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Parte de él... por Shima_Suzuki

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El festival tenia de todo un poco, tenía juegos, tenía comida, tenía mucha bebida, bailes, reuniones para hablar, muchas cosas en general…

Akira se entretuvo con todo lo que vio junto con Kouyou, comieron bebieron, jugaron…pero al momento de querer bailar el castaño se arrepintió.

—No sé hacerlo…—confeso apenado.

—Estás jugando ¿no? —no se la podía creer.

—No, no estoy jugando, de verdad, no se bailar.

La sonrisa que Akira le mostro no le dio muy buena espina.

— ¿Por qué no lo dijiste antes? —Kouyou sintió como tomaba su mano y lo apegaba a su cuerpo para dejar su otra mano en su cadera—soy un excelente bailarín, yo te puedo enseñar sin ningún problema.

El castaño sintió su rostro teñirse de rojo ¿frente a tantas personas? ¡Ni en un millón de años!

—N-No… no gracias.

— ¡Oh vamos! ¿A que le tienes miedo?

—Hay mucha gente aquí…—bajo la cabeza, apenado, le daba vergüenza que lo vieran “intentando” bailar, que sí, había bailado en el mar, pero no era lo mismo, en el mar más que nada era girar en el agua, aquí tenía dos piernas ¿Cómo hacer lo mismo que hacía en su hogar? No se puede…

— ¿Tan mal bailarín eres? —Se burló el rubio lo cual solo hizo que Kouyou lo mirara entre molesto y avergonzado. —Bueno… ¿te parece practicar primero?

— ¿Dónde?

—Se dé un lugar en el que nadie nos vera…

Akira tomo su mano y con mucha discreción comenzaron a alejarse del festival, cuando nadie los veía, ambos corrieron lejos en dirección a la playa.

— ¿La playa?

—Nadie viene aquí cuando es de noche.

—Tal vez porque sube la marea…

—No importa, empecemos con tus clases.

Akira se posiciono frente a él, una mano fue a su cintura y la otra tomo la mano del castaño.

—No estoy seguro de esto…digo, no sé cómo hacerlo.

El rubio sonrió y se acercó un poco más, dejando un pequeño beso en sus labios.

—Tu solo déjate llevar.

El príncipe comenzó a mecerse suave, dando pasos lentos a un ritmo de vals inexistente en ese momento, el castaño al principio no entendía, y tropezaba incluso con movimientos tan lentos, Akira se burlaba, pero cuando lo veía le sonreirá y le decía que se lo tomara con calma.

Poco a poco comenzó a agarrar el ritmo, miro al príncipe a los ojos y sonrió, se perdió en su mirada y gracias a eso dejo de pensar, sus pies se movían solos al ritmo que marcaba Akira y por quien sabe cuánto tiempo bailaron en la playa bajo la luz de la luna…

— ¿Ves que no es tan difícil? —hablo en voz baja el pelinegro, mantenían sus cuerpos muy juntos, por lo tanto, la cercanía de sus rostros era la adecuada para poder susurrarle cosas.

—Solo puedo hacerlo porque es contigo. —sonrió y cerró los ojos.

A pesar de que dejaron de bailar, no se separaron, el príncipe acomodo sus manos en la cintura del castaño, abrazándolo y atrayéndolo todavía más a él, Kouyou se abrazó a su cuello.

— ¿Te he dicho lo hermoso que eres?

—No—sonrió.

—Pues eres muy hermoso, me encantas—dijo comenzando a rosar su nariz con la del castaño en un acto cariñoso.

—Es bueno saberlo…

El príncipe sonrió y se acercó un poco más para besarlo, Kouyou correspondió sin ningún problema, Akira paseaba sus manos por su espalda y cadera, causándole escalofríos, esto solo provoco que al castaño se aferrara más al agarre que tenía en su cuello.

— ¿Deberíamos de volver? —pregunto Kouyou aun con sus labios pegados a los del príncipe.

—Estas fiestas me aburren, prefiero quedarme aquí contigo—dejo un beso en su nariz y uno más en sus labios.

—Pero si nos quedamos mucho tiempo aquí la marea va a subir más. Mejor volvamos al castillo si no quieres ir al festival.

—Mmm…pero puede que Tanaka esté en el castillo para asegurarse de que no regrese hasta que acabe el festival…

—Entonces ¿Qué hacemos?

—Tengo un lugar secreto cerca de aquí ¿te gustaría verlo?

—Bueno—sonrió.

Akira le dio un beso más y se separó, tomo su mano y lo guio por la playa, caminaron un largo rato hasta llegar a un lugar con muchas rocas.

— ¿Cuevas marinas? —Akira se detuvo y lo miro sorprendido.

— ¿Cómo lo supiste?

—De dónde vengo, hay muchas de estas—sonrió. No mentía, en el mar había muchísimas cuevas de ese tipo que conectaban con las que se formaban en la superficie.

—Algún día quisiera que me llevaras a tu hogar, sería interesante ver de dónde vienes.

—Créeme, tu no quieres ir a mi hogar…

—Si quiero

—No, no quieres.

— ¿Y por qué no querría?

—No quiero volver, por eso tu no quieres ir—sonrió.

—Buen punto, pero me gustaría ver.

Prefirieron no seguir discutiendo, tuvieron que soltarse para poder comenzar a trepar por algunas rocas y entrar a la cueva. Una vez ahí se encontraron con varias rocas con vegetación marina, al menos las que estaban más cerca del agua, la cual parecía un estanque en ese momento, un enorme estanque por la forma de la cueva con uno que otro pez nadando por ahí, había estalagmitas y estalactitas en todo el alrededor.

Se sentaron en una de las rocas que estaban secas.

— ¿Cómo encontraste este sitio?

—Fue hace un tiempo, en un paseo caí por ese agujero de ahí—señalo hasta lo más alto de la cueva, había varios agujeros, unos más grandes que otros. —Luego de eso cerramos esa zona del pueblo, para que nadie pasara por lo que yo, por suerte caí directo al agua y no en las rocas.

—Ya veo…

—Poco después me di cuenta que podía llegar por la playa, me gusta este sitio, me da paz…

—Es muy tranquilo aquí.

—Te diré un secreto…

— ¿Otro?

—El día en que caí aquí, no sé si fue por la caída o tal vez solo fue una alucinación, pero, puedo jurar que vi una sirena.

Kouyou no dijo nada, se quedó quieto, mirándolo con sorpresa, bien era cierto que algunas veces, gente de su pueblo salía a la superficie solo para tomar el sol, pero eso se prohibió cuando su padre tomo el poder por culpa de los piratas que llegaban a secuestrar a su raza para quien sabe que cosas…

Algunos otros eran mandados a investigar las cuevas marinas y terminaban en las que estaban en la superficie solo para tener un mayor panorama de las conexiones que había entre el mar y la tierra.

Podría ser alguna de esas dos opciones, pero mejor no dijo nada relacionado.

— ¿Cómo estás seguro de que era una sirena?

—La cola que vi desaparecer estoy más que seguro que no era la de un pez, demasiado grande, y tampoco de un delfín, era de otro color, y dudo que fuera un tiburón, tenía escamas.

—Mmm…bueno, pudo ser tu imaginación, o quien sabe, muchos mercaderes desaparecen por culpa de “sirenas” carnívoras, pero esas son leyendas de otros mares.

—Sabes mucho de eso, no me sorprende tu padre era marino ¿no?

—En efecto…

— ¿Quieres nadar?

— ¿Aquí?

—Sí, no es muy profundo y solo seria para relajar el cuerpo un rato, aun me debes mi competencia.

—Eso será otro día—sonrió—Pero si, no estaría mal remojar la piel un rato…—y no mentía, extrañaba mucho poder sentir el agua salada de nuevo en él, y ahora que sabía que no se convertiría, podría hacerlo sin necesidad de ocultarse.

Akira sonrió y comenzó a quitarse los zapatos, Kouyou se mentalizo en que NO quería convertirse en un tritón al tocar el agua, incluso para asegurarse lo murmuro para que Akira no lo escuchara, después de eso comenzó a guitarse los zapatos también.

—Deberías de quitarte la camisa también—dijo de la nada el castaño.

— ¿Por qué? —sonrió sugerente.

—Porque necesitaras al menos una prenda seca para cuando salgas del agua tonto—se sonrojo levemente.

—Admite que solo quieres verme desnudo.

—Lo digo enserio, hace frio en la noche y no pienso andar por la playa con la ropa enteramente mojada, solo me dejare los pantalones, no quiero que me veas completamente desnudo.

—Oh, pero yo sí quiero verte. —dijo mostrando una pervertida sonrisa.

—Pues no lo harás—sonrió al ver como hacia un puchero—al menos no por ahora—y con eso al príncipe la sonrisa le regreso a la cara.

—Bien, entonces te hare caso.

Ambos se quitaron solo la camisa que traían puesta, dejándola junto con los zapatos en una de las rocas más alejadas del agua. Akira tomo su mano y entraron juntos, Kouyou sintió escalofríos al sentir el agua fría tocar sus pies, pero no sintió las típicas cosquillas como cuando sus piernas se transformaban en cola, así que todo estaba bien.

Se adentraron un poco más, hasta que el agua les llegara por las rodillas.

—Si vamos un poco más lejos el agua nos llegaría a la cadera.

—Yo digo que aquí está bien, podemos sentarnos, sería buena manera de aclimatar el cuerpo…

—Tienes razón, el agua está algo fría…

Ambos se sentaron, Kouyou se veía algo emocionado o al menos a los ojos de Akira.

—Te ves feliz.

—Me gusta el mar, eso es todo—sonrió.

—Mmm…creí que te gustaba yo…

Kouyou sonrió, llevo una de sus manos al rostro del pelinegro y lo acerco, dejándolo un pequeño beso en los labios.

—Me gustas más tú.

—Me alegra saberlo—sonrió y se acercó para poder besarlo de manera intensa.

Kouyou correspondió, llevando sus manos a los hombros del pelinegro, Akira acaricio la cintura del castaño subiendo a su pecho seco y desnudo, haciendo que temblara, sus manos estaban frías, pero un jadeo salió cuando paso justo por sus pezones. Eso sí que sorprendo al príncipe…

—Así que ¿eres sensible de aquí? —la sonrisa que mostro no le dio buena espina.

—Soy sensible de muchos lados…—dijo alejándose un poco.

—Mmm…ya veo, ya veo. —se levantó.

— ¿Ya nos vamos?

—Sí.

—Pero si acabamos de llegar…

—No voy a esperar más.

— ¿Para qué?

—Para ver de qué “otros lados” eres sensible—sonrió.

—Que rápido caes ante la tentación—rio un poco y se levantó.

—Un poco, pero más que nada…—tomo su mano—Es para conocerte más…

— ¿No me conoces lo suficiente ya?

—Aún no—dijo mientras salían del agua y se escurrían lo que podían de los pantalones. —Quiero saber todo de ti, quiero conocer más a la persona de la que cada día me enamoro más…

Kouyou se quedó callado, es más, se quedó casi petrificado, no se esperaba esas palabras y menos en un lugar así, en un momento tan aleatorio como ese.

— ¿Qué...?

El pelinegro termino de vestirse, sonrió y visto al castaño el cual estaba sonrojado y aun inmóvil, termino de abrocharle la camisa y dejo un beso en sus labios.

—Te amo Takashima Kouyou.

 El corazón de Kouyou comenzó a latir, aún más rápido que cuando lo besaba, un más rápido que cuando lo tocaba ¿era esto sentirse enamorado? ¿Tenía permitido decirle también que lo amaba?

—Y-Yo…

—No me respondas ahora, es claro lo que me responderás—rio un poco—Pero aun así me gustaría escucharlo ¿Qué te parece en el castillo?

Kouyou solo asintió aun con la cara roja por la vergüenza, Akira tomo ambos pares de zapatos y la mano del menor, se fueron de ahí…

Todo bajo la atenta mirada de una gaviota con ojos amarillos.

Fin del capítulo 15.


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