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Parte de él... por Shima_Suzuki

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Ya habían pasado 3 días desde que Kouyou se había ido a la superficie.

Yuu había tenido progresos interesantes con el pergamino, estaba aprendiendo mucho sobre la magia del tridente, tanto así que ya había logrado hechizar varios pergaminos que el mismo tenía para poder hacer pruebas, ensayo y error.

No quería perjudicar el pergamino original y que algo le pasara a Kouyou.

Había hecho algunas pruebas con sus sirvientes, atrayendo a sirenas al jardín para que hicieran los contratos, utilizo su propia tinta, y vaya que si funciono, aunque fue por tiempo limitado ya que no era la magia original del tridente, había sido una recreación temporal de esa magia, aunque claro, no le importo, consiguió lo que quería, con los contratos temporales que hizo, más material de investigación y para sus pruebas.

Tendría que perfeccionar su táctica si quería comenzar a trabajar con el pergamino original…

Pergamino que el rey tritón estaba buscando como loco en su oficina.

— ¿Estás seguro que lo dejaste aquí en tu oficina papá? —pregunto Yumiko ayudándole a buscar.

—Muy seguro—dijo revolviendo todos los papeles de su escritorio.

— ¿No lo guardaste en la caja especial? —pregunto Hanako, el rey tritón tenía algo así como una caja fuerte protegida con magia donde guardaba cosas de suma importancia, cosas que incluso sus propias hijas no sabían que eran.

—No, no guardaría un papel en esa caja.

— ¿Y qué guardarías en ella? —pregunto Yumiko.

—No es importante, sigan buscando, su hermano para este entonces ya debería de ser humano y no me arriesgare a que este así de indefenso en cualquier parte.

El rey quería aferrarse a la idea de que su hijo seguía en alguna parte del mar o peor, con los humanos, aunque veía eso aún más posible ya que si estaba vivo necesitaría estar en tierra…

Y si, Kouyou estaba en tierra, más específico, en la playa, viendo como Akira nadaba tan tranquilo en el mar mientras que él lo esperaba en la orilla junto con Tanaka, estaba viendo como Akira practicaba resistencia y velocidad en el mar, más de una vez algún marinero borracho llegaba a caer por la borda y tenían que rescatarlo.

—Nada bastante bien—dijo Kouyou abrazándose a sí mismo, estaba haciendo frio, pero moría por meterse al agua en ese momento, ver a Akira nadar tan libremente…le hacía querer hacerlo el también.

—El príncipe tiene que ser rápido en el agua, él se ofreció a ser el rescatista para cuando los marinos lleguen a caer por la borda.

—Oh…—suspiro ¿habría algún problema si aun estando dentro del plazo se metiera al agua? Realmente quiera nadar un rato, pero… ¿si su cola salía al tocar el agua? El contrato nunca estipulo nada de eso. Tenía miedo de tocar el agua, no sabía que podría pasar.

— ¿Algo le preocupa joven Kouyou?

— ¿Eh? No, no—sonrió—no es nada, solo estaba pensado…

—Está bien—sonrió y se acercó a la orilla con una toalla lista, el príncipe ya estaba saliendo.

Subieron por las escaleras de piedra hasta el carruaje que ya los esperaba, el viaje fue en un cómodo silencio entre los tres, Kouyou miraba aun hacia el mar, el día estaba algo nublado, pero aun así el mar seguía siendo hermoso a sus ojos, soltó un suspiro nostálgico ¿cómo estarían las cosas por allá? ¿Lo seguirían buscando? ¿Yuu habría tenido avances con la investigación de la magia del pergamino? No sabía en cual de todas sus interrogantes pensar…

— ¿Te encuentras bien Kouyou?

La voz de Akira lo distrajo, lo miro y le sonrió simplemente asintiendo con la cabeza, no quería hablar de nada por ahora, necesitaba pensar…

Cuando llegaron al castillo, Akira se fue a dar un merecido baño con agua caliente, Kouyou subió a su habitación, se sentó en el centro de la cama y abrazo sus piernas contra su pecho, la situación en la que se encontraba no era nada fácil.

No quería volver a casa si eso significaba que lo casarían con una chica, pero el mar era su hogar y le tenía un enorme cariño, además, estaban sus hermanas ahí, sus amigos…Yuu.

Sentía ganas de querer llorar, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, su padre y hermanas no sabían nada de él desde hace días, estando en la superficie se sentía culpable, le gustaba estar en la superficie, pero amaba el mar, era su hogar después de todo.

Pero volver significaba perder la libertad de volver a salir, su corazón estaba dividió, necesitaba tomar una decisión, pero no sabía cómo, por más que lo pensara no podía decidir, además estaba el “otro asunto” …

Akira tenía sentimientos por él, ya lo había confirmado y eso solo le traía más problemas, no quería pensar en eso porque lo llevaría admitir un sentimiento que no quería, o más bien no debía de tener…

Se levantó y salió de la habitación, necesitaba estar cerca de su hogar para pensar mejor las cosas… tomo un abrigo y salió de la mansión sin ser visto por nadie, camino a paso rápido hasta llegar a la playa, se apoyó en la roca de siempre y se sentó, una gaviota estaba volando en ese momento alrededor de esa roca para poco después aterrizar en una de las rodillas de Kouyou.

Estuvo a punto de gritar asustado de no ser porque vio los ojos de la gaviota…

— ¿Yuu?

—Shima, creo que acabo de hacer el descubrimiento más grande de la historia.

— ¿De qué hablas?

—Puedo alterar la tinta del pergamino… ¡Puedo alterar lo que dice!

Kouyou por un momento no dijo nada, se quedó en una especie de shock momentáneo, si no fue porque la gaviota aleteo para llamar su atención, no hubiera reaccionado.

— ¿¡Shima!?

—Ah…lo siento ¿Cómo lo lograste?

—Bueno, no fue fácil, necesite mucha sangre.

— ¡¿Sangre?! ¡¿Tu sangre?!

—Sí, ensayo y error, estoy bien no te preocupes, pero lo importante aquí es que si convino mi sangre con mi tinta y escribo en el pergamino se queda como si fuera la tinta de mi madre además de que mi propia sangre sirve como disolvente y elimina las letras del contrato.

—Eso...Eso es increíble.

—Lo sé—se escuchaba feliz.

— ¿Quieres hacer una prueba? Una cosa es que permanezca y una diferente es que funcione.

—Ya lo he hecho.

— ¿Qué hiciste?

—Bueno, el contrato decía que la deshidratación en tus piernas comenzaría cuando estuvieras en el límite de días ¿no?

—Si…

—Bueno, acabo de escribir que el límite de días a 4, eso querría decir que tus piernas tendrían que sentirse fatal ahora ¿no?

Y en efecto, Kouyou sintió un intenso dolor en las piernas, se levantó un poco los pantalones y descubrió sus tobillos con las venas resaltadas a tonos negros y azules.

— ¡Yuu esto duele!

— ¿Funciono?

— ¡Sí! ¡Ahora cámbialo por favor! ¡Duele!

—Lo siento, lo siento…

Poco después las piernas del castaño regresaron a la normalidad, suspiro aliviado, un par de lágrimas se le habían escapado por el dolor que provocaba.

—No puedo creer que de verdad lo descifraras…

—No fue tan difícil.

—Explícate…

—Lo que controla lo que te pasa o pasara en el mundo humano, no es el contrato, es la tinta de mi madre…

— ¿Entonces para qué sirve el pergamino mágico?

—Hace que el contrato sea legal e irrompible, no se puede destruir con nada. Ni siquiera el mismo Rey podría destruirlo, eso solo pasa cuando llega el momento de caducidad.

—O sea que cuando pase el año que tengo permitido para estar afuera ¿se podrá destruir? Espera ¿Cómo supiste que no se puede destruir?

—En efecto, hace no mucho una tortuga lo mordió, pero no le paso nada, traté de romper un trocito para estudiarlo más afondo, pero no pude así que de ahí lo supe.

—Oh ya veo…—suspiro.

— ¿Entonces? ¿Qué quieres que haga? El control de tu destino está en mis manos.

— ¿Puedes hacer que el tiempo para volver sea indefinido? O sea ¿Qué pueda volver cuando yo quiera hacerlo?

—Sí, puedo hacerlo ¿algo más?

— ¿Podrías especificar que, si no es mi deseo, no me transformare cuando toque el agua del mar?

—Te han entrado ganas de nadar, supongo.

—Si…—suspiro.

—Puedo hacerlo ¿algo más?

Kouyou estuvo a punto de pedirle que borrara la regla que le impedía enamorarse, pero lo pensó mejor, Yuu tenía sentimientos por él desde hace mucho, si le decía que había una persona en la tierra que le gustaba podría hacer enojar a Yuu y cancelar el contrato o hacerle cosas horribles con él, no lo creía capaz, pero mejor no confiarse…

—Creo que eso sería todo…

—De acuerdo, hare los cambios pertinentes, en un momento leeré el pergamino para que escuches como quedo.

—Está bien, yo esperare…

Se quedaron en silencio un rato en lo que Yuu trabajaba, acaricio el plumaje de la gaviota, no tenía nada más que hacer.

—Oye Yuu…

— ¿Dime?

— ¿Cómo van las cosas por allá?

—Bueno… tu padre ya sabe que el contrato no está, lo llevan buscando desde hace un buen rato… los guardias siguen buscándote, están considerando muy seriamente en pedirme ayuda.

— ¿Y si te la piden que harás?

—Se las negare por supuesto, de saber que yo tengo el pergamino y te ayude a escapar me matarían—rio un poco—además, me deberían algo si les ayudara y creo que a nadie en el reino le gusta la idea de que el rey le deba un favor al hijo de la bruja del mar ¿entiendes?

—Si…—suspiro.

—Ya quedo—aclaro un poco la garganta y empezó a leer:

“Por medio del presente texto, yo Kouyou Takashima acepto las condiciones impuestas por mi padre, el Rey Tritón, para poder ir a la superficie única y exclusivamente a investigar el mundo humano, dichas condiciones son las siguientes:

1.-El periodo de tiempo en el que podrá encontrarse en tierra será indefinido, dando libre elección de volver cuando lo desee.

2.-Si no se piensa o expresa voluntad de querer convertirse en tritón de nuevo al tener contacto con el agua del mar las piernas permanecerán incluso estando sumergido completamente.

3.-Se prohíbe el desear y expresar voluntad de querer quedarse en ese mundo por cualquier razón.

4.-Se prohíbe rotundamente enamorarse de un humano.

Si se llega a romper cualquiera de estar reglas se presentarán las siguientes consecuencias:

1.-Si se desobedecen las reglas dos y tres, al momento de entrar al agua me convertiré inmediatamente en espuma de mar.”

—Quitaste una de las consecuencias.

—Bueno, dado a que ahora el tiempo estando afuera depende enteramente de ti, no le veo el caso de que haya una consecuencia que te ponga un “tiempo límite” inexistente.

—Cierto—sonrió. —Te lo agradezco Yuu.

—No hay problema, diviértete y tráeme algo del mundo humano cuando se te antoje regresar ¿bien?

—Te lo prometo.

—Bien, nos veremos algún día—y sin más la gaviota se fue volando, dejando a Kouyou solo en la playa.

Claro que solo no duro mucho ya que sin esperárselo se encontró con que Akira venía bajando las escaleras rápidamente para después llegar a donde estaba el y abrazarlo.

— ¿Akira?

—Creí…Creí que te habías ido de nuevo…

Kouyou pudo distinguir ese tono de preocupación y tristeza en su voz así que sonrió y correspondió el abrazo, acariciando con suavidad su cabello.

—Perdóname por irme así de repente, necesitaba pensar en algunas cosas.

—Te fuiste sin que nadie te viera, estaba preocupado de que algo te pasara.

—Estoy bien, todo está bien no tienes que preocuparte… ¿volvamos bien? Está haciendo frio.

—Bien—se levantó y ayudo al castaño a levantarse.

Caminaron de regreso a las escaleras, el carruaje estaba cerca de ahí, subieron en silencio, se sentaron en el mismo lado, Akira apoyo su cabeza en el hombro del castaño, Kouyou sonrió y apoyo su cabeza en la de él.

— ¿Te iras cuando acabe la semana? —su tono hacía notar que no quería que se fuera.

—Puede que esta vez me quede más tiempo que una sola semana…

Akira sonrió y escondió su rostro en su cuello.

—Eso espero.

 

Fin del capítulo 11.

 


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