Atem llegó a la pizzería pateando piedritas en el camino. Cinco días atrás había ganado una entrada doble para el cine, película a elección, y le había estado insistiendo a Shizuka desde entonces para ir. Shizuka encontró una excusa en todas las oportunidades, excepto hoy, día en que las entradas se vencían.
Quedaron en que la pasara a buscar a su casa a las nueve de la noche, así tenían tiempo de comer algo antes de salir. La película elegida comenzaba a las diez y cuarto, y hasta las doce y quince no comenzaría la siguiente función.
Cuando entró vio a su novia con el delantal de moza aún, tomando el pedido en una mesa ocupada por cinco jóvenes. Entonces se acercó con la esperanza de que esa fuera la última que iba a atender.
Shizuka, con menú, libreta y lápiz en mano se dio media vuelta y sonrió al verlo. Con la cabeza hizo ademán para que lo siguiera hacia la cocina. Atem la siguió, viendo a su paso como todas las mesas aún estaban ocupadas y gran parte sin haber ordenado todavía.
—Vamos a tener que esperar un poco —le comentó sin mirarlo, mientras le extendía la nota a una de las cocineras—. Yo tengo que ayudar aquí y tengo para rato. Mi madre salió. En media hora vuelve.
—¿No se supone que es tu hermano el que trabaja de noche? ¿Por qué lo estás haciendo tú?
Shizuka se encaminó hacia otra mesa mientras le explicaba.
—Hoy no, no sé qué le pasa. Vino de la facultad y se encerró en su cuarto. Desde hoy de mañana que tiene un humor de perros.
Atem se enfureció, hacía dos semanas que no salían a ningún lado y ese día que al fin podían Jonouchi tenía que arruinarlo todo.
Tenía muy claro que la responsabilidad no era de ella, que no quería dejar a su madre en banda, por lo que se tragó su bronca y se ofreció a ayudar.
—Genial —Shizuka regresaba a la cocina con él siguiéndole los pasos—, puedes atender la caja.
Atem detuvo sus pasos.
—Me refería a ayudarte con los pedidos —aclaró.
Shizuka respondió alto, para que los que trabajaban en la cocina escucharan.
—No lo creo. Los cocineros se quejan de que tu letra no se entiende. Su comentario generó risas en todo el sector, dejándole muy claro que esa era la opinión de todos. Sin ánimos de discutir, insistió.
—Entonces los entregaré.
—No, no, no —la cocinera más joven, cuyo nombre era Akiko, abandonó su tarea para observarlo de arriba abajo burlonamente.—Yo no voy a cocinar cada pedido dos veces porque tú se los vuelcas a los clientes en la falda.
Y más carcajadas resonaron. Atem no podía creer que exageraran de esa forma. Eso pasó una vez sola y porque era la primera vez que conocía a la familia de su novia y naturalmente estaba nervioso.
—Mejor atiende la caja.
Shizuka lo tomó por los hombros y lo condujo junto a la caja registradora. Sin darle tiempo a decir nada, se fue a otra de las tantas mesas que le restaban.
Atem, al pasar diez minutos y que Shizuka no se acercara ni una sola vez a buscar cambio, tomó su celular y entró al chat. No tenía mensajes privados ni comentarios en su sitio, así que sin nada mejor que hacer entró al chat público. No era un sitio cómodo para chatear, al ser público los mensajes se intercalaban y era difícil seguir una conversación. Atem prefería los mensajes privados. Pero lo bueno del chat público era que lo escrito sería visto por gran parte de los conectados.
Dominócampeón: Buenas noches. Les dejo el enlace a mi sitio dedicado completamente a la Selección de Dominó. Imágenes de los principales jugadores. Para visitar y comentar.
Una de las cosas que más le gustaba de ese chat era la posibilidad de hacer sitios. Su celular no era muy bueno, las pocas imágenes y canciones que tenía las había descargado de allí.
Llevaba más de una año registrado en ese chat y había conocido unas treinta personas de Dominó. Y a casi todos prácticamente los había obligado a comentar en su sitio de la selección de fútbol local. Regresó su atención al local, al notar el silencio que se generó repentinamente. Era por Jonouchi que salió enfurecido hacia la calle.
—Maldito.
Sin darle más atención se fijó en su lista de amigos si alguno estaba conectado. Entonces se le apareció la notificación de un comentario nuevo en su sitio.
Setockr: Muy buen sitio. Siempre me acuerdo de este partido, fue de lo más emocionante que vi. ¡Aguante Dominó! Saludos desde Tokio.
El comentario era del usuario "Setockr" y la había dejado en una imagen de uno de los jugadores a punto de patear un penal. Era uno de los últimos partidos del eliminatorio de selecciones de los estados japoneses. Los seis seleccionados que ganaran más puntos en una primera fase de todos contra todos ida y vuelta se clasificaban a un hexagonal final para definir el campeón. Ese partido había sido definitorio para Dominó, porque empatando o perdiendo quedaba sin chances de clasificar. El partido había terminado empatado uno a uno a los noventa minutos, y en el segundo minuto de los tres adicionales el árbitro cobró penal a favor de Dominó, que convertido por el capitán determinó la victoria de estos pasada la hora. Por eso era recordado como una hazaña por los hinchas de la selección, que a la postre se clasificó sexta al hexagonal a disputarse el año siguiente.
Dominócampeón: Hola, gracias por comentar en mi sitio. Me alegra que te guste. ¿Tú eres de Dominó?
Ese había sido el primer comentario en su sitio que no tuvo que rogar para que se lo dejaran. Al menos una buena en un día de mala suerte.
—Necesito cambio.
Shizuka le colocó la cuenta sobre la pantalla del celular y en su mirada asomaba una expresión de reproche por andar prestando atención al móvil y no a la caja.
—De acuerdo —se puso a calcular el vuelto. No era su culpa que lo enviaran allí, donde no había mucho para hacer. Le dio el vuelto y Shizuka se apresuró a entregarlo. Al menos ella también quería terminar pronto.
Setockr: Hola, soy de Dominó sí. Aunque hace un año y medio que vivo en Tokio. Qué bueno encontrar más gente de Dominó, me registré ayer y no encontré muchos.
—Tokio.
Atem sabía que para los habitantes de estados pequeños y desconocidos como Dominó, la capital y sus habitantes generaba cierta antipatía. Lo había comprobado con varias personas del chat, por lo que si este Seto cumplía con esta tendencia vivir en Tokio debía ser una tortura.
Dominócampeón: ¿Y por qué te mudaste a Tokio?
Mientras esperaba el regreso de Shizuka a la caja revisó el perfil de Setockr. Tenía diecinueve años – dos más que él –, por lo que cuando Dominó ganó su último campeonato tendría cinco años. Quizás aún recordara algo. Él apenas tenía tres y obviamente no recordaba nada.
Setockr: Me tuve que mudar con mi padre que trabaja aquí. En Dominó ya no tenía dónde quedarme. Lo bueno de estar acá es que cuando arranque el hexagonal y se lo ganemos siendo ellos locales lo voy a ver, jaja.
Eso era cierto. El hexagonal se jugaría en la capital del país tras veinticuatro años. Y Seto auguraba que la historia volvería a repetirse y Dominó se coronaría en su casa. Este tipo cada vez le caía mejor.
Dominócampeón: Jaja. Eso me gustaría verlo. Ellos siempre se creen campeones antes de jugar. Aunque en el eliminatorio nos golearon.
Tres a cero había sido el resultado. El peor partido de la selección, cuyo capitán había sido expulsado apenas cinco minutos de partido corrían. Por suerte Atem no conocía a ningún capitalino que viviera en Dominó.
Setockr: Ni me lo recuerdes. No sabes cómo me babosearon con ese partido. Estaban infumables, más que de costumbre. Pero esta vez es distinto. Es una etapa decisiva. El eliminatorio siempre nos cuesta y clasificamos sufriendo. Pero al final, rara vez no quedamos en el podio.
Lo que Seto acababa de expresar era como el ambiente del fútbol definía el juego de la selección de Dominó. Clasificando apenas y envalentonándose en las instancias definitivas. A diferencia de los capitalinos, la gente de Dominó no vociferaba su victoria antes de comenzado el campeonato. Pero secretamente, habiéndose clasificado, creían que su selección era capaz de lograr cualquier hazaña.
Dominócampeón: En eso tienes razón. Deben ser campeones mundiales en ganar torneos antes de jugarlos.
—Mi madre ya regresó.
Shizuka estaba a su lado quitándose el delantal. Atem no se había percatado de su presencia hasta que la escuchó hablar.
Miró la hora. Restaban quince minutos para las diez y cuarto. Si apuraban el paso llegarían a tiempo.
—Voy al baño y salimos.
Corrección. Si corrían llegarían a tiempo.
Nueva solicitud de amistad: ¡A Setockr le gustaría ser tu amigo! Puedes visitar su perfil para aceptar o rechazar su solicitud mediante el siguiente enlace.
Setockr: Y nosotros campeones mundiales en arruinar fiestas jaja
Tras ese último mensaje Atem decidió "ficharlo" para su selección de amigos aceptando la solicitud.
Dominócampeón: Tienes razón. Esperemos que así sea. Me voy a salir con mi novia, por fin. Espero que salga del baño a tiempo, jaja. Que pases bien.
Setockr: Okay, que se diviertan. Aunque si quieres que salga a tiempo deberías golpearle la puerta, jaja. Adiós.
Eso mismo decidió hacer. Una vez que tenía entradas gratis no pensaba desperdiciarlas.