-Estoy es muy complicado- Parecía estar a punto de darse por vencido, ya se estaba aburriendo y apenas llevaba cuatro de los once que estaba pensando como candidatos para su maestro.
Suspirando tranquilo, retomando las ganas de esa labor que se autoimpuso, sonrió un poco y trata de recordar con rapidez, quien seguía de la línea de las doce casas, pero al ver quién era el que seguía, al traer esa imagen a su mente, todo eso desapareció.
Una mueca de enojo se hizo presenté en el, de verdad parecía molesto al pensar en el guardián de la sexta casa.
-No, no, ese hombre rubio… No puede ser- Su dulce carita, estaba cambiada con una mueca de verdadero coraje.
-De todos los caballeros dorados, él es quien menos merece si quiera que mi maestro lo mire o le hable, después de como lo ha tratado- Hace un puchero más bien como una rabieta.
-¿Cuantas veces mi maestro iba a tratar de hablar con él o de seguir con su amistad y él lo rechazaba?- Se levanta de aquella roca, muy enojado, caminando por el eje del lugar.
-Sin contar que a veces le decía cosas que de seguro yo no debía oír, pero que a veces mi maestro volvía con algunas lágrimas en sus ojos y eso…- Refunfuña más molesto de lo que estaba.
-Ese hombre Shaka, solo lo haría sufrir, más de lo que Mascara de muerte podría hacerlo o cualquier otro-
Ni siquiera tenía las ganas de imaginarse una relación entre ellos dos, pues siempre lo único que se le venía a la mente, era como su maestro estaba triste, sufriendo o llorando por lo que le digiera y por aquella razón, el estaría siempre a la defensiva, tratando de cuidar del hombre que lo había criado y más de seguro más de alguna vez le daría algún golpe, aunque fuera pequeño no permitiría que lastimara a Mu.
Siempre se había preguntado el ¿Por qué Mu, trataba de alguna forma volverse a amigar con él? Parecía muy importante para él y su maestro no le decía en si la razón, solo vagas respuestas como.
-Solo quiero recuperar su amistad-
-De niños fuimos muy buenos amigos-
-Él no es una persona mala, solo que prefiere estar solo-
-Debe ser más difícil para Aioria o el antiguo maestro Dohko, tenerlo de vecino-
-Pero si lo conocieras, es alguien realmente agradable-
Las mismas palabras para defender aquel rubio que detestaba sin más.
A veces pensaba como alguien así pudo ser amigo de una persona, tan pura de corazón, gentil y amable. Simplemente para el no tenia ningún sentido.
-¿Cómo es que fueron amigos antes?, él no es como los demás caballeros- se vuelve a sentar haciendo el puchero de su vida –Ni siquiera el señor Camus es así de amargado-.
-En definitiva, Shaka de Virgo nunca podría ser bueno para mi maestro, ¡¡¡JAMÁS!!!- Dijo esto muy serio y decidido.
Comienza a sacudir su cabeza, como tratando de alguna forma exagerada borrar ese pensamiento de su mente, para no volverlo a tener presente en toda la vida.
Seguía con su ceño fruncido, hasta que dio un fuerte respiro y luego lo soltó. Una pequeña técnica de relajación que Mu, le había enseñado para cuando se sintiera enojado y pudiera calmarse.
-Muy bien… El siguiente, el antiguo maestro Dohko- Dejo escapar una risa leve, haciendo que poco a poco se volviera una carcajada, de tan solo pensar esa opción.