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Parte de él... por Shima_Suzuki

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El tiempo pasa volando, al menos eso pensó Kouyou ya que cuando menos se dio cuenta ya estaban a mediados de Mayo…

Se sentía raro, llevaba muchos meses fuera del agua ya… una parte de él quería volver, ver a sus hermanas, ver a su padre…incluso extrañaba a Yuu, pero la otra parte le decía que estaba mejor en la tierra con Akira, que ahora nada le tenía que preocupar.

Claro que eso era lo que Kouyou pensaba, en el mar las cosas no eran tan fáciles, con todo el pueblo infectado con la poción de obediencia de Fumiko ya tenían la fase 2 a la mitad del proceso. El Rey aún mantenía esperanzas en buscar a su hijo con ayuda del reflejo.

—Deberíamos de rendirnos—dijo Fumiko suspirando, no era la primera vez que se lo decía, a lo largo de esos meses, cada día se lo repetía, pero el Rey era necio.

—Ya te dije que aún no.

—Solo piénsalo por un momento Daiki ¡Si estuviera vivo ya lo hubiéramos encontrado!

— ¿Daiki? —dijo Yuu confundido, al rey solo se le nombraba como “Rey”, “majestad” o “Rey tritón”.

—Ese es su nombre, antes de convertirse en rey—le explico a su hijo.

—Fumiko por favor…—suspiro.

—No, por favor nada—lo miro molesta—No hemos encontrado nada, el abismo es un lugar donde lo que no es de ahí no sobrevive, su Kouyou cayó al abismo lo más seguro es que algo ya se lo haya comido, tú has visto a lo largo de este tiempo todo lo que habita ahí ¡Son monstruos!  

La habitación quedo en completo silencio.

Era verdad…

Probablemente su hijo estuviera muerto y el aun con esperanzas de encontrarlo, de poder verlo y disculparse, decirle que no se casaría y podría seguir saliendo a la superficie, abrazarlo y disculparse otra vez con él, una y mil veces…

El rey pudo sentir como salían sus lágrimas, estas se combinaban con el agua, pero se distinguía que estaba llorando, tanto Yuu como su madre estaban sorprendidos, el rey llorando era algo que definitivamente no se esperaban ver… al menos no ahora.

—Tienes razón…Puedes descansar, vendré mañana…—tras esas palabras salió de la habitación.

El agua en el mar se tornó bastante fría después de eso, en el exterior se pudo ver como de un día soleado con mar tranquilo paso a uno nublado con el mar turbio, Kouyou estaba en la habitación que compartía con Akira, terminando de empacar su maleta cuando vio por la ventana…

Se supone que dentro de pocas horas tendrían que zarpar para entregar un nuevo cargamento de mercancías para un pueblo vecino, Akira ya lo había llevado en anteriores viajes y este no sería la excepción, pero a todos les sorprendió el cambio drástico en el mar.

El castaño se acercó a la ventana, mirando con pánico como las olas en el mar se volvían violentas contra las rocas, las nubes se habían vuelto grises obscuro, algunas casi parecían negras y eso solo podía significar una cosa: su padre estaba sufriendo una gran pena.

El mar se había puesto de la misma manera el día en que un tiburón mato a su madre, sin esperar más salió corriendo del cuarto, corrió por el pasillo y bajo las escaleras lo más rápido que pudo sin caerse, iba a salir, pero justo Akira venia entrando así que lo detuvo.

—Oye, oye ¿Qué pasa? ¿Por qué la prisa?

—Y-Yo, tengo, tengo que ir—estaba nervioso, asustado y con un nudo terrible en la garganta.

—Tranquilo, se canceló el viaje, el mercader vecino avisara a su rey que el mar de pronto se volvió violento, viajaremos cuando se calme ¿bien? —acaricio su rostro y dejo un beso en sus labios.

Kouyou no dijo nada, solo asintió.

—Ahora ve a desempacar ¿bien? Yo iré a hablar con Tanaka.

—Si…

Akira tomo su mano y subió de nuevo con él, mientras el príncipe fue a la oficina Kouyou se dirigió a la habitación, hizo lo que el pelinegro dijo, regreso toda su ropa a su lugar, pero después de eso salió de nuevo, esta vez logro irse del castillo sin que lo interrumpieran.

Casi corrió a la playa, iba tan concentrado en no caerse que no se dio cuenta de que una gaviota lo venía siguiendo.

—Madre… el viene hacia acá, y a pesar de todo el tiempo que ha pasado no le ha dicho “te amo” al chico—se podía ver su pánico.

— ¿¡QUÉ?! —se acercó rápidamente al reflejo junto a su hijo.

— ¿Qué hago?

—El mismo mar lo frenara, solo siente la corriente, esta devastado, no lograra pasar.

— ¿Crees que sirva si le miento?

— ¿A qué te refieres hijo?

—Decirle que su padre se enteró que le ayude a escapar y que el mar esta así porque se siente traicionado… no se ¡Algo!

La desesperación era obvia en ambos, pero lo que decía Yuu podría servir, se escuchaba convincente.

—Detenlo hijo…

—Bien.

Yuu se giró al reflejo, Fumiko se dirigió a la puerta para que nadie interrumpiera.

Cuando Kouyou llego a la playa estaba jadeando del cansancio, el agua ya iba más arriba de lo acostumbrado a pesar de eso aún no llegaba a las escaleras, se acercó a paso lento, tratando de normalizar su respiración, una cosa era correr y una muy diferente nadar rápido.

Una gaviota se acercó a él, pudo notar los ojos amarillos así que rápidamente le estiro el brazo.

— ¡Yuu! ¿Qué está pasando? ¡¿Por qué el mar esta así?!

—Tengo malas noticias Shima.

— ¿Qué fue lo que sucedió…?

—Tu padre…—se escuchaba dudoso y eso solo hacía que Kouyou se preocupara más.

— ¿Qué pasa con él?

—Ya sabe…

— ¿Ya sabe…que?

—Que estas en la tierra…—para Kouyou esas palabras hicieron que se le helara la sangre.

— ¿Qué…?

—Aún no se explica la desaparición del contrato, pero, al final recurrió a mí y al reflejo, no tuve más opción que ayudarlo…

— ¿Me delataste?

— ¡NO! ¡Yo jamás lo haría! Pero después de revisar el mar entero me obligo a revisar la tierra… y te vio.

—No…—se sentó en uno de los escalones de las escaleras sin poder creerse lo que Yuu le estaba diciendo.

—Te vio con ese chico…—Kouyou identifico de inmediato la voz dolida y por un momento recordó que Yuu gustaba de él…

—Yuu…

—El Rey se siente devastado Shima… pero mientras yo tenga el contrato él no puede hacerte nada, estas a salvo en tanto te mantengas lejos del mar.

— ¿No puedo volver? —dijo en un hilo de voz, las lágrimas estaban a nada de salir de sus ojos, toda esta información le estaba llegando de golpe, no podía procesarlo todo al mismo tiempo, se sentía desesperado, triste, decepcionado sin saber porque…

¿Qué había hecho? ¡¿Qué demonios había hecho?!

—No Shima, no puedes volver… lo mejor que puedes hacer ahora es mantenerte lejos del mar, no te acerques, lo he escuchado molesto, no creo que te vaya bien si te llega a ver de repente después de tanto… se siente defraudado.

—Gracias Yuu…—dijo con un nudo en la garganta, ya no se aguantó más el llanto.

—Lo siento…

—N-No, no lo sientas…—suspiro y limpio sus lágrimas—A pesar de todo sigues protegiéndome…Gracias por esto.

—No me lo agradezcas…—Se sentía tan hipócrita por recibir esas palabras…

—Supongo que ya no puedo hacer nada…

—Solo mantente lejos del mar, por favor.

— ¿Por cuánto tiempo?

Yuu miro a su madre, Fumiko solo sonrió y se encogió de hombros, el pelinegro entonces regreso su vista al reflejo.

—El que sea necesario, mandare una gaviota por ti cuando tenga noticias, o cuando todo aquí se calme ¿bien?

—Si…

—Ahora deja de llorar y vuelve a casa…

Kouyou iba a hablar, pero la gaviota salió volando ya con sus ojos en un color normal. Aun no se podía creer que todo estuviera perdido… ya no podía volver a su hogar en el mar, su padre lo más seguro es que lo odiara en esos momentos y nada podía hacer para evitarlo.

Se permitió llorar en la soledad de la playa y solo con el violento mar como testigo, no quería que Akira lo viera así, no quería que nadie en si lo viera así, seria explicar cosas que no podía decir así que ahí se quedó, llorando hasta que se sintiera mejor, aunque era claro que no lo lograría, pero mínimo esperaba calmar un poco el dolor que ahora albergaba su pecho.

Estaba tan absorto en su dolor que ni siquiera se dio cuenta del paso del tiempo.

Para cuando se calmó un poco noto la obscuridad a su alrededor, supo que era momento de regresar. Se levantó y estiro un poco las piernas, limpio la suciedad que pudo quedar en sus pantalones y regreso a paso lento hacia el castillo, ya la mayoría de puestos estaban cerrados.

En su caminata de vez en cuando limpiaba las lágrimas que se le escapaban al recordar que ya no podría volver a ver a sus hermanas, tal vez nunca, o al menos en mucho tiempo…

Cuando llego al castillo vio a las sirvientas fuera buscando, las puertas estaban abiertas y se podía ver desastre dentro. Se acercó rápidamente a una.

— ¿Sucedió algo malo? —pregunto tras tocarle el hombro, la joven se giró de inmediato, pudo ver su cara de susto, pero después una de alivio, lo tomo de los brazos y después grito.

— ¡LO ENCONTRÉ!

Las sirvientas que se encontraban más cerca se acercaron rápidamente, otras corrieron a otra dirección para buscar al príncipe, el cual estaba dentro de la mansión revisando mapas de la zona, tachando los lugares en los que ya habían buscado.

— ¡PRÍNCIPE LO ENCONTRAMOS!

Akira apenas escuchar eso corrió a la entada, viendo a Kouyou rodeado de sirvientas y el menor sin entender realmente que estaba pasando.

— ¿Akira?

El príncipe corrió e inmediatamente lo abrazo casi con desespero, Kouyou correspondió sin entender.

— ¡¿Dónde demonios estabas?! ¡Me tenías horriblemente preocupado!

—Yo…yo fui…—quería hablar, pero las lágrimas llenaban sus ojos tan solo acordarse de lo que había hablado con Yuu en la playa.

—Ven, vamos…—lo separo de el para poder tomarlo de la mano y llevarlo a la recamara, ya era tarde, las sirvientas entraron de nuevo y cerraron las puertas.

Una vez ambos chicos en la recamara, Akira sentó a Kouyou en la cama, se arrodillo frente él y tomo sus manos.

— ¿Dónde estabas?

—En la playa…

— ¿Por qué te fuiste si sabias que era peligroso con el mar así? —No hubo respuesta— ¿Shima?

—Yo…necesitaba ir. —la voz se le corto, sus ojos se enrojecieron, estaba aguantando.

— ¿Por qué?

—Necesitaba…estar solo… un momento, solo un momento…—cubrió su rostro, no pudo aguantar más, empezó a llorar de nuevo, esta vez con más desesperación que antes, sus sollozos salían descontrolados uno tras otro, Akira no supo que hacer más que levantarse y abrazarlo, no entendía por qué lloraba pero desde que lo vio entrar con la sirvienta supo que algo malo pasaba, además, habían pasado el suficiente tiempo juntos como para saber que Kouyou cuando se apartaba de todos era porque se sentía mal.

— ¿Qué pasa cariño? ¿Por qué lloras?

Kouyou se abrazó al abdomen del pelinegro y escondió su rostro ahí para seguir llorando, Akira acaricio su cabello con suavidad, decidió mejor no preguntar nada, esperaría hasta que el menor se desagotara y cuando estuviera más calmado le preguntaría, si le quería decir, bien, encontrarían una solución juntos, si no, pues estaba bien también, trataría de animarlo, no le iba a obligar a nada.

El llanto se prolongó un rato, Akira decidió que la mejor manera de consolarlo sería estando acostados así que empujo al menor con suavidad en la cama y se acostó a su lado, Kouyou se giró y se abrazó al pelinegro para esconderse en su pecho y seguir llorando, Akira sonrió y dejo un par de besos en su cabeza al mismo tiempo que lo abrazaba, repartió suaves caricias en su espalda para tratar de calmarlo, no quería que la respiración le fallara por culpa de los sollozos.

Poco a poco se fue calmando gracias a las atenciones que el príncipe le daba, además de que el sueño ya comenzaba a invadirlo, llorar cansa.

— ¿Estas mejor? —Kouyou solo asintió— ¿me dirás porque estas así de mal? —esta vez Kouyou negó.

Por más que quisiera contarle sus males no podía, su vida con Akira se basaba en una única pero fundamental mentira, él no era humano, y por mucho que lo amara ni siquiera se lo había dicho, por miedo a lo que pasara…

—Bien…—acaricio su cabello—Aunque no me lo quieras decir, sabes que estoy contigo y que hare lo posible para que estés mejor…

— ¿Por qué lo haces?

—Porque te amo—dijo seguro.

Kouyou se quedó pensando, si ya no podía volver a casa… ¿pasaría algo malo si confesaba sus sentimientos…? ¿Sería capaz ahora de poder decir esas palabras hacia Akira?

 

Fin del capítulo 19.

Notas finales:

Solo vengo a avisar que ya se viene lo feo :u


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