Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Yo los declaro marido y Menma por shiki1221

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holis :D No me he olvidado de esta historia. He estado adelantando capítulos y hoy subiré 3 nuevos. En dos semanas puede que suba una actualización o un nuevo fic MCM porque siempre intento aportar al #ViernesdeMCM en el grupo Shhh narusasu sasunaru

Cap 3: Fin de semana juntos

Charasuke apretaba su puño con gran intensidad. Jamás había imaginado que llegaría a semejante encrucijada teniendo que enfrentarse a alguien tan descorazonado como para involucrar a niños en una batalla legal. Las deudas o pecados de los padres no deberían ser pagados por los hijos. Después de todo los niños, eran completamente inocentes y no tenían la culpa de nada, pues no eran ellos quienes tomaban las decisiones. Eran los adultos, los padres o tutores, quienes elegían lo que consideraban mejor para la familia en general. Fue en ese momento que Uchiha se dio cuenta de que no tenía madera de padre. Habían pasado apenas unos pocos años y ya estaba teniendo que renunciar a sus hijos. Miró suplicante a su cobrador e intentó convencerlo poniendo ojitos de cachorro triste. Una jugada que por lo general conseguía ablandar a cualquiera. Menos a la excepción delante suyo.

―Págame ―exigió con clara impaciencia en su voz.

―Pero… ―dijo Charasuke dubitativo aferrándose a su pequeño―. Es mi hijo, no puedes llevártelo.

―Eso debiste pensar antes de endeudarte conmigo ―cortó de manera tajante arrebatándole al primogénito del Uchiha―. Ahora es mío finalmente ―celebró con malicia mientras el moreno dejaba caer su cabeza contra la mesa completamente derrotado.

―Ya, ya, no te deprimas por eso ―ordenó Menma antes de darle un pequeño golpe en la cabeza al moreno―. No puedes seguir lloriqueando sólo por un hijo ficticio.

―¡¿Es que no ves el problema?! ―exclamó Uchiha alzando la cabeza señalando a su pequeño primo quien tenía en la mano un muñequito―. Mi primo se llevó a mi primogénito sólo porque no le pagué el préstamo. ¡Es despiadado! ―gritó viendo como el menor le sacaba la lengua―. ¿Y desde cuándo en el monopoly se puede pagar con tus hijos? ―interrogó con confusión.

Tras aquella charla dada acerca del nuevo estatus de Charasuke como papá legal de Naruto, prepararon la cena sin volver a tocar el tema. Para los adultos era algo estresante pensar en cómo harían para mentir ante la ley. Ya habían dado un paso que hubieran preferido dejar para el final o incluso evitar. Al moreno no se le quitaba el mal sabor de boca al ver la ilusión en los ojos azules del pequeño rubio. Lo último que deseaba era lastimarlo con su mentira, pero tampoco deseaba perderlo. Que su custodia fuese dada a Hinata probablemente significaría que él jamás podría verlo. A Menma le dolería mucho, pero podía hacer ejercer su derecho como padre e irlo a visitar. Empero, ¿él? Él no tenía vela en ese entierro, pero no podía quedarse callado cuando veía a su protegido involucrado en una lucha que jamás debió tomarlo como rehén.

Queriendo evitar lo máximo posible el tema buscaron la manera de distraer sus propias mentes. La parte buena de convivir con niños era que ellos en su inocencia eran capaces de dispersar el estrés de los mayores aun sin proponérselo. Al terminar la cena, limpiaron la mesa y se dispusieron a jugar al monopoly. A los menores no se les hacía nada particularmente extraño. Ellos solían disfrutar mucho de aquellos juegos de mesa con los adultos, quienes se tomaban muy en serio sus respectivos papeles. Aunque el famoso juego de cartas “uno” probablemente debería ser tachado de sus opciones, pues podría llevarlos a un divorcio. Nada destruía a la familia y a los grupos de amigos como aquellas cartas de colores. Se podían superar y perdonar muchas cosas en esta vida, pero un +4 justo cuando gritas “uno” era una afrenta demasiado seria.

―Es tu culpa por tener tres hijos y no tener con qué mantenerlos ―dijo Sasuke acomodando su nueva adquisición junto a su fortuna.

―No se pudo evitar, sólo tiré un dado y ¡pum! Caigo en el casillero de “te casas y tienes tres hijos” ―habló mostrando la tarjeta que le había tocado―. ¿Qué tan productivo soy que le hice tres hijos de una sola vez? ―preguntó bufando con fastidio―. Debería haber una tarjeta de “lo das en adopción” ―murmuró dejándose caer en su silla.

―¿Si las cosas se ponen difíciles regalas a tu hijo? ―interrogó Menma a modo de broma.

―Sin dudas tendría una vida mejor ―respondió Charasuke encogiéndose de hombros.

―Y por eso ahora es mío ―afirmó su primo con gran alegría para tratarse del pequeño y serio Sasuke.

―Lo tuyo es explotación infantil, ¿cómo pretendes ser abogado quebrantando la ley? Se supone que debes defenderla ―habló el mayor de los morenos intentando dejar una buena enseñanza.

―Si voy a ser abogado debo saber doblar la ley sin romperla ―repitió el menor aquella frase que alguna vez oyó, pero no recordaba donde.

―Lo tuyo no es doblar, es violar salvajemente acuerdos, tratados y derechos universales ―susurró su familiar recibiendo un pellizco a escondidas.

Los ojos negros del adulto se fijaron en el responsable del pellizco y lo observó queriendo asesinarlo. No entendía qué había hecho para ganarse ese pellizco, pero tras ver el movimiento de cabeza de Menma apuntando a los niños con rostros confundidos reparó en sus palabras. Si bien no dijo nada incorrecto, la palabra usada al expresarse podría interpretarse de manera errada. Se quiso morder la lengua por no medirse lo suficiente. Y nuevamente pensó en lo poco apto que era para ser padre. De por sí tenía esos deslices, ―corregibles sólo con la ayuda de Menma―, ¡no quería imaginarse como sería si tuviera que ser un buen ejemplo las veinticuatro horas del día! Jamás había conocido la palabra “ansiedad”, pero sentía que comenzaba a experimentarla. Se alteraba con facilidad por cualquier mínimo error y su cabeza se llenaba de escenarios catastróficos donde su ineptitud le arruinaba la vida al rubio. Viendo que su amigo se quedaba en blanco, Menma decidió salvar la situación y hacer que los niños olvidaran preguntar por aquella palabra cuyo significado desconocían, pero que no tardarían en preguntarles.

―¿Quieren jugar videojuegos? ―preguntó el hombre de ojos claros levantándose de la mesa―. No creo que Charasuke soporte que su primo siga esclavizando a sus hijos para pagar sus deudas.

Tal y como predijo, los infantes no tardaron mucho en bajarse de sus sillas y correr en dirección a la sala. Allí tenían la televisión y la X-box 360 lista para ser usada. La encendieron y comenzaron una partida mientras gritaban que ellos irían primero y el ganador jugaría contra uno de los adultos. Charasuke volvió a poner su frente sobre la mesa mientras Menma le acariciaba la espalda dándole consuelo. Avisó a los menores que pronto se les unirían y que esperarían a ser avisados sobre el ganador. Cuando los sonidos del juego llegaron a sus oídos aprovechó para hablar con su amigo. Generalmente el azabache no tenía demasiados problemas, pero ahora lo notaba tenso por una simple palabra.

―Hey, si sigues así vas a preocupar a los niños ―avisó el de ojos claros intentando que el otro respondiera.

―Dime la verdad, Menma ―pidió el otro hombre mirándolo con seriedad sin despegar su rostro de la mesa―. ¿Tú en verdad crees que yo pueda ser padre? ―interrogó con dudas.

Charasuke tenía nervios al hacer esa pregunta debido a lo que implicaba. No quería que su mejor amigo pensara que él no deseaba ser tutor de Naruto. Lo deseaba. En verdad quería hacerlo y darle la seguridad de que la felicidad del pequeño no sería alterada, pero tenía miedo. Apenas si podía dirigir su propia vida y le pedían ayudar a guiar y proteger a otro. Era mucha responsabilidad y cada error suyo podría terminar en desastre. Por su parte, Uzumaki no tenía dudas sobre los sentimientos de Charasuke hacia los niños. Lo conocía lo suficiente para saber lo mucho que le gustaban. Él era del tipo de bomberos que incluso iban al hospital junto a las víctimas de los incendios que ellos rescataban. Genuinamente quería saber que todo salía bien para los supervivientes. No obstante, una cosa era el trabajo y otra la vida personal. En lo segundo, no podía decir que fuera confiable al ciento por ciento, pero decirlo podría hacerlo retractarse de su acuerdo.

―¡Lo sabía no confías en mí! ―exclamó el moreno alterado tras el prolongado silencio de su amigo―. No te culpo, ni yo confío en mí mismo ―agregó con tristeza.

―No, no, no es eso ―negó repetidas veces intentando arreglar el malentendido.

―Debemos terminar la farsa antes de que inicie ―propuso Charasuke alterado levantándose de la mesa, listo para ir a solucionar lo dicho a los niños.

―¡No, Charasuke, quédate quieto! ―ordenó el de ojos azules mientras lo sujetaba desde donde lo alcanzó a apresar: la cintura.

El moreno dejó de forcejear por la impresión, la cual fue aprovechada por el otro para obligarlo a sentarse en sus piernas. Lo rodeó con sus brazos para evitar que ese playboy intentara escaparse sin escucharlo. Ese idiota siempre era demasiado impulsivo y si una idea se le metía en la cabeza luego era imposible removerla de allí. Menma utilizó su propio cuerpo para mantener los brazos de su amigo aprisionados entre el pecho de ambos y acercó su rostro al contrario para hablarle sin elevar la voz. Los ojos negros lo vieron sorprendido por la manera de ser sujetado. Aunque no le era raro que usara el “abrazo de oso” con él, lo cierto es que no recordaba cuando fue la última vez que recibió uno. De hecho, ni siquiera era capaz de recordar cuál era el motivo de esos abrazos de oso. Se mantuvo estático esperando a que dijera algo para romper el silencio entre ellos.

―Mira tú no eres padre y no sabes cómo serlo ―habló Menma con un tono serio―. Pero ¿te digo algo? Nadie lo sabe. Yo tampoco sabía hacerlo y cada día me pregunto si lo estoy haciendo bien ―explicó mirándolo con una sonrisa―. Puedes ir aprendiendo. Yo no es que sepa demasiado, pero puedo ayudarte a adaptarte e iremos resolviendo todo juntos, ¿de acuerdo? ―preguntó viéndolo con una expresión comprensiva.

El azabache lo miró con una sonrisa un poco más confiada. Era atípico ver a Menma admitiendo no saber algo, pero le gustaba. Le ofrecía trabajar juntos para un bien común tal y como sucedía cuando trabajaban en los incendios. Eso sin dudas lo hacía sentirse en más confianza. Al sentirse mejor abrazó a su compañero mientras respiraba aliviado con su rostro apoyado en el hombro contrario. Uzumaki lo dejó hacer. Necesitaba tranquilidad y si él podía dársela, con gusto lo haría. La mano del trigueño se deslizó por la espalda del más pálido dándole cariño. Cerró los ojos un momento aspirando el aroma de aquellos cabellos ébanos tan cercanos a su nariz, mas al abrirlos se encontró con los niños mirándolo. Su hijo tenía una sonrisa traviesa, pero el pequeño Uchiha lo miraba con advertencia. “Seguro que Itachi le dijo algo”. Pensó con sospecha. De otra manera no se explicaba la razón de ser mal visto sólo por un abrazo inocente.

―¿Qué sucede? ―preguntó Charasuke separándose un poco de su amigo para mirar hacia donde estaban los recién llegados.

―¿Por qué están tan cerca? ―interrogó el menor de los Uchiha con un gesto severo similar al que ponía Itachi cuando algo no le gustaba.

―Tonto ―se burló el rubio a su lado mientras le palmeaba la cabeza con la mano dándose aires de ser mayor o más maduro que el de ojos noche―. Es porque son novios, es normal que se abracen, besen y duerman juntos. Eso hacen los papis cuando se quieren mucho. Aunque tú eres muy joven para entender ese tipo de cosas ttebayo ―afirmó con un tono condescendiente tal que hizo enervar al joven azabache.

―¡Tonto tú! Tenemos la misma edad ―reclamó dándole un manotazo para quitar las del otro de encima suyo―. Mi torpe primo tiene cara de estar triste, ¿qué le hizo tu papá?

―¿Mi papá? ―interrogó el pequeño rubio con completa indignación por esa acusación―. Mi padre jamás le haría algo malo.

―Si tu papá es tan bueno ¿por qué no tienes mamá? ―cuestionó Sasuke habiendo cruzado límites que no debía.

―¡Sasuke! ―gritó alarmado Charasuke separándose de su mejor amigo para ir deprisa más cerca de los infantes. Los ojos azules comenzaron a empañarse de lágrimas amenazando con romper en llanto.

―Por… porque… ―balbuceó el menor con dificultad mientras soltaba algunos hipidos de llanto.

―Naruto ―murmuró su padre con pena por la situación. Luego sus ojos se achicaron con molestia contra el otro moreno.

Esa situación era muy delicada para ellos. Tal vez fue un error haber contraído matrimonio debido al embarazo no planeado de la Hyuga. No, error no era la palabra con la cual quería referirse a su amado hijo. No hallaba palabras capaces de describir correctamente lo sucedido. Su relación con Hinata se había dado de una manera tan vertiginosa que apenas podía registrar momentos memorables con ella. Ni siquiera su boda la vio como algo de valor sentimental. Fue casi un trámite para ligarlos legalmente y punto. Luego estuvieron casados unos pocos meses antes del nacimiento de Naruto, pero desde el mismo, ella mostró poco interés en el recién nacido. Evitaba lo máximo posible el contacto con él. No se levantaba en la noche a arrullarlo si lloraba, no le preparaba sus comidas especiales para bebé y ni siquiera le daba pecho como correspondía. Tuvo que ir al pediatra a pedir que le recetara una fórmula para suplir la carencia de una figura materna. Fueron momento extremadamente duros, pero valieron la pena. Todo lo valía por el bienestar de Naruto. ¿Y ese pequeño demonio venía a hacerlo sentir mal con semejante comentario fuera de lugar?

―Ambos se callan ahora mismo ―ordenó Charasuke con una voz tan seria que incluso Menma contuvo las palabras que estaba pensando en soltar contra Sasuke por el calor del momento.

―Pe… pero ―tartamudeo Sasuke al ver lo que había ocasionado.

No se necesitaba ser un genio como para saber que había metido la pata al tener a Naruto casi llorando, a su primo serio y a Menma queriendo matarlo con la mirada.

―Sasuke lo que dijiste fue muy cruel, ¿por qué lo hiciste? ―interrogó Charasuke viéndolo sin perder la severidad en su expresión―. Y nada de mentiras. Me daré cuenta si lo haces.

Menma permanecía atento a lo que ese mocoso fuera a decir. Estaba listo para llamar a Mikoto y pedirle que se lleve a su hijo a la brevedad y de ser posible no se le volviera a acercar a Naruto. No pensaba tolerar semejante ataque verbal en su propia casa ni porque se tratara de un simple niño. Estaba demasiado tenso últimamente con Hinata amenazando con llevarse lo único bueno que surgió del matrimonio entre ellos. Su paciencia estaba en limites peligrosamente bajos y ahora todo se complicaba por la mentira de Charasuke y sus inseguridades. Era mucho con qué lidiar. Lo último que le apetecía era rebuscar algo de templanza. Sasuke miró a su mejor amigo viendo como algunas lágrimas ya habían logrado escapar de sus ojos. Además se le estaban irritando a causa de la constante fricción de sus manos al limpiarse la cara con brusquedad. El menor de los Uchiha volvió su vista hacia su primo unos momentos y luego la desvió hacia el suelo. Aunque estuviera siendo honesto, le daba vergüenza lo que tendría que admitir.

―¿Y si terminan odiándose también? ―preguntó el pequeño de cabellos oscuros―. Oí que la mamá del Dobe y Menma-san fueron novios y todo iba bien, pero se casaron y ahora se odian. ¿Y si les pasa eso? ―interrogó juntando sus manos nerviosamente retorciendo el borde inferior de su camiseta―. ¿Y si ustedes se separan y abandonas a Naruto como su mamá?

―¿No era que te preocupaba que pudiera ser malo con Naru-chan? ―cuestionó Charasuke con un gesto un poco más comprensivo.

―Sí, si se separan y se odian, otra vez el Dobe será abandonado ―confesó el más joven con un notorio sonrojo en sus mejillas―. Prometiste ser bueno con él, pero ¿Menma-san te cuidara y serán felices para siempre juntos?

Habían muchas cosas que se le escapaban al entendimiento de Sasuke. Después de todo sólo era un niño de siete años, pero tenía claro que sería un problema para su mejor amigo si Charasuke también lo dejaba. Suficiente tenía el blondo con otros niños riéndose de que no tuviera mamá como para volver a ser abandonado. Y aunque su primo se portara bien, ¿y si Menma le hacía enojar como pasó con su esposa? En los cuentos que les leían la madrastra llegaba cuando la mamá moría. En este caso era diferente. La mamá se había ido y no sabían por qué. Jamás les habían explicado los motivos de la madre de Naruto para irse lejos. Así que Sasuke razonó en qué circunstancias él dejaría de ver a alguien. Su conclusión fue que cuando le hicieran algo malo. Tenía compañeros de clases a los que evitaba por molestos, por meterse con Naruto y a las niñas por pesadas. ¿Y si él también tenía que alejarse del Dobe si Charasuke se alejaba de Menma? Mientras estaba jugando con el blondo estuvieron hablando del noviazgo de los adultos y el más joven de los Uzumaki expresó su deseo de que esta vez si pudiera tener dos padres y su final de “felices para siempre”.

“Nunca me case para no tener estos problemas de que la muerte me tenía que librar de mi pareja ¿y ahora mi primo me sale con esto? Calma, calma. Sólo son niños, debo buscar la manera de que no se asusten. Esta farsa no puede durar para siempre, pero tampoco les puedo decir algo como: Hey, cuando la loca de tu madre esté fuera del radar, mi noviazgo con tu padre termina. Veamos qué sale”. Pensó resuelto antes de soltar un suspiro y abrazar a ambos niños.

—Escuchen atentamente niños —pidió Charasuke captando la atención de ambos infantes—. Yo he sido amigo de Menma desde que teníamos diecisiete años, ¿sí? Han sido varios años pasando cosas buenas y malas. Yo fui el padrino de bodas cuando se casó con la madre de Naru-chan y estuve ahí cuando nació. —Hizo una corta pausa para respirar y los envolvió a ambos en sus brazos. Los atrajo a su pecho y los resguardo—. Yo lo quiero mucho, mucho —declaró con sinceridad dándole un beso en sus dorados cabellos—. Mi relación con Menma es una y la que tengo con Naru-chan es otra —procedió a mirar a su primo menor y restregó su mejilla contra él—. Yo me "separé" de mis tíos y de Itachi al irme a vivir solo, pero no dejaron de ser mi familia y jamás lo harán. Tú siempre serás mi lindo primito al que quiero como un hermanito menor —declaró dándole un beso en la mejilla—. No importa la relación que tenga o no con Menma. Ustedes son lo que más quiero en la vida y jamás podrán deshacerse de mí —dijo haciéndoles cosquillas logrando sacarle algunas risas.

Menma había permanecido en silencio oyendo aquellas risas como algo lejano y ajeno a su persona. No había tomado en cuenta cómo se sentiría su hijo cuando la farsa terminara y tuviera que “romper” su relación con Charasuke. Siendo todo un mero teatro para convencer a los abogados de darle la potestad a Charasuke junto a todos los derechos y responsabilidades respecto a Naruto, no le preocupó el final del mismo. Simplemente volverían a ser amigos como siempre y ya. Empero, parecía que eso generaba temor en su pequeño y en el amigo de éste. Uzumaki sabía que era por completo su responsabilidad al no hablarle a su hijo con la verdad. Es sólo que no hallaba palabras amables para decirle “a tu madre nunca le interesó criarte y siempre te ignoró lo más posible. Ahora sólo te busca para fastidiarme”. Aun no tenía la edad para afrontar semejante verdad. Sólo le quedaba intentar omitir las peores partes y dejar pequeñas verdades a medias para aminorar un poco la curiosidad del menor. De momento sólo podía acercarse a su mejor amigo y darle apoyo por medio de un abrazo de oso en el cual atrapó a los tres.

―Ya lo oyeron ―secundó Menma con una sonrisa mirando a los más jóvenes―. Nosotros somos mejores amigos y estamos juntos en esto. Chara estuvo a nuestro lado siempre sin ser mi pareja y ahora aunque los títulos cambien, seguimos igual ―tranquilizó el rubio mayor―. Incluso si terminamos nuestra relación como pareja podremos seguir siendo amigos y seguirá viniendo a visitarte siempre que quieras, Naruto.

―Pero yo no quiero que se vaya nunca ttebayo ―protestó el menor inconforme con eso―. Ahora que tengo nuevo papi no quiero pensar en que se va a ir después.

―Bueno, Naru-chan ―llamó Charasuke con suavidad―. No todas las cosas duran para siempre, pero eso no significa que no puedas disfrutarlas mientras suceden. Recuerda siempre vivir el presente sin arrepentimientos. Disfruta al máximo cada día para que cuando los recuerden sean algo agradables ―aconsejó el azabache antes de despeinarle un poco el cabello―. No voy a mentirte, no sé cuánto tiempo esté junto a tu padre, pero prometo que haré todo lo necesario por hacerte el niño más feliz del mundo.

Naruto no estaba del todo convencido con aquella explicación. Pensar en tener nuevamente una familia rota lo asustaba. Siempre había tenido celos de sus amigos y compañeros de clases. Todos hablaban de sus madres y padres mientras él sólo tenía a su papá. Aunque Charasuke siempre había ocupado un lugar muy importante y lo veía como otro padre. No deseaba perderlo a él también. Sentía como si esa conversación que le estaban dando los adultos insinuara que no sería para siempre. No sabía exactamente la razón, pero había algo que le daba desconfianza. Quizás se trataba de instinto. Algo dentro de él le decía que debía mantenerlos juntos o al separarse no volvería a saber del Uchiha. Por su lado, Sasuke estaba en una situación similar. Cuando les preguntó en una ocasión a sus propios padres si algún día se separarían como los de Naruto, ellos les mostraron sus anillos de matrimonio y le dijeron “juramos estar juntos hasta que la muerte nos separe”. ¿Por qué su primo y el padre del Dobe no decían algo así? ¿Era por qué no estaban casados?

―Ahora, Sasuke tienes que disculparte por lo que dijiste antes ―habló Charasuke sacando de sus pensamientos al menor.

―Pero yo…

―Hiciste sentir mal a tu amigo, ¿te sientes feliz por hacerlo llorar? ―preguntó el mayor de los Uchiha.

―No ―admitió con un claro gesto de culpa.

―Entonces lo correcto es que te disculpes y no vuelva a suceder ―explicó su primo con firmeza, pero sin sonar demasiado duro.

―Lo siento, Naruto ―expresó Sasuke luego de batallar para soltar aquellas palabras que se le hacían tan difíciles―, pero tú dijiste…

―No, no ―negó Charasuke moviendo la cabeza en señal de negación―. Ya nos quedó claro que no tenías malas intenciones y te preocupaba lo que sucedería si Menma y yo nos separamos, pero lo que dijiste fue hiriente y punto. No intentes justificarlo ―pidió frotando con suavidad la espalda del menor.

―Está bien, Chara ―intervino el menor de los Uzumaki sonriéndole con su alegría típica―. El Teme sólo me estaba cuidando a su manera, no estoy enojado. Estoy bien ttebayo ―aseguró con el puño en alto en señal de victoria.

―De acuerdo, es algo tarde y deberían irse a dormir ―sugirió Menma con una pequeña sonrisa―. Vayan a lavarse los dientes y colocarse el pijama.

―Yo iré a leerles un cuento en cuanto terminen, ¿de acuerdo? ―preguntó Charasuke.

Los menores asintieron y se retiraron de allí. Como era típico en ellos lo convirtieron en una competencia, haciendo una carrera de quien llegaba primero al baño. En cuanto se quedaron completamente solos, el rubio se acercó a su mejor amigo al notarlo tenso. Le dio una pequeña palmada en la espalda obligándolo a soltar el aire que estaba reteniendo.

―¿Qué te sucede? ―interrogó con sus ojos azules clavados en el rostro pálido.

―¿Crees que están bien? O… o sea si están convencidos. Sé que esta farsa tiene fecha de caducidad, pero ¿Naruto estará bien? ¿Verdad? ¿Verdad? ―preguntó Uchiha de manera alterada haciéndolo tartamudear y repetirse varias veces.

—Tranquilo —dijo Menma volviendo a abrazar a su amigo al notarlo aún alterado—. Eso salió muy bien.

—¿Muy bien dices? —pregunto alterado intentando separarse del otro sin éxito alguno—. Naru-chan no puede ser abandonado de nuevo. Eso destrozaría su corazón y su idea de lo que es el amor y la familia, comenzará a juntarse con malas influencias, robará, se meterá en peleas con otros delincuentes y algún día iremos a reconocer su cuerpo por una pelea de bar que salió mal.

Ante todo aquel escenario montado por aquella cabeza tan alocada, Uzumaki sólo rodó los ojos y negó con la cabeza manteniendo una sonrisa divertida en sus labios al notar algo de aquella frase que se le hizo gracioso.

—¿Y por qué exactamente "iríamos" a reconocer su cuerpo si es trabajo de sus familiares? —interrogó haciendo callar al Uchiha por no tener una respuesta clara o coherente que dar—. ¿Acaso es verdad que si nuestra relación termina seguirás yendo tras los pasos de mi hijo? —preguntó feliz de oír que incluso en ese catastrófico y tele novelesco escenario estaría para su hijo.

—Cállate. Sabes lo que quiero decir —protestó Charasuke con un gruñido—. ¿Y cuánto más vas a seguir abrazándome? ―preguntó con una irritación desganada. Sin ganas de apartarlo realmente

—Si te molesta, te suelto —ofreció el de ojos azules alzando los brazos viendo que el otro seguía aferrado a su ropa ocultando su rostro en su pecho.

—Solo un ratito más para calmar el estrés —pidió de manera caprichosa mientras cerraba sus ojos oscuros.

—Como digas, pero deja de alterarte por cada cosa que haces respecto a los niños —pidió Menma frotando con suavidad la espalda del moreno sintiendo la tensión en sus músculos —. Sólo necesitas hacer lo de siempre y todo irá perfecto. Te lo prometo.

—¿Seguro? —Interrogó alzando un poco la vista.

—Nos las hemos arreglado por siete años así, ¿por qué debería cambiar algo? —cuestionó Uzumaki con un calma.

—Creo que tienes razón —admitió Uchiha separándose lentamente del otro.

Charasuke se tomó unos momentos para respirar hondamente. Era verdad que habían criado juntos a Naruto durante todos esos años y quería seguir haciéndolo pasara lo que pasara. El obstáculo a vencer de momento era Hinata. Sólo debían evitar que ella obtuviera la custodia completa o no podría volver a ver al niño. Temía que al crecer y volverse un hombre adulto no tuviera interés en convivir con él y si era criado por la ex de Menma dudaba de la imagen que le daría. Con el odio profesado entre ellos, le aterraba la posibilidad que esas ideas fueran inyectadas en el menor y los repudiara a ellos. No soportaría perderlo. “Pensándolo fríamente, creo que no me costara demasiado convencer a los demás de mi paternidad con Naru-chan. Sólo espero que Menma se muera mucho después que yo para no tener que hacerme cargo solo”.

―Ya estamos listos para ir a dormir ―anunció Sasuke ingresando a la habitación―. Tengo sueño ―bostezó restregándose sus ojitos con la mano.

―Eso veo ―respondió el adulto de cabellos oscuros alzando a su familiar en brazos―. Iré a leerles el cuento ―avisó a Menma girándose un poco con intención de ir hacia la habitación del rubio menor―. ¿Puedes ir preparándome el cuarto de invitados? ―preguntó con un pequeño gesto de culpa por causar molestias, pero solía demorarse con los cuentos y estaría muy adormilado y con pocas ganas de hacerse la cama antes de caer en ella.

―Esa habitación ya debería tener tu nombre ―bromeó Uzumaki caminando hacia la puerta―. Hasta hay ropa tuya ahí.

―Me ahorro tiempo de buscar mi ropa en mi casa cuando me ensucio y también evito tener que volver a usar la tuya en emergencias ―explicó con un puchero por ese comentario.

―¿Por qué no duermen juntos? ―cuestionó repentinamente Sasuke mirando con seriedad a los adultos.

―Eso no sería apropiado ―respondió ágilmente Menma.

―¿Por qué? ―preguntó el pequeño azabache con insistencia.

―Pues porque hay niños presentes. No estaría bien que hiciéramos eso con ustedes aquí ―explicó Charasuke apresurando el paso para dejarlo lo más pronto posible en el cuarto y hacerlo dormir.

―Mis papás duermen juntos, no están haciendo nada malo ―rebatió el menor no dejándose convencer―. Incluso a veces me dejan dormir con ellos cuando tengo pesadillas o hay tormentas muy feas.

―Ellos pueden hacerlo si quieren. Nosotros estamos mejor así ―argumentó pobremente el adulto Uchiha forzando a sus neuronas a trabajar más rápido.

Dio un corto suspiro de alivio al llegar a la habitación del rubio más joven. Bajó a su primo en la cama y lo ayudó a acomodarse. Comenzaría el dichoso cuento, se dormirían y él huiría en la primera oportunidad. Todo resuelto.

―Llegas tarde, Teme ―regañó Naruto con un puchero ofendido―. Casi me duermo esperándolos ttebayo.

―Le preguntaba a tu papá y a Chara por qué no duermen en la misma cama como mis papás ―respondió Sasuke con sinceridad. Tenía un gesto pensativo que logró captar la atención de su mejor amigo.

―¿Por qué no lo hacen? ―Ahora el blondo también compartía aquella duda.

―Porque a mí me gusta tener mi espacio. Cuando duermo me muevo mucho por toda la cama ―justificó Charasuke con nerviosismo.

―Pero… ―interrumpió uno de los infantes posando sus ojos oscuros en aquellos tan similares a los suyos―. Oí que los papás no duermen con las mamás cuando están peleados ―susurró dubitativo antes de dar un pequeño brinco en la cama al darse cuenta de algo importante―. ¿Se pelearon por lo que pasó antes?

―¡¿Qué?! ―gritó Naruto totalmente alarmado.

―¡Eso es! ―señaló el menor de los Uchiha señalando con su dedo índice a su primo―. Ustedes pelearon cuando salimos de la habitación y ahora te mandó a dormir lejos.

―Eso no…

―¡No quiero que mis papis peleen! ―lloriqueó Uzumaki comenzando a soltar alaridos cada vez más altos cada que Charasuke intentaba calmarlo.

Aquellos gritos y llantos atrajeron de inmediato la atención del dueño de la casa, quien no dudó en dejar todo lo que estaba haciendo para ver qué le sucedía a su hijo. Ingresó como un rayo a la habitación viendo a Sasuke mirando acusatoriamente a su primo, a su amigo intentando calmar a su hijo y el menor hecho un mar de lágrimas.

―¿Qué sucede aquí? ―demandó saber Menma con un tono que sonó más autoritario de lo que pretendía.

―Ayuda ―hipó el mayor de los azabaches como si estuviera a punto de unirse al llanto del infante.

―Responde ―ordenó Sasuke señalando esta vez al padre de su amigo con seriedad―. ¿Qué hizo el tonto de mi primo?

―¡Hey! ―reclamó el aludido sintiéndose ofendido.

―¿Qué hizo de qué? ―preguntó el rubio mayor genuinamente confundido.

―Van a dormir separados ―recalcó el pequeño moreno con obviedad―. ¿Te enojaste con Chara? Se portó mal, ¿cierto?

―No lo eches, papá ―pidió Naruto limpiándose los mocos con las manos antes de que Charasuke lo detuviera y lo ayudara con un pañuelo―. Sea lo que sea perdónalo. No lo volverá a hacer ttebayo.

El rubio contuvo el aire unos momentos queriendo frotarse el puente de la nariz. ¿De dónde habían surgido tantas dudas respecto a su relación con Charasuke? Si tan sólo habían agregado que legalmente sería el tutor legal de su hijo si algo le llegaba a suceder. Contó hasta diez mentalmente para mantener la cabeza fría y dar soluciones óptimas.

―No estamos peleados ―consoló a su hijo acariciando sus cabellos―. Seguimos siendo buenos amigos y nada ha cambiado en estas últimas horas.

―¿Ni siquiera que le embargaras la casa a Charasuke y lo dejaras en la ruina aunque te pidió más tiempo para pagarte? ―interrogó el niño Uchiha recordando a su primo ponerse rojo cuando eso sucedió.

―Aun puedo vengarme la próxima vez que juguemos monopoly ―mencionó el moreno mayor cruzándose de brazos―. Desalmado. Me dejaste en la calle y no me diste derecho a prorroga. Es casi tan malo como cuando me tiras el +4 en el “Uno”.

Uzumaki simplemente negó con la cabeza. Cuando habían juegos de mesa de por medio, su amigo se volvía bastante infantil y siempre buscaba revanchas cuando perdía por algún casual. Dejaría ese asunto para después. Por ahora debía tranquilizar a los menores.

―Estamos bien, niños. Sólo es más cómodo estar cada quien en su cama ―explicó Menma con calma y toda la paciencia de la que fue capaz de reunir.

―No les creo ―protestó Naruto aun con los ojitos llorosos―. Mamá y tú dormían separados antes de que se fuera para siempre ttebayo.

Al oír esas palabras, su padre se sintió culpable. Sabía que su pequeño no guardaba demasiados recuerdos de Hinata, pero habían algunos retazos que seguramente permanecían en su mente. Admitía para sí mismo que eso era verdad. Ellos dejaron de compartir habitación cuando se hartaron el uno del otro. Comenzaron con uno durmiendo en la habitación y otro en el sofá o la habitación de invitados. Posteriormente, cuando no deseaba convivir con ella se iba a dormir al apartamento de Charasuke llevándose a Naruto con él. No podía culpar a su hijo por ver esa actitud como una señal de alarma. No le quedaba otra salida que calmar los temores de su pequeño.

―¿Qué les parece si dormimos todos juntos? ―propuso Menma con una sonrisa entusiasta―. Será como una pijamada. La verdad, es que el cuarto de invitados queda más cerca a este que el mío y si algo les sucediera, Chara podría darse cuenta rápidamente. No creo que quiera dormir conmigo porque no podría vigilar que todo vaya bien aquí ―mintió de manera convincente para los más jóvenes, quienes encontraron lógico aquello―. Pero si ustedes vienen a dormir a nuestro cuarto podrá estar tranquilo y a mi lado, ¿qué les parece?

Los niños no tardaron en dar su afirmación a la propuesta. Buscaron sus peluches favoritos con los cuales solían dormir y llevándolos consigo se dirigieron a la habitación del adulto. Charasuke soltó un suspiro y miró con regaño a su amigo. Esa propuesta era algo complicada por varias razones, comenzando por la incomodidad de tener a cuatro personas durmiendo en la misma cama. Ya se imaginaba terminando en el suelo a mitad de la noche. Guardó silencio al ver a los infantes tan alegres. No podía negarse y arruinar la tranquilidad lograda. Se limitó a continuar con la rutina nocturna. Ayudó a acomodar la cama, se cambió a un pijama en el baño y se dirigió a la cama. Ingresó por el lado derecho de la misma y Menma por el lado izquierdo dejando a los niños en medio. Comenzaron con los cuentos para dormir hasta que finalmente cerraron los ojos. Los adultos permanecieron un rato más despiertos, pero no dijeron nada para no interrumpir el sueño de los otros. Sólo se miraron a los ojos a través de la oscuridad y arroparon a los menores para tenerlos cómodos.

Contra sus pesimistas pronósticos, Charasuke consiguió dormir correctamente abrazado a los demás. Despertó cuando sintió el aroma de comida, dándose cuenta del amanecer. Se levantó y luego de ir al baño a lavarse los dientes y hacer sus necesidades, se dirigió a la cocina. Allí el rubio aun en pijama estaba preparando el desayuno. Le saludó con un “buenos días” correspondido nada más verle. Entre ambos prepararon la mesa para cuando despertaran los niños. Ellos no tardaron demasiado tiempo en hacer aparición también y tras calmar su hambre, Charasuke llevó a su primo a su hogar como prometió. Todo marchaba bastante bien. Habían llegado a la casa del matrimonio Uchiha y fue recibido por Itachi en la puerta. Conversó brevemente con él de cosas poco relevantes como que su padre volvió del viaje de negocios y algunas quejas por ser llamado a atender la empresa siendo un detective. Cuando terminaron de hablar se despidió dispuesto a volver a su departamento a descansar un poco. La puerta de su antiguo hogar se había cerrado a sus espaldas, pero no logró dar siquiera tres pasos antes de que fuera nuevamente abierta con un portazo.

―¡¿Por qué no nos dijiste que tenías novio?! ―gritó Itachi muy enojado teniendo a Sasuke escondido detrás de sus piernas.

―¿Qué? ―Fue todo lo que salió de la boca de Charasuke al ver a su hermano mayor en ese estado.

―No te hagas el tonto. Sasuke me dijo que Menma y tú finalmente formalizaron su relación. ¡Y no nos dijiste! ―reclamó indignado por no haberse enterado antes.

―¿Cómo que “finalmente”? ―cuestionó el acusado viéndolo con los ojos entrecerrados.

―¿Qué son todos esos gritos? ―preguntó Fugaku acercándose a la puerta junto a su esposa.

―Chara tiene novio y lo estuvo ocultando ―acusó su “adorable primito” señalándolo con el dedo con esa manía tan poco educada de su parte.

―¿En serio? ―exclamó Fugaku, quien lejos de sonar sorprendido tenía un tono de voz bastante normal. Como si se esperara eso.

―¿Es Menma-kun? ¿Verdad? ¿Verdad? ―celebró Mikoto juntando sus manos.

―Bien, no te quedes ahí ―dijo el patriarca de la familia mirando a su sobrino e hijo adoptivo―. Si ya tienes una relación formal creo que nos merecemos una explicación. Que vivas solo no significa que no puedas ser cortés y comentarnos de una relación seria.

―Prepararé bocadillos ―avisó la única fémina presente con una gran sonrisa en su rostro―. Creo que será una charla muy larga.

Charasuke ni siquiera había tenido tiempo de rebatir nada cuando su madre atrapó uno de sus brazos y lo guio al interior de la casa. Esta charla no pintaba nada bien…

 

CONTINUARÁ…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).