Como nacen los Dioses, tercera parte.
Pero no nos detengamos en Blue Rain, déjenme hablarles ahora del más grande gremio de Ciudad Q, Tyranny, y el dios que los protege, Desert Dust.
Han Wenquing era el poseedor de ese avatar, tan poderoso y tiránico como era de esperarse de la manifestación física del hombre, uno de los pocos guerreros que habían sobrevivido desde la primera generación y uno de los dos únicos Dioses con vida de ésta. Han Wenqing fue uno de los primeros usuarios de avatar, y aún hoy, el general Tirano, el Dios de la lucha, infundía temor en los corazones de cualquiera lo suficientemente estúpido para creer que podía atacar ciudad Q.
Han Wenqing, de cabello negro y ojos oscuros, musculoso, y con una cara que hacía que la gente le arrojara sus billeteras asustadas… ¿a quién perdió éste general para alcanzar la divinidad, se están preguntando? La respuesta es su madre. La señora Han, una dura y estricta general del ejército. Ella no poseía un avatar, pero cuando su hijo, apenas un adolescente en ese momento, fue la segunda persona en manifestar uno, luchando de pie, solo, con sus puños defendiendo Ciudad Q de los monstruos, ella había corrido a su lado a pelear después de mirarlo.
Cuando Han Wenqing fue cubierto por aquel desconocido poder su cabello se volvió rojo, luciendo una especie de bandana roja también en su frente, con reflejos dorados. Su cuerpo crecía sustancialmente, enmarcando su figura con una gabardina abierta blanca, sin mangas, mostrando sus grandes pectorales y los músculos de sus brazos, el hombro derecho cubierto por una protección de oro que simulaba la máscara de un demonio; los guantes oscuros cubriendo desde el codo hasta sus dedos vendados y un pantalón rojo sangre. Más filos de oro corrían en líneas dispersas por sus guantes, sobre el negro haidate samurái que protegía su vientre y caderas, atravesado por un cordón rojo como su insignia al centro, y en los suneate que cubrían sus piernas pero dejaban al descubierto los dedos de sus pies.
El avatar de Han Wenqing era imponente e impresionante.
Apenas un adolescente en ese momento había luchado con sus puños sin retroceder, y la señora Han no dudo en correr a su lado y apoyarlo, luchando a su lado, llena de orgullo. Juntos fundaron Tyranny. Han Wenqing, el luchador principal, la señora Han, la agresiva general que no retrocedía, siempre a su lado, pues a pesar no poseer un avatar era una guerrera nata, hasta los huesos, una mujer que se negaba a dejar solo a su hijo con la pesada carga de ser el único capaz de matar monstruos en Ciudad Q.
Los Han estuvieron siempre lado a lado, hasta que un día ya no lo estuvieron más. La valiente general, al final una simple mortal, cayó como la fiera madre que era, luchando hasta su último aliento por cubrir la espalda de su hijo, y en el momento que Han Wenqing lo sintió, había perdido la razón, luchó como un demonio imparable hasta que una montaña de cadáveres de monstruos yacía a sus pies.
Cuando el último cayó, él también se arrodilló, alzando a su madre como un simple niño roto. Por qué eso era. No importa la edad, el día que pierdes a tu madre no eres más que un niño roto.
-¡Mamita!-le rogaba por que abriera los ojos.
Su madre era fuerte, su madre podía con todo. La general no lo decepcionó y lo hizo.
-Mi niño, mi orgullo... mi pequeño general Tirano…-susurró con un jadeo cansado.-Sigue adelante A-Qing, mamá se tiene que ir primero.-logró decir tosiendo sangre sobre su hijo, que aún vestía su avatar, y comenzó a emitir un halo dorado cuando la sangre de la señora Han, cuyo deseo más grande deseo siempre fue proteger a su hijo, salpicó sobre él.-Nunca retrocedas, A-Qing… Desert Dust.-lo nombró, sonriendo antes de morir.
Así, Desert Dust como ahora se llamaría el avatar, ascendió al nivel divino. La sangre de una madre y su fuerte deseo de proteger por siempre a su hijo abrieron el camino, dándole la última y más grande protección que podría haber dejado para su hijo destinado a luchar.
Al mismo tiempo que Desert Dust ascendía al nivel Divino, en otro lugar, un niño un poco más joven que él despertaba su propio poder del alma sin saberlo. Zhang Xinjie era un chico inteligente, estricto consigo mismo y tenía un poco de TOC, le gustaba todo bien hecho y en orden, pero en este momento las luces no estaban en él si no en su hermano mayor. El mayor de los Zhang había logrado dar forma a su Avatar, el primer clérigo, pues era un enfermero de campo y su alma reflejaba su vocación, Immovable Rock, el primero con núcleo de Sacerdote, de la subclase priest y con la capacidad de curar.
Pero para entender bien su importancia, es necesario entender que un avatar, una armadura en cierta forma, podría romperse si tu alma se agotaba, simplemente desapareciendo para recuperarse y dejando a su portador convertido en un simple mortal en medio de una batalla. Solo los Dioses eran excepciones a esa regla que para el resto era un hecho escrito en piedra, que todos tenían un límite.
Mientras más débil fueras, menos tiempo podías vestir a tu avatar en una batalla. Mientras más fuera lastimado tu avatar durante la pelea más se reduciría este tiempo. En ese momento, entraban los avatar con núcleo de sacerdote, como Immovable Rock, pues aunque tenían poco o nada de poder de ataque, poseían una habilidad más importante aún, pudiendo sanar y recargar a los avatar aliados. Eran la clase de apoyo definitivo, pues un avatar a punto de llegar a su límite de pronto se vería completamente curado, como al principio de la batalla, todo posible gracias a un clérigo, y mientras más poderoso fuera, más efectivo sería.
En aquel momento, Immovable Rock no tenía un poder destacable, pero había sido el primero en despertar un núcleo de sacerdote. Después más habían despertado, y fueron descubiertas las cuatro ramas de los núcleos de sacerdote. Los Clérigos como Immovable Rock, los paladines, quienes aunque no podían curar tanto como un clérigo tenían una habilidad que ellos no, poseían una asombrosa defensa tanto para ellos como para sus aliados. Luego los caballeros, sin poder de curación pero con una defensa inquebrantable y asombrosa. Al final, estaban los exorcistas, que no podían defenderse o curar, pero podían crear talismanes que les permitía aumentar su propio poder y de sus aliados, además de ser los únicos sacerdotes que podían generar un daño verdadero, pues sus talismanes también servían para destruir a sus enemigos.
Así, Immovable Rock había sido el primer Clérigo en despertar, y viviendo en ciudad Q había corrido a Tyranny para ofrecerse a ayudar en la noble tarea de este gremio de salvar vidas y se había convertido rápidamente en el compañero de Desert Dust. El clérigo y el delantero imparable, pues con él protegiendo sus espaldas Desert Dust avanzaba sin miedo, sin retroceder nunca.
Por tres años el mayor Zhang y el General Han, los pilares de Tyranny, estuvieron juntos. Entonces Immovable Rock ascendió a nivel divino y su usuario cambio.
Zhang Ming acompañaba una patrulla, de novatos, su propio hermano pequeño, Zhang Xinjie, estaba en ella, y su misión era entrenar el poder del alma de estos novatos. Su hermano era el más destacado de todos, para su orgullo, además que tenía un núcleo de sacerdote como él, y Zhang Ming sabía que un día su hermano lo superaría y eso lo llenaba de orgullo, no de envidia, pues deseaba ver ese día, ver a Zhang Xinjie crecer y volverse más fuerte, pues mientras más poderoso el sacerdote más vidas podía salvar.
Pero un grupo de monstruos que logró penetrar la usualmente inexpugnable Ciudad Q quiso impedir el brillante futuro de su hermano y los demás novatos. En medio de un puñado de jóvenes que aún no podían usar completamente un avatar, Zhang Ming era el único que podía, que poseía a Immovable Rock, el avatar que no tenía poder de ataque. Tres eran sus habilidades de ataque, cada una más débil que la otra, pero aun así Zhang Ming corrió al frente del grupo donde estaba su hermano sin duda y utilizó el fuego sagrado de su clérigo para protegerlos, para después usar la luz del sagrado mandamiento para hacer frente a los monstruos más débiles. Por último, utilizó su hipnosis para poder controlar a uno de los monstruos, pero era inútil, pues Immovable Rock solo podía recibir los ataques en su propio cuerpo para defender a los junior mientras se curaba a sí mismo, esperando que su compañero llegará a tiempo, aunque el daño que recibía de los múltiples monstruos era más rápido de lo que podía curarse.
Pero no se rindió. Immovable Rock era como su nombre, era parte de Tyranny, y en Tyranny no retrocedían. No temían. Solo cuando Desert Dust llegó con el escuadrón principal, se dejó caer sobre sus manos y rodillas. Su hermano corrió a su lado.
-Hermano, hermano…-Xinjie lo sostuvo, pálido, asustado.-Resiste, Desert Dust está aquí. El Emperador de la lucha está aquí-le aseguró.
Zhang Ming sonrió y dejo que Immovable rock se desvaneciera.
-Estoy bien.-le aseguró a Xinjie, revolviendo su pulcro cabello para escupir sangre al momento siguiente sobre él.
Se había descuidado demasiado pronto, en el momento que dejó que su cansada alma se replegara a su interior para recargarse había quedado desvalido, y Desert Dust, que luchaba aparte no había notado al monstruo que escapó y que apuñaló a su compañero por la espalda. Cuando lo notó, Desert Dust cargó alejándolo de Xinjie y Ming, pero el daño estaba hecho. El mayor de los Zhang se desplomó en los brazos de su hermano.
-Xinjie…-susurró.
-¡¡Hermano, hermano aguanta!!-le rogó el pálido chico.
-Yo quería salvar a la gente… yo solo quería ayudar…-susurró.
-Lo sé, y lo vas a seguir haciendo, hermano…-le juró Xinjie desesperado.
-Si puedo seguir haciéndolo…-sonrió débilmente- ¿llevarías mi deseo por mi, Xinjie?
-Sí, sí… te ayudaré a curar a todos hermano, seré un clérigo como tú, lo haremos juntos, seremos los clérigos de Desert Dust y pondremos de rodillas a los monstruos…-le juro con lágrimas en los ojos. Diría y haría lo que fuera por su hermano.
-Mi buen Xinjie, siempre tan bueno…-suspiró con una sonrisa.
Desert Dust de pronto estaba junto a ellos, arrodillándose junto a su compañero, y el resto de Tyranny se encargaba de lo que quedaba y del resto de los novatos.
-Capitán, haga algo-le pidió.
-Viejo Han,-le sonrió Ming cansado-tienes que cuidar a Xinjie o me voy a enfadar.
-Lo harás tú mismo.-le dijo serio.
-Sí, yo también lo haré.-respondió, tosiendo sangre.-Xinjie, mírame-le ordenó, y cuando su hermano lo hizo sintió la invasión a su alma.
Gritó porque era inesperado, porque no era pacífico y dolía, sentir un alma tratando de fundirse con la suya. Pronto sintió el calor de su hermano y dejó que esa alma entrara en la suya sin saber, su hermano sonrió y Xinjie al fin completo su avatar, o mejor dicho su avatar incompleto se fusionó y se convirtió en Immovable Rock, un Immovable Rock con un halo dorado, el primer Clérigo de Nivel Divino.
Cuando las dos almas se convirtieron en una, una avalancha de recuerdos se mezclaron con los suyos, y cuando al fin recuperó la vista luego de esa avalancha de poder aun vestía a Immovable Rock, el cabello blanco, la ropa pulcra y prístina blanca y azul con el cinturón de oro, y en sus brazos aún yacía su hermano, una sonrisa inmortalizada en sus labios, los ojos cerrados como si durmiera en paz, la barbilla manchada de sangre y el pecho inmóvil, sin el subir y bajar nunca más porque Zhang Ming ya no respiraba.
Xinjie miró a Desert Dust sin comprender.
-Lo siento, Xinjie.-le susurró Han Wenqing y al fin Xinjie lo entendió.
Zhang Ming había muerto. Ahora, él mismo no era diferente a Vaccaria, a Desert Dust, Skowsaar o Troubling Rain. Él había heredado a un Immovable Rock de nivel divino.
-¡No, no! ¡Hermano, hermano abre tus ojos!-le rogaba inútilmente. -¡No, Capitán…-gritó cuando Han Weqing se levantó cargando el cuerpo de Zhang Ming, quitándoselo-¡devuélvamelo!
-Compórtate, Zhang Xinjie. Tu hermano te dejo una misión, hónrala.-ordenó el general tirano sin demostrar cómo su corazón se rompía al perder a su compañero, el mismo que había estado a su lado desde que perdió a su madre.
El funeral y entierro de Zhang Ming fue el de un héroe, su tumba yacía junto a la de la señora Han.
A Xinjie le tomó un tiempo aceptar su realidad, pero la primera vez tras la muerte de Zhang Ming que Desert Dust salió a luchar, Xinjie lo siguió con firmeza. Tenía una misión y no fallaría en ella, ese era el juramento que se hizo a sí mismo: tenía que cumplir la última voluntad que le dejó su amado hermano mayor.