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Butterflies II (Versión padres) por CaedesDarkParadaise

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Notas del capitulo:

Aquí está el capítulo. ¡Disfrutadlo!

Harry esperó pacientemente a que su padre se vistiera y desayunara para poder sentarse juntos en el salón. Él debía estar atento y escuchar la historia completa. James había dejado un poco de tiempo no solo para fastidiar a su hijo y ceder sus nervios, sino para recordar al mínimo detalle todo lo que había ocurrido. ¡Por merlín habían pasado siglos! ¿¡Como pretendía que se acordara de todo!? Además, él solo tenía su versión y de las demás solo suponía o se había quedado con lo que ellos le habían contado. Y sabiendo que su hijo mayor quería saberlo T-O-D-O y tomar consejo de ello, se propuso dárselo con la mayor honestidad posible. Y por supuesto, con los testigos principales: Sus mejores amigos.

- Papá, empiezas o...

- Un poco de paciencia, hijo.- le tranquilizó James esperando que el primer testigo se presentase.- No empezaremos por mi, me temo. Sabes Harry, yo también tengo un poco de curiosidad por saber que ocurrió.- levantó las cejas, sugerentemente. Harry se sonrojó.- En su totalidad.

- ¡Papá!- chilló.- No quiero saber eso.

James se rió fuertemente.

- ¿Ya estás atormentando a tu hijo, cornamenta?

La voz de Remus salió de la chimenea. Apareció vestido muy elegantemente, el cabello peinado hacía atrás, con una sonrisa de oreja a oreja, pero calmado y con un aire de cansancio por su última luna llena. James se apresuró a saludarle con un abrazo y Harry hizo lo mismo aunque estuviera avergonzado. Su papá había llamado al papá de la persona que amaba.

- Siento haberte avisado tan de improviso, lunático.- James fue a servirle un vaso de whisky.- Pero mi hijo me hizo una petición de la que no me podía negar y necesitaba tu ayuda y la de todos.

- ¿Así?- Remus atravesó con su mirada a Harry que se sonrojo aún más.- ¿De que se trata?

- Quieren repetir la misma historia.- le explicó James.- La del concurso.

Y para sorpresa de ambos, Remus se sonrojó como un loco.

- Oh-oh, merlín.- James le dio una palmada en el hombro.- Eso...bueno...- se rió tontamente.- Es una larga historia.

- Por favor, lunático.- le suplicó Harry.- Quiero declararme a alguien. Y sabiendo que os funcionó, yo también quiero correr con la misma suerte. Él me gusta mucho.

- ¿Él?- sus ojos ambarinos se entrecerraron, sospechoso.- ¿Es alguien que conozco?

"Tú le diste a luz"- pensó Harry bajando la cabeza.

- Vamos, vamos, lunático, no atormentes a mi hijo.- volvió a palmearle el hombro salvando a su hijo de que lunático se lo comiera vivo. Era muy bueno para sacar los secretos.- ¿Nos ayudaras?

Lunático asintió.- Lo haré. Os contaré lo que sucedió.

- ¿Con pelos y señales?

James lo miró pícaramente.

- ¡Papá!

Y Remus le devolvió la mirada a su amigo.

- Con pelos y señales.

- ¡Remus!

Remus comenzó a recavar en sus recuerdos.

El joven Remus Lupin no había estado tan asustado en su vida. Él estaba seguro de que lo había hecho bien, la coreografía ensayada al mínimo, tanto que tendría dolor de pies por el resto de la eternidad, la canción cantada, aunque habían roto muchas ventanas y vasos en el proceso, así que debían dar las gracias a Lily por aplicarles ese hechizo de voz; el vestuario era genial, sus sentimientos...lo eran todo. ¡Merlín! ¡Incluso había logrado mantener alejado a Canuto por Snape! Y ahora...ahora estaba muerto por culpa de esa horda de fans locos del gran comedor. ¿Porque Lucius no lo miró siquiera? Él era su destino, él lo quería, su lobo lo quería. Lo supo desde el primer momento en que lo vio. Su primer encuentro lo tenía guardado en la memoria como si hubiera sido ayer.

- ¡Eh, no corráis tan rápido!- En su cuarto año, un Remus aún más niño iba tras sus amigos, anteayer había sido luna llena y no estaba en sus mejores días. Estaba pálido, ojeroso y sus fuerzas se estaba recobrando. Sus amigos estaban tan distraídos pasándose las pelotas de quidditch que habían "tomado prestado" que no se habían dado cuenta que él se quedaba atrás.- Son...son unos locos. ¿Porque me siento tan cansado?

Ya iría después con ellos.

Remus se apoyó en la pared, sentía que la cabeza le iba a explotar y tenía la sensación de que se iba a desmayar. ¿Por que su lobo estaba teniendo esas sensaciones tan extrañas? ¿Algo en él estaba cambiando? Nunca antes lo había hecho. ¿Porque ahora? ¿Por...?

- ¡Eh, tú!

Unos brazos fuertes le tomaron de la cintura y el cuerpo débil de Remus fue alzado en vilo.

- No pesas nada.- una voz gruñona hizo estremecer al lobo dentro de él. ¿Que es ese olor? Era el olor de la lluvia con cierto regusto a chocolate. Remus se sintió inmediatamente atraído por esa persona. Entreabriendo sus ojos, avistó unos ojos grises eléctricos que le derritieron el corazón. ¡Es él! Su lobo aulló, eufórico. Así que era eso lo que estaba sintiendo. Él era su destinado.- ¿Quien eres, mocoso?

Oh. Eso era nuevo.

- ¿No comes mucho o que?- le espetó.- ¿No sabes cuidarte? Te puedo cargar como si fueras una pluma. Aunque debo admitir que tu rostro no es horrible.

Oh. Ahí va otra vez.

- ¡Lunático! ¡Remus! ¡Amigo!

Remus no pudo mantenerse despierto mucho tiempo, solo ver como esos ojos lo traspasaban y sus mechones rubio platino le tocaban suavemente las mejillas le robó el aliento.

- ¿Qu-quién...eres?

Su destinado abrió la boca, pero...

- ¿¡Que estás haciendo con Remus, Malfoy!?

Fue todo lo que pudo oír antes de caer rendido.

Malfoy, Malfoy, Malfoy...

Esa fue la primera vez que estuvo tan cerca de él, pensó, y también la última. Remus era muy tímido, no podía acercarse a él tan fácilmente, así que se contentó con verlo desde lejos. Hasta ese día en que corrieron los rumores de que Lucius Malfoy estaba comprometido con Narcissa Black. Ni Sirius daba de sí. Más Lily, pues Remus conocía la verdadera naturaleza de los sentimientos de la pelirroja. Y un día después el director propuso un concurso de talentos. Lo vieron muy claro.

¡Todo se ha ido al traste!

"De todos modos, ¿dónde estoy?", se preguntó Remus cuando se aventuró a abrir los ojos. Esa no era su cama, ni esa su habitación. Aunque tenía puesta la misma ropa. Dicha habitación era oscura; las sabanas eran grises, de seda, se dijo al sentir el tacto suave, y de muy buena calidad. Y juraría que las almohadas tenían plumas en vez de algodón del malo. Remus se agitó. ¡Era una cama antigua de dosel! Esto parecía pertenecer a alguien muy rico. Divisó las pesadas cortinas y un escritorio al fondo del cuarto. Si, muy rico, pero también muy lúgubre.- "¿Y que estoy haciendo aquí?"

Se temía lo peor. ¿Y si el que lo había secuestrado era un loco, un asesino o peor aún, un zoofílico?

Remus se quitó esa idea absurda en la cabeza.

"¿Que estará haciendo Lucius?"

¡Que tonto había sido! Ni una mirada de amor le había regalado, solo asombro y molestia.

- Deja de pensar tanto, lobito.- Remus se enderezó de golpe al oír una voz conocida.- Pensar demasiado no te ha llevado a nada bueno.

En una esquina, apareciendo desde las sombras, vio algo que le estremeció de pies a cabeza. ¡A Lucius Malfoy en calzoncillos! O peor aún, a Lucius Malfoy. Él de por sí era lo último que esperaba ver. Estaba llevando solo unos boxers negros que se deslizaban por sus caderas y su pecho lampiño contrastaba con el color. Y sus ojos...

Remus apretó los labios.

¿Querían devorarlo? ¿Quería matarlo? ¿O quería comérselo a besos?

Él rezó para que fuera esto último.

- ¿Malfoy?- su tono de voz salió ronco.- ¿Tu me has secuestrado?

- ¿Secuestrado?- comenzó a acercarse a la cama muy despacio.- Yo no diría secuestro. Te he salvado, Lupin.

- ¿Salvado? ¿Te refieres a los locos del Gran comedor?

- Si.- dijo casi gruñendo.- Pero esto no hubiera pasado si tú no hubieras cometido la imprudencia de hacer vulgaridades en el escenario. No te lo pienso perdonar, Lupin.

¿Perdonar?

Remus veía el rostro de Lucius cada vez más cerca.

- ¿Donde estamos, Malfoy?

- En Malfoy Manor.

- ¿¡Que!?- Remus tuvo un dolor repentino de cabeza.- ¿Que hago yo aquí?

Lucius se subió a los pies de la cama, estirando su cuerpo sobre él y Remus se contuvo de tocar su piel. Estaba tan guapo con el cabello suelto y esa sonrisa ladina que temió que fuera otra de sus fantasías sin cumplir.

- Adivínalo, lobito.- apartó las sabanas de golpe.- ¿Porque crees que te he traído hasta aquí?

- No lo sé.

- ¿No lo sabes?

Los dedos de Lucius acariciaron el contorno de sus labios con detenimiento.

- ¿Sabes, lobito, que me has estado volviendo loco durante años?

Remus se puso rojo a rabiar.

- ¿Yo...yo a ti?

- Si.- acercó sus labios a su mejilla y posó su boca sobre ella haciendo que Remus deseara más.- ¿Sabes cuantas veces me he masturbado en esta cama pensando en ti?

"- ¡Espera, espera, espera!- Harry paró de golpe el recuerdo de Remus. Estaba azorado y James miraba a su hijo con una grata diversión.- ¡No era una información que quería oír del señor Malfoy!¡Yo solo quería oír como te declaraste a él!

Remus cuadró los hombros y se relajó en el sofá.

- Pero...- empezó.-...me han dicho que lo dijera con pelos y señales.- miró a Harry con una sonrisa suave.- Habrá mas momentos intensos, mini cornamenta, sobre todo viniendo de mi querido esposo, ¿podrás soportarlos?

- Harry, cariño.- le dijo James tomando su mano y haciendo que lo mirara.- Necesitas saber como ellos se declararon para que tomes referencias. Lo mas fácil es el concurso, lo más difícil siempre es declararse. Además, date cuenta. Gracias a esto conocerás algunos trucos.

- Pero no precisamente viniendo del papá de....- se cortó bruscamente.

- ¿Papá de quién?- Remus lo sabía. James estaba seguro de ello. Su amigo no era tonto. Harry se sentó otra vez muy sonrojado.- ¿Sigo?

- Por favor, tío Lunático.

Remus sonrió, complacido y regreso a su pasado."

¡OH-POR-MERLÍN!

Trago en seco sintiendo las manos pálidas y grandes, aunque finas de Lucius tocando el interior de sus muslos. El contraste de ambas pieles se hizo notoria, Remus temió que iba a desmayarse otra vez. ¿Estaba acaso en un mundo paralelo? ¿Pero que dices Remus? ¿No era con lo que habías soñado?

- Y no solo en esta cama.- susurró en su oído.- Mi cama en las mazmorras esta profanada por tu culpa.

Eso no podía ser verdad.

- ¿Me quieres a mi?- Él se atragantó.- ¿Me deseas?

- Desde hace mucho tiempo.

Se quedó sin aliento y dispuesto a no perder el tiempo rodeó con sus brazos el cuello de Lucius, quién asombrado por su osadía, dejo que él se subiera encima de su regazo. Remus apoyó su cabeza en su cuello y aspiro el aroma de su piel. Lucius gruñó cuando sintió la caricia de su nariz navegando en la piel de su barbilla. El gryffindor miró sus labios con deseo. ¡Por fin lo tenia en sus brazos!

- Tenemos que hablar, Remus.- susurró Lucius distraído por los movimientos sugerentes que hacia Remus sobre su miembro duro.- No...aún no, Remus.- Lo tomó de la cintura, pero él no se apartó. Lupin no estaba ayudando.- No seas un lobito desobediente.

- Eso quieres de mi, ¿mi obediencia?- rozó su boca con la del Malfoy.- ¿Eso quieres?

- No sabes lo que estás haciendo, lobito.- murmuró atrapando su labio.- No sabes cuanto tiempo me he estado aguantando.

Y lo último que hizo Remus acabó por destrozar la fuerza de voluntad de Lucius.- No lo hagas.

- ¡Maldición!

Eso era el mayor deseo de Remus. Besar sus labios y derretirse en él. El vacío que sentía se estaba aplacando y una vez que se unieran jamás podría separarse de él, al menos que este lo rechazara. Entonces él moriría. El lobo decidió olvidar ese pensamiento. Lucius atrapó su cuerpo encerrándolo en sus brazos y fundió su boca con la suya. Ambos gimieron al sentir sus erecciones rozándose impunemente.

- Lobo.- gruñó. Frotó con fuerza y Remus jadeó fuertemente. A estas alturas su erección estaba dura como una roca.- Mañana no podrás levantarte, te lo juro.

Sus palabras fueron el mejor remedio para que Remus se mantuviera deseoso y a la espera de las acciones de su serpiente.

Lucius lo tumbó sobre su cama manteniendo sus brazos sobre su cabeza y atrapando sus muñecas para que no pudiera tocarlo. Sus dedos hábiles comenzaron a quitar los botones de su camisa entreabierta y rozo sus pezones sonrojados.

- Aghh.- gimió Remus.-...Lucius...

Eso solo incitó al slytherin a desplazarse por su cuerpo y quitar cada capa de ropa hasta que la piel cremosa de su lobito quedó expuesta. Lamiéndose los labios, incitándolo con su pasión, desencadenó en Remus miles de espamos que recorrieron sus miembros adormecidos. Y el punto culminante llegó cuando sus manos buscaron su polla despierta.

- Lucius.- jadeó.

Sus ojos grises lo miraron, ya no eran de ese color, ahora lo embargaba una negrura profunda.

- Has jugado con fuego, lobito.- gruñó besándolo apasionadamente. Aquello lo dejo sin aliento.- Hoy te voy a enseñar a respetarme. Y será la última vez que pienses que puedes hacer lo que quieras. Estoy muy cabreado, añadiendo que te deseo por encima de la razón lo convierte en una razón explosiva, ¿no crees?- Hundió sus dientes en su cuello. Remus dio otro jadeo más fuerte.- Mi marca permanecerá en tu cuerpo, Remus. Eres mío, espero que lo recuerdes bien.

Su lobo interior meneaba la cola de un lado a otro como un perrito obediente, pero Remus quería más.

Mucho más.

- Mi cuerpo puede pertenecerte, Lucius.- murmuró muy cerca de su oído y se deshizo de los calzoncillos de su amante para deseo de este.- Pero mi corazón, ¿que ocurre con mi corazón?

Lucius frenó su mano que se dirigía a su polla ansiosa.

- ¿Que ocurre con tu corazón?

- ¿También te pertenece?- le pregunta con una angustia repentina.

- No me hagas perder la paciencia, Remus.- sus manos atraparon su polla y empezaron a masturbarla.- Tu me perteneces.

Oh, merlín.

Su corazón dio un salto.

Lucius atacó de nuevo y por fin ambas erecciones se rozaron dándose un placer indescriptible. "Maldición", pensaron los dos antes de devorarse con hambre y conocer el cuerpo del otro. Mordida, tras lamida, tras beso y Remus era una masa de lujuria sin precedentes.

- Me voy a correr, Lucius.- El Slytherin no dejaba de mover su mano.- ¡No pares, Lucius!

- Eres un lobito lujurioso.- murmuró sobre sus labios.

Y Remus explotó en mil pedazos.

- Ahora Remus serás más complaciente.- le dijo al borde de la excitación.- Porque aún no ha llegado lo mejor.

"En el salón, un James Potter y su hijo miraban a Remus Lupin con la boca abierta.

- ¡Por merlín, Remus!- James tuvo que abanicarse porque inexplicablemente había subido la temperatura en la habitación.- Harry, cariño. Abre esa ventana.

Harry todo sonrojado, obedeció.

Con parsimonia, el aire entró dándoles a sus rostros calientes un poco de fresco. Remus parecía algo complacido y divertido, a la vez. E incluso el susodicho tenia las mejillas arreboladas por rememorar lo que ocurrió.

- No mentí.- dijo con un encogimientos de hombros, pero hasta él tuvo problemas para volver su rostro a la normalidad.- Lucius es muy fogoso y...

- ¡Ahhhhh!- gritó Harry tapándose los oídos.- ¡No puedo oír más! ¡Lo siento!

Y como un bólido salió de la habitación tras las risas de su papá y tio.

- Gracias, Remus.- dijo James, divertido.- Por tu culpa va a tener pesadillas esta noche.

- Le gusta mi Draco, ¿no es así?

James echó una carcajada.

- No se te pierde nada.- Fue a buscar un vaso de whisky de fuego.- ¿Quieres otra?

- Por favor.- le dijo devolviéndole el vaso.- Bueno, entonces...

- ¿¡Se puede saber porque mi pequeño cornamenta esta rojo como un cangrejo!?- Sirius Black entró por la puerta con el cabello húmedo y echado hacía atrás.- Si le habéis explicado como hacer bebés solo voy a plantear mi estupefacción por no haber sido el primero al que tenías que haber llamado.- Se sentó al lado de Remus, que rió con suavidad.- ¿Enserio? ¿Has llamado a Moony? ¿Acaso no solo hace la postura del misionero?

Remus levantó una ceja.

- Cuidado, Sirius, puedes quedarte haciendo toda la vida la postura del misionero si no cierras esa bocaza de perro.- le advirtió con un siseo. Sirius empalideció y alzó las manos.- Además, mi Lucius es muy bueno en la cama.

- Ese slytherin.- siseó Sirius de vuelta.

- El lobo muerde.- aulló James sirviéndole un vaso a su amigo.- En realidad, querido amigo, Remus nos estaba contando a mi y a mi hijo como acabó teniendo entre sus piernas a esa serpiente arrastrada de Lucius Malfoy

- ¡Oye!- se indignó Remus.

- Ohhhh.- dijo Sirius prestando atención.- Eso suena interesante. Siempre me ha dado curiosidad conocer toda la historia.

- Para mi es mas de lo mismo.- afirmó James y luego miró a Sirius detenidamente.- ¿Se puede saber porque estás mojado?

- Para tu información.- comentó con aire de sabiondo.- Mi querido esposo y yo nos hemos pasado una hora metidos en la ducha.- James hizo una mueca de asco. Aún le costaba imaginarse a Severus desnudo.- Soy más pasa que hombre.

- Ughhh.- Remus se aclaró la garganta. A veces él tampoco podía imaginarse a Severus desnudo, menos ver el trasero de Sirius.- Mejor continuo.

- ¡Si!- James saltó sobre su asiento e hizo que Sirius se sentara.- Y después quiero oír la historia de Canuto, aunque eso implique saber como es Snape en las horas oscuras.

Sirius chasqueó la lengua.

- Pues te llevarías una sorpresa.

James se estremeció.

- Sigo.- Le hicieron un resumen a Sirius del principio y volvió donde estaba."

¡Aquel momento era el que tanto había soñado! Remus Lupin sentía su cuerpo laxo, sin vida, aunque lo mejor no había llegado. Lucius estuvo de acuerdo cuando empezó a masturbar su propia polla y Remus tuvo un pequeño mareo. Contemplar a Lucius desnudo, excitado y sudoroso era inimaginable ayer, pero ahora...

- Has sido muy bueno. Querría tener esos bonitos labios en mi polla, sin embargo no aguantaré si no te tengo.- acarició su trasero con deseo.- Tengo que prepararte o no podré entrar.

- ¡Oh, Lucius!- Remus mantuvo su rostro oculto cuando el primer dedo entró, sin embargo gracias a que su lobo estaba excitadísimo y completamente abierto estaba seguro de poder recibir lo que quisiera darle.-...Hazlo...

- Esta bien.- gruñó abriendo mas sus piernas.- Has nacido para mi, Remus, y tu cuerpo me conoce.

No sabía si eran sus palabras o sus toques ardientes pero podría morir esa noche y sería el día más feliz de su vida.

Apenas fueron unos segundos, Lucius y Remus se enredaron con sus piernas y brazos, y ya supo que estaba listo. Lucius introdujo su miembro en Remus sin esperas y este gritó de placer y dolor.

- Remus.- graznó embistiéndolo.

Y Remus jadeaba y gemía como un poseso.

- Más...más Lucius...¡Lucius!

- ¡Maldición!

Ambos cayeron exhaustos, Lucius sobre su Remus y el Gryffindor cobijandolo en su pecho.

- Ha sido grandioso.- murmuró Remus extasiado mientras jugaba con mechones de su cabello suave. Y de repente, Remus abrió los ojos dándose cuenta de algo.- ¡No usamos protecciones, Lucius!

El Slytherin lo miró con ojos perezosos.

- ¿Y?

Remus lo miró boquiabierto.

¿Tan poco le importaba?

- ¿No te das cuenta, serpiente loca, que estoy en esos años en los que soy condenadamente fértil?- escupió molesto. Su lobo interno asintió con él.- Mi varita, mi varita...

Lucius lo frenó.

- Quédate quieto, lobito.- masculló.- Tu única obligación es mimarme.

- Lucius.- susurró sin creérselo.

- Si te quedas embarazado, no será un problema para mí.- encogió sus hombros y lo abrazo por la cintura.- No es algo que no iba a suceder después.

Su amante se quedó sin habla.

- ¿Que me estas queriendo decir?

Él tragó en seco.

- Lo que has oído.- beso sus labios.- Descansa un poco y luego te haré el amor de nuevo.

Con esa esperanza vibrando en su pecho dejó que Lucius los cubriera con una manta y juntos cayeron dormidos. No muchas horas después, una vez que dejaron de amarse por quinta vez, Remus Lupin se levantaba de la cama dejando a un Lucius profundamente dormido. Él no podía dormir. Estaba demasiado feliz.

- Joder.- gimoteó por tu trasero adolorido.- Tendré que tomar pociones.

Decidió pasear un rato y tomar un poco de té si encontraba la cocina, así que poniéndose la bata de Lucius bajó rápidamente por las escaleras y rezó por no perderse en esa gran casa.

"¿Y sus padres?", se dijo de pronto mirando a los costados del pasillo, "¿Que haré si me descubren aquí? Será mejor que vuelva."

Pero algo llamó su atención, la puerta de la biblioteca estaba entreabierta y a Remus le picaron los dedos al ver la cantidad de libros en las estanterías.

- No creo que le importe si cojo un libro.

Pasó media hora buscando y buscando libros, y deleitándose con las primeras ediciones. Para él era como un día de Navidad. Cansado, se sentó un momento en el escritorio y mirando la cantidad de papeles desordenados con curiosidad encontró algo que hizo que su corazón se rompiera. Hecho una furia subió rápidamente a la habitación de Malfoy.

- ¿¡Que significa esto!? ¿¡Te vas a casar!?- Su lobo aulló de pena. Lucius se levantó de la cama, desnudo y exaltado, y contempló los papeles que había esparcido en la cama.- ¿¡Pensabas usarme y dejarme tirado!?

¿Que había sido lo de antes? ¿Falsas palabras?

- No, lobito.- Lucius empalideció.- No es lo que tu crees.

- ¿¡Y que significan estos papeles de compromiso!? ¡Te casas en dos días!- su voz se distorsiono de dolor.- Será mejor que me vaya.

Lucius bajó de la cama y se encaminó a él tal como estaba. El rostro enrojecido de Remus por el llanto y el dolor en sus ojos, quebró la poca entereza que Lucius había logrado reunir. ¡A la mierda el orgullo Malfoy!

- ¡Ni se te ocurra, Remus!- Lo tomó de su brazo y tiró de él para aferrar su cintura. Remus mantuvo sus lágrimas a raya, aunque quería dejarlas ir.- No te dejaré ir jamás. Eres mío. El compromiso está cancelado, no me casaré con Narcissa. ¿Que quieres que haga para que no te vayas? ¿Me arrodillo?

Remus no estaba preparado para aquella imagen. Lucius Malfoy había puesto sus rodillas en el suelo y lo miraba con seguridad y decisión, no había vergüenza en sus acciones. Una lágrima se deslizo por su mejilla y Lucius gimió.

- No llores, por favor.- le pidió.- Quiero que esto te demuestre cuanto me importas y cuanto te quiero, lobito.- A Remus se le cortó la respiración.- ¡Mírame! Mi abuelo se estará retorciendo en su tumba por verme así. Imagínate lo poco que me importa. Créeme, cariño.

- ¿Me quieres?

- Con toda mi alma.- respondió sin dudar.

Y Remus se arrojó a sus brazos en los cuales por su terquedad y curiosidad no debió haber salido.

- Oh, Lucius. Quiero contarte algo.- Se sentaron al pie de la cama o más bien Lucius lo sentó en su regazo.- Por como me has estado llamando, he intuido que sabes que soy un lobo y raramente no me ha llevado a la desconfianza.

- Si, lo sé, y no me importa.- dijo con su típico orgullo.

- Gracias.- se sonrojó.- Lo que quería decir es que al cumplir cierta edad, un lobo encuentra a su destinado. Mi destinado.

El ceño de Lucius se frunció ligeramente.

- ¿Que quieres decir, Remus? ¿Que tienes otra pareja? ¿¡Quien es!? ¡No lo voy a permitir!

Su rabia, posesividad y celos le hizo avergonzarse.

- Cálmate, Lucius.- le pidió besando sus labios tiernamente.- No estoy buscando a mi destinado porque ya lo encontré.

Entonces el porte de Lucius tomó un aire presuntuoso y arrogante al darse cuenta.

- Entiendo.- golpeó su muslo y se levantó tomando otra de sus batas.- Eso solo hace más fáciles las cosas. Aunque tengo que aclarar otro asunto, Remus.

- ¿Cuál?

- Ese numerito que hicisteis antes, en el gran comedor, ¿a que venía?

El lobo ocultó su vergüenza detrás de sus manos.

- Queríamos atraeros, a los slytherin.- aclaró al notar el enfado de Lucius.- Mis amigos y yo.

- Ya veo. Y montasteis toda esta locura, arreglasteis vuestro aspecto y os exhibisteis.

- Si.- murmuró.- Queríamos declararnos y yo quería mostrarme a ti.- bajó la cabeza.- Que no me ignoraras.

- Nunca te he ignorado, ni siquiera la primera vez que te vi. Aquella tarde...

- Cuando me desmayé.- terminó por él.

Lucius asintió.

- Te vi y lo supe.

- Han pasado casi dos años.

- Me mantuve vigilandote todo ese tiempo, nadie iba a tener lo que era mio.

- ¿Y tu, Lucius?- le espetó, celoso.- No has sido precisamente casto.

- Te equivocas, querido.- le sonrió ladinamente.- He sido igual de casto que tú, aunque mi padre me pusiera chicas sangre pura delante de los ojos.

- ¿Enserio?

- Si, pequeño.

No lo podía creer. Él y Lucius habían perdido la virginidad juntos.

- Siempre lo supe.- dijo Lucius mirándole con amor.

- Te amo, Lucius.- confesó Remus abriendo sus brazos y atrapando su rostro entre sus manos.- No sabes cuanto.

- No hagas de mi un sensiblón gryffindor.- bufó y sus ojos lo atravesaron como un puñal furioso. "Que bipolar" se dijo, divertido.- ¡Ah! Quiero advertirte algo.- Remus levantó una ceja.- Si vuelves a bailar de esa manera tan indecente frente a otros hombres soy capaz de ponerte una correa, lobito.

- ¿Ah, si?- Remus se quitó la bata.- Inténtalo.

Esa noche no solo su lobo rugió.

- ¡Aghhhhh!- De vuelta al salón, Sirius se tapó los oídos con una mueca de asco mientras James hacía una similar.- Me cuesta pensar en esa serpiente siendo dulce.

- Mi Lucius es tierno.- gruñó Remus, y en bajo añadió.- A veces.

- Te tiene comiendo de su mano.- resopló James.

- ¿A mi? Mira quien habla.

Y Sirius para picar a James, dijo:

- ¿No fuiste tú, cornamenta, quien no dejaba de lloriquear por que su esposo se había ido de viaje de negocios?

James se indignó.

- ¡Se fue un mes entero! ¡Un mes! ¡Es un mes sin sexo!

- ¡Información innecesaria!

- ¡Tú cállate, Sirius! ¡Snape te tiene cogido por...- De pronto la hija pequeña de James se asomó por la puerta, los saludó y se fue.-...la correa! Mi pobre niña no puede oír palabrotas, se queda con todo.- se quejó.- Ayer dijo una palabra que no repetiré y mi querido esposo casi me corta los...- bajó la voz.- Ya sabéis.

- Resumiendo.- encogiéndose de hombros, Remus sacó una barra de chocolate.- Mi Lucius es el mejor en la cama.

- ¡No es así!- gritaron Sirius y James molestos.- Tom/Severus lo es. ¡No es así!- y siguió James.- ¿¡Y porque no nos cuentas tu historia y lo demuestras!?

- ¡Ahora mismo!- chilló Sirius.

Remus sabía que aquello no acabaría bien.

 

Notas finales:

¡Hasta la próxima!


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