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Draco's Plan por JennVilla

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Se acercaba la primera prueba del Torneo y Draco estaba muy nervioso pues intuía que esas pruebas estarían pensadas para magos habilidosos y esto le hacía temer por Harry.

Merlín sabía que Draco era consciente de lo capaz que era Harry para enfrentarse a las cosas, pero considerando que aún era muy joven, que le faltaba aprender muchas cosas, y que la mala suerte parecía acompañar a Harry continuamente, Draco sabía que tenía motivos más que suficientes para temer por la seguridad del Gryffindor.

Ahora Harry y él estaban juntos en la biblioteca. El Gryffindor ya había dejado de comportarse extraño y de hacer preguntas un tanto incómodas. Claro que ahora pareciera que Harry siempre buscaba tocar a Draco sin razón alguna. Gestos como el roce de piernas, apretones en el hombro, o la forma en que solía envolver sus hombros con un brazo...

No es que Draco se quejara, para nada, pero eso le parecía raro.

Con los nervios del Torneo, Harry estaba más despistado de lo normal con pociones y Draco había accedido a ayudarle, no sin antes hacerle ver que ya ni Granger quería seguir insistiendo en meter algo de materia gris en su cerebro.

Y hablando de Granger, esta entró a la biblioteca. Weasley andaba un poco rezagado detrás de ella y Draco ya se olía una pelea.

La castaña giró su cabeza en todas direcciones y cuando los vio, sonrió misteriosamente y se apresuró a acercárseles. Weasley se quedó unas mesas más alejado sin que esto impidiera oír lo que tendría que decir Granger.

— ¡Harry! Te he estado buscando por todos lados, nunca imaginé verte acá. ¡Hola, Malfoy!

— ¿Eh? —dijeron Harry y Draco al tiempo.

Hermione ondeó una mano y empezó:

—Harry, necesitaba decirte que-

—Espera Mione —interrumpió Harry poniéndose tenso de repente—. ¿Qué hace Ronald aquí?

Granger lo miró confundida y giró para ver cómo Weasley se hacía el que miraba un libro en su mesa. Al parecer ella no se había dado cuenta de que él la había seguido.

—Oh... bueno… —tomó aire— Ronald me pidió que te dijera que Seamus le dijo que Dean le dijo a Parvati que Hagrid te busca.

— ¿Qué? —preguntaron Draco y Harry a la vez, de nuevo.

—Merlín. Que Ronald… —Granger suspiró— Mira, Harry, sólo busca a Hagrid, él necesita verte.

Weasley ya no disimulaba que estaba pendiente de la conversación. Draco aprovechó su oportunidad.

—Harry —dijo al azabache—, ¿es que acaso la Comadreja no puede entregarte un mensaje tan simple como ese? ¿Tan mal está todo?

Draco no había podido evitar echar más veneno a la situación de Harry y Weasley, todo por sacarse la espinita con esa Comadreja... y también para tener a Harry para él solo. Ya tenía suficiente con aguantar a Granger.

—Tú no te metas, Draco... —Harry dijo, ignorando el gesto indignado del rubio—Hermione, puedes decirle a Ron que yo le mando a decir que es un imbécil y que-

— ¡No soy tu lechuza, Harry! —dijo ella, pisoteando con fuerza para luego salir de la biblioteca no sin antes darle una dura mirada a la Comadreja. Este enrojeció y se fue tras ella sin mirar a Harry.

Después de un rato de silencio, Draco carraspeó y dijo:

—Bueno, vine a la biblioteca a sufrir contigo pero no pensé que la tarde de hoy estuviera tan entretenida y-

—No molestes, Malfoy. —le cortó Harry con malhumor.

— ¿Malfoy? —Draco repitió su apellido, con sorpresa— ¿Qué te he hecho yo?

—Déjame en paz y sigamos con este ensayo. —Harry tomó su pluma bruscamente.

—Harry, no tienes que ponerte así conmigo —Draco trató de no dejarse llevar por la actitud de Harry—. Sólo estaba bromeando, sabes que no puedo evitarlo.

—Pues me harías un gran favor si no volvieras a hacerlo.

Draco decidió acabar con el tema antes que Harry se fuera de su lado.

—Bueno, ¿y por qué querría el Guardabosques verte?

—Se llama Hagrid, Draco. Él, además de eso, es profesor.

Profesor Hagrid. —se corrigió Draco solemnemente. Harry le regaló una suave sonrisa y Draco se la devolvió.

—No lo sé, seguramente quiere tomar el té conmigo o que le ayude con algo sobre Fang.

— ¿Ese perro feo y baboso que tiene?

— ¡Draco! Fang sólo es muy... húmedo.

— ¿Sabes que tengo húmedo ahora mismo? —Draco sonrió coquetamente.

Harry rio fuertemente y la señora Pince les siseó desde su escritorio.

—No te rindes, ¿cierto?

—Nunca. Contigo nunca, Potty.

Harry se quedó pensativo un momento, para luego decir:

— ¡Puedes venir conmigo! Puedes venir conmigo a lo que sea que me necesite Hagrid.

—No tengo nada que hacer por allá —Draco apartó la mirada, fingiendo desinterés—. Ese tipo no me aguanta, ni yo a él.

Vamos, Draco. Pareciera como si hablaras de Voldemort. ¡Es sólo Hagrid!

—No quiero ir —se enfurruñó Draco—. Más bien puedes quedarte conmigo esta noche, Potter. Ya sabes, tú y yo en un aula vacía. —dijo mirándole sugestivamente.

— ¡Draco, deja de molestarme con eso! —dijo Harry, riendo nervioso— Ya tengo una idea... Puedes ir con mi capa y estar al lado mío y-

— ¿Y por qué quieres ir conmigo? —Draco interrumpió— ¿Y cómo crees que me voy a cubrir con una capa? ¡Pareceré un mago oscuro o un dementor!

—Te hablo de Mi Capa, Draco —dijo Harry elevando la voz. Pince volvió a sisear pero el Gryffindor estaba muy emocionado como para prestarle atención. En tono jocoso, continuó: —. Ya sabes, soy Harry Potter y por ende, soy especial. Mi capa también es especial.

Draco estaba a un paso de besarle con frenesí y abrazarle fuertemente. Le encantaba que Harry bromeara de esa forma. Cosa que no sería cierta si eso hubiera pasado en sus primeros dos años en Hogwarts, cuando todo era distinto.

—Bueno, si es así, entonces no tengo ninguna queja, oh Harry Salvador de los Mortales Potter.

Harry sonrió.

—Y contestando a tu otra pregunta, quiero llevarte porque no quiero ir solo, además de que eres mi amigo y es hora de que pruebes mi capa, como Hermione y... Ron.

—Ven, no gimotees nuevamente como perro por ese. Acepto ir contigo, consuélate.

—No era una petición y mucho menos estaba gimoteando.

— ¿Otra vez con las propuestas indecentes, Potter? —dijo Draco omitiendo el tema de la Comadreja.

Harry rio nuevamente.


Esa noche, ya habiendo acordado el lugar y hora de encuentro, Draco estaba esperando impaciente a que el estúpido de Harry se dignara a aparecer. A él le enfurecía la impuntualidad, y ni Harry se iba a salvar de su reprimenda.

—Oh, pero si Harry Potter El Magnífico al fin nos honra con su presencia. —dijo entre dientes cuando el azabache estuvo a su lado, buen rato después.

—Me he demorado un poco buscando algo, luego me he encontrado con Ron y-

—No me digas que ya son amigos de nuevo.

—Sigue sin hablarme, si es lo que quieres saber.

—No me importa, dame tu capa.

El ceño de Harry se relajó y con una pequeña sonrisa, le pasó una capa muy simple, a opinión de Draco. Se la puso y sintió cómo la suave tela le acariciaba por encima de la ropa. Un olor le llamó la atención y Draco lo asoció a lo que olía Harry. Ahora quería quedarse con esa capa para siempre.

— ¿No notas nada raro, Draco?

—Que huele a diablos, sólo eso. ¿Esta es tu idea de capa? Mejor dicho, ¿esta es Tu Capa?

Pero cuando bajó la mirada para comprobar si le cubría los pies, no vio nada y ahogó un grito.

—Mi Capa es una Capa de Invisibilidad, Drake. —dijo Harry socarronamente.

— ¡Wow! ¿Cómo es que tú tienes una y yo no?

—Soy Harry Potter, por si lo olvidabas.

Está bien, ahora Draco no quería besarle ni abrazarle.

—Vete a la mierda. Tendrás que prestármela cuando te lo diga, no puedo desaprovecharla.

—Sí, sí, sí... como tú digas, Draco Malfoy. Ahora sígueme.

Juntos se fueron caminando en dirección a la cabaña. Draco iba en una nube pues nunca hubiera creído tener una de esas Capas encima. No se imaginaba el oro que pagaría su padre por una de ellas.

Cuando llegaron, Harry tocó a la puerta y Hagrid asomó la cabeza, mirando a ambos lados antes de salir de allí.

—Oh, pensé que ibas a preparar té, Hagrid.

—No 'arry. Quiero llevarte a un lugar especial. Pero tienes que prometerme que no le dirás nada a nadie, ¿me oyes? Sígueme sin hacer ruido.

Draco estaba asustado. Seguramente ese hombre querría llevarse a Harry para lo profundo del bosque y hacerle algo... ¡Merlín! Mejor ni lo pensaba.

Tratando de no hacer ruido, sacó el brazo de la capa y sujetó a Harry del hombro.

—Volvamos, Harry —susurró—. No quiero estar más aquí.

—No pasa nada Draco, sigue a mi lado. Hoy no hay unicornios muertos.

Lo último hizo que Draco ahogara una exclamación. Unicornios…

¿Pero qué...?

— ¿Qué has dicho 'arry?

—Nada, Hagrid —Harry se encogió de hombros—. Sólo me preguntaba cuánto falta para llegar. Tengo sueño y no quiero que las clases de mañana se me hagan pesadas.

— ¿Ves ese resplandor rojizo de allí? ¡Ya estamos cerca!

Pronto llegaron allí, y Draco al recorrer con la mirada todo el lugar, quedó sin palabras.

Dragones.

¡Putos dragones!

Su pesadilla en la niñez y cruel broma con su propio nombre. ¡Dragones! ¡DRAGONES!

Todo pasó en un parpadeo para Draco.

Conversaciones. Galés Verde. La directora de Beauxbatons. Hocicorto Sueco. Un Weasley. Dragones. Karkarov. Bola de Fuego Chino. Cadenas. Torneo. Colacuerno Húngaro. Hagrid. Dragones. Primera prueba.

Espera... ¿Primera prueba? ¿Dragones en la primera prueba?

No pudo evitar gemir y buscar la mano de Harry para apretarla con fuerza, al tiempo que el otro chico aceptaba su mano y entrelazaba sus dedos con los suyos.

Harry estaba pálido, y muy asustado. Draco seguramente estaría peor.


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