Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Oblígame por MugiKore

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

EEEEEEEEEEEEH ... Sí. Hola, he vuelto. 

Lo siento si alguien ha esperado esto, aunque... Bueno, en realidad me muevo por ¿inspiración podemos llamar a esto? En fín, que no me sale esto si es forzado y llevaba un tiempo forzándome demasiado en todo (:

Así que... Bueno, despues de trabajar en ello, parece que (no voy a hablar muy alto) ¡AQUI ESTOY DE NUEVO!

Si alguien lee esto, de corazón espero que disfrutes tanto como yo he disfrutado escribiendo.

Graciasgraciasgracias

Spoiler: ¡¡LEMONNNNNNNNNNN!!!!

-Oye Zoro, ¿Estás seguro de que no te pasa nada? –Preguntó curiosa la navegante. –No paras de dar vueltas.

-Ya te he dicho que no es nada ¿Es que no piensas dejarme en paz? No eres más que una chismosa. –Respondió.

-¡Pues prefiero ser una chismosa que un malhumorado que no sabe ser amable ni con sus propios nakamas! –Gritó enfadada la pelirroja.

Las palabras de Zoro no solían importarle, pero llevaba unos días observando al espadachín y al cocinero y sabía que pasaba algo entre esos dos. Normalmente intentaba saber qué sucedía ya que nada pasaba en el barco sin que ella lo supiese. Sin embargo, esta vez había decidido mantenerse al margen. Por eso esta vez las palabras del peliverde de verdad la habían cabreado.

-Joder, no sé para qué abro la boca.

-Pues tienes razón. Mira no sé qué pasará entre Sanji y tú. –Zoro se sorprendió ante las palabras de Nami. –Lo que sí que sé es que lleva un tiempo sucediendo algo y aunque no YO NO TENGO NINGÚN INTERÉS EN ENTROMETERME, –Dijo esto en un tono más alto. –No quiero ver sufrir a Sanji. Puede que no siempre le valore como merece, pero es mi amigo.

-No es mi intención hacer sufrir al cejas rizadas. –Dijo de pronto el moreno dejando a la navegante sorprendida. –Sigo pensando que eres una entrometida, pero esta noche tengo una reunión muy importante con ese estúpido y créeme que soy muy consciente de lo que puedo perder si la cago.

-Una reunión ¿eh? –Añadió la navegante suavizando el tono que había usado anteriormente.

-¡Ya estás cotilleando! –Gritó el espadachín malhumorado de nuevo.

Una carcajada le hizo dirigir su mirada a una Nami sonriente. –Era una broma. Mira, sea lo que sea que esté pasando entre vosotros… Tú también eres mi nakama. Y tampoco quiero que sufras. –Al decir estas palabras Zoro se sorprendió. Esto hizo que la navegante se sonrojase un poco. No solía mostrar sus emociones ante los demás, pero… ¿Delante del peliverde? Jamás lo habría imaginado. –Suerte esta noche. –Dijo finalmente dando una palmada en la espalda del otro y alejándose.

Después de unos segundos digiriendo las palabras que acababa de escuchar, el mayor volvió en sí. –Oi, chismosa. –La llamó haciendo que la mujer se girase. –Gracias. –Dijo con una sonrisa de medio lado. –Me caes mejor cuando no te entrometes en los asuntos ajenos.

-Cállate idiota. Estoy segura de que me acabaré enterando de todo. –Sentenció imitando una cara diabólica antes de irse del todo.

-Chst. –Un escalofrío recorrió el cuerpo del peliverde. –Maldita loca…

 

 

-Mira, marimo… Yo… Esto… ¡Joder! Yo siento… Yo creo… Mierda parezco gilipollas.

-¿Ensayando algo cocinero-san?

-Mierda Robin. –Dijo el rubio dando un brinco. –Casi me matas del susto. -¿Qué haces en la `puerta de mi habitación? –Preguntó al darse cuenta de la invasión de intimidad que acababa de sufrir.

-Fufufufufu. –Como si le leyese el pensamiento añadió. –Tenías la puerta abierta y llevaba tiempo escuchándote maljurar. -¿Hay algo que te inquiete?

-El calor subio ligeramente a las mejillas del rubio. –Esta noche he quedado. –Comenzó sin intentar ocultar lo que pasaba a su nakama. Sabía de sobra que la morena se enteraría con su ayuda o sin ella de lo que pasaba. –Con el cactus parlante.

-Antes de que la arqueóloga pudiese añadir algo, Sanji se apresuró a continuar hablando. –Y no. No tengo intención de hablar del reino de Germa. –Dijo serio.

-Robin sonrió. –Está claro que ahora tienes otras prioridades. Hay cosas más importantes que aclarar primero.

-Exacto. –Apenas fue consciente de que había confesado sus intenciones a su compañera. –Mierda Robin, ¿Desde cuándo lo sabes?

-La otra sólo ensanchó su sonrisa. –Espero que pases una buena noche. –Dijo despidiéndose mientras salía de la habitación de sus nakamas, pero paró en seco y se dio la vuelta. –Pero, sabes que antes o después se enterará. Y tal vez debería ser por ti. –De nuevo esa expresión seria en la cara de la morena.

Sanji ni siquiera respondió. No podía ni quería que su pasado ocupase ahora su mente. Necesitaba concentrarse en lo que quería decir. –Verás alga parlante… Yo… Hace tiempo que sospecho… No. Hace tiempo que sé…

 

 

Al dirigir por enésima vez sus ojos al reloj de la plaza vio que eran las 10:05. Quedaban apenas diez minutos para su encuentro con el peliverde y apenas recordaba lo que había ensayado. Se dirigió con lentitud hacia el claro del bosque donde había quedado con su nakama. Una vez allí, se dio cuenta de que Zoro aún no estaba así que sacó un cigarro. Se inclinó sin llegar a tumbarse en una de las rocas que había junto al río y se lo encendió. Tras una larga calada, exhaló el humo observando cada forma que éste dibujaba en el aire. Estaba tan concentrado en eso que apenas notó que ya no estaba sólo.

-¿Te diviertes? –La voz ronca de su compañero le hizo estremecer.

-Te estaba esperando idiota, pensé que no ibas a venir y que me estabas tomando el pelo. –Dijo exagerando. En realidad ni se le había pasado por la cabeza que su compañero le hiciese algo así. ¿Desde cuando confiaba tanto en Zoro?

-Aquí estoy. Y he traído provisiones. –Dijo sacando dos botellas de sake de una mochila que traía con él.

-Dijiste que no querías que el alcohol hablase por ti. –El rubio estaba nervioso. Mucho. Y estaba luchando para que el contrario no se diese cuenta.

-Lo sé, la otra es para después. Por si hay algo que celebrar tras nuestro encuentro. –El peliverde sonrió de lado y Sanji pensó en lo sexy que era su sonrisa.

-Oi, marimo… Yo… -Sanji necesitaba soltarlo ya, pero el espadachín le interrumpió.

-Bebe. –Dijo ofreciéndole la botella. –Creo que primero deberías estar cómodo. –Dijo haciendo que el cocinero se avergonzase un poco porque había sido descubierto.

- ¿Tanto se nota que estoy nervioso? -Soltó una carcajada y bebió un largo trago dejando que el licor calentase todo su interior.

Zoro hizo lo mismo. Y después volvió a beber. Y un tercer trago.

-Joder. Vas a acabar borracho antes de que den las 11. –Entonces se dio cuenta de que no era el único que estaba nervioso. Su compañero llevaba tiempo pensando cómo empezar a hablar.

-Sanji. –Dijo haciendo que el otro notase una punzada en su estómago por escuchar su nombre.  –Necesito saber qué está pasando. Estoy volviéndome loco.  –Dijo finalmente. -Para entonces Sanji había comenzado a beber con más prisa, pero Zoro agarró la botella y bebió varios segundos sin parar.

-Yo… No… Yo he estado mucho, mucho tiempo pensando qué decirte y… Pensando en qué demonios me está pasando contigo y… Joder marimo, deja de beber. Necesito que estés sereno para esto. –Agarró con su mano el mentón de Zoro obligando a mirarle.

-¿Te avergüenzas de lo que pasó? –Preguntó el espadachín sintiéndose aliviado por soltar por fin lo que llevaba tiempo rondando en su cabeza.

- ¿Qué? - Aunque la botella estaba ahora en las manos del mayor, notó como sus manos temblaban. -¿Por qué iba a avergonzarme? No hemos hecho nada malo.

-Aquellas palabras le tranquilizaron mucho más de lo que podía admitir. - Pensé que tras lo ocurrido entrarías en pánico. Sé que no te gustan los hombres y…

-Le interrumpió. -¿Qué te hace pensar que no? Oí, sé que soy un mujeriego. Sé que a veces incluso demasiado… - Dijo esto en voz baja, más para sí mismo. - Pero eso no significa que no pueda sentirme atraído por un hombre. ¿Tan cerrado pensabas que era? -Dijo fingiendo molestia.

El mayor ignoro eso último. - ¿Eso es lo que sientes? ¿Atracción? 

-Yo… Joder esto es nuevo para mí, mierda, quiero encontrar las palabras adecuadas.

-Mira ero-cook -El espadachín se puso serio. – Sé que hace tiempo cambié mi comportamiento contigo, pero al ver que tú respondías… Al principio pensaba que sólo querías pelear más o que te aburrías, pero todo se fue volviendo más intenso y… Joder, cada vez era más difícil estar contigo y fingir que todo estaba igual que siempre. Por eso empecé a buscarte cada vez más. No quiero hacer nada que mande a la mierda esto y… Mierda tengo pánico de que realmente esté todo en mi cabeza.

-La cabeza de Sanji iba a mil por hora. Quería con todas sus fuerzas poder poner nombre a todo lo que estaba sintiendo, pero apenas podía articular palabra. -Cu-cuando -Tragó saliva. -Cuando tú absorbiste… Cuando Kuma…

-El espadachín sabía muy bien a qué momento se refería. -Siento haberte noqueado. -Dijo mirando al suelo.

-El otro continuó como si no hubiese escuchado la disculpa. -Tú casi… Mierda parezco un idiota, joder. -Encendió un cigarrillo y dio una larga calada antes de continuar hablando. -Los siguientes días, guardando el secreto, viéndote en la enfermería debatiéndote entre la vida y la muerte después de desplomarte… Joder. -El mero hecho de pensar lo que podía haber pasado hizo que un escalofrío recorriese todo su cuerpo. -Incluso cuando mejoraste, no sabía por qué me había afectado tanto, pero lo hizo así que intenté evitarte.

- El peliverde recordaba aquella época en la que Sanji apenas se acercaba a él, pero prefirió no interrumpir.

- Después nos separamos durante dos años y dios sabe cuánto me arrepentí de no haber podido disfrutar más de nuestras peleas y discusiones, de estar contigo en general… Así que, cuando volvimos a encontrarnos intenté que todo volviese a la normalidad.

- ¿Me echaste de menos? - Preguntó Zoro divertido intentando que su compañero se relajase a ver como su cigarro temblaba.

- Sí, cada día durante esos dos años. -Respondió tajante mirándole a los ojos.

- No esperaba esa respuesta. -Estaba perplejo ante la sinceridad del otro.

- Lo sé, durante mucho tiempo yo tampoco lo supe identificar, pero meses después de volver a encontrarnos… No sé. Simplemente ya no era capaz de evitarte o de hacer como si nada. Ni siquiera estaba seguro de lo que hacía ni de lo que pensabas tú. Creía que me odiabas… Pero de pronto, noté como no parabas de buscar cualquier excusa para acercarte a mí. Y aunque intenté no dejarme llevar, fue imposible. -Confesó. 

Tras unos segundos el peliverde se acercó al rubio hasta quedar a unos centímetros, pero intentando que el otro no se sintiese invadido. -Sanji. –Ahí estaba, llamándole por su nombre otra vez. Su mano tocó la mejilla del contrario. -Joder, ojalá lo hubiese sabido antes. Llevo tanto tiempo guardando lo que siento que ni siquiera me creo lo que está pasando. 

-Las palabras del espadachín y el alcohol ingerido habían comenzado a hacer efecto. El rubio se acercó sin pudor alguno acortando la distancia que les separaba y le besó. El beso fue rápidamente correspondido y no tardó en hacerse más íntimo y necesitado. El latido de sus corazones era lo único que llenaba aquel lugar, junto al sonido del río que tenían justo al lado. Poco a poco el beso fue subiendo de tono. Sus lenguas se encontraban una y otra vez y el calor empezaba a invadirlos. Sanji llevó una de sus manos hacia la camisa del peliverde y la metió por debajo de la prenda, notando al instante como el cuerpo que acababa de tocar se estremecía con su caricia. Notaba como el calor le invadía hasta el punto de ser insoportable.

-Espera, espera. –Le paró el mayor.

-¿En serio? Por favor no me hagas esto… -¿Una súplica de nuevo? ¿Tan desesperado y deseoso estaba de ese estúpido cactus que ahora suplicaba buscando su afecto?

Zoro tuvo que hacer uso de toda su fuerza para no dejarse llevar por la imagen que tenía delante. -Creo que es el alcohol el que habla ahora cejillas. -Dijo poniendo una mano en su pecho frenándole.

-Acabo de decirte que siento algo por ti desde hace años y por lo que he percibido tras nuestros últimos encuentros soy correspondido, ¿Crees que mis ganas de ir más allá de los besos se deben al sake? Joder marimo, donde está el rudo idiota que siempre hace lo que quiere sin importarle las consecuencias.

- Zoro le agarró del brazo atrayéndolo hacia él con fuerza y le abrazó. -Esta vez sí me importan las consecuencias, estúpido. -Susurró. - Mierda, ¿Te haces una idea de cuánto tiempo he estado negando y evitando lo que sentía por ti? Pensaba que no volverías a mirarme si te enterabas. -Esta vez cogió la botella y bebió hasta terminar la última gota de licor. Cogió aire con lentitud, como cuando te mareas y necesitas recuperar el aliento.

- Eh, para, idiota, te la has terminado. –Dijo sin importarle realmente. Después, volvió a acercarse y esta vez fue él quien inició el abrazo. –Lo siento. –Susurró.

- ¿Qué estás diciendo?

- Siento haber tardado tanto y siento mucho todo lo que te he hecho sufrir. –Recordó cada noche acompañado de un amante diferente cada vez que se quedaban un tiempo en tierra y su estómago comenzó a dolerle.

- Bueno, tal vez si yo hubiese decidido hablarte en vez de discutir sin parar… O tal vez debería haberme enfrentado a Kuma mucho antes. –Dijo soltando una carcajada.

-Gilipollas. –Dijo Sanji antes de unirse también con su risa.

Aún manteniendo la posición del abrazo Sanji decidió que ahora sí que se habían dicho todo lo que llevaban guardado y volvió a acercar su boca a la de Zoro que obviamente, no protestó.

El beso esta vez fue largo y lleno de sentimientos encontrados. El peliverde le sujetó fuertemente por la cintura mientras se tumbaba haciéndole quedar encima. El cocinero sonrió y volvió a besarle necesitado de más.

Pronto comenzó a mover la pelvis de forma inconsciente buscando el roce con su compañero que se unió al ritmo del primero sintiendo como algo en su pantalón empezaba a crecer.

- ¿Es tu primera vez con un hombre? –Preguntó el espadachín.

-No. –Dijo simple el rubio.

El mayor sonrió pensando en cuantas sorpresas le quedaban aún por descubrir de su nakama y se acercó con ansias al cuello del más delgado. Lo saboreó y besó con cuidado para no dejar marcas en esa piel que parecía ser de porcelana.

Succionó con fuerza y pudo notar como un escalofrío recorría el cuerpo de su compañero que tenía las mejillas teñidas de rojo por el último beso. Acercó su mano al pantalón del contrario y desabrochó el cinturón para segundos después introducir su mano por dentro del calzoncillo. Rozó la punta de la erección con su dedo índice notando que tenía líquido preseminal.

Sanji, por su parte se movió provocando que aquel contacto fuera a más. Al ver que eso no era suficiente introdujo sus manos en la camisa de su compañero y uno a uno fue desabrochando los botones lentamente, mientras seguía moviendo su cadera de un lado a otro provocando respiraciones entrecortadas a su nakama. Cuando terminó con el último botón, la abrió dejando al descubierto el torso de Zoro.

Se tomó unos segundos para deleitarse con la imagen que el marimo le ofrecía y tras unos segundos, la excitación volvió a dominarle y comenzó a besar cada parte del cuerpo que tenía delante. Cuando llegó a los pezones se tomó su tiempo para disfrutar de ellos. Primero, besando la zona con suavidad, después pasando su lengua por cada uno de ellos y finalmente succionando sin mucha ligereza mientras cada vez sus movimientos de pelvis eran más y más rápidos. Notaba desde hacía un rato como el pene de su compañero también estaba duro y deseaba con todas sus fuerzas poder sentirlo sin la ropa.

 

Zoro apenas podía pensar. Intentaba no ser demasiado brusco con el otro, pero no le estaba resultando fácil. Cuando notó como succionaba sus pezones un pequeño gemido escapó de sus labios y supo que era la hora de contraatacar. Se levantó quedando a la altura del rubio y lo sentó sobre él, bajó ligeramente el pantalón de éste dejando a la vista el erecto falo blanco que pedía a gritos atención, así que comenzó a acariciarlo con lentitud.

-Joder, Zoro… -Gimió el rubio.

Esto excitó mucho al espadachín que no tardó en volver a succionar el cuello del contrario con algo más de brusquedad que antes. Bajó por las clavículas sin dejar una zona inexplorada. Al igual que había hecho antes Sanji, se tomó su tiempo al llegar a los pezones jugueteando con ellos. Estaba tan excitado que no se dio cuenta de que había mordido uno de ellos hasta que el rubio volvió a gemir esta vez con más fuerza.

-Así que, ¿Esto te gusta? –Preguntó junto a sus labios.

-Cállate joder. –Respondió mientras le besaba desesperado porque ese contacto no acabase nunca.

 

Sanji volvió a restregarse contra el bulto de la entrepierna del espadachín con movimientos rápidos y éste se mordió el labio, sin poder disimular como el calentón se iba apoderando de él.

-Déjate de juegos marimo. –Dijo en su oreja provocando otro escalofrío. Empujó su pecho hasta que volvió a tumbarlo y esta vez se dirigió sin dudar a su pantalón. Dio gracias al cielo por no tener que quitar ningún cinturón porque sus manos temblaban presas de la mezcla de excitación y nerviosismo que ahora mismo sentía. Bajó los pantalones del contrario y antes de que Zoro pudiese decir nada, se acercó al pene que se alzaba ante él y lamió con suavidad la punta.

Un gruñido escapó de la boca del peliverde. –Ni en mis mejores sueños húmedos podría imaginarme esto, joder. –Dijo

El rubio sonrió triunfante ante tal confesión y siguió lamiendo poco a poco la punta hasta que lo introdujo de lleno en su boca. Comenzó a subir y bajar, al principio lento, pero después más y más rápido.

Escuchaba los gemidos entrecortados del otro y eso lo excitaba aún más así que se sacó el erecto miembro de su boca y se tumbó encima del espadachín mientras con su mano agarraba los dos falos a punto de explotar y comenzaba a masturbarlos. El ritmo fue aumentando, los gemidos de ambos se entrelazaban.

 

Zoro tomó el relevo de su nakama y esta vez fue el quien llevó el ritmo de la masturbación. Comenzó algo lento, pero pronto aumentó la velocidad mientras mordía con cuidado el cuello del contrario. Sus labios se buscaron con ansias. De nuevo un beso lleno de pasión, de deseo. Mordió su labio inferior sintiendo que estaba llegando a su límite.

-Mierda, voy a-a correrme… Sanji. –Dijo entre pequeños gemidos.

-Dios, como me pone que digas mi nombre. ¡Ah! ¡Joder Zoro! –Gritó al notar que llegaba al clímax manchándose él y a su compañero por completo.

Segundos después el peliverde también llegó al orgasmo con el mismo resultado.

El silencio volvió a reinar en aquel bonito lugar después de unos minutos en los que ambos pudieron recuperar su respiración tranquila.

Sanji se levantó y se dirigió al río para limpiarse. Zoro no se levantó, así que el rubio cogió un pañuelo de su bolsillo y tras mojarlo se lo pasó a su compañero para que también se limpiase el rastro de manchas de semen que llenaban su abdomen. Al incorporarse para poder limpiarse mejor, sintió una punzada de dolor en el costado que casi le hace caer.

-Oí, ¿Estás bien? ¿Qué pasa? –Preocupado se acercó hasta el peliverde y vio cómo una mancha de sangre comenzaba a formarse en las vendas que espadachín llevaba tapando el costado herido en la batalla hacía apenas 48 horas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).