Athena estaba desesperada. Ya no soportaba la situación en el santuario. Sus caballeros estaban insoportables.
Los que estaban embarazados, no paraban de quejarse porque ya habían comenzado con las nauseas, vómitos y mareos. Cuando todos esos síntomas no los asechaban, dormían porque vivían cansados, desde que se despertaban hasta que llegaba la hora de acostarse.
Sus respectivas parejas, en cambio, se quejaban porque tenían que hacerlo todo. Ellos habían quedado a cargo de las actividades de los santos de oro, ademas que ahora les tocaba también hacer los mandados, limpiar, cocinar, lavar la ropa y para colmo, atender a sus parejas y sus constantes quejas acompañadas de sus cambios de humor.
Ella misma había presenciado el estrago que hacían las hormonas en sus dorados. Podían estar de lo mas bien y de repente se enojaban de lo peor para terminar llorando como niños alegando ser maltratados o incomprendidos por sus novios, aunque luego de cinco o diez minutos volvían a estar de lo mejor, super felices y super tranquilos.
De sobra seria decir que todo eso estaba provocando un distanciamiento entre ellos. El arquero se lo había dicho una noche con lagrimas en los ojos. Podía sentirlo con Saga y podía verlo en el resto de sus compañeros. Ella también podía verlo y sentía con creces la tristeza que los estaba embargando a todos por igual.
El asunto la tenia por demás de preocupada y a medida que pasaban las semanas, la situación empeoraba. Sabia que tenia que intervenir de alguna forma no sabia cómo. En una ocasión la pareja de ancianos le permitió deslumbrar una posible respuesta en medio de una de sus discusiones.
__Shion: ¡me tienes harto Dohko!! Ya no se que decirte. A ti pareciera que todo te da igual...pero lo cierto es que ni siquiera me conoces como para llegar a opinar sobre mi o en todo caso llegar a hacer algo que yo pueda apreciar....
__Dohko: no Shion...no es eso...es solo que últimamente todo ha cambiado. Tu has cambiado tanto que ya no te comprendo. Lo siento, pero por mas que lo intente no lo logro...
¿Y si tal vez era eso? ¿Y si les faltaba conocerse un poco mas? ¿o si no lograban comprenderse el uno al otro? No tenia muchas respuestas así que su plan de acción era bastante limitado. No quiso seguir dándole muchas vueltas, así que decidió enfocarse en esos dos puntos, por lo menos para comenzar con algo. Pero ahora el problema residía en qué hacer...
Un día le comento a Seiya sus preocupaciones y sus propósitos. Tal vez esperaba que el castaño le diera una buena idea, pero después de todo era Seiya...
__Seiya: no se me ocurre nada Saori. Pero no entiendo porque te haces tantos problemas. Por que no le dices a Eros que les arroje una flecha para enamorarlos y ya...Seria algo tan simple de hacer que no se como se te ocurrió antes...
Ella no quería jugar con los sentimientos de nadie. Es por eso que no le había pedido ayuda al dios del amor. Así que ahí estaba, otra noche mas sin poder pegar un ojo, pensando que hacer. Y de repente, una idea se le cruzo por la cabeza. Eros era el dios del amor, pero no solamente por sus famosas flechas, sino también por los interminables consejos y cantidad de estrategias que poseía para enamorar a una pareja.
Se levantó de la cama animada y totalmente decidida a comunicarse con el y pedirle ayuda. Después de contactarse con el, Eros visito el Santuario. Mejor dicho, la recamara de la diosa. Mientras disfrutaban de una tasa de te, esta le contó todo lo que estaba sucediendo. Eros se quedo en silencio mientras reflexionaba sobre las palabras de Athena, hasta que se le ocurrió una idea.
__Eros: existen una serie de juegos sobre preguntas y respuestas que pueden hacer las parejas para conocerse mas. La comprensión vendrá añadida una vez que se conozcan, para eso no hay mucho que hacer, pero si quieres me encargo de conseguirte las tarjetas necesarias y luego organizamos que tus caballeros participen del juego. Tal vez una vez por semana puedan responderse cierta cantidad de preguntas unos a los otros...
__Athena: si tu crees que eso les ayudara, yo acepto...dime lo que debo hacer...
El encargo fue muy simple. La diosa se encargo de realizar un cronograma con el nombre de sus caballeros, mejor dicho con las parejas entre caballeros, y el día y la hora en la que estos se encontrarían. Shura tenían por encargo preparar un lugar adecuado y al final se decidió por utilizar su templo, ya que según el era un lugar neutral. Shaka, en cambio, leería las preguntas e intervendría en caso de que uno de los dos no fuese totalmente sincero.
Como los de bronce querían ayudar, le pidió a Shiryu y a Shun que se encargaran de preparar bebidas y bocadillos para la comodidad de sus dorados. A Seiya le pidió que custodiara la puerta y decidió pedírselo también a Ikki, ya que al principio solo había pensado en enviar a Seiya lejos para que no molestara pero luego Shaka le recordó el mal carácter de los dorados, y creyó realmente necesario tener custodios por si acaso.
Finalmente, envió a Hyoga a los doce templos para que les entregue una nota a cada uno de los santos, la cual tenia la invitación, las reglas del juego, las frases "obligación asistir" y "es una orden, y el cronograma que había hecho para que todos supieran sus turnos, firmada por la diosa para que quepan dudas.
Después de una hora de haberlo enviado, comenzaron a sentirse gritos y quejas de los dorados mostrando su inconformidad, así que Athena supo que su parte estaba completa. Solo faltaba que Eros llegara con las preguntas y listo.