Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Physical por jotaceh

[Reviews - 51]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!

 

Espero que estén bien y que todos sus sueños se estén cumpliendo... hace mucho que no había podido actualizar, pero es porque estaba con mucho trabajo u_U espero puedan comprenderme!!!

 

Deseo que todos estén bien y que se estén cuidando, no me gustaría saber que les ha pasado algo u_U

 

Les mando muchos besos y cariños en el pelito *-*

Celeste VII:

 

Mis planes suelen ser buenos, si lo malo de todo esto es que mi suerte no es de las mejores. Seguir a Sebastián era una idea genial, teníamos que saber qué es lo que planeaba, y secuestro aparte, finalmente nos enteramos qué es lo que quería, o por lo menos, nos enteramos que nos quería utilizar a nosotros para conseguirlo.

 

-¿Y qué sucederá si no viene Apolo? ¿Cómo vas a esconder nuestros cuerpos? Somos tres, no es que se te vaya a hacer tan fácil -

 

-¿Estás loca? Estamos maniatados en un sótano húmedo y oscuro, un hombre amenazó con matarnos ¿y no se te ocurre una mejor idea que discutir con él? ¿No tienes miedo? -Enrique está cada vez más miedoso, a veces, hasta prefiero al mujeriego aguerrido que era antes.

 

-¿Y qué quieres que haga? Si el imbécil éste nos quiere matar, lo hará igual, venga o no el cantante. ¿No te das cuenta? Si le mintió a Apolo, que era su supuesto aliado, dudo mucho que no nos haya mentido a nosotros. Y prefiero mil veces gritar antes de morir, que quedarme callada como los idiotas. ¿En serio, chicos? ¿Tan pocos huevos tienen? -

 

Claro, para que después digan que los hombres son el sexo fuerte. ¡Pamplinas! Esos dos estaban cagados de miedo, si solo les faltó mearse encima cada vez que Sebastián sacaba la pistola. 

 

El sujeto fue enigmático, no pronunció su discurso de villano como se muestra en las películas. No, solo nos apuntó con el arma y nos amarró, nos llevó al sótano y ahí nos dejó, por eso estaba tan impaciente, porque no sabía nada, no podía inferir alguna pista porque el sujeto era hermético, al parecer, no era un novato en esto de secuestrar gente.

 

Cerró la puerta de hierro, la que chirrió tan fuerte que llegó a destemplarme los dientes. Así, los tres mosqueteros maricas, nos quedamos encerrados en el subterráneo, esperando por nuestra hora para morir.

 

-Si sabe comportarse tan bien cuando secuestra a tres personas, no me parece extraño creer en las palabras de Patricia. Quizás es verdad lo que dijo en televisión y en realidad la violó -medité luego de un rato.

 

-Esa curiosidad tuya es la que nos tiene a punto de morir -Enrique seguía lloriqueando.

 

-Contigo no se puede hablar, eres un niñito llorón. ¡Ey Marcelo! ¿Tú qué piensas? -

 

-Que solo somos la carnada, que finalmente no importa si vivimos o morimos, porque a Sebastián solo le importa atraer a Apolo. Es él quien está realmente en peligro -

 

Vaya, entre el que está muerto de miedo y el que piensa en otras cosas, no sé si podía tener una conversación decente en ese sótano.

 

-Ok, entremos en ese debate… ¿qué insinúas? ¿Qué somos unos idiotas que solo pusieron en peligro al cantante ese? -

 

-Pues sí, intentando ser unos héroes, terminamos logrando todo lo contrario -

 

-¿Me quieres echar la culpa? -sentía su resentimiento.

 

-Ok, chicos, no estamos en una situación en la que podamos ponernos a pelear, ahora debemos estar más unidos que nunca. En vez de hablar de estos temas, lo mejor que podríamos hacer es idear una forma de escapar. Si Apolo o Miguel están en peligro, lo mejor sería que contaran con alguien y encerrados acá no podremos hacer nada -Por fin Enrique dijo algo casi cuerdo.

 

-¿Y cómo quieres escapar? ¿Escuchaste cómo sonó esa puerta al cerrarse? Es maciza y muy pesada, no es que podamos derribarla con una patada -acoté.

 

-Quizás no necesitemos hacer eso, sino que nuestra oportunidad llegará cuando Sebastián vuelva a entrar -Marcelo se había calmado.

 

-¿Lo quieres derribar? -

 

-Soy profesor de judo, es algo que puedo hacer hasta con las manos atadas -

 

Él parecía convencido en lograrlo, y como era quien se arriesgaría, terminé aceptando. Total, ante cualquier pregunta de nuestro secuestrador, fue todo idea de él, yo no tendría nada que ver. 

 

No, es mentira, si no soy tan rastrera como imaginan. En cuanto el desgraciado ese estuviera en el suelo, yo misma comenzaría a patearlo con todas las fuerzas que me quedaran. Que no iba a permitir que se metiera con nosotros, todavía soy demasiado joven para morir, y debo vengarme de Berna aún por haber jugado con mis sentimientos.

 

Las horas transcurrieron, o eso imaginaba, porque no teníamos reloj ni podíamos ver la luz del sol. En lo personal fue una eternidad, me quede dormida un par de veces y así perdía la cuenta del tiempo, aunque si me hubiera quedado despierta no hubiese sido distinto, porque cada segundo se sentía como si fueran horas. 

 

-¿Ha pasado más de un día? -preguntó Enrique, cuando ya se moría de hambre.

 

-No lo sé, pero este es el peor de los secuestradores, ni agua nos ha traído -rezongué.

 

-Quizás es su forma de matarnos, tal vez ya consiguió hacerse con Apolo y se marchó, nos dejó aquí para que nos pudramos lentamente -Marcelo si era retorcido.

 

-Chicos, que quede claro que mi carne es dura y maloliente, ni piensen en comerme -

 

-Esto es serio, Celeste, ¿no puedes dejar de hacer bromas ni siquiera en un momento así? -

 

-Qué serio, judito. Si nos vamos a morir igual no importa si me lo tomo con seriedad o hago bromas, nada de eso cambiará nuestro destino. Pensé que estarías más tranquilo, haces yoga y todas esas mierdas ¿no? Tu mamá debe estar muy decepcionada -

 

-¡Mi mamá debe estar desesperada! Todos quienes nos quieren deben estar buscándonos -

 

-A mí no, no hay nadie que me pueda extrañar. Bueno, quizás mis amigos de la pensión, pero tampoco es que se vayan a poner a llorar -mi mamá no me ve hace años.

 

-Yo no he ido a visitar a mis padres hace meses, si se enteran que desaparecí va a ser cuando los busqué la policía para decirles que encontraron mi cadáver -oigan, que Enrique me estaba cayendo mejor.

 

 

Y antes que nos pusiéramos a discutir, lo que habíamos esperado todo ese tiempo ocurrió. La puerta comenzó a chirriar y de a poco se abrió. Marcelo dejó de hablar y se ubicó al lado de la puerta, en un ángulo en que no le vieran y le fuera fácil atacar a Sebastián con sus piernas. El otro imbécil y yo nos quedamos en el suelo a observar.

 

Por fin el hombre entró al cuarto y como lo había dicho, el profesor de judo lo atacó aun teniendo todos los medios en contra. Estaba hambriento, sin energías, malhumorado y con las manos atadas, pero aun así lo derribó de un solo movimiento y aprisionándolo solo con el peso de su cuerpo.

 

-Dime una sola razón para que no te dejemos pudrirte en este sótano -fue la amenaza de Marcelo.

 

-¿Por qué me reciben tan agresivamente? Yo que les venía a invitar a una fiesta de reencuentro. ¿Acaso no están aquí porque quieren encontrar a Tomás? -

 

¿Qué mierda? ¿Ese sujeto tenía nervios de acero? Ni siquiera con una rodilla apretándole en la garganta, era capaz de dejar de ser sarcástico y con una sola pregunta nos derrumbó por completo. Nos quedamos lelos al saber que quería mostrarnos a Tomás. ¿Acaso sí estaba vivo? ¿Lo tenía encerrado en esa casa?

 

-¿Y cómo podemos confiar en ti? -

 

-Vine desarmado. Regístrame, no tengo nada… En cualquier momento puedes volver a derrumbarme -

 

Fue una decisión difícil, pero creo que todos preferíamos que esa agonía terminara luego, ya sea porque el hombre cumpliera su palabra o porque fuera una trampa y nos quería liquidar. Solo queríamos salir y terminar por una vez con el suplicio. 

 

Marcelo se puso de pie y acto seguido, Sebastián nos liberó las manos. Nuevamente nos quedamos callados y solos nos dispusimos a seguirle los pasos. Subimos por las escaleras en una agonía apabullante. Sí, estoy segura que todos estábamos nerviosos en ese momento, nadie sabía lo que ocurriría desde ahora.

 

Y la situación se puso aun más terrorífica cuando escuchamos a alguien llorar. Nuestros pasos nos dirigían hasta la sala, la luz del sol era aun clara y nos encegueció en un principio, por eso nos costó entender qué es lo que ocurría, por eso nos costó distinguir a esos dos personajes que estaban en el suelo, llorando a mares.

 

-Apolo…-susurró Marcelo al percatarse por fin.

 

El muchacho había aceptado, se había arriesgado y fue hasta la boca del lobo solo para salvarnos. Gracias a dios no era tan malo como imaginé.

 

Al rato me di cuenta que la otra persona que le consolaba, era Miguel. Mi amigo parecía estar bien, aunque desconcertado, como si le hubieran drogado y no pudiera distinguir qué era real y que no. ¿Qué había ocurrido allí antes que nos fueran a buscar?

 

-Y como les prometí, los reuní con quien tanto han buscado,Tomás Sotomayor -dijo Sebastián como si trabajara en un circo y presentara la obra principal.

 

Los tres nos quedamos sin comprender. ¿De qué mierda estaba hablando? Si ahí no había nadie más aparte del cantante y mi amigo. ¿Dónde estaba Tomás?

 

-Qué ridículo, si sabemos que todo fue una mentira, sabemos que Miguel no es Tomás. ¿Qué es lo quieres lograr? ¿Te estás burlando de nosotros? -arremetí, enojada por su osadía.

 

-No se refiere a él, Celeste -y al parecer Marcelo había comprendido mejor la situación que yo.

 

-¿Qué? ¿Ahora me vas a decir que mi amigo es en realidad él mismo? Que no es tan viejo… -

 

-¡Apolo! Pedazo de idiota, ¡Se refiere a Apolo! ¡Apolo es Tomás! ¿Nunca lo dudaste? ¿Nunca te diste cuenta lo mucho que se parecían? ¿Nunca te diste cuenta que tienen los mismo ojos? ¿En serio le conocías desde la infancia? -el profesor de judo se descontroló y es que al parecer se había dado cuenta dede hace mucho.

 

-No… eso…no es verdad. Es otra de sus mentiras, nos está intentando despistar para que no encontremos al verdadero Tomás -

 

Y es que era imposible. ¿Qué significaba eso entonces? ¿Apolo era parte del plan y nos había engañado? ¿Entonces por qué estaba llorando? ¿Por qué fue hasta el sur para buscar la verdad si es que ya lo sabía? Nada de esa historia tenía sentido, aunque al parecer era solo yo la que no comprendía, porque Marcelo y Enrique cuadraron todo mucho antes. Entonces…¿cómo no me di cuenta?

 

 

 

 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).