Tatsumi se encontraba en su oficina revisando todos los informes con respecto a la desaparición de su amigo, cuando escucho como Terazuma gritaba con fuerza;
- ¡¿lo viste?! – gritaba el otro asustado
- ¡¿Qué es ese escándalo?! – exclamo Tatsumi con molestia mirando al shinigami y su compañera con unos panecillos
- ¡Wakaba vio al imbécil! – grito de nuevo Terazuma recibiendo un golpe de parte de su compañera
- ¿Qué? ¿Dónde?
-estaba comprando panecillos en la tienda del centro, - comenzó a decir la chica con calma -me pidió que les dijera a todos que estaba bien y que no se preocuparan por él
- ¿te dijo dónde estaba?
-no, solo me dijo que estaba con un amigo y que lo trataban bien
-demonios- susurro el secretario cuando uno de los Gushoshin entro en carrera a la oficina
- ¡tengo noticias! – grito con rapidez y se dejo caer en el escritorio de Hisoka
- ¿Qué es lo que sucede?
-Suzaku-sama esta furiosa con esta situación y… envió al gran Byakko a buscar a Tsuzuki-san…
- ¡¿Qué?! – soltaron los demás asustados
-no puede ser- soltó Hisoka en voz baja al entrar en la habitación
-estamos en grandes problemas- dijo Tatsumi tocándose el puente de la nariz.
. . .
Tsuzuki se encontraba mirando hacia el techo, cuando escucho un leve maullido cerca de la ventana del calabozo en el que se encontraba. El hombre se puso de pie y se acercó, viendo a un lindo gatito de color blanco mirándolo;
- ¿estás perdido amiguito? - pregunto abriendo la pequeña ventana por la cual entro el animalito - ¿estas herido? ¿tienes hambre? – el gatito negó y se lanzo hacia el piso, ronroneándole y tocando su grillete con enojo. El shinigami rio, -Es solo un castigo porque me porte mal, pero no te preocupes, estoy bien
-por el bien de esa persona… espero que si- se escuchó decir a una voz. El castaño miro hacia todos lados sin encontrar a quien hablaba, hasta que vio al gatito delante de él
-tu… ¿has hablado?
- ¿ya no me reconoce? Tsuzuki-sama- volvió a oír cuando el gatito fue levantado con amor del suelo
- ¡Byakko! – soltó emocionado abrazando al pequeño gatito - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?
-Suzaku-sama me envió… todos están preocupados. – comenzó a decir el pequeño cuando el otro bajo su cabeza -Un Gushoshin vino al Gensoukai a buscarte y nos comento lo ocurrido. Todos sabemos que puedes ser torpe e irresponsable pero que no lo hiciste. Así que me enviaron a buscarte
-yo…
- ¡Tsuzuki-san! ¡¿ya esta despierto?! – escucharon la voz de Muraki. El gatito se encrespó un poco y miro al que acaba de llegar – ¿y ese animal?
-estaba hambriento, asustado y lo deje entrar- contesto el castaño cuando el doctor entro a su encierro y se acercó con una llave a su pierna
-es hermoso
- ¿puede quedarse? - pregunto el shinigami levantándose gracias a la mano del doctor. El hombre pensó por un momento, hasta que vio como el castaño lo miraba con ojos de cachorro
-bien, pero será su responsabilidad Tsuzuki-san
- ¡gracias! - soltó el shinigami emocionado y corrió con el gato en sus manos -Te contare todo, pero por favor, quédate junto a mi- le dijo en voz baja al animalito quien asintió con la cabeza.
. . .
Habían pasado varios días desde el incidente.
Esa tarde, Tsuzuki se encontraba junto a Byakko en el jardín de la mansión, cuando Muraki hizo acto de presencia;
- ¡bienvenido! - soltó el castaño al sentirlo y se puso de pie recibiendo un suave beso de parte del otro. El castaño se separo casi de inmediato algo avergonzado
-me alegra que te estés adaptando Asato y también, tu amigo- contesto el doctor mirado al gatito
-sí, estamos… tranquilos
-me alegra. Venia para comentarte que tengo un viaje de negocios Kioto y pues, nos trasladaremos hacia allá por unos días
- ¿un viaje a Kioto? – pregunto el otro cuando sus ojos se iluminaron y de la nada salieron un par de orejas de color café claro con una cola y garras a juego - ¡SIIIIII! ¡Kioto! - el peli plateado se quedó asombrado
-Asato… tu… ¿Qué es eso? – el chico se miro por un segundo y luego sonrió cuando las orejas y demás comenzaron a desaparecer
-lo siento, cuando me emociono mucho o estoy muy triste, ellas salen… son parte de mis poderes, o al menos eso me dijo Tatsumi
-te veías… hermoso. – Muraki se acercó y lo tomo de la cintura - ¿Puedes sacarlas para mí?
-no es tan sencillo- dijo el otro rascándose la cabeza
-espero volver a verte así… pero en mi cama- susurro el otro cuando el pequeño gato maulló y se erizo. El doctor sonrió y se comenzó a meter dentro de la casa con una enorme sonrisa malvada en sus labios.