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Parte de él... por Shima_Suzuki

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Cuando su madre se lo sugirió la verdad es que no supo cómo reaccionar.

Ver a Kouyou fuera del agua sería muy raro, emocionante y lo haría muy feliz, pero…

Pero lo vería casándose con alguien más, alguien que no era él y eso inevitablemente hacía que le doliera el pecho de una manera muy fuerte, como si se le estuviera partiendo en pedazos, literalmente.

Y eso ella lo supo, pudo sentir un aumento en un aura maligna en Yuu que siempre se ocultó bajo la buena intención y bondad que tenía, al no haberse criado con su madre, el niño fue educado por la servidumbre del palacio, según su madre, le lavaron el cerebro, por eso su hijo no era como ella, tenía que regresarlo al “buen camino”, un Cecaelia macho era poderoso, muy poderoso, pero sin maldad en él no se podía explotar el potencial que tenía, porque siendo malvado habría muchos más poderes que podía desarrollar y eso era lo que ella necesitaba.

Cuando Yuu accedió a pesar de que no se le veía muy convencido de ir, su madre se lo llevo con el dejando a la guaria real cuidando todo. Nadaron hasta la superficie, el pelinegro se sintió demasiado nervioso.

—Todo va a estar bien mi cielo.

— ¿Cómo estas tan segura? —preguntó nervioso.

— ¿Cuándo me he equivocado? —sonrió y acaricio su rostro, Yuu cerró los ojos ante el suave toque de su madre, suspiro y la miro de nuevo esta vez firme ante los deseos de la mujer que lo engendro.

Ella sonrió, salieron completamente a la superficie, tuvieron que arrastrarse un poco por la arena para que ambos pudieran secarse un poco y alejarse del agua lo suficiente, con el poder del tridente los transformo a ambos en humanos, se levantaron, Yuu cerró los ojos pues ahora su madre estaba desnuda, el también pero tenía que respetarla, ella sonrió y tomo el tridente del piso, la ropa también fue fácil de aparecer con magia, ambos con el color negro en sus ropas, Yuu en un bello traje casi igual que el de un príncipe y ella en un hermoso vestido negro, el tridente paso a ser un bastón para guardar las apariencias.

— ¿Estás segura de que podremos caminar? Apenas si nos pudimos parar.

—Deja que la magia se encargue de todo mi amor—dijo tranquila dando un par de pasos que al principio fueron torpes pero que pocos segundos después fueron fluidos, Yuu entonces la siguió, sintiendo la facilidad de caminar como si hubiera nacido con ella.

Subieron las escaleras de piedra, la mayoría del pueblo estaba vacío y cerrado debido a la ceremonia que se estaba llevando en la zona norte del pueblo, donde estaba el castillo.

Caminaron tranquilos y con elegancia digna de la realeza, su madre lo tomaba del brazo solo por mero capricho ya que no necesitaba ayuda, además, él tampoco se quejó de ello.

Cuando llegaron a donde estaba todo el tumulto de gente se abrieron camino debido a los poderes de su madre, la gente, incontinentemente, se hacía a un lado para dejarlos pasar sin quitar la vista de enfrente.

Se quedaron en medio de las personas, no les convenia estar adelante, pero tampoco atrás o no verían nada.

Yuu se sentía nervioso, podía ver al príncipe igual o peor de nervioso que él, perfectamente vestido y esperando por Kouyou, que, según lo hablado, saldría con un vestido de novia.

Y cuando lo vio caminar con ese lindo vestido supo que se sentía terriblemente inseguro por la forma en la que apretaba el ramo, sus hombros estaban tensos y estaba levemente encorvado, la sonrisa que apareció en el rostro del futuro rey solo oprimió más su corazón, ver como lo tomaba de las manos y le dedicaba palabras tan bonitas le dolía y mucho.

Pero lo que termino de romper su corazón fue ver como se besaban, el amor que podían expresar en esa simple acción.

Fumiko pudo ver como los ojos de su hijo se tornaban amarillos, sonrió satisfecha sabiendo que la bondad ya no era parte de él, que al romper su corazón lo había corrompido de la peor manera y que ahora si sería útil para sus planes.

La coronación fue más rápida que la boda en realidad, pues paneas tuvieron los anillos en sus manos las coronas fueron presentadas, Akira quito la pequeña tiara que atoraba el velo y la dejó de lado, el sacerdote quito la tarima, atrás de esta estaban los dos tronos para la ceremonia de coronación ya listos.

Fueron sentados en los tronos, dándole la cara al público mientras el sacerdote coloco cada una de las coronas, Kouyou estaría muerto de la vergüenza si no estuviera en shock, porque ya había ubicado a Yuu con la mirada y podía notar algo diferente en él.

No era el hecho de que tuviera piernas-aunque si era bastante impresionante también- si no sus ojos, su aura, podía sentir la maldad, algo que JAMÁS había sentido en él, pero no solo salía de él, salía de la mujer a su lado que sonría complacida y era terriblemente parecía al pelinegro.

—No puede ser…—dijo en un hilo de voz, más como un susurro casi imperceptible. —La bruja del mar…

— ¿Dijiste algo cielo? —preguntó discreto el nuevo rey mientras el sacerdote daba el discurso.

—No—dijo sin apartar la vista de los ojos del pelinegro, Akira no le dio más importancia asi que también miro al frente.

Cuando la ceremonia acabo, dio inicio la fiesta en todo el pueblo donde el rey se quedó a convivir con su gente y la nueva reina se retiró al castillo a descansar, todo como se había planeado,

Kouyou se adentró de nuevo al castillo, estaba muy nervioso, no por las ceremonias celebradas, sino por Yuu ¿Qué hacía en la superficie? Peor aún ¿Qué hacia su madre ahí? ¿No se supone que estaba muerta? Entonces ¿su padre les había mentido?

Dudas y más dudas se iban generando en la mente de Kouyou, manteniéndolo distraído, tanto, que choco con alguien. Por un momento pensó que era un empleado, asi que solo se disculpó y siguió caminando hasta su habitación, pero unas manos lo detuvieron y ahí fue donde se asunto, estaba nervioso y movimientos bruscos lo asustaban.

Solo que se asunto aún más al ver que las grandes manos que le sostenían eran las de una persona que nunca espero ver.

— ¿Yuu? —pregunto con un hilo de voz, muy asustado por esa mirada tan distinta y penetrante que se dirigía únicamente hacia él desde hace unas horas— ¿Cómo es posible? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? —estaba tan nervioso y asustado que solo se dedicó a preguntar sin importarle estar en medio de un pasillo.

—Vamos a tu cuarto, ahí te explico todo, pequeño. —dijo en ese tono dulce y amable con el que siempre se había dirigido a Kouyou y eso le calmo un poco-solo un poco- porque su mirada era lo que sigua poniéndolo inquieto.

Pero sabía que Yuu nunca le haría daño, asi que lo llevo con toda confianza hasta la habitación que compartía con Akira para que le explicara las cosas.

Kouyou se sentó en la cama luego de dejar la corona en la almohada donde siempre había estado-que ahora estaba convenientemente en su habitación junto con la almohada de la corona de Akira-, el mayor coloco el seguro en la puerta y se sentó a su lado, acaricio su mejilla como siempre y Kouyou sonrió ahora más tranquilo, pero aun si preocupado por la mirada y aura tan distinta en el mayor.

— ¿Qué haces aquí?

—Quería verte, pero sé que no puedes volver.

— ¿Cómo es posible? Digo, estas aquí, eres humano…—dijo mirándolo entero.

—Yo también tengo magia Kouyou—sonrió—me costó bastantes intentos y algunas heridas, pero lo logre.

— ¿Te hiciste mucho daño? —pregunto preocupado por él.

—No mucho—sonrió y tomo su mano, entrelazando sus dedos, Kouyou correspondió el agarre y se apoyó en su hombro.

— ¿Cómo entraste? Se supone que nadie puede entrar.

—Soy mitad pulpo Kou, puedo utilizar el camuflaje y entrar por cualquier lado.

—Cierto—solo sonrió y cerró los ojos, ya no se sentía preocupado, ni nervioso ni con miedo, se sentía tranquilo estando con Yuu a su lado, tan cómodo, se sentía en casa. Yuu lo miraba, sonriendo con cariño, pero a le vez con malicia, uno de los tantos dones que se desarrollaban con la maldad-y que su madre ocupaba mucho sin que él se diera cuenta-era justamente el que estaba ocupando con Kouyou…

Manipulación de la razón.

La víctima se volvía tan dócil que terminaba haciendo exactamente lo que él quería que hiciera y lo único que tenía que hacer era mirarlo fijamente a los ojos y el otro automáticamente estaba perdido, era como un imán cuando lograba hacer contacto visual con alguien por lo cual la manipulación actuaba de manera instantánea y constante.

Kouyou estaba a su merced ahora. Y gracias a eso había evitado más preguntas del menor, porque estaba seguro de que-por la cara de susto que puso en la coronación- había reconocido a su madre, y que el supiera que estaba viva-o que lo tuviera presente siquiera- no le convenia.

Se quedaron en silencio, Kouyou estaba tan tranquilo que hasta se estaba quedando dormido, Yuu sonrió y se acercó un poco, dejo un beso en su cabeza y lo acomodo a su lado en la cama, se quedó recostado con él, acariciando con mimo sus brazos, se veía tan hermoso, tanto que tenía tantas ganas de tomarlo en la misma cama en que Akira lo hacía, estaba demasiado tentado a ello, pero su madre había sido específica, solo necesitaba a Kouyou lejos, le había pedido que hiciera lo necesario pero que no se sobrepasara para que ella pudiera hacer de las suyas con el nuevo rey.

No sabía que quería hacer su madre, tampoco le importaba mucho, el solo quería a Kouyou para él, ese sentimiento egoísta siempre había estado con él, solo que ahora era más intenso y lo exteriorizaba más.

Dejo un montón de besos en todo su rostro, para él, Kouyou era la cosita más linda de todos, siempre tan amable y tranquilo, quería comérselo a besos todo el tiempo y ahora que podía hacerlo lo haría porque Kouyou estaba durmiendo tranquilamente a su lado.

—Me haces cosquillas—dijo el castaño adormilado, pero con una sonrisa, aún mantenía sus ojos cerrados y eso solo lo hacía ver más lindo a ojos de Yuu.

—Lo siento, pero estas particularmente lindo ahora—dijo sin dejar de acariciar su largo cabello, el tacto era tan diferente ahora al no estar dentro del agua que se no podía parar de tocarlo, era muy suave.

— ¿Tú crees? —el menor por fin abrió los ojos y miro al mayor con una sutil pero tierna sonrisa, Yuu sintió las ganas de besarlo volverse más intensas, incluso se estaba mordiendo el labio para contenerse, pero era difícil, muy difícil si Kouyou lo miraba asi.

—Si…—llevo una mano a su mejilla y la acaricio con mucho amor, el menor cerro los ojos ante la caricia.

—Extrañaba tanto esto—confeso el menor—me siento en casa cuando estoy contigo.

— ¿De verdad?

—Si—suspiro y lo miro—A veces me siento muy triste, me escondo de Akira para poder llorar. Extraño tanto el mar…

—Extraño tenerte por allá también—dejo un besito en su frente y lo atrajo más a su cuerpo para abrazarlo—me siento bastante solo si no estás tú.

— ¿Cómo están todos allá? ¿Mi padre sigue odiándome por traidor?

—Me temo que sí, pero trato de mejorar su ánimo por el pueblo—mintió tan descaradamente, solo que ahora ya no le importaba.

—Me lo imagine—se escondió en el pecho del pelinegro y soltó un suspiro fuerte que para Yuu parecido más como un sollozo. —Lo siento tanto… perdón, perdón, yo no quería que esto pasara, solo…solo quería conocer más, jamás pensé que todo esto pasaría, perdón…

—Deja de disculparte Kouyou, no es a mí a quien debes de decírselo—dijo sintiéndose un poquito mal por el menor, si bien ahora era malvado, el amor por Kouyou era fuerte y puro, a pesar de que fue por culpa de Kouyou que se le rompió el corazón, él lo amaba demasiado.

—Perdón…—dijo de nuevo con los ojos llorosos, Yuu se encargó de limpiar el agua salada de su rostro y dejo un beso en su frente, abrazándolo de nuevo para mantenerlo oculto en su pecho y que el menor se desahogara ahí. —Yuu…

— ¿Dime? —preguntó en voz baja al comenzar a acariciar su cabello para calmarlo.

— ¿Por qué tus ojos son amarillos? Antes no eran asi…—pregunto con voz algo cortada y amortiguada contra el pecho del mayor.

—Ahora soy más poderoso Shima, por eso. —dijo sin tomarle mucha importancia—duerme un poco pequeño.

—No quiero dormir—sollozo—cuando duermo siempre tengo pesadillas.

— ¿Qué clase de pesadillas? —pregunto preocupado.

—En todas nunca puedo volver a casa, termino solo o muerto—sollozo contra su pecho, Yuu se sintió tenso un momento, esa era la realidad que su madre quería para Kouyou, estaba casi seguro de ello, pero él no lo permitiría, además ella le prometió que no le haría daño…

—Estoy aquí contigo, yo cuidare tu sueño—le aseguro dejando un montón de besitos en su coronilla.

— ¿Prometes no irte?

—No me iré pequeño. —dejo un beso más—me quedare hasta que duermas tranquilo.

—Pero te iras—sollozo de nuevo—tú tienes que volver y me dejaras solo.

—Vendré de nuevo si es lo que quieres—acaricio su espalda, tratando de calmarlo, si seguía respirando asi de mal se podía ahogar.

—No te vayas… por favor no me dejes solo—suplico.

Yuu se empezó a desesperar un poco, continúo acariciando con cariño al menor, moría de ganas por quedarse, pero sabía que no podía hacerlo, Kouyou estaba casado con Akira ahora y sabía que tenía que seguir asi para que los planes de su madre salieran como ella quiera, no podía simplemente tomar a Kouyou y regresar al mar.

Sabía que todo lo que decía era sincero, pero seguía bajo el efecto de la manipulación y justo él quería que fuera honesto con sus sentimientos, lo estaba siendo y eso le preocupaba, porque jamás se imaginó que el menor se sintiera tan desesperado por volver, jamás espero que le causara tanto daño estar lejos de casa, se supone que ahora era más feliz, vivía enamorado de un hombre e incluso ya estaba casado y seria “soberana” del reino…

—Kouyou ¿amas a Akira?

—Si…—sorbio su nariz y lo miro— ¿Por qué preguntas?

— ¿Amas el mar? —pregunto ignorado la pregunta del castaño.

—Sabes que si…

— ¿Qué amas más? ¿El mar o a Akira? —pregunto mirándolo a los ojos, necesitaba la respuesta más sincera posible, de verdad la necesitaba para poder asi idear un plan en el que su madre ganara sin lastimar a Kouyou, en el que ambos podrían ser felices sin sufrir ningún daño… sin que Kouyou se enterara de la horrible verdad.

—Yo…yo no…—se quedó hipnotizado por los ojos del mayor, el amarillo lo atraía y lo mantenía tranquilo, el pelinegro metió más presión para saber una respuesta completamente sincera, sino todo se podría ir al carajo.

—Responde por favor…—se estaba desesperando, el amor por el príncipe debía de ser enorme como para que el menor estuviera debatiéndose tanto en escoger a uno.

—El mar…—dijo por fin—amo más el mar—lo miro a los ojos.

—Eso es todo lo que necesitaba saber—dijo sonriendo para después besar su frente y con eso el menor quedo completamente dormido…

Fin del capítulo 24.

Notas finales:

-repartiendo cajas de pañuelos- yo se lo que els digo, los van a necesitar :u


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