Jonouchi se sentía aturdido. Su hermana y su madre hablaban continuamente de asuntos intrascendentes, sin querer que el silencio se filtrara en el comedor. Él, por el contrario, hubiera dado una fortuna con tal de que cerraran la boca unos minutos.
En su trabajo, los dueños decidieron establecer un día de promociones, que mayormente consistían en descuentos sobre el valor de las prendas. Esto significó que gran cantidad de gente se aglomerara en el local. La fila en la caja, la gente en el probador, los clientes que le consultaban por talles y precios colmaron su paciencia.
Y lo peor de todo fue que su compañera le bajó la presión y se retiró a su casa cuando apenas llevaban dos horas del local abierto y restaban siete.
Tras salir de aquel martirio se fue a la academia. El tema que el profesor estaba explicando era para nada interesante; lo cual no ayudaba a la hora de prestar atención. No tomó ningún apunte, tendría que pedírselos luego a alguno de sus compañeros.
Cuando llegó a la pizzería, su madre no le dio respiro y le reprochó los días que, con su malhumor de por medio, no había "cumplido" con sus horas de atender la pizzería. No le quedó otra opción más que ayudarla, y bancarse las preguntas de los clientes habituales sobre su ausencia. Que si tenía exámenes, que si había estado enfermo, que si ya tenía novia...
Eran las doce y treinta posterior al mediodía y apenas estaban cenando.
Quería tirarse en su cama y descansar, aunque no tuviera sueño.
Aparentemente su madre y su hermana tampoco, y aquella conversación que tenían iba para largo rato más.
—Me voy a dormir —dijo levantándose.
—Ve, corazón. Gracias por ayudarnos.
Su madre le sonrió de una forma que lo dejó dudando sobre la genuinidad de aquel agradecimiento. Porque en realidad sonó como un reproche.
Luego de una necesitada muy necesaria ducha, Jonouchi saltó sobre su cama y se cubrió de pies a cabeza con la sábana. Como se lo esperaba, el sueño no venía fácil y terminó destapándose la cara y se quedó mirando el techo, aburrido.
Tomó su celular y entró al chat, hacía varios días que no iniciaba sesión. Estaba decepcionado, aunque solo un poco. El último incidente le serviría para evitar futuras malas experiencias con los usuarios del sitio.
Se sorprendió al ver que tenía treinta y seis mensajes nuevos, y siete comentarios en las fotos de su sitio. Primero revisó los comentarios; la gran mayoría hacían alusión a su atractivo físico. Otros pocos aprovechaban para promocionar los sitios propios.
Jonouchi estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios que a diario recibía en sus fotografías, de alguna forma alimentaban su ego y lo hacían sentir seguro. Lo malo era que la gran mayoría de esos usuarios estaban en el sitio solo para sex-chats, y no para cosas serias que era lo que Jonouchi en definitiva anhelaba. Era muy fácil registrarse con perfiles falsos porque el sitio no te demandaba ningún tipo de verificación mediante el móvil o correo electrónico.
Jonouchi agradeció cada uno de los comentarios en su sitio rápidamente y se abocó a la gran cantidad de mensajes tenía. Al final resultó una tarea agotadora cómo su jornada laboral reciente. Muchos mensajes cargados de contenido sexual, lo que no era para sorprenderse. Algunos amigos que a menudo charlaban con él le preguntaban cómo estaba, seguramente preocupados de no verlo conectado como a diario acostumbraba. Algunas recomendaciones o auto propagandas de sitios. Y demasiadas solicitudes de amistad tediosas.
Se quedó mirando su lista de mensajes leídos sin mucho interés, mientras iba vaciando su bandeja de entrada. Hasta que llegó al día de la dichosa pelea. Abrió el mensaje de Setockr recordando todo lo que había pasado ese día, y se preguntó si habría hecho más amigos. Entonces, sin nada mejor que hacer, visitó su perfil. Setockr estaba conectado y tenía, aparte de él, dos amigos más. Eran todos hombres y eso le llevó a preguntarse si lo había agregado solo porque era de Dominó o porque además quería establecer contacto con usuarios masculinos. En otras palabras, si además era gay.
Seto no había creado sitios en el tiempo que llevaba registrado, por lo que no había mucho más para revisar. Iba a regresar a la página anterior cuando se percató de que tenía foto de perfil. Amplió la imagen con un poco de curiosidad y se sorprendió. Inmediatamente se instaló en su mente la duda de que el de la foto fuera realmente Setockr.
La foto encuadraba su rostro y parte de su cuerpo. "Seto" posaba recostado contra la pared, con las manos en los bolsillos de su jean negro y una de sus piernas flexionadas, con la planta del pie apoyada en la pared. El chico de la foto era de complexión delgada, pero con músculos definidos, aunque no de forma corpulenta. Era esbelto, pero no alto; quizás porque aún era joven. Su piel era pálida, sin imperfecciones. Su rostro era alargado y bien proporcionado, con el mentón nítido. Algo en el conjunto de sus cejas, parcialmente cubiertas por un largo cerquillo castaño, y nariz, larga y angosta, le daban cierta severidad a su expresión facial. Hubiera sido una expresión seria, de no ser por la nimia curva de sus labios.
Dominósxcboi: ¿Eres tú el de la foto?
Le envió el mensaje viendo que Setockr estaba conectado.
Jonouchi guardó la foto en su celular y se levantó de la cama. Buscó en los cajones de la mesita contigua el cable de datos y se sentó frente a la computadora de escritorio. Copió la fotografía en el computador y a continuación ingresó en un sitio de internet que consistía en un buscador de imágenes iguales o similares a las seleccionadas.
Jonouchi cargó la fotografía y probó primero buscar imágenes iguales. Para su sorpresa, la herramienta no arrojó resultados. Sin darse por vencido, probó escrutar imágenes similares. Esta vez figuraban en los resultados de búsqueda imágenes de hombres que Jonouchi inspeccionó minuciosamente.
Ninguno era él. El sitio no era totalmente efectivo, quizás era una celebridad poco conocida y esa imagen fue copiada de cuentas personales a las que el buscador no podía acceder. E incluso podía ser una foto trucada. ¿Por qué no?
Jonouchi desconectó su celular, apagó el computador y volvió a acostarse, dejando sus sospechas para analizarlas luego.
Frustrado de no poder conciliar el sueño a la una y media de la madrugada, actualizó el chat.
Setockr: Sí.
Jonouchi lo pensó un momento, considerando la posibilidad. Obviamente, si estuviera utilizando la foto de otra persona no lo admitiría. Pero, ¿y si realmente era él? Eventualmente podía pedirle que subiera una foto tomada en el momento e incluso conocerse en persona, así que continuó la conversación considerando la respuesta de Seto como verdadera hasta demostrar lo contrario.
Dominósxcboi: ¡Diablos, eres sexy!
¿Por qué no admitirlo? Si Seto subía una foto como esa era para llamar la atención y para que lo halagaran.
Setockr: Jaja... gracias.
¿La gracia? Jonouchi se preguntó cómo debía entonar ese mensaje. ¿Cómo sería Seto? ¿Cómo hablaría? Porque podía imaginar que era arrogante y soberbio e interpretar el mensaje de esa forma; o por el contrario, que era ignorante de su propio atractivo o humilde al respecto. Esta segunda opción le resultaba imposible.
Dominósxcboi: Apuesto a que oyes eso todo el tiempo.
Esa parecía una buena forma de ver cómo Seto era realmente, según lo que respondiera. Algo como "Claro que no" o "realmente no me fijo en ello" sonaría a molestia fingida. Algo "no te imaginas cuánto" o "sí, todo el tiempo" sería una respuesta demasiado vanidosa. Pensándolo bien, no había respuesta que lo convenciera de que Seto era un engreído; quizás esa opinión estaba motivada por su expresión en la foto o por su necesidad de mentir para presumir algo. Cualquiera de sus hipótesis lo conducían a la misma conclusión.
Setockr: No es algo que los hombres me digan a menudo, jaja.
Al leer el mensaje recordó que Seto solo tenía tres amigos hombres. ¿Qué estaría buscando?
Dominósxcboi: ¿Cómo te defines?
¿Y si el de la fotografía realmente era Setockr? ¿Y si las mujeres le mencionaban hasta el hartazgo su atractivo, pero los hombres no? ¿Cómo debía interpretarse su mensaje? ¿Cómo un lamento?
Jonouchi sacudió la cabeza. Estaba suponiendo más de lo normal, Seto podía estar simplemente sorprendido o quién sabe qué. Maldito insomnio.
Setockr: ¿Qué?
Si Seto era homosexual y entraba al chat con interés en hombres, sabría a qué se refería. ¿Por qué hacerse el desentendido entonces?
Dominósxcboi: Si eres gay, hetero o bi.
Para Jonouchi tal cosa como bisexual no existía. Creía que aquellos que se definían así simplemente temían revelar su homosexualidad abiertamente.
Setockr: Ah, eso. Hace bastante tiempo que tengo una relación con mi novia. Hay hombres que me atraen, pero no es algo que pretenda DEFINIR ahora en realidad.
Jonouchi se preguntó cuánto sería bastante tiempo. Porque podía ser que Seto llevara mucho tiempo con esa chica y recientemente comenzara a sentir cierta atracción por hombres. En ese caso, si podía resultar difícil terminar una relación. Pero si la relación hubiera comenzado después y Seto la continuaba solo para no admitir su homosexualidad, era una situación totalmente distinta.
Jonouchi se percató de que seguía suponiendo y suponiendo sin cesar. Su cerebro no dejaba de imaginar distintos escenarios, aunque tuviera que ir a trabajar otra vez en cinco horas.
Dominósxcboi: Pero si realmente es así, deberías actuar al respecto. Debe haber muchos hombres dispuestos a hacerte feliz. ¡Al menos yo lo estaría! Pero, ¿qué dicen ellos?
Jonouchi esperó con el celular en la mano unos diez minutos, hasta que Seto se desconectó del chat sin haberle respondido. Eso lo dejó pensando. ¿Se habría enojado con su comentario?