en él, el lazo con su esposo nunca fue tan estrecho como hasta ahora y agradecía al rubio por eso.

Los empleados corrían de un lado a otro, poniendo manteles y puliendo la vajilla, los decoradores esparcían flores de aquí allá, y el cocinero no dejaba de traerme pruebas de canapés.

Si hace algunos años, alguien me hubiera dicho que estaría organizando la fiesta de compromiso para el futuro esposo de mi esposo, seguramente me hubiera puesto a llorar, pero ahora solo podía esperar deseoso porque los dos llegaran del trabajo, para poder refugiarse entre sus brazos y darle mimos a la pancita del rubio.


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