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MÁSCARAS EN RED por agnetasteam

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Atem arrojó la mochila que acababa de aprontar encima de su cama y descendió las escaleras a gran velocidad. Lamentaba que Yugi y su abuelo se encontraran en casa porque significaba que le preguntarían por temas que no quería siquiera rozar. Deseaba que la comida transcurriera rápidamente.

Llegó hasta el comedor y tomó asiento en el lado opuesto al de su primo, apenas dándole tiempo al pobre conejo de éste de abandonar el lugar.

Semejante detalle no pasó desapercibido para Yugi. Atem tenía problemas, y los únicos problemas capaces de ocasionarle ese mal humor involucraban a Shizuka. Y por mucho que Atem quisiera fingir que no le afectaba, lo cierto es que le salía muy mal.

—Casi te le sientas encima. —protestó.

Atem lo observó fastidiado. Alguien tendría que haberle explicado a Yugi que los conejos no son personas, son mascotas, y las mascotas no almuerzan sentados en la mesa junto a sus dueños. Pero no le dijo nada al respecto, y comenzó a comer sin esperar a que su abuelo los acompañara.

—Bunny no tiene la culpa de tus problemas con Shizuka —insistió el otro, sin resignarse a que Atem lo ignorara.

—¿Y yo sí? —le espetó Atem irritado, con una mirada que habría bastado para que cualquier otro interlocutor concluyera el diálogo allí. Pero Yugi no se amilanaba con sus expresiones ni sus tonos de voz, lo conocía hacía dieciséis años.

—Eso no lo sé —respondió entre risas—. Si me cuentas lo que ocurrió esta vez quizás me dé cuenta.

—Paso.

Atem comenzó a comer más rápido, tratando de huir de su primo, que generalmente se salía con la suya y, aunque había algunas excepciones, esta no iba a ser una de ellas.

—Entonces es culpa tuya por enojarte en vez de solucionarlo, sí.

—¿Cómo lo voy a solucionar yo si es su familia? ¡Es ella la que lo tiene que solucionar!

Ante la explosión de Atem, Yugi recordó que la mayoría de las veces que discutían era por el tiempo extra que Shizuka en varias ocasiones trabajaba en la pizzería de su madre porque su hermano no lo hacía. Por lo que su primo le contaba, Yugi sabía que la madre de Shizuka de una forma u otra se lo reclamaba a Jonouchi, pero este ya era mayor y tenía su propio trabajo, de forma que el control que ella tenía sobre él no era el mismo que ejercía sobre su hija aún menor de edad. Más allá de comentarle a su madre cómo esta situación perjudicaba su relación con Atem, Yugi no veía cómo Shizuka podría solucionar algo así.

—¿Por qué no me cuentas bien lo que pasó, si es obvio que lo quieres hablar con alguien?

Atem lo consideró un instante, pero a esa altura estaba clarísimo que iba a acceder.

—Yo te lo contaré —comenzó—, pero donde te pongas de su lado, arrojaré ese conejo a la calle... muerto.

—Haré mi mayor esfuerzo —rió Yugi, sin siquiera considerar posibles sus amenazas.

—Como verás, hoy no tuve clases. Hay asamblea de docentes, así que viendo que no tenía que madrugar, ayer fui a buscar a Shizuka para ir a ver la función de stand-up de unos humoristas de la radio. Llego y estaba trabajando, y, aunque es algo que me podía esperar, lo peor no fue eso.

—¿Qué fue entonces? —interrumpió Yugi.

—Le pregunté a qué hora salía y le comenté de la función. Como era de esperarse, estaba cubriendo a su hermano que llegó a la casa y se encerró en su cuarto.

—Lo mismo de siempre... —volvió a interrumpir Yugi.

Atem negó con la cabeza.

—Eso ya ni me sorprende. Yo hubiera esperado hasta que cerraran, ya me acostumbré... La cuestión es que me dijo que luego de cerrar el local se iría con su madre a la casa de su tía, que ya había accedido y que ahora no lo podía cancelar.

Atem se quedó en silencio, observándolo con atención, y esperando a que Yugi sacara las mismas conclusiones que él.

—No entiendo —comenzó Yugi incrédulo—, ¿te enojas porque decidió acompañar a su madre antes de saber que tú querías salir con ella? ¿Por qué no le enviaste un mensaje preguntándole si podía? ¿Por qué no la llamaste? Si vives con el celular en la mano.

Atem se refregó la cara con ambas manos, no podía creer que Yugi fuera tan pero tan ingenuo.

—¿Qué acaso no te das cuenta? —y esperó unos segundos innecesarios, pues era evidente que a Yugi esas cosas ni se le pasaban por la cabeza— Es obvio que su madre y su hermano se pusieron de acuerdo para dejarlo a él de noche a solas en su casa, y hacer lo que se le cante la gana. Aparte, obvio que le mandé un mensaje, siempre le mando mensajes y tarda horas en responder... Si tengo la suerte de que responda, porque a veces me dice que no los vio, como ayer, por ejemplo.

Yugi comprendió que la situación era más compleja de lo que en un principio había pensado, eso en el caso de que las conclusiones que Atem había sacado fueran acertadas. ¿Para qué querría quedarse a solas el hermano de Shizuka?

—¿Jonouchi tiene novia? —consultó de repente.

—Novia —rió Atem—. No sé si tiene novia o no, ni lo que tenga. No es necesario que tenga nada, está claro.

Ambos abandonaron la conversación en cuanto Sugoroku se sumó al almuerzo. A Atem no le gustaba conversar de sus asuntos personales frente a él, y aunque era algo que Yugi no comprendía, lo respetaba.

Atem comenzó a revisar el celular en la mesa, aunque fuera algo que a su abuelo no le gustaba. Quería aprovechar el tiempo, promocionar sus sitios en el chat público y distraerse.

Ni bien inició sesión recibió la notificación de un mensaje sin leer. Era de Seto, para su sorpresa.

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Atem recordó que Seto había quedado en pasársela. Lo cierto es que casi se había olvidado de eso. La descargó mientras le comentaba a Yugi al respecto. Este también desconocía dicha versión. Cuando concluyó la descarga, Atem la reprodujo a todo volumen, a pesar de que a su abuelo no le hiciera ninguna gracia.

—¡Está buenísima! —exclamó Yugi cuando terminó la pista—. Lo que debió haber sido escucharla en el estadio.

—Capaz que está el vídeo —comentó Atem tomando nota mental de buscarlo en su trabajo.

—¿Tú qué opinas, abuelo? —preguntó Yugi.

—Lamentable —dijo sin vueltas Sugoroku, dejando atónitos a sus nietos—. El himno es un símbolo, ¿cómo pueden cantarlo así? Ahora quieren cambiar todo, ya no respetan nada, nada —protestó.

—Abuelo, es fútbol —aclaró Atem—. Ni siquiera es el himno de Japón.

—Ya no respetan nada, nada, nada —siguió protestando enérgicamente—. Los jóvenes quieren hacer todo de nuevo, como si lo acabaran de inventar. No respetan nada...

Ambos nietos siguieron almorzando en silencio, era inútil pretender que su abuelo cambiara de opinión.

Dominó-campeón: Muy buena versión, amigo. No sabía que la hubieran hecho.

Atem regresó a la pantalla de inicio para acceder al chat público, cuando inmediatamente se interpuso la notificación de mensaje nuevo. Otra vez Seto. ¿Por qué Shizuka no respondía así de rápido?

Setockr: Sí, fue para uno de los últimos repechajes... curiosa historia jaja. ¿Cómo terminó la mudanza?

"Ni me lo recuerdes" pensó Atem. Aquella tarde había resultado eterna, y ojalá nunca se repitiera. Ni ganas de tocar ese asunto. Lo único que podía rescatar era lo cómodas que eran las nuevas instalaciones luego de ordenado todo.

Dominó campeón ha compartido el siguiente contenido multimedia contigo: Vamos Dominó: Galería de imágenes (2). Puedes visualizarlo visitando el enlace a continuación.

Dominó-campeón: Ahí te mandé fotos de los equipos nuevos. Son de la misma calidad que los que se utilizan en las emisoras líderes.

Atem optó por conversar sobre lo positivo de la mudanza. Notó además cómo Seto era la primera persona que le preguntaba al respecto, y lo mucho que hubiera preferido que Shizuka le preguntara. Sin embargo, aquella misma noche, luego de la mudanza, estuvo conversando con ella y le había dado la impresión de que ni siquiera lo estaba escuchando.

Setockr: No tengo mucho conocimiento al respecto, pero me gustaría saber cómo hacen para medir la calidad del conejo que hay en tu cabeza...

Atem rió, cayendo en la cuenta de que aquellas fotos que había compartido con Shizuka aún estaban publicadas. Yugi y su abuelo se quedaron mirándolo. ¿Acaso nunca se rieron de un mensaje?

—Estos jóvenes de ahora hablan con el celular, se ríen con el celular, duermen con el celular en la mano... Hasta en la mesa familiar usan el celular. Ya no respetan nada.

Sugoroku fijó su mirada en Yugi buscando complicidad, y este solo atinó a encogerse de hombros, en un mínimo pedido de disculpas.

Dominó-campeón: Jaja... Esa foto es vieja. Es nuestra mascota.

Atem no reparó en los reproches indirectos de su abuelo. ¿Qué había de malo en utilizar el celular mientras almorzaban? Nada.

Setockr: Nunca conocí a alguien con un conejo de mascota. Lo que he escuchado es que son muy higiénicos, pero no sé qué tan cierto sea.

Era cierto que los conejos tenían fama de ser animales sucios, sobre todo en casos de dueños sin paciencia para enseñarles dónde hacer sus necesidades. Atem detestaba a esas personas, ¿para qué adoptaban mascotas exóticas si no les iban a prestar la atención que de antemano sabían que demandaban?

Yugi había dedicado mucho tiempo a enseñarle determinadas pautas a Bunny, y aunque Atem no estaba de acuerdo con todas, reconocía su compromiso.

Dominó-campeón: Un poco sí, pero si les enseñas como corresponde se vuelven muy limpios y organizados. En realidad es de mi primo, tiene como dos años.

—Atem, ayúdame a levantar la mesa —dijo Sugoroku cuando los tres terminaron.

—Yo te ayudo —se adelantó Yugi, sabiendo que su primo no estaba muy dispuesto a colaborar con esos quehaceres.

Setockr: ¿Tu primo o el conejo?

Dominó-campeón: el conejo. Mi primo tiene 16... Por cierto, el de la foto es él jaja.

Atem tenía publicada una imagen de perfil, y por la poca resolución que tenían las fotos que su celular tomaba, podía entender que se los hubiera confundido. Ambos tenían más rasgos en común que aquellos que los diferenciaban. Podían pasar por mellizos.

Setockr: Es que son muy parecidos. Yo también tengo una pequeña mascota. Otro día te cuento porque ya me tengo que ir.

Atem aprovechó aquella conclusión para subir a buscar su mochila e irse a la radio. Antes de que pudiera salir, Yugi lo llamó y salió de la cocina. Atem se quedó en el umbral y Yugi se aproximó con un repasador y un plato en la mano.

—Deberías ir a ver a Shizuka, al menos con la idea de aclarar las cosas.

—No, siempre voy yo. Siempre trato de solucionar todo yo...

—¿Y qué? —Yugi interrumpió sus excusas—. Tú ni siquiera estás molesto con ella. Si tienes razón y su madre y su hermano lograron salirse con la suya por un día, no permitas que lo hagan por siempre. Arreglen las cosas... Y luego salen jaja.

—La función era ayer —aclaró Atem, considerando las palabras de Yugi.

—Ni siquiera tienen que irse... Ven una película en su casa, te quedas a cenar... y luego te quedas...- sugirió, dejando perplejo a Atem.

—¿Eso es lo que tú haces?

Yugi se encogió de hombros, sonrió y se fue a la cocina, dejando a Atem con sus especulaciones.

 


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