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ORFANDAD (Lésbico, Época Victoriana) por Bessekai

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Notas del capitulo:

Disponible en Wattpad: https://www.wattpad.com/919471655-orfandad-cap%C3%ADtulo-3-buscando-a-la-se%C3%B1ora-de-los

Caminaron hasta encontrar una plaza desierta con unas bancas que lucían bastante incomodas, pero lo suficientemente espaciosas como para reposar sus cuerpos las dos. Allí pasaron la noche, Mirabelle casi no pegaba un ojo mientras que Glory dormía como un bebé sin preocuparse de nada más que descansar. Estaban abrazadas entregándose calidez. Sus delgados vestidos no las hubiesen amparado mucho, sólo los usaban porque era parte de ser una “señorita”, pero gracias a sus largos y gruesos abrigos podían lidiar con el clima. Mirabelle acariciaba suavemente la cabeza de Glory y comenzaba a pensar sobre muchas cosas. Se planteaba el futuro de ellas desde ahora y sobre cómo podrían sobrevivir juntas. La noche se fue rápidamente gracias a que pensó mucho y sin darse cuenta Mirabelle se había dormido. En la mañana, fue despertada por los tiernos rayos del sol sobre su helado y pálido rostro y también gracias al bello canto de los alegres pajaritos, que ya estaban sacando sus alas a volar, alborozados por el nuevo día.

Glory... despierta… ya amaneció—le dijo Mirabelle entre un bostezo, movió ligeramente el cuerpo de Glory quien se avivaba con dificultad.

Ahww—bostezó Glory—Descansé bien, todo es gracias a que eres muy blanda, Belle—sonrió y se giró hacia Mirabelle quien le observaba enternecida.

Y tú eres muy cálida mi querida Glory—Mirabelle se alegró y le tomó de las mejillas para luego regalarle un tierno beso en la frente—Buenos días.

Buenos días…

Se acomodaron en el rígido asiento y observaron a su alrededor curiosas y atentas, Londres estaba comenzando a funcionar. La ciudad se despertaba de nuevo. Los carruajes comenzaban a andar. Las patas con herraduras de los caballos se escuchaban a lo lejos pisotear como un sonido constante, gritos lejanos del que entregaba los diarios y gente que se movía de acá para allá abriendo sus comercios eran parte del móvil paisaje.  

Levantémonos—ordenó Glory mientras miraba el escenario con gran curiosidad. Como un niño pequeño descubriendo el mundo todo parecía impresionarle.  

Si tenías buen ojo, en Londres, había de todo. Fácilmente podrías encontrar niños pobres con unas ropas bastante desaliñadas y sucias caminando a pies descalzos, y, por otro lado, como si fuese una burla de la vida a hombres de sombrero y trajes elegantes circulando paralelamente. Ellas eran un caso especial, eran un punto medio. No estaban sucias, pero lucían algo desorientadas e inocentes del mundo. Las niñas adineradas no podían tener esos aires. Y ellas tenían cara de pobres, pero no a precisión de pobreza económica, sino que de espíritu y conocimiento. Como unos pequeños y castos pajaritos recién llegados, siendo a penas consciente de la creación. Esa era la ingenuidad de la juventud de unas huérfanas que sólo conocían el recinto y nada más. Algo que, de forma degenerada les encantaba a los hombres y que por otro lado de forma maternal enternecía a las mujeres. Mirabelle y Glory lucían como dos almas desamparadas que sólo se tenían mutuamente. Y así era. Así siempre ha sido. Y siempre será. Como una promesa de vida ellas lo sabían y lo seguían al pie de la letra.

Iremos entonces a aquella tienda de muñecas...—dijo Mirabelle mientras intentaba recordar con dificultad aquellos recuerdos de la niñez que necesitaba que vinieran a su memoria con urgencia, era una necesidad importante el identificar cómo era aquel borroso lugar.

Ambas comenzaron a caminar de forma paralela y Glory mientras tanto intentaba acordarse también para ayudar a Mirabelle.

Oh, mira, Belle, podemos preguntar. —Glory señaló a unas mujeres bastante elegantes y bellas que estaban conversando en otra banca de la plaza, hace poco habían llegado ahí y quizás podrían ayudarlas, parecían ya adultas, de unos 20 años.

Mirabelle asintió y le pareció una buena idea y con Glory entonces se acercaron a estas mujeres.

Buenos días señoritas—Saludó Mirabelle intentando sonar lo más elegante posible y educada también, justo como se le había enseñado en el Grace of God—Disculpen nuestra interrupción, yo y mi amiga necesitamos de su ayuda.

Las mujeres las miraron y les sonrieron con amabilidad.

No hay problema, ¿qué han de necesitar, jovencitas? —preguntó una de ellas con acento inglés elegante y bien cuidado.

Gracias. Estamos buscando una tienda de muñecas.

—¿Tienda de muñecas? En Londres hay muchas, ¿necesitan ir a la más cercana?

Mirabelle y Glory se miraron. En Londres había muchas tiendas de esas, ¿cómo podrían llegar específicamente entonces a la tienda a donde querían ir? Mirabelle entonces se acordó de una tienda que se encontraba frente a la de muñecas, recordaba que era una tienda de relojes, sabiendo esto, podía usarla de referencia para preguntar por la tienda de forma concreta.

Ahm… buscamos una específicamente. Si mal no recuerdo se encontraba frente a una tienda de relojes, era una calle comercial. ¿Existe una así por aquí cerca? —detalló Mirabelle.

Las dos mujeres comenzaron a pensar. Una de ellas abrió sus ojos y miró a Mirabelle.

Sí, hay una por acá. Es la tienda Rosemary's Dolls. No podría darle específicamente la dirección ya que ni yo misma conozco bien los nombres de las calles a pesar de haber nacido aquí. Pero pueden preguntar. Esa tienda está ubicada frente a una de relojes. —sonrió.

Glory y Mirabelle sonrieron ampliamente, agradecieron y se despidieron. Ya tenían una pieza del rompecabezas. Siguieron caminando y se retiraron de la plaza llegando a las calles. Ahora había un mayor bullicio viniendo de todas partes, personas apresuradas y personas calmadas. Gente yendo a trabajar y gente yendo a darse la buena vida.

Londres tiene una gran movilidad. —miraba impresionada Glory.

Definitivamente. ¡Nos estábamos perdiendo a este mundo! —exclamó algo enojada.

Pero ahora somos libres. —sonrió Glory mientras tomaba tiernamente la mano de Mirabelle.

Espero así sea, Glory, pero también depende en gran medida de nosotras.

Glory se quedó en silencio y exhaló de forma profunda. Y habló.

Podremos hacerlo. Estamos juntas. No debemos temer.

No temeré mientras esté a tu lado, Glory. De eso estoy segura.

Ambas se apretaron con firmeza sus manos y observaron a una pareja de ancianos que venían agarrados del brazo, caminando lentamente por las orillas de la plaza.

Comencemos preguntando entonces. —indicó Glory—Ahora lo haré yo.

Mirabelle asintió. Esperaron a que la pareja pasase delante de ellas y Glory les detuvo. Se dispuso a hablarles.

Disculpe señor y señora. —Sonrió carismáticamente —¿Saben ustedes dónde podremos encontrar la tienda Rosemary’s Dolls?

Oh, esa tienda… —dijo el anciano con voz profunda—No está tan lejos de acá, jovencitas, deben seguir recto por allá unas 8 cuadras aproximadamente y luego doblan y siguen recto a la derecha. Pueden seguir preguntando mientras avanzan.

Entendido, ¡muchas gracias!

Ambos ancianos asintieron y siguieron con su camino, doblando hacia el centro de la plaza.

La nieve ha bajado un poco, ya no hace tanto frío. —comentó Mirabelle.

Somos afortunadas. —prosiguió Glory. —¿Entonces vamos?

—Por supuesto. Debemos alejarnos lo más posible de Grace of God.

Las jóvenes emprendieron rumbo hacia donde los abuelos le habían indicado.

La noche anterior se habían adentrado bastante en las inmensas profundidades de la gran ciudad. Pero eso no las libraba de poder ser atrapadas. En su ventaja tenían el hecho de que rara vez las monjas del Grace of God salían del recinto y de que, quizás con el tiempo se olvidarían de ellas.

Necesitaban encontrar un lugar donde refugiarse… mientras caminaban miraban curiosas hacia todas las direcciones posibles, incluso se pasmaban al ver caballos de tantos variados colores marchar por las calles y de ver tanta gente caminar. Se sorprendían de la gran cantidad de persona que ahí había. Todas sus vidas allí encerradas… incluso podrían haber enloquecido. Se sentían privilegiadas de haber escapado de allí a salvo. No querían jamás volver y menos con la horrorosa tragedia que debió sufrir Glory quien había quedado traumatizada de por vida.

Gracias a la astucia de Mirabelle, Glory podría quizás correr una mejor suerte lejos de esas aberraciones. Mirabelle sabía que sólo tenía que luchar por ella para hacerla feliz, que debía de sacrificarse incluso por ella.

Las tripas de Glory sonaron y se avergonzó enormemente cuando la mirada de Mirabelle se posó sobre ella.

Escuché eso. —indicó la pelirroja, quien le miró con preocupación. Desde la noche anterior no habían comido nada y Glory quien era muy enfermiza podría sentirse mal.

No te preocupes… —murmuró apenada—No tenemos mucho dinero...

—¡No digas eso! —exclamó molesta—El dinero es para nosotras. Lo usaremos para comer si es necesario, no dejaré que enfermes.

Mirabelle la agarró de la mano y la encaminó en un santiamén a un puesto de comida que habían encontrado. Una panadería.

Espérame aquí. —Ordenó.

Glory asintió culposa. No quería gastar los pocos ahorros que tenían. No quería ser una carga para Mirabelle.  

Mirabelle entró a la tienda y luego de un cierto tiempo salió con una bolsa en las manos, había comprado unos panes.

No es mucho, pero con esto ya no tendrás más hambre. —aseguró.

Glory se alegró ante el gesto y en sus ojos azulinos de largas pestañas no pudo evitar expresar suma ternura hacia su compañera.

Gracias…

Mirabelle le regaló un beso en la mejilla y al separarse le acarició con cuidado los rubios cabellos.

Está muy sedoso—comentó mientras miraba fijamente a los ojos de Glory como envolviéndolos—Debemos seguir adelante. Nos queda poco.

Le entregó la bolsa y Glory sacó el pedazo de pan, al probarlo se impresionó al comprobar su sabor dulce.

¿Cómo conocías de estos? —preguntó asombrada.

—¿Hm? Es sólo pan. —indicó, mientras se acercaba a la bolsa en las manos de Glory. Miró dentro.

—¡Pero es dulce como un pastel! —exclamó emocionada.

—¿De verdad?

—¡Pruébalo! ¡Está delicioso! Vamos Mirabelle, prueba, prueba.  —Le entregó la bolsa. Mirabelle la acercó y sacó uno.Lo probó.

—¡Ohm! ¡Está muy rico! ¡y es cierto! ¡Es dulce!

—Entonces… el señor de la tienda se ha equivocado al poner el pan —sonrió Glory—. ¡Tienes mucha suerte, Belle! Estos panes seguramente cuestan una fortuna…

—La suertuda eres tú, tú tenías hambre y me hiciste venir aquí. Eres un ángel…

La rodeó con su brazo y posó su mano sobre su hombro. Le oprimió contra ella con afecto.

Encontraremos a esa señora.

—Lo haremos. —Glory apegó su pequeña cabecita en el pecho de Mirabelle —Te quiero Belle…

—Yo también Glory… 

 

Notas finales:

Gracias por leer :)


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