Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestra Trágica Historia de Amor - Soukoku por Kurai Akuma

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

La vida en el bosque otorgaba paz a cada criatura que habitaba dentro de este, existía un equilibrio perfecto para la perfecta convivencia de los animales y los espíritus. 

 

A la distancia se podía escuchar la caída de agua de la imponente  cascada, las aves con su hermosa canción resonaban durante cada mañana y las hojas de los árboles se movían rozando entre estas con delicadeza antes de caer al verde césped debido a la suave brisa del viento veraniego, todo eso y más era simplemente un maravilloso espectáculo para el pelirrojo y su cachorro. 

 

Después de su boda, Dazai como un obsequio más le había regalado un collar con una una hermosa piedra que poseía una transcripción a un idioma que desconocía, según su ahora esposo esta lo protegería de cualquier peligro que se encontrará acechando desde las sombras pues aún creía que en algún momento los cazadores continuarían su búsqueda. 

 

Aunque Nakahara nunca dejó de lado aquella gema que colgaba en su cuello si paso por alto las palabras del castaño sobre salir y continuar explorando más allá del río. 

 

El mayor error que pudo cometer en esa vida. 

 

Estaban solos en casa, su esposo había tomado la decisión de ir a los pueblos cercanos para reabastecerse de alimentos además que quería conseguir un juguete que su hijo pudiera usar, no le tomaría más de un par de horas en regresar, el tiempo necesario para que el pelirrojo saliera con su pequeño, le mostrará su antiguo hogar y volver antes que el zorro. 

 

- mira Fumiya - señalo el río que se encontraba tan tranquilo e incluso había peces que nadaban en dirección a la montaña - aquí conocí a tu papá - sonrió con emoción mientras los recuerdos lo inundaban pues todas sus primeras veces habían sido ahí 

 

Se sentó en la hierba con su cachorro entre sus piernas con el único fin de que pudiera ver y sentir a la naturaleza 

 

- sabes lo mejor que me pudo haber pasado fue conocer a tu papi, lo amo tanto - tomó las manitas del bebé viéndolo señalar la fresca agua y los insectos que volaban sobre las rocas - tu vas a ser como él, deberás cuidar el bosque y a los animales, yo estaré aquí para enseñarte junto con tu papi, crecerás para ser un zorro fuerte y grande - acarició sus pequeñas orejitas viéndolo reír y balbucear, pronto diría sus primeras palabras 

 

- deberíamos volver no debí desobedecer a Dazai el solo lo hace por nuestro bien - se puso de pie observando por última vez el horizonte, los restos de donde alguna vez existió un pueblo habían desaparecido, la madera quemada había sido reemplazada por la vegetación que recuperaba su territorio de los humanos - vamos 

 

Estaba dispuesto a emprender la marcha hasta que unas voces y el relinchar de los caballos llamaron su atención, habían vuelto por él. 

 

Intento alejarse lo más rápido de ahí, corrió entre las ramas y los arbustos cubriendo a su hijo entre sus brazos para evitar que se lastimara pero ellos lo habían visto y pronto lo alcanzarían. 

 

De pronto los llantos llenaron ese páramo - tranquilo Fumiya no llores todo va a estar bien - se oculto tras un gran árbol cerrando sus ojos con fuerza rogando a los dioses que no lo encontraran  más ellos no intervinieron. 

 

Una figura se poso sobre su lado apuntándole con su espada por inercia se levantó para correr pero al estar en una pendiente resbaló y cayó de forma brusca sobre las piedras dándole así un poco de ventaja 

 

- tranquilo mi amor estas bien, estas bien - completamente asustado se apresuró a revisar a su cachorro, había intentado protegerlo con su cuerpo para que él no recibiera ni siquiera un rasguño y para su fortuna su idea funcionó, ya que solo lloraba porque estaba asustado aunque no entendiera nada de lo que ocurría a su alrededor. 

 

Volvió a correr, ir al camino era peligroso y quedarse en ese lugar también, era cuestión de minutos para que lo encontraran 

 

- lo siento mi amor, lo siento tanto - lágrimas bajaron por sus mejillas, era su culpa que ahora estuvieran en ese peligro y lo único que podía hacer era servir como carnada, ocultar a su pequeño hijo y correr para que su ex prometido lo siguiera. 

 

Un tronco hueco fue lo mejor que encontró, lo recosto acomodando las mantas debajo suyo y le entregó el collar que lo mantendría a salvo - vas a estar bien mi bebé - se inclinó posando su frente con la de el infante mientras sonreía con dolor - volveré por ti - tras cubrirlo con ramas y hojas secas continuó corriendo en busca de sus agresores. 

 

Pocos metros avanzó cuando los encontró, se dirigió a la dirección contraria a la que el pequeño castaño permanecía, pero no pasó mucho tiempo antes de verse rodeado por seis hombres y sus caballos 

 

- por fin te encontré Chuuya- el sacerdote habló, el hombre de cabellos del mismo color de la noche y que alguna vez llegó al acuerdo de matrimonio con él - pero ve como has terminado ¿que pensaría tu padre de ti? 

 

- no me interesa lo que mi padre piense, a ese maldito nunca le importe - se mantuvo firmé, no mostro miedo o debilidad 

 

El azabache bajo de su caballo acercándose a paso lento al de menor altura soltandole una fuerte bofetada que provocó que cayera al suelo 

 

- realmente has causado muchos problemas Chuuya, estuve buscandote por tanto tiempo y al final descubro que te enamoraste de un demonio y engendraste a su hijo, sabes bien que eso era pecado - lo tomó sin rastros de delicadeza del cabello para que elevará la mirada y poder ver esos zafiros tan brillantes que reflejaban temor absoluto 

 

- no es un demonio, tampoco un pecado si los dioses nos han dado su aprobación- se puso de pie cuando su antiguo prometido lo obligo a levantarse - ustedes son los demonios, destruyen todo lo que ven a su paso 

 

- ya cierra la boca - un segundo golpe en el rostro hizo que su labio se abriera dejando que un poco de sangre bajara por la comisura de este- la cuestión es que como no veo arrepentimiento en ti además de que ocultaste a tu cachorro vas a morir por mi espada, así que si me dices donde está te perdonaré la vida- 

 

- no lo haré - limpio el líquido carmesí de su rostro dando un largo suspiro antes de sacar el cuchillo que ocultaba en su cinto y lanzarse al mayor, iba a matarlo pero su esfuerzo fue inútil pues el contrario al ser más alto y fuerte con solo sostener su mano lo detuvo

 

- siempre fuiste tan impulsivo y hermoso, es una lastima que deba matarte- presionó con fuerza su muñeca para que soltara el arma blanca escuchandose un quejido de dolor - después de eso buscare al engendro que pariste y lo llevaré al río para ahogarlo, será un sacrificio para los espíritus y así perdonen tus pecados 

 

- ¡no! no lo encontraran Dazai viene en camino - ya era tarde y había dejado una nota en la cama, su esposo a esas alturas ya debió salir a buscarlos 

 

- entonces debo apresurarme- todo paso muy rápido, desenvaino la espada atravesando su delgado abdomen provocando un daño irreparable a los órganos internos. 

 

Nakahara sintió un fuerte dolor que le arrebató el aire de sus pulmones, no podía respirar, se ahogaba con su propia sangre al comenzarla a escupir pero nada de eso importó porque el principal pensamiento que daba vueltas en su cabeza era su hijo, al zorro que no vería crecer, que no le diría cuanto lo amaba, no vería sus primeros pasos, sus primeras palabras, pero también abandonaba al hombre que amo con su entero ser después de que prometió que pasarían la eternidad juntos. 

 

Su cuerpo cayó salpicando el césped con su sangre, intento arrastarse para salir de ahí pero era imposible, todos había acabado, solo cerro sus ojos dejándose llevar por los fríos brazos de la muerte. 

 

- lo siento, pero tu lo elegiste- iba a volver a su caballo para continuar la búsqueda del recién nacido pero una criatura se acercaba a toda prisa entre los matorrales, el espíritu zorro había llegado. 

 

El corazón del castaño se detuvo, a paso lento se acercó al cuerpo inerte y sin vida de su esposo, se tiro de rodillas delante suyo para tomarlo entre sus brazos mientras se deshacía en lágrimas dando un fuerte alarido de dolor. 

 

- tu provocaste esto, por tu culpa a muerto-  los seis hombres apuntaron con sus arcos al zorro dispuestos a matarlo, dejarlo vivo era demasiado riesgo para ellos y su pueblo 

 

- perdoname mi Chuchu, otra vez llegue tarde- depósito un dulce beso sobre su frente antes de reincorporarse y atacar. 

 

La sangre salpicaba las flores, los gritos de desesperación hicieron eco por todo el páramo, de manera rápida el castaño, envuelto en su dolor, asesino a cada uno de los presentes como venganza de haberle arrebatado a su mayor amor, no tuvo piedad, a ninguno dejó escapar. 

 

Se detuvo un segundo a ver aquella escena, siete cadáveres contando el del pelirrojo y ni un rastro de su hijo

 

- Fumiya- cargo entre sus brazos el cuerpo de su amado comenzando la rápida búsqueda de su hijo, pero nada, no podía perderlo también a él, entonces los gritos de un bebé se escucharon entre los árboles y en un tronco que fue cortado lo vio, lloraba y movía sus manitas exigiendo atención

 

Colocó sobre el suelo a la madre del zorro menor para poder tomar entre sus brazos a su cría

 

No resistió más, estaba roto, complemente destrozado, de solo verlo podía pensar en la sonrisa que alguna Chuuya le dedicó, la alegría que lo llenaba  por la familia que formaron y al final lo perdió todo por culpa de los humanos. 

 

¿Que la diría ahora a su hijo? Ni siquiera se sentía capaz de cuidarlo pero tampoco podía abandonarlo a su suerte, pues era el legado del pelirrojo, lo único que le quedaba de un amor tan puro y sincero. 

 

- todo está bien, estoy aquí mi hijo- 

 

El sol fue oculto por las nubes oscuras, las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre el inmenso bosque como si los dioses también lloraran por la muerte de Nakahara. 

 

Al final solo volvió a casa. 

 

Esa misma tarde Odasaku se encargó de darle un digno funeral, enterraron su cuerpo cerca del río, en el mismo lugar en donde se conocieron, donde se juraron amor eterno y donde ahora sólo quedaba la promesa de que en su momento se volverían a encontrar. 

 

〰🔸〰

 

Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses en años, estuvo en cada momento a lado de su hijo, siempre le habló de su madre y de cuanto el pelirrojo lo amaba, una vez al mes iban a donde su cuerpo permanecía en un sueño profundo y lugar en el que un hermoso árbol de cerezo creció. 

 

- hola Chuchu otra vez somos nosotros - dejaron un ramo de rosas blancas sobre la lápida de piedra mientras leía una y otra vez las palabras sobre estas. 

 

- hola mamá - 

 

Ambos zorros se sentaron a un lado para observar el inmenso bosque, para recordar como todo inicio aquel día en que el destino los unió y terminó convirtiéndose en una trágica historia de amor. 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).