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por aisaka-san

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Llego a casa pensativo, arrastraba los pies desganado después de cruzar la puerta, pensando en las palabras y el beso de Valt en su mejilla.

 

—No, eso no está bien —dijo en voz baja, aunque no había nadie en casa el mismo temía escuchar sus propias palabras— Valt… no me besó.

 

Sus manos temblaban pero no era de miedo, su estómago se revolvía pero no era por asco, solo estaba confundido.

 

—¿Porque… no se sintió mal? Somos hombres, ¿debería de sentirme así? Tonto Valt, se supone que deberías de besar a las chicas.

 

Dijo reprochando las acciones del menor, negando absurdamente sus propios sentimientos, no quería siquiera pensar en lo agradable que fue sentir los labios del menor, que su corazón latió como loco cuando Valt dijo esas palabras, esas condenadas palabras.

 

“Me gustas… desde hace tiempo”

 

—No ¡Basta!

 

Gritó intentando escapar del recuerdo, corrió a su habitación y se metió en el baño a darse una ducha tibia para calmar su mente; por un momento lo logró pero de nuevo venía esa cálida sensación a su pecho de la cual se repetía así mismo que estaba mal. Se puso la pijama y bajo a cenar cualquier cosa que estuviera lista en el refrigerador, luego subió de nueva cuenta a su habitación donde intento dormir esa noche sin conseguir buenos resultados.

 

Con apenas tres horas de sueño despertó y repitió su rutina diaria para ir a la escuela solo que alargando los tiempos que llevaban cada una de sus acciones para que se le hiciera tarde. Se detuvo a mirar muchos de los aparadores de las tiendas que ya habían abierto antes de las clases para hacer más tiempo, cuando noto que incluso llegaría mucho más tarde que Valt decidió que era momento para entrar a la escuela.

 

Entro y como pensó ya todos estaban en el aula, se sintió un poco raro ser el último en llegar antes de la profesora. Se sentó sin querer mirar a nadie, sin embargo noto que Valt a su lado tenía todas las intenciones de saludarlo pero en ese momento la profesora fue más oportuna que nunca al entrar y callar el bullicio del grupo.

 

No quería que la hora del almuerzo llegara pero el tiempo durante las clases se fue volando, cuando menos lo noto el timbre sonó dando lugar al descanso.

 

—Shu… —dijo Valt desde su asiento, queriendo llamar la atención del albino— Oye.

 

Más el de ojos rojos no quería voltear a verlo, solo siguió escribiendo en su libreta como si nada, Valt sabía que Shu a veces se centraba demasiado en las cosas relacionadas a la escuela así que se paró de su asiento y se acercó al del albino.

 

—Respecto a lo de ayer… —comenzó la conversación que Shu no quería tener, este dejó de escribir— Yo… quiero decir que no deje de pensar en eso, perdón por haber sido tan impulsiva pero no me arrepiento —dijo con un ligero sonrojo acompañado de una sonrisa tímida.

 

“Yo tampoco” pensó inconscientemente el albino, sorprendido por sus propios pensamientos cerró su cuaderno y lo guardó en su mochila antes de salir del salón sin responder nada al menor. Este lo miró con ojos de preocupación y con el corazón ligeramente adolorido a su indiferencia.

 

El de ojos rojos camino por el pasillo sin mirar hacia donde iba lo cual provocó que naturalmente chocara con alguien.

 

—Oye, ¿porque no te fijas…? —dijo el rubio cuando sintió un impacto provenir desde su espalda, cuando volteo y vio que se trataba de Shu se calmó— Ah, solo eres tu Shu…

 

Saludo de la manera en la que siempre lo hacia, el albino lo miró disculpándose por su torpe acción.

 

—No te preocupes, ¿Vas a almorzar? Yo también.

 

Dijo efusivo sin esperar respuesta, caminaron juntos hasta el patio de la escuela donde sacaron sus respectivos almuerzos y comenzaron a comer en un silencio que poco duró, pues los pensamientos del albino eran más fuertes.

 

—¿No crees que es raro? —preguntó de la nada, Rantaro lo miro un poco sorprendido pues él casi nunca solía comenzar una conversación.

 

—¿Raro que? —preguntó con simpleza llevandose a la boca otra bola de arroz.

 

—Que Valt piense que es una chica, es raro ¿no? —preguntó sin tocar demasiado su comida, el rubio cerró los ojos pensativo sobre la pregunta.

 

—Bueno… creo que al principio era raro pero despues todo volvio a ser normal —dijo despreocupado, Shu lo miró como si estuviera loco.

 

—¿Cómo que es normal? —preguntó al rubio quien no dejaba de comer, como si eso fuera lo más importante en ese momento.

 

—Pues… ya sabes, Valt sigue siendo la misma persona, torpe, tonto, extrovertido, alegre, ingenuo… ¿ya dije torpe? —preguntó con seriedad, Shu suspiro al no encontrar la respuesta que quería escuchar.

 

—Pero sigue pensando que es mujer —dijo con decepción en la voz.

 

—¿Y qué? Al final de cuentas sigue siendo igual que siempre ¿o me equivoco?

 

Finalizó con esa pregunta la conversación sin pensarlo pues el albino no sabía cómo replicar, siguió comiendo como pudo el almuerzo que se había preparado. Cuando terminaron se levanto y miro a Kiyama quien leía despreocupado una de sus revistas.

 

—¿Puedo pedirte un favor? —preguntó al rubio quien dejó de lado su lectura para mirarlo intrigado— ¿Podrías cuidar a Valt por hoy? Tengo algo importante que hacer.

 

El rubio aceptó con un simple “De acuerdo”, Shu por su lado regresó a su salón y al terminar las clases sin despedirse de Valt se fue hacia el parque para despejar su mente.

 

No había nadie a simple vista, se acercó a la arena y entrenó un poco distrayéndose en el proceso aunque no funcionó por mucho tiempo, aun seguía atormentandose sin razones.

 

—¿Confundido? —preguntó una voz detrás suyo, miró a Wakiya quien lo observaba con su sonrisa orgullosa de siempre.

 

Lo miró sin saber qué hacía ahí, se supone que debería estar con los demás en el club. Wakiya se acercó a una banca cercana y lo invitó a sentarse; sin ver que podría perder fue con el rubio 

 

—Hace mucho que no entrenas ¿cierto? —preguntó el rubio, el albino se alzó de hombros.

 

—Supongo que si, desde el día del accidente —contestó con la voz apagada, Wakiya cruzó los brazos.

 

—Si, que loco fue ese día —dijo con tono divertido, Shu por su parte suspiró cansado— ¿Sucede algo?

 

—De hecho… si, últimamente algo no me deja en paz —dijo Shu decaído, quizás si se abría más con alguien podría hallar una solución.

 

—Bien, si quieres puedes decirmelo.

 

Shu lo miró, aún inseguro de hablar al respecto pero vio que ya no tenía opción. Inhaló y exhalo dándose algo de calma.

 

—¿Un chico… puede enamorarse de otro? —preguntó en voz baja, espero la respuesta de Murasaki, seguro se reiría de sus preguntas tan estupidas y le diría que no burlándose de sus bobas ideas. Más la respuesta del rubio fue muy diferente a la que imagino.

 

—Creo que es posible —dijo calmado, Shu lo miró incrédulo.

 

—¿De verdad? —preguntó a lo que Wakiya asintió— Es que… alguien se me confesó.

 

—¿Se trata de Valt?

 

—¿Cómo lo sabes? —preguntó alterado al rubio y este desvió la mirada.

 

—Digamos que Nika me dijo algo sobre eso… En fin, continúa —dijo Murasaki intentando regresar el rol del hablante a Shu, este sin replicar mucho lo hizo.

 

—Ayer Valt se me declaró e incluso me dio un beso —dijo consternado, Wakiya no lo interrumpió— Eso me confundió mucho, se que Valt piensa que es una chica y toda la cosa pero eso debe tener un límite ¿no? Él no puede enamorarse de mi, soy su mejor amigo ¡Somos hombres!

 

—¿Y te gustó? —preguntó Wakiya de repente, Shu lo miró confundido.

 

—¿Qué?

 

—Que si te gustó el beso, ¿estuvo mal?

 

—¡¿A quién le importa si me gusto?! Estamos hablando de que Valt está haciendo algo malo, podría arrepentirse de esto después —dijo levantándose de su asiento, Wakiya también lo hizo.

 

—A ti te importa, por eso estas tan alterado —dijo Wakiya con el tono de voz menos elocuente de su repertorio— Contesta la pregunta, ¿te gustó?

 

—Eso no tiene relevancia…

 

—¿Fue cálido?

 

—De cualquier modo Valt es mi mejor amigo…

 

—¡Deja de evitarlo!

 

—Maldición ¡Si!

 

Grito lo más fuerte que pudo, dejó un silencio tenso en el ambiente. Se dejó caer de rodillas en el suelo mientras se llevaba las manos a la cabeza, Wakiya lo miró con una extraña expresión comprensiva, se acercó lentamente a él.

 

—Pero no es correcto, Valt es…

 

—Valt es Valt, él nunca cambiará por más tiempo o golpes que pasen —dijo Murasaki al albino— Pero recuerda que debes ser sincero contigo mismo para que puedas ser sincero con Valt, solo tú puedes responder las preguntas que te atormentan. ¿A ti te interesa que Valt sea un chico? ¿Qué ahora piense como chica? ¿Qué sea tu mejor amigo? Si quieres saber mi opinión aquí la tienes, Valt es nuestro amigo, es una persona impulsiva, juguetona, distraída, torpe y el más sincero de los amigos. Quizás no lo hayas notado pero Valt no ha cambiado mucho, bueno a veces se ve más adorable de lo normal — dijo lo último riendo un poco— Pero aun así sigue siendo Valt, la persona que nos juntó a todos en un club sin que nos pudiéramos negar, la persona que escaló a nivel mundial y ganó el campeonato mundial, podría darte una paliza ahora mismo si lo quisiera ¿sabes?

 

—¿Cuál es tu punto? —preguntó Shu cansado.

 

—Que Valt sigue siendo la misma persona que conocí hace un año, cada vez que te mira sigue teniendo ese brillo en los ojos y que te admira a pesar de todo lo que haya sucedido. Entonces ¿qué cambió? Yo creo que Valt solo pudo darse cuenta de algo que antes no y que tú te niegas a ver, los dos son como imanes.

 

Se levantó del suelo, estiró un poco la espalda y volteo a mirarlo por última vez.

 

—Ambos son igual de especiales el uno para el otro, o al menos eso es lo que pienso.

 

Se despidió y tan misterioso como llegó se fue, el albino se quedó en su lugar un rato más, luego regreso a casa donde decidió que lo mejor para todos era rechazar a Valt, aunque no sabía muy bien cómo debía hacerlo.

 

El día siguiente había llegado, seguro de su decisión llegó a la escuela esperando a que llegara el de cabello azul. El tiempo transcurría pero no llegaba, se estaba poniendo nervioso de que tal vez no fuera ese día más se calmó cuando lo vio pasar por la puerta.

 

Seguía llevando el mismo atuendo que usaba desde que sucedió el golpe, en cambio en su rostro no había una sonrisa, parecía apagado.

 

—Hola Valt —saludó al menor, cosa extraña en él incluso en los días normales, el menor solo alzó la mano saludándolo en silencio.

 

Quería hablar con Valt al terminar las clases para tener más tiempo así que no le dijo nada más, hizo los deberes de clases de manera cotidiana. 

 

Finalmente el momento había llegado cuando escucho el ultimo timbre, esperó a que todos los demás tomaran sus cosas y salieran del salón, cuando vio que Valt estaba a punto de hacer lo mismo lo tomó de la muñeca negando con la cabeza para que captará su mensaje; el menor acató su petición y también espero sentado en su lugar.

 

Cuando ya no había nadie más que ellos dos, se levantó y miró a los pasillos asegurándose de que no hubiera nadie husmeando, luego cerró la puerta tras él y se dirigió a Valt.

 

—Vas a rechazarme, ¿no es cierto?

 

Preguntó con la voz un tanto apagada, él se sorprendió.

 

—No te culpo, soy bastante impulsiva para que me tomen en serio y tú eres muy calmado, se que no te gusta eso en las personas —Tomó un poco de aire antes de continuar— Quizás si algún día me calmo así pueda tener una oportunidad, no contigo por supuesto 

 

Rió un poco.

 

—Además que la ropa que uso es demasiado floja y vaga, debería usar algo más ajustado. Pero no te sientas mal por mí ni nada de eso, entiendo que tú quieras tener a alguien más reservada y madura, no a una niña torpe como yo.

 

Soltó una última risa dolorosa, Shu no había dicho nada desde que empezó así que lo miro con preocupación.

 

—Ah bueno, quizás si me dejo crecer el cabello y me lo plancho le guste a más chicos —Bromeó un poco intentando bajar la tensión— ¿Sabes? Tal vez así hasta podría gustarle a Free, él es muy apuesto.

 

Nuevamente soltó una risa fingida, odiaba admitir que no se le daban tan bien.

 

—No es cierto —Miró a Shu quien aun seguía sin decir nada, suspiro derrotado y tomó su mochila— Creo… que es mejor que me vaya.

 

Camino mirando una última vez a Shu, las lágrimas querían escapar de sus ojos pero no le causaría más molestias a Shu así que las contuvo lo más que pudo hasta salir del salón.

 

Pero antes de lograrlo unos brazos lo envolvieron por la espalda. Se hallaba en tal estado de confusión que no pudo preguntar qué sucedía.

 

—No lo hagas —susurró Shu detrás suyo— No hay nada de malo contigo, eres… perfecta tal como estas. Jamás desearía que cambiaras por nada ni por nadie, ni siquiera por mi, tú alegría, tú escandalosa voz, los tropiezos, descuidos, inmadurez y expresiones. Todo eso te convierten en quien eres, eres tú Valt. Nunca he conocido a alguien que sea como tú, no le temes a nada y lo das todo por los demás. Tú eres lo que he deseado más, siempre has estado para mí y por eso no me di cuenta antes de lo que importante que eres.

 

El menor comenzó a temblar, las ganas de llorar estaban presentes en su máxima expresión y su mente era un revoltijo sin saber si Shu era sincero o solo se lo decía por pura lástima. El albino le dio la vuelta y dejó caer su mochila en el proceso, ahora lo abrazaba de frente y no se hizo mas del rogar, envolvió sus brazos en la espalda del más alto.

 

“Estoy en aprietos” pensó cuando bajó un poco más el rostro buscando el del menor.

 

“No puedo parar”

 

Fue lo último que cruzó por su cabeza antes de posar sus labios sobre los del más pequeño, Valt muy sorprendido no se apartó y después de un rato correspondió el gesto.

 

“Me está besando, ¡Shu me está besando!” pensó incrédulo, la mente poco a poco comenzó a nublarse.

 

“Esto no está mal, Valt no me importa quién creas que eres, ya entraste en mi corazón” pensó el albino dejándose llevar con plenitud por la sensación, el oxígeno comenzó a faltar  y se vieron obligados a separarse.

 

Ambos se miraron, el brillo en los ojos del contrario mataban a cualquier palabra que pudieran dedicarse. Un nuevo beso entre ambos nació, el cuál se vio interrumpido por un suceso inesperado.

 

Ahora se encontraba de nueva cuenta en la sala de espera, miró el reloj marcar el avance del tiempo con algo de nerviosismo contenido.

 

Los chicos del club ahora mismo se hallaban en la habitacion de Valt, pues tuvo que volver a ser internado después de que el día anterior se desmayó en medio de su beso. Obviamente se preocupó y llamó a la señora Aoi para que lo llevaran al hospital, ahí les dijeron que Valt debía quedarse pero que había despertado después de unas horas y que ya se encontraba de vuelta a la normalidad, no quiso pasar a verlo y aun si quisiera no podria hasta el día siguiente pues la hora de visita había terminado.

 

Y ya estaba ahí, esperando como un tonto a que todos los demás chicos pasarán a platicar con él, quería hacer más tiempo antes de enfrentar al chico. ¿Qué le diría? ¿Lo odiaría por pensar que se aprovechó de su condición? No le dio tiempo de pensar más pues ya todos los chicos habían salido de su cuarto.

 

—Bueno, te toca —dijo Wakiya haciendo el ademán para que pasara, se armó de todo el valor que tenía y camino hacia el lugar.

 

Tocó una vez recibiendo un “adelante” por respuesta, miro al chico quien pareció en primera instancia sorprendido al verlo y luego desvió la mirada avergonzado. Ahí supo que todo estaba bien.

 

—¿Cómo te sientes? —preguntó el albino cerrando la puerta tras de él.

 

—Bi.. bien —dijo aun avergonzado, el albino sonrió y se sentó en la cama cerca suyo.

 

—Ya veo —dijo sonriendo al ver que el chico se sonrojo con su cercanía— Porque ayer me la pase bastante bien con cierta personita, no me gustaría que esos momentos se acabaran.

 

Valt se cubrió la cara con una mano y extendió la otra en un intento inútil de alejarlo.

 

—Yo… Shu, perdón. No se que me paso, no estaba pensado bien lo que hacía y yo… 

 

Dijo lo último dejándose caer en la cama, le dio la espalda aun con la cara roja llena de vergüenza. El albino no dijo nada más, se acostó al lado suyo y lo abrazo.

 

—No dijiste que te arrepentias.

 

Susurro en su oreja, Valt sintió su corazón latir como loco. Shu lo tomó de la barbilla y lo obligó a moverse un poco quedando ambos frente a frente, Valt lo miró notando su rostro lleno de felicidad y apretó lo labios. Nunca diría esas palabras.

 

—Así que… me amas, desde hace tiempo.

 

Ahora sentía su rostro palidecer, había olvidado que dijo eso.

 

—¿Desde cuándo? —preguntó el albino con el rostro sereno, Valt ya no quería hablar más pero sabía que le debía una explicación al mayor así que tragó saliva antes de contestar.

 

—Desde que terminó el torneo nacional.

 

—¡¿Qué?! ¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó Shu muy sorprendido por la respuesta, él había asumido que el menor le diría que esa parte de la historia no era cierta.

 

—Bueno… —desvío la mirada avergonzado— Te vi rechazar a varias chicas muy hermosas antes y me dio miedo, tenía el presentimiento de que mucho menos aceptarías a un chico. Tal vez… por eso cuando creí que era una chica…

 

—Tonto —dijo Shu depositando un pequeño beso en su frente— Solo así te atreviste a confesarte. No te culpo, pero creo a pesar de todo habría terminado aceptando estos sentimientos hacia ti.

 

El albino le sonrió con ternura y se acercó más hacia el menor, este no hizo nada para apartarse pero si se estaba poniendo muy nervioso. Cerró los ojos esperando el contacto que no llegó.

 

—Si quieres que te bese tendrás que pedírmelo —dijo con un tono de voz pícaro, poco característico de él. Valt se sonrojo hasta las nubes.

 

—Besam…

 

Sin dejarlo terminar cumplio con su peticion, un ligero beso aun más significativo que los del día anterior. Shu se recostó por completo y Valt se acurruco en su pecho, el albino acarició los cabellos azules del menor como si se tratara de la más fina de las telas.

 

—¿Quiéres ser mi novio por siempre? —preguntó con voz cálida, Valt enterró su cabeza en el pecho del mayor.

 

—No me preguntes lo que ya sabes —reprocho con la voz tímida, Shu sonrio y beso su cabeza con gentileza.

 


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