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Army Boy por kawai13

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Notas del capitulo:

Diclaimer: BTS obviamente, no me pertenece (:'c ya quisiera) Se ha utilizado su imagen con tal de crear una historia sin el animo de ofender o invadir la privacidad. Créditos a Big Hit por crear a tan bella banda y unir a estos 7 maravillosos chicos. Créditos a mi persona por la historia.

Capítulo VI


 


Taehyung agitaba la mano, despidiendo al que ya se había perdido en su vista. No le gustó la forma en la que las cosas terminaron, no le agradó para nada ver como el pequeño Army se alejaba en la espalda de un desconocido, y menos esa sonrisa que había puesto al recibirlo, para colmo de males, el chico era un trainee de otra agencia. No, simplemente no le gustaba.


 


Jin palmeó su cabecita, intentando quitarle el puchero y ceño enfurruñado a su dongsaeng mientras que Yoongi solo tecleaba su celular esperando que los otros regresaran para poder por fin cerrar la puerta de escape del edificio.


 


— Ya Tae, ya luego lo veremos. — Dijo Jin, también un poco triste de que el menor se alejara tan prontamente, pero con una cálida sensación y con emoción al saber que pronto lo vería.


 


—Pasen de una maldita vez. — Exclamó cansado de esperarlos el pálido rapero — O los dejo fuera y van a recibir un segundo regaño.


 


Ambos chicos, voltearon encontrándose con el ceño fruncido de su compañero y un tanto resignados ingresaron al local. Si alguna de las Armys se enteraba de esta salida de escape, de este callejoncito oculto, sí que serían castigados por PD-min.


 


Ya lejos, habiendo caminado unas cuantas cuadras desde esa peculiar salida donde había contenedores de basura. Hoseok se encontraba en la espalda de uno de sus pocos amigos, y si le preguntaban, realmente él era su mejor amigo, al que quería y adoraba como su hermano mayor.


 


— Dime Minmin — empezó a hablar el menor moviendo sus piececitos al aire, pues apenas Minho lo vio cojeando a su encuentro, le dio su respectivo abrazo rompe huesos y luego se agachó dándole la espalda para que se suba. Choi Minho era todo un caballerito de apenas 16 años — ¿Cómo van los entrenamientos en la SMTWON?


 


La hermosa sonrisa de Choi resplandeció al saber las buenas nuevas que le podía contar a su amigo, su debut estaba más próximo de lo que habría creído, pero en vez de despotricar todas las cosas que quisiera, se debía preocupar primero por el estado en el que se encontraba.


 


— Y te contaré todas las cosas que quieras Seokseok — Dijo dando un saltito y haciendo rebotar al menor en su espalda; un par de risillas escapaban de sus labios, Hoseok adoraba a su Minmin. — pero… — soltó un suspiro — primero me dirás que te pasó.


 


Las risas cual pajarillo del menor se apagaron y solo se acurrucó en el cuello del contrario. Soltó un suspiro pesado y se preparó mentalmente para lo que iba a contar.


 


— Lo de siempre Minmin, lo de siempre. — repitió con aires melancólicos.


 


Llegando a un parque en vez de ir a la estación de buses, Minho bajó a su preciada carga hasta el pasto y este se recostó a todo lo largo, cerrando sus ojos, intentando no rememorar esas escenas y disfrutar los tenues rayos de sol.


 


Minho se tiró a su costado moviendo uno de sus bracitos y pegándose más a él. Con su dedo y de forma paciente empezó a trazar su perfil mientras esperaba que el otro se calmara.


 


Hoseok se relajaba con las caricias y la cercanía del que es su mejor amigo, como un hermano, alguien irremplazable en su vida, pero el tener a alguien cercano, alguien que te conoce y te apoya, también te hace bajar tus defensas y la protección que ya tenías auto impuesta, buscando cobijo en sus brazos consuelo en sus caricias; y Hoseok no aguantó. Aun cuando sus ojos se encontraban cerrados empezaron a arderle y sus energías drenarse, inconscientemente busco el cuerpo de su mejor amigo y se acurrucó en aquel que lo esperaba con los brazos abiertos.


 


— Shhh… Hobi — Susurraba acomodando la cabeza del menor en su cuello, dándole sutiles caricias a sus lacios y rojizos cabellos. — Estoy aquí, estoy contigo. — Y por estas razones era que Minho no trataba con el padre de su mejor amigo, tenía ganas de odiarlo, pero ese señor no se merecía ni emociones ni pensamientos de su parte. — Siempre estaré contigo.


 


El quejido que emergió de esos rosas labios, fue pequeño, muy bajo, pero capaz de partirle el corazón a su amigo.


 


— Ya no sé qué hacer Minmin— dijo entre sollozos. — Todo lo que hago… siempre está mal ante sus ojos — Abrazó con más fuerza el torso del mayor y acercó su rostro al cuello ajeno, sintiéndose seguro y reconfortado en esos brazos que tanto lo conocían. — Me esfuerzo en la escuela, saco buenas notas…


 


— Y eso no tiene nada que ver con los pensamientos tontos de tu padre. — Le dio un beso en su lisa cabellera — Eres buen alumno, eres un buen hijo, eres talentoso en muchas cosas. Eres único, Hobi — Minho decía la verdad, pero a veces eso no era suficiente.


 


— ¿Y si es así porqué me odia tanto? — Se separó de su escondite.  Su ceño fruncido con un poco de enojo inundando sus melancólicas emociones — ¿Por qué me grita y me desprecia? ¿por qué no…? ¿por qué no puede quererme? — Alzó su mirada, tan dolida y herida. Tan necesitada de ese afecto paternal que recibía todos los días y que ahora eran un doloroso recuerdo.


 


Minho arrugó el entrecejo, incómodo de ver a su mejor amigo tan lastimado de forma emocional, la impotencia invadiendo todo su ser, pues más que caricias y palabras, él no podía brindar, pero a veces solo estar con esa persona necesitada de afecto y compresión era suficiente.


 


— Porque es un tonto — Susurró, cuando menor nuevamente arrullado en su cuello le dio una pequeña mordida; sí, porque aunque sea lastimado, a Hoseok no le gustaba nada los malos pensamientos hacia otros. — Él se lo pierde Hobi, él se pierde a alguien tan lindo como tú. — Lo apretó un poco más y le siguió acariciando la cabellera tiernamente — Y él es el que se arrepentirá toda su vida por cometer un error tan grande.


 


No dijo ni una palabra más y Hoseok no lo necesitaba tampoco, lo único que en ese momento quería, era ser reconfortado por los fuertes brazos de su Minmin, porque ahí se sentía protegido, ahí se sentía a salvo.


 


Toda la carga y cansancio tanto emocional como física, por fin lograron agotar su pequeño cuerpo y en cuestión de un par de minutos ya se encontraba dormido.


 


Minho alejo al cuerpo acurrucado, y lo recostó delicadamente en el pasto, frunció el ceño al ver las ligeras ojeras que presentaba y los rastros de lágrimas en su delicado rostro, sin querer pensar u odiar al progenitor de su amigo, simplemente empezó a sacarse su polera para ponerla de almohada para el menor, los rayos de sol lo mantendrían cálido.


 


Una vez seguro de que el pequeño estaría cómodo, se recostó y empezó a ver su celular esperando a que el menor despertara por sí solo, necesitaba descanso, y él también; en la agencia los tenían como locos, pero no importara la situación, si Hobi lo necesitaba siempre salía a su encuentro.


 


Porque eso hacían los amigos, porque siempre se habían tenido el uno al otro y eso nadie lo cambiaría.


 


***Army Boy***


 


¡Estoy harta, Jung! — La mujer derramaba lágrimas de impotencia. — Harta de escuchar que has dañado a mi niño.


 


Si en algún momento el Señor Jung creyó que la chismosa de su vecina no saldría de su casa apenas viera a su esposa llegar, estuvo muy equivocado. Su mujer entró hecha una furia, llamándolo a gritos, y como últimamente hacían, empezaron a discutir sobre el “poco” prometedor futuro que tenía su hijo si seguía pensando en ser una estrellita de cuarta.


 


— Y Yo estoy cansado, mujer — Dijo mientras palmeaba sus dos manos en la mesa. — ¡De que sigas motivando en esas tonterías, y lo apoyes en ser un perdedor!


 


Ninguno estaba sentado, no tenían la calma de para estarlo, ambos se encontraban con los nervios a tope. Con las respiraciones trabajosas y los ojos rojos abiertos y atentos, y por parte de la mujer, rojos del llanto.


 


— ¡No son tonterías! — Molesta apartó la mirada, su esposo siempre repetía la misma sarta de idioteces y ya se estaba cansando. Pero solo faltaba un poco más, solo un poco. —Y odio como en vez de apoyar a tu hijo, estás empujándolo, alejándolo del lugar donde debería sentirse más apoyado.


 


— ¿¿Apoyado?? ¿¿Quieres que apoye a alguien que quiere de carrera cantar y bailar para entretener a la gente como los payasos?? ¿Quieres que Apoye a mi SUPUESTO HEREDERO a que se maquille y pinte más que una mujer?


 


— ¡Todas las estrellas lo hacen! ¡No tiene nada de raro!


 


— Todos los fallados lo hace. — Sí, podría ser que ese fuera uno de los temas que más le chocó — ¡Y me fui enterando de que él tiene un defecto muy grande de fábrica!


 


— ¡¡Sus gustos no son algo para juzgarlo!!


 


— ¡¡Si lo SON!!! Es una deshonra para la familia Jung.


 


La mujer se estaba hartando, más y más, el hombre siempre daba vueltas al mismo asunto, siempre terco y sin ganas de dar una pequeña oportunidad, de darle una posibilidad a su hijo, nada. Y ella lo lamentaba tanto. Estaba tan ciego que no podía apreciar el talento y pasión innato que su hijo le ponía al baile y música. Ella muchas veces se había fascinado solo viendo a su hijo practicar, su pequeño daba todo de si por mejorar a cada día, a cada hora, ella sabía que su futuro sería brillante y hermoso, pero por parte de su padre, solo recibía desprecios y malas palabras


 


— Una deshonra es que un hombre adulto le haya golpeado a un menor de edad. — Su ira contenida se sentía en cada una de sus palabras expresadas casi cual susurro.


 


— Que no lo he golpeado mujer. — Respondió chistando, enojado y desviando la mirada con los brazos cruzados — Esa vieja chismosa siempre exagera las cosas.


 


La señora Jung lo miró. Sabía que su esposo estaba mintiendo. Y le dolía aceptarlo. A veces miraba al hombre frente suyo y tristemente se preguntaba ¿Ese es el hombre del que me enamoré? ¿Dónde había quedado el amable joven que le daban una rosa diaria, tratando de conquistarla en la universidad? ¿Dónde quedo ese hombre paciente y comprensivo? ¿Dónde?


 


— Si veo un mísero rasguño en mi hijo. — Alzó su dedo índice apuntando y tocando el pecho del contrario con desprecio — No nos vas a volver a ver Jung. Te olvidas de MI hijo y de mí.


 


El hombre volteó el rostro, entre asustado y enojado. Esas palabras que decía su mujer solo confirmaban sus pensamientos. El maldito engendro fallado de “su hijo” le estaba arrebatando a su esposa, la estaba alejando de él.


 


— No te atreverías. — La miró entre enojado y herido. — Esta es la única casa que tienen, y está A MI NOMBRE.


 


Su mujer se alejó y respiró profundamente importándole muy poco si tenía que empezar de cero para sacar a su pequeño adelante sola.


 


— No me atreveré a salir, aún tendré esperanzas en tu cabeza dura e idiota, siempre y cuando mi pequeño siga sano y bien cuidado. — El hombre estaba por volver a hablar cuando la mujer se alejó un paso de él. — Y hoy, apenas cruce esa puerta — Señaló el ingreso a través de la sala — Mi pequeño dormirá en SU cama, bajo un techo. En SU HOGAR. ¿Quedó claro Jung?


 


El ceño fruncido del hombre le daba a entender a su esposa que, aunque la idea le disgustara, no haría nada en contra de ella; y justo en ese momento su pequeño entró por la puerta de la casa, con un abrir temeroso y asomando su pequeña cabecita por la ranura.


 


Su esposa borró el ceño de su rostro y una sonrisa llena de alivio atravesó su rostro.


 


El menor miraba un poco atemorizado la presencia de su padre, pensando que tal vez era mejor volver a retirarse el día de hoy, pero ver la cara sonriente de su hermosa madre lo mantuvo en el ingreso sin retroceder sus pasos.


 


— Cariño mío. — Susurró la mujer cuando ya se había acercado lo suficiente. — Qué bueno que ya vuelves a casa — La mujer lo abrazo y llenó su cabellera de besos y más besos.


 


Atrás de ella los pasos enojados del adulto se escucharon y con cada paso más fuerte al anterior, subió hasta el cuarto matrimonial para cerrarlo de un portazo.


 


Tampoco había mucha necesidad de mantenerlo abierto, últimamente su esposa prefería dormir en el cuarto de invitados.


 


La mujer instó al menor a pasar al hogar y discretamente revisar el estado de su hijo. Tenía una polera enorme que cubría todas sus manos y no había visto antes entre las ropas de su pequeño, su jean estaba un poco sucio de pasto y tierra, pero el pequeño siempre le gustaba tirarse en los parques a disfrutar de los rayos del sol. No vio herida alguna, no vio un raspón.


 


Tal vez su esposo sí decía la verdad y la vecina había exagerado como en muchas ocasiones hacía.


 


Lo que ella no sabía es que el pequeño estaba aguantándose el dolor de su tobillo para caminar normal ante los ojos de su madre y bajo esas mangas, sus manos estaban aún vendadas.


 


—¿Mi pequeño quiere algo de comer?


 


El menor alzó sus ojos y negó viendo a su madre un tanto indeciso por preguntar si realmente se podía quedar en casa. Su Minmin le había invitado a comer y se encontraba con la pancita llena y satisfecho.


 


— Cené con Minho hace un rato — Susurró, para que su madre no se preocupara más — Omoni — Su madre estaba acariciando sus tiernos cabellos, apreciando que guapo se veía con ese color, y el pequeño, aunque aún le doliera un poco el cuero cabelludo, adoraba esas hermosas caricias, podía aguantar un poquito de escozor en su cabeza por recibirlas todo el día — ¿Está bien que esté en casa?


 


A su madre le partió un poco más el corazón. ¿Qué hijo preguntaba si estaba bien dormir en su propio hogar? La mujer lo acercó un poco más a su cuerpo, sin poder resistirse a abrazar al menor y le dio un beso en su lisa cabellera.


 


— Claro que sí, bebé. — Susurró, aun sosteniendo al pequeño entre sus brazos — Ve a cambiarte y te llevo ahora algo caliente.


 


El menor asintió y se dirigió a las escaleras temeroso de que la puerta un poco más al fondo del pasillo se abriera y se pudiera encontrar con su padre, por lo que, aunque tuviera el tobillo lastimado, subió lo más rápido que pudo y entró a su cuarto.


 


Cuando cerró la puerta, tan despacio como se podía, por fin pudo respirar con tranquilidad. De sus pulmones salió un enorme suspiro y sus ojos recorrieron con cariño el dormitorio.


 


Posters, unos cuantos álbumes y su light stick de BTS. Aunque no tuviera toda la mercancía, como muchas Army* sí, él estaba muy feliz con su pequeña colección.


 


Su acogedora y mullida cama lo llamaba de una forma inimaginable, con tonos cálidos azules en sus colchas y un par de grandes almohadas que él podría abrazar. Las ansias de tirarse a ella después de una noche en la calle le estaban ganando, y no se resistió. Aún con el dolor en su pie y con las zapatillas (que no se quitó en la entrada para que su madre no viera la venda) dio un par de pasos y se lanzó a la conocida comodidad de su lecho.


 


Dicha.


 


Una gran calidez invadió su corazón al sentir nuevamente el aroma a jazmines que tiene el detergente que su madre usa para las mantas. Agarra una de las almohadas y la pone sobre su rostro luego de rodar boca arriba. Le encanta ese olor a limpio, ese olor tan familiar, sin pensarlo realmente mucho, el cansancio va invadiendo su cuerpo, va adueñándose de su ser y se hubiera quedado dormido, de no ser por los suaves toques en su puerta.


 


Sin esperar realmente que su hijo le responda y con ganas de compartir al menos un par de minutos más esta noche con su pequeño consentido, abre la puerta con una taza humeante de chocolate caliente.


 


— Te traje tu favorito primor — Dice feliz, pero en voz baja.


 


Cuando cierra la puerta y se da vuelta para ver a su hijo, este baja las manos de la almohada. El menor no se había dado cuenta que ahora las mangas de la enorme polera que le prestó Minho estaban por la mitad de su antebrazo.


 


Sus vendajes se veían.


 


Su madre detuvo su caminar al notarlos.


 


Hoseok sin darse cuenta aun del caminar detenido de su progenitora, alzó las manos en dirección a esa rica tasa de chocolate caliente, fue ahí, cuando su madre siguió con una mirada inquisitiva sus manos que él también se dio cuenta.


 


La mujer dio un par de respiraciones fuertes, su mano le temblaba un poco y sus ojos picaban de forma familiar. El hombre que una vez amó la había decepcionado de nuevo, pero se prometió, se juró silenciosamente, que esa sería la última vez.


 


El menor bajó sus brazos y trató nuevamente de cubrirse, expectante de lo que diría su progenitora. Más la mujer no emitió ni una sola palabra.


 


Se acercó a su pequeño, dejando otro beso en sus sedosos cabellos, el menor, como lo hizo abajo, aguantó el dolor que aun sentía en su cuero cabelludo con tal de recibir esos tiernos mimos, pero en vez de que su madre se quedara, solo dejó la tasa en su cómoda y a paso calmo se retiró del lugar.


 


La mujer presionó el seguro y antes de irse puso un dedo en sus labios. Silencio. Era lo que ella le pedía.


 


Silencio hasta mañana.


 


Hoseok tenía un extraño presentimiento. Hoseok estaba preocupado por su madre, pero no podía salir, no era la primera vez que su Omma le pedía que no hiciera ningún ruido hasta el día siguiente cuando padre se retirara al trabajo, pero realmente en esta ocasión algo se sentía diferente.


 


Continuará…

Notas finales:

Datos curiosos:


*Mi mejor amiga es Shawol y su bias por mucho tiempo fue Minho :D En esta historia, todos los integrantes de Shinee son jovencitos a unos meses de debutar y le pregunto a mi amiga todos los datos que necesito de ellos. Alteración del tiempo y espacio porque puedo XP


*Lo de Omma u Omoni, una chica comentó que lo que dije antes era falso, que uno podría decirle omma a su madre aún siendo mayor… averiguaré más al respecto


* Puse pistas de la “sexualidad” de los otros integrantes en las escenas eliminadas, por eso decía que, si Namjoon en vez de Yoongi ganaba, hubiera tenido avances con Hobi muy rápidos. Él es abiertamente gay con la gente de confianza y todo el grupo lo sabe. Y pues, si Taehyung no tiene ni un solo problema en admitir que Hobi le parecía lindo, y dije que jungkook hubiera terminado muy encandilado viéndolo bailar pues mínimo ellos son los BI XD.


*La escena del baile tal vez aparezca en uno de los dos siguientes capítulos así que escojan. Jungkook o Jimin. 7u7, pongan su voto acá. 


 


**Nos leemos pronto**


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