Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Punto de mira, presión en el gatillo, no despistarse. por BloodyMoon

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Y un nuevo capítulo.  

 

A partir de ahora prometo actualizar con regularidad. Subiré el próximo capítulo en siete días, el diecisiete. Promesa.

 

Espero que todos y todas estéis bien.

Mantenéos a salvo.

BloodyMoon

Spencer despertó en medio de la noche, agitado. Había estado soñando con la maldita revista y con Aaron Hotchner de nuevo. Cuando abrió los ojos, tardó unos instantes en recordar dónde se hallaba. Primero sintió el calor de un cuerpo a su lado y, después, fue consciente de que su jefe estaba en la cama con él. Hotch le estaba dando la espalda y él lo envolvía con su débil brazo por la  cintura. Comenzó a acariciar el abdomen del mayor lentamente, con la palma de su mano. Sabía que estaba mal pero deseaba el contacto. Necesitaba más y metió las mano por dentro de la fina camiseta. Jadeó al sentir la tersa piel bajo las yemas de sus dedos. Cada hendidura en el torso de su jefe hacía que su polla despertase un poco más de su letargo, algo bastante común en esos últimos días. 

Sacó la mano lentamente y escuchó un gruñido del mayor. Falsa alarma, seguía dormido. Su polla estaba ya totalmente erguida y el roce con el culo de Hotch en esa posición tan... sugerente estaba llevándole al límite. Se levantó corriendo al baño, tratando de ser discreto, y se encerró allí. Bajó sus pantalones y calzoncillos hasta las rodillas y comenzó a acariciarse despacio, manchándose de líquido preseminal. Cerró los ojos imaginándose que sus húmedos dedos eran en realidad la lengua del hombre que dormía tras la puerta del baño. Comenzó a jadear sintiéndose cerca de la liberación que necesitaba. Cuando por fin se corrió, un suave "Hotch"  escapó de sus labios.

Cuando despertó de nuevo, estaba solo en la cama. Su alarma no había sonado todavía pero su jefe ya no estaba allí. La almohada olía a él y el chico no pudo evitar hundir en ella su nariz para aspirar aquel delicioso aroma. Era temprano, estaba cansado y podría haber seguido durmiendo. En lugar de eso, se levantó y se vistió para ir a martirizarse viendo a su superior pasar de él. Salió por la puerta dejando la cama hecha y bajó al comedor. Gideon y Hotch estaban desayunando mientras hablaban tranquilamente en una mesa apartada en la cafetería del hotel. Como no quería interrumpir, se sentó alejado. En seguida llegaron Morgan y las dos chicas y se sentaron con él. Al terminar se encaminaron a la oficina de la agente Calvin, pero tuvieron que cambiar de rumbo cuando recibieron una llamada de la misma alertando de un nuevo tiroteo en una cafetería. De nuevo sin víctimas mortales y en otra jurisdicción.

Como bien había señalado Gideon, la presencia del FBI y de los medios estaba aumentando el deseo de atacar del sudes. No habían pasado más de 48 horas desde el último tiroteo y ya había actuado de nuevo. Lo mejor iba a ser dar ya un perfil, algo con lo que la policía pudiese empezar a trabajar.

Después de comer, se reunieron en la oficina de la policía estatal, la única con poder en las diferentes jurisdicciones en las que el sujeto había herido a alguien. JJ pidió a todos que ese primer perfil permaneciese en secreto, que no pasase a los medios de comunicación; todos parecieron estar de acuerdo.

Después de ella, Hotch ocupó una posición central para hablar al resto de agentes allí presentes. Spencer le observaba en la distancia asiendo con fuerza la correa de su vieja bandolera. El mayor empezó a enumerar las características del sujeto: varón, entre 30 y 40 años, carente de empatía, narcisista y paranoico, incapaz de admitir sus propios errores, conductor de una furgoneta que facilitase su actuación y encubriese el ruido de los disparos, sin amigos, probablemente policía, cambiando siempre de trabajo dentro de una misma profesión... Tuvo que detenerse cuando uno de los agentes se burló del perfil. El sargento Weigart, claramente molesto, les animó a seguir la conversación en su despacho.

Hotch, Elle y JJ se encaminaron al despacho del sargento para pedir una reconstrucción del tercer tiroteo en el cambio de turno al día siguiente, mientras Gideon terminaba de hacer algunas anotaciones sobre el caso y Spencer acudía al baño por segunda vez ya ese día. La voz de Hotchner, tan profunda y grave, hacía que toda su cordura desapareciese en segundos. Cuando logró aliviarse, salió en busca de Gideon. Se colocó detrás de él sin saber muy bien qué decir. Este notó su presencia y levantó la cabeza un segundo par mirarle, luego volvió a lo que estaba haciendo.

-Hola, ¿cómo estás?

-Bueno, pues sin arma en el cinturón parezco el ayudante del profesor. - De verdad que se sentía estúpido por haber suspendido aquella vez.

-¿Te preocupa tu aspecto?

-Hotch - Joder, qué bien sonaba aquel nombre. - dice que cuando llegó a la unidad le dijiste que no hacía falta un arma para matar a alguien.

-Nuestra única arma es la capacidad para hacer algo que ellos no pueden hacer.

-Y... ¿Cuál es?

-La empatía. Deshumanizan a sus víctimas y nosotros los humanizamos a ellos.

-Quieres convencerme de que no necesito pistola.

-Me da igual que vayas armado o no. El arma más mortífera es un perfil preciso.

-Eso es lo que tú crees. - Gideon estaba empezando a desesperarse y se le notaba en la cara.

-Reid, Hotch no está enfadado contigo por tu suspenso. Repetirás la prueba y la pasarás, como siempre.

-Y-yo...- Boqueó el menor. 

-He notado cómo le miras. Algo pasa en tu interior que tiene que ver con Hotch y no vas a sentirte bien contigo mismo hasta que hables con él. 

-No... No, eso no es lo que...

-Reid. - El mayor le interrumpió de nuevo. - Mi trabajo es crear un perfil exacto de auténticos desconocidos. No es difícil elaborar uno para ti. Te conozco y, para mí, eres transparente como el cristal. Si te gusta Hotch, díselo. Como poco se sentirá halagado.

Gideon recogió sus papeles con un rápido movimiento y se marchó dejando a Reid con la mandíbula a centímetros del suelo. ¿De verdad estaba siendo tan obvio?

Esa noche, mientras cenaban, no levantó la vista del plato ni un mísero segundo. Ya no solo la presencia de su jefe le incomodaba, si no también la de Gideon, quien seguramente le estaba mirando en ese justo momento. 

Había estado pensando en lo que habían hablado. Quizá hablar con Hotchner sobre lo que le sucedía ayudase realmente a librarle de todo ese estrés y de toda esa angustia. Sin embargo, el problema no estaba en admitir que le hacía tilín su mayor figura de autoridad, si no en todas las fantasías sexuales que rondaban su mente inexperta. 

Subió a la habitación antes que todos y se metió en la cama con un libro para relajarse y poder dormir. Sus últimos pensamientos le habían alterado bastante y no podía creer que realmente se estuviese planteando hablar de algo así con Hotchner. Cuando este llegó a la habitación, se cambió a los pies de la cama, frente al muchacho que estaba esforzándose enormemente por no echar un vistazo al torso desnudo de su jefe. Al meterse el mayor en la cama, Spencer cerró el libro y lo dejó en la mesilla. Dio las buenas noches al otro y apagó la luz para dormir. Estaba girado de forma que miraba a la espalda de su jefe porque el otro hombro le dolía un poco y no quería poner su peso sobre él. Estaba ya casi relajado y dormido cuando notó como la espalda de Hotch se pegaba a su cuerpo y este cogía su muñeca para dejar su brazo rodeándole como la noche anterior.

-Es para que lo tengas más fácil cuando quieras acariciarme. - Su voz había sonado casi lasciva y el pequeño y tímido Reid no pudo hacer más que tragar saliva bruscamente y jadear nervioso.

-No te pongas nervioso, Spencer, me gusta como se sienten tus suaves manos inexpertas sobre mí. - La boca del joven se secó al instante. ¿Acababa de llamarle por su nombre de pila? Sí, lo había hecho. Sonaba tan bien dicho por él... Daba igual, aquello estaba mal, él lo sabía. Así que, ya que no podía hacer otra cosa, se giró sobre su hombro dolorido para establecer un límite con el mayor, espalda contra espalda. 

Al momento, Hotchner se giró también para abrazar a Spencer con un brazo como este había hecho con él segundos antes. Colocando su mano en el vientre del chico comenzó a acariciar lentamente hacia arriba, subiendo despacio su camiseta y desnudando su abdomen. Reid tenía los ojos cerrados y apretaba los labios para no gemir. Estaba completamente duro y temía que todo fuese un simple sueño. Sin embargo, cuando la mano del mayor tocó directamente su piel, uno de sus ya duros pezones, abrió los ojos como platos y sintió el golpe de realidad: estaba pasando.

-H-Hotch... yo... - No sabía que decir y no quedaba ni rastro de su inteligencia en esa brillante mente suya.

-Vamos Spencer - Con la mano libre acarició el cuello del chico- sabes que deseas esto tanto como lo hago yo. - Aquello lo había pillado por sorpresa. ¿Su jefe quería también lo mismo que él? Iba a preguntar, pero sus palabras se volvieron un gemido agudo cuando sintió la boca del mayor en su cuello. Fue un beso delicado y húmedo que bastó para hacerle olvidar la poca cordura que le quedaba. 

Reid sintió el calor del cuerpo de Hotchner alejarse y se puso boca arriba para poder ver qué estaba haciendo. El mayor se subió a horcajadas sobre el chico y sonrió victorioso al sentirle duro bajo él. Spencer jadeó al vislumbrar con la poca luz que había en la habitación a su jefe quitándose la camiseta. Su torso trabajado, perfecto. Su miembro palpitó ante tal visión y supo que él lo había notado, pero ya no le importó. Solo quería que le hiciese lo que más le apeteciera, hasta saciarse.

El mayor se acercó a su boca y comenzó un beso que demostraba hambre y necesidad. Era un beso húmedo y salvaje. A Spencer le estaba costando seguirlo, nunca había besado a nadie, y menos de esa forma. La lengua del mayor entró en su boca de golpe, explorando cada rincón y dejando a ambos deseosos de más cuando tuvieron que separarse para retomar el aliento.

Aquellos labios se sentían jodidamente bien sobre los suyos. No podía haber nada de malo en algo tan delicioso, era simplemente imposible. Hotchner despojó al chico de la camiseta de su pijama y comenzó a lamer su vientre hasta llegar a sus pezones erectos, los cuales mordió y succionó a placer. Spencer tapaba su boca con una mano para no gemir ante aquello, pero el más grande la retiró.

-Quiero oír tus jadeos, tus gemidos y tus gritos. - Spencer jadeó ante aquello. Él no sería capaz siquiera de pensar una frase como aquella sin sonrojarse y tartamudear como un bobo. - Tanto ahora como cuando entre en tu pequeño cuerpecito.

El chico no supo en qué momento sus pantalones desaparecieron con un tirón, y así lo hicieron también sus calzoncillos. Estaba completamente expuesto y el otro totalmente impaciente.

-De rodillas. - El mayor se había apartado un poco y él obedeció al minuto. -Buen chico. - Le tomó del mentón con la mano y le besó con calma, demostrando poder y experiencia.

-Ahora vas a doblarte hacia delante y vas a lubricarme mientras te preparo. - El pequeño no entendió a penas lo que le estaba pidiendo, pero se dobló igualmente.

-¿Lu- Lubricar? - La risa del mayor fue inmediata.

-Chúpame la polla, Spencer. 

Vale, aquello era demasiado. Estaba completamente cachondo y seguro de que su cabeza goteaba ya mares de presemen. Vio como el mayor se colocaba frente a su rostro, también de rodillas, quitándose los calzoncillos. La vista era preciosa, y tremenda. Aquel monstruo no iba a entrar en él ni de broma. Era demasiado grande. Sin embargo, la boca del chico se había hecho agua ante tal delicia y no le quedó más remedio que acercar su lengua curiosa para acariciar de abajo hacia arriba el miembro del mayor por completo, hasta llegar a la punta para probar su líquido preseminal. Joder, sabía a cielo.

Esa fue la primera vez que escuchó gemir de verdad a Aaron Hotchner y su cabeza no olvidaría aquello jamás. Animado por aquel sonido, repitió el acto un par de veces. Se preparó para tomar el glande en su boca, pero el mayor introdujo en ella dos dedos. Spencer los lamió sin saber muy bien que estaba haciendo. Cuando su boca estuvo libre de nuevo, la ocupó con aquella polla que llevaba tiempo deseoso por chupar. Hotch gruñó y maldijo por lo bajo. Spencer sintió algo húmedo en la cima de sus nalgas.

-Ten cuidado, ni se te ocurra morderme. - Y dicho eso metió un dedo en el pequeño, que soltó un quejido que en seguida se transformó en gemido. - Buen chico.

Reid se esforzó por seguir chupando con delicadeza la longitud del hombre que tenía ante él, pasando la lengua por su uretra para recoger aquel sabroso líquido salado. Sin embargo, cuando un segundo dedo entró en él se detuvo para jadear. 

-Joder... Estás tan estrecho Spencer... - Hotch tenía una mirada lasciva que Reid no había visto jamás en él. Solo aquella imagen podría haber hecho que se corriera allí mismo, pero se estaba forzando a aguantar para iniciarse en el maravilloso mundo del sexo sin defraudar al más grande. 

Cuando un tercer dedo le penetró, Spencer vació su boca y chilló. Si le había dolido solo aquello, no se imaginaba lo que venía después. 

-Tranquilo. - Hotch acariciaba su cabeza mientras comenzaba a mover sus dedos en un lento y placentero vaivén. - Cuando te acostumbres rogarás por más. - Comenzó a abrir los dedos estirando el interior del chico que solo lograba jadear y gemir mientras lamía su miembro de vez en cuando.

-Bien, estás listo. Túmbate boca arriba, quiero ver tu cara cuando te penetre.

Spencer gimió cuando los tres dedos salieron de él y obedeció inmediatamente, ansioso. Aaron se colocó en su dilatada entrada con su polla empapada en saliva del menor y ejerció una leve presión. El chico se movió buscando un mayor contacto y el otro sonrió.

-¿Qué quieres, Spencer? Dímelo.

-A-a ti. Te quiero a ti. Por favor... - Estaba literalmente rogando por ser embestido de una vez. Sus ojos brillaban empapados de deseo y su polla desatendida palpitaba empapada sobre su vientre. 

-Bien, si eso es lo que quieres, lo tendrás. - Y entró en el de una estocada.

El chico chilló dolorido. Se sentía como si algo se hubiese roto en su interior. El mayor, consciente de que acababa de llevarse su virginidad, se dobló para besar al chico sin moverse en él. Devoró su boca de forma brusca y necesitada hasta que el chico se acostumbró a su tamaño. Entonces comenzó un suave vaivén de caderas. Spencer apretó los puños y despegó levemente la espalda del colchón, gimiendo desesperado. Hotch no podría aguantar mucho más con aquella tierna imagen ante él. Llevaba tanto tiempo necesitando aquello... Le volvía loco el chico y le costaba un montón contenerse para no empotrarlo sobre su escritorio cada vez que pasaba a dejar un informe en su despacho. Comenzó a acelerar hasta alcanzar un buen ritmo, sus embestidas eran bruscas y continuas. Sus bolas golpeando el trasero del chico, el sonido mezclándose con los gemidos, jadeos y gruñidos de ambos. 

-M-más... M-más... P-por fa-favor... Hotch... - Spencer estaba llegando a su límite, con cada embestida su respiración se volvía más trabajosa. 

-Di mi nombre, Spencer. - La voz que salió de la garganta del mayor fue tan profunda y ronca que solo con eso el chico se corrió.

-¡Aaron! - Ese grito de éxtasis bastó para que también este se corriese con un profundo y sonoro gemido, vaciando su semilla en el interior de su subordinado. Salió lentamente de él y contempló la escena. La cama hecha un desastre, el chico completamente rojo respirando de forma errática, sus labios hinchados, su pelo revuelto, su torso manchado con su propio semen, y su agujero goteando por sus muslos. Se tumbo a su lado y los arropó a ambos con la sábana. 

-Buenas noches, Spencer. - Dijo besándole mientras este todavía se esforzaba por retomar el aliento.

 

 

Notas finales:

¿Qué os ha parecido? 

Acabo de darme cuenta de que subí por duplicado el capítulo dos. Lo siento, soy nueva y muy patosa.

Ánimo para aguantarme y para aguantar.

 

BloodyMoon.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).